El difunto hermano.

- Tu puta mami sabe cocinar muy bien. -

Me quedo callado, mirando sin emoción. No mostraría mi dolor, no le daría esa satisfacción.

- ¿Quieres uno? - Pregunta el apestoso Gabe. Pone el pastelillo azul justo enfrente de mis narices, y luego se lo traga, seguidamente también los que están en el plato.

Mi mamá y yo estamos sentados en la mesa redonda de la cocina. En silencio escuchando como masticaba, él.

Tengo hambre. Miré a mí mamá, tenía los ojos apagados y los huesos de los hombros casi se le salían del cuerpo.

- Tengo más hambre, prepara algo más. - Le ordena a mi mamá.

- No hay más. - Musita mi madre sin levantar la mirada, ni mover un músculo.

- ¿Te tengo que repetir las cosas estúpida? - La agarra de atrás de su nuca con sus sucios dedos. - ¡Qué busques algo y prepara más comida para mí! -

- ¡Déjala! - Grito. Me mira respirando con fuerza por la nariz, con rabia.

- Silencio Percy. - Susurra mi mamá ahora con miedo en los ojos. Gabe la aprieta más y hace que se ponga rígida.

-¿Me estás mandando gamberro? - Chilla Gabe.

-Yo iré. - Digo. Para proteger a mi mami.

- Rápido. - Estira una mano para agarrarme pero me bajo de la silla y me pongo lejos de él. Mirando a mí Mamá tratando de pensar en algo. Pero ella niega imperceptiblemente.

- Ve inútil. Tráeme algo. - Ordena Gabe.

Voy, ¿de nuevo tendré que ir a robar?Pienso. Camino lentamente hacia la puerta.

-¡RÁPIDO!- Grita. Me quedo quieto, mirando mis manos. Pequeñas en comparación a las de él. Frunzo el ceño.

Mi mirada se posa en la repisa de la cocina.

- ¡Inútil gamberro, voy a darte una golpiza, si no te apuras! - Escucho el chirrido de la silla al ser arrastrada. - Estúpida, mira a tu hijo un arruinado, de ahora en más yo voy a educarlo. Qué tú no sirves. -

Hay un cuchillo de cocina ahí. Era largo, y él era rápido y pequeño. Gabe era grande y lento... Miré de nuevo hacia mí madre sujetada duramente por el cuello. Y la otra mano estiraba su lindo cabello marrón. Sus ojos suplicaban.

Agarré el cuchillo y corrí hacia Gabe que me miraba con burla. Mi madre atemorizada alzó una mano hacia mí tratando de alcanzarme.

- ¡PERCY!-

~~~~~~~~~~~~~

- Percy. -

Me despierto de golpe exhalando forzosamente. Me enderezo hasta sentarme en la cama.

- Vamos a desayunar hijo. -

Viró mi cabeza veloz hacia mí izquierda, mi mamá está sentada en mi cama mirándome preocupada. De inmediato la abrazo con fuerza, cerrando mis ojos. Huele a pastelillos. Como mi pesadilla.

- Mamá. - Suspiro hondo. Ella ya estaba a salvo, nos libramos de él.

Le decía a mi cabeza para que tranquilizara a mi corazón.

- Todo está bien. - Corrobora, besando mi frente.

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

- ¿Voy a conocer a Annabeth alguna vez? - Pregunta mi mamá tentativamente. - Es emocionante para mí, ya que es tu primera novia formal. ¿Vas a traerla un día verdad?-

- Claro. - Musito con desgana, sin mirarla a los ojos.

- ¿Estudiaste bien para los exámenes de este semestre? - Cambia de táctica.

- Lo hice. - No levantó mi mirada de mis huevos.

-No has comida tus pastelillos azules.- Me dice acariciando mi cabeza dulcemente. Suspiro. Echo un vistazo apenas de reojo ahí reposando en la mesa calentitos, no tenía apetito de ellas luego del sueño.

- No tengo tanta hambre mamá. - Dejo la cuchara y alzó mi mochila del suelo y la reposo en mis hombros. - Voy a estudiar con Annabeth en su casa, luego de la escuela. No te preocupes. -

Le doy un beso en la mejilla, ella asiente posando su puño en su mejilla.

Me dirijo a la puerta, algo envía un fogonazo de luz a mis ojos. Y es el cuchillo en la repisa de la cocina al igual que en mi sueño.

Me quedo un rato parado mirándolo. Hipnotizado.

- Espera. - Dice mi madre como una idea tardía. -¿Qué soñaste? No me dijiste. -

Casi doy un respingo cuando me saca profundamente de mis cavilaciones. Trato de formar una gran sonrisa.

- Uhhum. - Meneo la cabeza. - Solo que preparaste pastelillos y que no me invitaste. - Termino haciendo un puchero.

-Oh. - Mira los pastelillos de la mesa. - Pues voy a guardarte unos cuantos para la tarde si tienes hambre.

- Gracias. - Asiento. -Nos vemos mamá.  - Me despido y cierro la puerta. 

Hay un sobre en el suelo, que llama mi atención, lo alzó y miro por los pasillos vacíos sin esperanza esperando ver a alguien.

Vamos a destruirte.

Lentamente, nos regocijaremos en tu desesperación y dolor.

Espéranos, gamberro inútil.

Mi respiración se corta y apoyo una mano en la pared para sujetarme.

"Gamberro inútil"

Mi mente evoca la voz de mi pesadilla. También el olor a whisky barato.

Solo él me decía así... Apoyo mi frente en la pared fría tratando de calmarme.

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El primer examen de hoy era Artes. Se trataba de hacer tu mejor dibujo y ya. Normalmente acumulaba todos los puntos ya con los trabajos, No tenía que ni preocuparme por Percy ya que a la profesora parecía "caerle bien". Como a la mayoría de la multitud femenina... Percy tenía un inusual encanto en las mujeres sin siquiera intentarlo.

La verdad, era algo que a veces envidiaba y fastidiaba. Es decir, sabía que era bien parecido, Piper decía que mis ojos azul eléctrico eran impresionantes, pero mi primo era diferente. Pero y al fin y al cabo, era cuestión de aceptar esa verdad y ya.

-Tienes los anteojos torcidos. - Me dice Percy mientras pinta el océano de su pintura.

- Oh. Gracias. - También era un cuatro ojos a diferencia de Percy. Sus ojos aguamarina hoy se veían cansados.

- Vaya Jason, eres muy talentoso. - La profesora ha aparecido detrás de mí. - Tú madre se pondrá muy contenta cuando le cuente. -

Asiento. Era cierto, mi madre saltaría por las nubes al recibir elogios de su hijo "perfecto". Estaba en contacto con TODOS los profesores del instituto, recibiendo cada gesto, movimiento y error que haya hecho. No aceptaba errores de su "niño perfecto".

- Percy, debes agarrar el pincel de ésta manera. - Susurra con voz ronca la profesora veinteañera muy cerca de Percy. Rozando al mismo tiempo, su protuberante pecho por su brazo.

Éste se mostraba de lo más aburrido, supongo que debía recordar que ésto era habitual. Percy debe estar cansado de siempre lo mismo con las mujeres.

- Muy bien. - Le dice suavemente. Recorriendo una mano por el brazo de Percy. - Sabes hacerlo...-

El rostro aburrido y hastío de Percy no ha cambiado. Pero luego entreabre los labios en un pequeño jadeo, es como si recordará algo.

Mira hacia atrás e imitó esa acción. Y veo que mira a Annabeth con  desasosiego. Annabeth está con los labios blancos por apretarlos con fuerza, fingiendo concentración en su pintura. 

Piper está a su lado. Cruzamos miradas y me guiña un ojo despreocupadamente y empieza a charlar con Annabeth. Poco a poco la tensión en la rubia va disipándose.

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Percy está abrazando a Annabeth con sus brazos rodeándolo como si fuera un pulpo. Su cabeza apoyada en el de ella sonriendo pacíficamente.

- ¿Mañana qué examen tenemos?  - Pregunta Leo. Estábamos en la cafetería los siete. Las tres parejas y Leo. Calipso había salido temprano por cuestiones familiares.

- Historia. - Dice Annabeth ojeando su cuaderno con dificultad en los brazos del Pulpo Jackson.

- Annie será mi tutora hoy. - Dice Percy ansioso de felicidad. - Solo con su ayuda sé qué lo lograré. -

- Por supuesto que sí. - Asiente ella acurrucándose junto a él. - Déjame a mi cargo niño bonito. -

Me acomodo los lentes que caen por mí nariz.  - ¿Necesitas ayuda Leo?-

-Le preguntaré a Calipso. Si mi nena me rechaza iré a por ti como premio de consolación. - Agarra su mochila y se despide alzando una mano. - Bien, debo apresurarme, hoy es cena de albóndigas y mi infeliz padre no me va a esperar para comer.  -

Se larga de inmediato. Estábamos charlando tranquilamente, Frank comentando acerca de la importancia de los canadienses en el país. Y algo sobre que ni a los patos canadienses no se les daba el reconocimiento necesario en el país. Cosas de canadienses...

Siento la mano de Piper apretando mi mano debajo de la mesa. La miro, está observando hacia adelante de manera dura. A dos mesas detrás de Percy y Annabeth, estaba Drew y su grupito de arpías  (ahora algo reducido) hice un contacto directo con Drew, sus ojos negros parecían las de un antiguo demonio de la cultura griega. Me guiña un ojo y sonríe arrogante.

- Ya nos vamos. - Anuncia Percy. Levantándose sin soltar la mano de su novia esperando que ella haga lo mismo. - No quiero que se me pegue el malhumor, será más difícil estudiar entonces. -

Percy había percibido la presencia de Drew.

- Suerte Annie. - Se despide de esa forma Hazel. - La necesitarás. -

- Oye. - Percy la pellizca en el brazo. - Mala.-

- Cuídense chicos. - Les digo.

Ambos se van caminando hacia la salida y logró escuchar a Annabeth antes de que su voz se alejé.

- Tengo un lugar en mente, mucho mejor que mi casa. -

- ¿Qué quiere hacer mi chispitas preferido?- Me interroga dulcemente mi novia. Sus ojos multicolor casi me dejan embobado y mudo.

- No lo sé, ¿qué quiere hacer la reina? - Digo poniendo un brazo encima de sus hombros. - Yo no tengo problemas. Donde tú estés seré feliz. -

- Vamos a mi casa entonces, hay algo que quiero mostrarte. -

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Era una hermosa chica quién por fin había llegado al aeropuerto de New York luego de un viaje que parecía interminable y desesperante.

Odiaba con cada fibra de su ser volar, y saber que había una gran, pero exagerada altura de diferencia entre ella en el avión y el suelo. Pero ya que, era el único modo en que ella pudiera volver de Puerto Rico a New York.

Se frotó los brazos parcialmente tatuados, se le había puesto la piel de gallina por el frío viento otoñal.

Su aspecto punk, y pelo negro azabache cortado en desigualdad. No era lo único que llamaba la atención de la multitud. Tampoco era su hermoso rostro de rasgos finos y perfectos o su cuerpo voluptuoso, aunque lo tenga oculto en camisetas grandes, y jeans gastados.

- Te advertí que traigas ropa para el frío. - Dijo una voz varonil detrás de ella con diversión. Mientras ponía sobre sus hombros un abrigo de lana rosa. - Eres tan testaruda. ¡No cambias! -

Lo que llamaba la atención dos veces eran sus arrebatadores ojos azules eléctricos, rodeadas de largas y gruesas pestañas negras.

- ¡Qué asco! ¿Es en serio? ¿Lo hiciste a propósito verdad, Luke? - Exclama la chica tratando de despojarse del abrigo rosa chillón.

Su amigo, ladea la cabeza riendo suavemente. Ella lo mira, y disimuladamente también mira la cicatriz que casi partía un lado de su rostro. También vio, qué estaba más alto, y su pelo rubio le recordaba a otra personita especial que alguna vez vivió. No llevaba aquí ni media hora y los recuerdos dolorosos ya la estaban hostigando.

- Prefiero morir de una pulmonía antes que ponerme ese vómito de unicornio. - Dijo malhumorada cruzándose de brazos tratando de ocultar su tiritar.

- Vamos, Thalia. Era de mi madre. - Dice algo alicaído mirando el abrigo. Ella suspira hondo, luego de eso, él sabía bien qué no podía negarle nada.

Era un tramposo.

Dejó que le cerrará el cierre hasta su cuello. Sonrojándose y sonriendo levemente cuando lo hizo. Luke, su mejor amigo, siempre le había gustado un poco de niños. Y por lo visto, ese sentimiento no había desaparecido con los años de distancia.

- Te queda bien. - Le dice mirándola muy cerca a los ojos. - Bienvenida a New York. -

Thalia se aleja de él, con pasos pesados se acerca a una de las ventanas de vidrio. Mira el tráfico suspirando con pesar.

- Jamás pensé que volvería aquí... Aquí donde tanto daño me hicieron alguna vez. - Su voz suena rasposa.

La presencia silenciosa de Luke se instala detrás de ella. Mudo. Dejándola con sus lúgubres pensamientos.

- Hay más contaminación. - Murmura con una sonrisa cansada.

- Han pasado quince años. Algo debía cambiar no crees? - Dice en tono sarcástico.

- Soy una terrible hermana. - Susurra para sí distraída.

- ¿Qué es lo primero que quieres hacer? - Le pregunta su mejor amigo haciendo caso omiso a lo anterior. Sus ojos celestes no se despegaban de la figura punk.

Ella toma aire, mira su reflejo de pálidas mejillas y pecas parecidas a una constelación. Éstos ojos que una vez compartieron, son el único recuerdo que tiene de él.

Cuando suelta el aire retenido. Sale humo ante ella.

- Primero lo primero. - Cierra sus ojos un momento. Y al abrirlos se enfrenta a Luke con determinación.

- Quiero ir al cementerio. - Anuncia. - Debo visitar a mi difunto hermano...

Jason estará muy molesto conmigo, Luke.  -

Por fi paciencia.  :3 esta semana tengo libre pero la siguiente vienen finales así que esta semana es dedicado a capítulos.

- Algo más, mi historia Está a punto de llegar a los mil votos. Si quieres ayudarme, por favor vota :3 sólo tú voto suma para mil :3

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