Long Island.
Me saqué los zapatos y los deje junto sus tacones.
Me quede un rato más parado, observándola huir y acercarse a las olas antes de que tocarán sus pequeños pies. Daba grititos cuando el agua la alcanzaba por unos centímetros.
-¡Está heladaaa! - Grita.
Sonreí divertido. - ¡Agradece que sea otoño y haga frío. De lo contrario ya te habría lanzado en el agua! -
Su boca cuelga en estupor y luego corre por la orilla levantando arena mojada detrás de ella, alejándose de mí.
-¡Solo si me atrapas chico Punk!-
-¿A dónde vas? - Troto detrás de ella.
No se detiene y su cabello va ondulándose de vuelta por la humedad balanceándose por su espalda. Yo la sigo hipnotizado, la arena mojada por el agua del lago pareciera que me revitaliza con energía.
Ella gira sobre un pie, y es como si la viera en cámara lenta. Su cabello formando un arco, saca la lengua en dirección a mí.., y al girarse completamente, sigue corriendo.
- ¡Eres una bruja! - Corro, la voy alcanzando, sus piernas largas son rápidas pero yo tengo más ventaja.
Estiro la brazos.
-¡Auxilioo! - Grita carcajeándose cuando la atrapó por la cintura y empiezo a girarla. Una y otra vez. Sus pies se elevan.
En este momento desearía que su falda hubiera sido de esas que por un estornudo de Elios se levantará.
(Escuchar música)
https://youtu.be/yoF1LHyDlac
Me sentía todo cálido por dentro, a pesar de solo tener mi camisa de esta tela tan fina con el viento. Puse mi chaqueta encima de sus hombros recordando las películas románticas que veía con mi madre en las largas noches sin poder dormir.
Ella estaba sentada en la arena sin preocuparse por ensuciar su vestido, yo estaba acostado en su regazo sonriendo como un maldito afortunado. Su cabello caí completamente ya en ondas por un lado y me embriagaba el olor a limón. No podía dejar de aspirarlo como un desesperado drogadicto.
Sus ojos grises me miraban sólo a mí, y sus dedos jugaban con mi pelo. Me pregunté... Si se había dado cuenta que estaba completamente bajo su merced. Haría y le diría todo. Eso pensaba.
Tal vez lo sabía...
- Haría todo por ti, no tengo idea de si eso es bueno o malo, pero a la mierda. - Murmura como si leyera mis pensamientos.
-Yo igual, absolutamente todo. Te quiero Annabeth. Mucho, mucho. - A veces las palabras salían tan difícilmente con ella. Pero ahora no, no cuando le decía lo que sentía sin más, y sabiendo lo que ella sentía... O eso era lo que decía.
Qué me quería... Ella me quería más que un amigo. A éste problemático que al bueno e inteligente de Luke Castellan.
Llevo la otra mano y la apoyó sobre mi pecho. Justo encima de mi corazón. Una mano bronceada de finos dedos y uñas pintadas en azul.
Y yo puse mi mano encima de la suya. Entrelazándonos.
- ¿A está chica? - Pregunta incrédula, sus ojos sonreían. - ¿Cómo querría a ésta estirada chica, un chico tan libertino como tú? -
La miro fijamente para tratar de convencerla.
- Porque eres tú, no hay nadie más que logre que me olvide de todo con solo dos palabras.- Trato de ocultar el temblor en mi voz. - Escucho tu nombre en cualquier lado e inevitablemente sonrío. Quiero verte todos los días, y me parece interesante todo lo que haces, como cuando frunces el ceño y tienes la mirada pérdida pensando en algo muy complicado. -
Ella entreabre los labios sus ojos se ensanchan en sorpresa.
-Yo... Me encanta escuchar tu voz. -
- Pienso en ti todo el día, y lo hago siempre con una sonrisa.- continuo.
Sonríe con sus mejillas sonrosadas.
Ella sabe que estoy bajo su merced.
Me preguntó por mí Mamá.
- Se llama Sally, y trabaja como camarera en un club. De día es una secretaria que vende dulces. Dulces azules. - Se me hace agua en la boca tan solo pensar en ellos. - Los azules son mis favoritos. -
-Tienes una "pequeña"obsesión con el azul. -
-Me recuerda al mar. - Cierro mis ojos un rato, dejándome llevar por sus caricias en mi pelo. - Algunas veces quiero hundirme hasta el fondo y desaparecer... No hay ruido, no hay luz. Qué la corriente me lleve donde quiera. -
-Pero en el fondo del mar hay monstruos come semidioses poderosos como tú. Un gran hijo del Dios del mar. - Exclama alzando las cejas con preocupación pintando sus ojos.
Abro los ojos y la miro con seriedad.
-Pero ellos no hablan. Los que caminan en la tierra son más crueles, tienen como pasatiempo lastimar. ¿Puedes creerlo? Puedo con cualquier pelea mientras mantenga la boca abierta solo para tragarme y no para hablar.-
Escucho mi voz, y no la reconozco es como la de un niño asustado de ocho años. Qué patético.
Pero sus ojos no son acusatorios. - Sii, los he visto, están por todos lados.
Asiento. Ella me entiende. La miró con adoración.
-¿Está casada?- Pregunta inocentemente.
-¿Quién? -
-Tu madre... - Aclara.
Miéntele.
No, no quiero hacerlo.
Miente... Estaba ya tan acostumbro a mentir. Ella noto mi indecisión.
Miré el cielo estrellado.
-Si. -
-¿Qué pasó de él?-
Inventa algo.
¡Noo, no me preguntes más! No quiero mentirte, mi Annie.
-Murió. - Siento que la ansiedad cubre mi garganta. Aparto la mirada.
- ¿Qué tal te llevabas con él? -
Basta, es insoportable. La ansiedad peligra ahogarme.
-Lo normal. -
Nos quedamos en silencio. Me mira atentamente, una pequeña sonrisa curvando sus labios.
-Tú corazón se acelera cuando mientes, y tus ojos se mueven por todos lados. - Mis ojos se abren de par en par. - ¿Lo sabías? -
-No.- Respondo en un monosílabo.
La miro asustado sin articular ni una palabra. No estoy listo. Quiero decirle, pero todavía no.
Tan perceptiva como siempre, toca mi nariz con su dedo índice.
-Está bien Percy, todo a su tiempo. -
-Si, por favor. - Suplico en un susurro.
-Mejor, cuéntame todo lo que tú quieras. -
Las palabras salieron luego de eso atolondradamente.
-Tenía diez años la primera vez que Luke trato de ahogarme. Lo hizo cuando le dije que quería vivir bajo el mar y que solo probaba cuanto tiempo podía aguantar la respiración. Dijo que para ayudarme a saber si duraría, también que no me preocupara porque él protegería a mi mamá. Iba a tomar mi lugar...-
-¿Eran amigos? -
-Mejores amigos. -
-Hasta hoy.- Recuerda.
-A los dieciséis tuve mi primera cita con Rachel Elizabeth Dare, y luego tuve mi primer tatuaje. Me sentía un rebelde. -
Sonríe.
-Me dolió como la mierda. - Confieso malhumorado. -Mi mamá quería uno, le rogué que no lo hiciera. Sé que es estúpido e irónico de mi parte pero, no quería que ella sintiera cualquier tipo de dolor. -
- Me gustan los tuyos. Son interesantes. - Pasa una mano por mis brazos hasta el hombro, dejando llamaradas a su paso.
-A los diecisiete, tuve mi primera pelea y luego fui juntando dinero hasta que en navidad pude autorregalarme la motocicleta que ya has visto. Fue como mi primer amor. Me caí al día siguiente encima de unos rosales por idiota. -
-Eres muy listo. - Me da un beso en la nariz. Y entonces el cosquilleo me hace estornudar. Mierda.
Ella echa una risilla.
- Lo siento si te tire mocos. - Muy elegante Perseus...
-Tranquilo, tranquilo. Qué no paso eso. -
Ella alzó la mirada hacia el lago, la tenía tranquila y serena. Suspiro hondo.
Escuché el ulular de un búho, luego de un rato lo vi encima de una rama de un pino donde Annabeth apoyaba la espalda.
Hicimos contacto visual, me miraba como si fuera a atacarme sin piedad al mínimo movimiento sospechoso. Un escalofrío de miedo paso por mí. ¡Oye! Solo estamos hablando estúpido búho.
-Así que vivir solo en el fondo del mar. ¿eh?- Suelta captando mi atención de vuelta Annabeth. Sonríe con tristeza esclavizándome con su mirada. - ¿Sigues soñando hasta hoy en día con eso?-
-A veces, ¿por qué? - Pregunto realmente intrigado.
-Tendrías tu vida pacífica, tal vez te casarías con una bella sirena y vivirían en el palacio de tu padre. Y soy egoísta por pensar en esto pero... ¿Me abandonarías?-
Guardo silencio meditándolo, pero la respuesta había llegado apenas formuló las palabras. Con ella no había duda.
-¿Sola con todos esos pervertidos llenos de testosterona? ¿Y feos monstruos? - Sonrío de oreja a oreja con optimismo. - ¡Ni hablar, me quedo en la superficie contigo Annabeth Chase! -
-¿Aún cuando podrías vivir en paz? ¿Aún cuando esa vida suena tan asombrosa? -
-Todo por ti, porque al final de todo te buscaré siempre hasta el cansancio...-
Tengo una idea tardía que hace que me dé un respingo. ¡Claro! ¡Qué idiota soy!
-¡¿Annabeth?! -
-¿Hmmm?- Musita pensativa.
-Sé, sé qué no soy el hombre que esperaste encontrar, soy muy distraído y a veces eso te hará enfadar mucho. No soy para nada cuidadoso y no suelo pensar antes de hablar y eso seguro te hará enfurecer aún peor. No sé muchas cosas, no soy tan sabio como tú y tengo Dislexia. - Aparto la mirada un momento avergonzado mi corazón late muy deprisa. Luego recuerdo que ella dijo que hacía eso cuando mentía. No quiero que piense que juego con ella así que me armo de valor y la miro con furor. - Annabeth, algo que te puedo asegurar es que te voy a querer mucho, demasiado, y siempre te escucharé y prestaré atención a cada mínimo detalle tuyo para conocerte mejor cada día. Porque nada me haría más feliz. -
-Percy...- Sus ojos brillan y todo su rostro a quedado colorado.
-Annabeth ¿quisieras aceptar a este pobre chico que solo quiere estar contigo porque te quiere? ¿Quieres ser mi novia? -
Se ríe. Se ve hermosa con su pecho agitado por las risas, había lágrimas en la esquina de sus ojos. Pero cuando me miró y sonrió con la luz de la luna llena definiendo sus bellos rasgos. Superó hasta cualquier diosa de la belleza.
-Esperaba que me lo preguntarás... Pero no de esa manera. - Se agacha y sus labios suaves y carnosos tocan los míos delicadamente. - Siempre me sorprendes... Y quiero que lo sigas haciendo. Sí, quiero ser tu novia
...Percy. -
Tomé el aire salado, y cerré mis ojos bien calladito.
Había un nudo en mi garganta. Y era tan inmensamente feliz.
(Perdón, Luke...)
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Vomite unicornios y arco iris al escribirlo jajaja espero le guste.
BYE BYE. Gracias por los que votan y comentan por ustedes nomas yo sigo escribiendo todos los días.
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