El comienzo del fin.
Me tiro al suelo exhausta. Piper sigue haciendo estiramientos y me mira con diversión.
-Vamos Annie, solo fue el calentamiento. -
-¡¿Qué dijiste?! - Me quito el sudor de la frente. - ¿De dónde saque eso de que bailar no era complicado? ¿No podemos presentar otra cosa para el baile de primavera? No sé, como poesía tal vez.- le pregunto casi rogando.
-Es lo único que llama la atención de los estudiantes aquí. Solo sería una humillación para el poeta. Créeme, aunque se reencarnara el mismo Shakespeare y presentará una obra. A estos tipos con cerebro de fideos, lo abuchean. -
-Pero ¿por qué me metes en esto? No es mi culpa que Silena se haya roto la uña. - Me quejo.
-Silena es una perra, es mejor así, no la quería cerca de aquí haciéndose la prodigio del baile.- Frunce el ceño.
-Y es un baile de Otoño. -me corrige agachándose y tocando las puntas de sus pies.
-La otra vez vi un cartel publicitando el baile de otoño y al día siguiente un cartel del Baile de Primavera. -
Pipe rueda los ojos. -Eso fue culpa de Leo. Quería hacer un baile de primavera cuando estamos en pleno otoño. -
-Seeh. Eso no sería adecuado. -
-Oigan pueden ya bajarme de aquí. - Dice una Hazel con voz temblorosa colgada en las vigas del techo.
-Pronto Hazel. Una última vez. Otra veeez -aplaude para llamar la atención de las otras bailarinas voluntarias de todos los cursos.
-Nooooo- Hazel y yo tiramos un lamento alto.
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Trece minutos más tarde. Ya no daba más para dar un paso. Me dolía las piernas, la cadera, el cuello y los brazos. Y yo que creía estar en forma. Puaj.
Estábamos en el escenario del gimnasio. Aquí iba, íbamos a bailar como acto de apertura del baile de otoño. Había otras chicas ya decorando el lugar para el sábado. O sea mañana. Como Calipso que realmente era buena diseñando todo el lugar y el ambiente otoñal.
Terminamos con los ensayos y fuimos a comer cosas saladas y dudosas de la cafetería.
Luego de eso pasamos en la biblioteca, yo las ayude con matemáticas.
Hazel, Piper y yo. Solo nosotros pasando todo el día juntos. Me acompañaron hasta para ir al baño y para cuando entramos en las duchas luego de Educación física.
Con Hazel bromeando sobre sus axilas apestosas y tratando de convencernos para acercarnos a olerlas también. Luego Piper había encontrado uno de esos bichos que los asustas y tiran un olor asqueroso. Trabajo quince minutos para atraparlo con calma entre sus dedos y luego lo metió entre las rendijas del casillero de Drew Tanaka. Me reí tanto que me dolió la panza.
Y luego escapamos de alli como criminales.
Las dos parecían muy cercanas hoy. Demasiado. Recuerdo cuando Percy me perseguía con esa mirada recelosa para todos los chicos, con un aire protector hacia mí.
Algo así era de nuevo. Muchos miraban a lo lejos como si fueran a arriesgarse, luego su compañero le susurraba algo y entonces asentía para irse en otra dirección.
Percy acompañaba a Jason y cuando pasaba cerca. No solo me miraba a mí si no que a todos alrededor de nosotros.
Luego compartía miradas con las chicas. Y cuando Piper y Percy asintieron a la vez, ya no podía fingir que nada pasaba. Piper como que lo llamaba con la mirada pero luego Percy negaba sutilmente y apartaba la mirada. Algo tenían entre manos. Y tenía un mal presentimiento.
-Annie.- Me saca Piper de mis pensamientos. Estamos sentadas en una de las mesas de la cafetería
No había tocado la hamburguesa de mi plato. De vez en cuando sentía esta sensación de sobrecogimiento. Como ahora.
Lo extrañaba.
-¿Qué dices de acompañarnos a comprar unos vestidos para el baile? -
-Sería muy divertido, por favor. - Me pide Hazel zarandeado mi hombro con ganas. Sonrió y no puedo negarme, su entusiasmo por que las acompañará era encantador. -Ayúdame a elegir. He visto varios, pero no me decido. Quiero que sea perfecto. Para Franck. - se sonroja levemente.
-Será bueno. No tengo nada mejor que hacer hoy. -Me encojo de hombros.
Piper salta de su asiento. -Iré solo a avisar a mi novio para que no me ande luego buscando desesperado. Ya vuelvo chicas. -
Suena el timbre para el final de clases. Miró a lo lejos a Percy caminando solo y con ojos fríos hacia la salida.
Agarro mi celular y marco el número de mi madre. Se sorprende que le diga que saldré a comprar ropa, no pone impedimentos y se cerciora de que tenga suficiente dinero.
-Gracias mamá...-
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-¿Qué les parece este verde con volantes? - Pregunto tímidamente. Por primera vez me sentía totalmente perdida e ignorante en algo. No sabía que estaba de moda, o de temporada ni lo que me favorecería.
Además, el color de la tela era algo parecida al color de los ojos de Percy.
-Yo diría uno escotado y azul. - Piper afirma y Hazel asiente de repente muy convencida con ella.
-Oh, discúlpame. Tienes toda la razón. - Digo avergonzada aunque sé que no puede leer mis pensamientos. Gracias a Dios.
-Vamos a probar todos los estilos que haya, en ti. - Dice emocionada Piper ya con la ayuda de Hazel retirando perchas con vestidos en tonos que iban de turquesa y azul, hasta el azul más oscuro.
-Oh Dios, por favor no me conviertan en una muñeca. - Digo echando carcajadas limpias.
-Tranquila, confía en nosotros. -Piper hace que la mire a los ojos. - Nosotros sabemos lo que hacemos. Confía. - Y por un momento siento que no lo dice por el vestido solamente.
El centro comercial era hermoso. Un gran edificio arquitectónico contemporáneo y con candelabros gigantes que solo ves en las películas de palacios de reyes y multimillonarios.
Nos sentamos a comer en McDonald's ya que sería delito según dijeron venir aquí y saltarse las hamburguesas con queso.
Mi vestido descansaba en el interior de su bolsa. No era una fan gran de los vestidos, pero tenía que admitir que este era, simplemente, perfecto.
-Hay un lugar que quiero enseñarte. - Me dice Piper en tono cómplice.
Miró a Hazel quien a su vez. Se remueve en su asiento emocionada por levantarse.
A unas calles de aquí hay un museo acuático.
Entramos las tres. Era grande y azul y las instalaciones eran impresionantes que abarcaban "peceras" de una pared completa de 10 metros con un altura de 20. No había ventanas solo luces azules que daban más la sensación de estar bajo el mar.
Todo iba bien hasta qué no sé cómo demonios me perdí de ellas.
Hubo una multitud, cinco segundos mirando embobada los caballitos de mar. Y paff, desaparecidas. Y este lugar era peor que un laberinto.
Me tranquilice bien y empecé a buscarlas mientras disfrutaba del paisaje.
Qué grande fue mi sorpresa ver a un Percy con mi gorro de nemo ocultando su azabache cabellera.
Y un conjunto de pantalones azules y camisa con dibujos de peces de colores.
Sonreía como lo hacía conmigo. Los niños lo miraban como si fuera algún tipo de héroe.
Y cada que un niño contestaba bien una pregunta suya. Él hacía que todos los otros niños del grupo aplaudieran y luego le daba una paleta.
-Bien hecho compañerito, has estado estudiando. -
-Quiero ver tiburones hermano Percy.- Pidió uno de los niños de ocho años. Con melena roja y ropa simple.
Ladee la cabeza intrigada por como lo llamo.
-¡Claro que sí! - Él se arrodillo hasta su altura. - El señor Winkis te está esperando. -
-Le prometí que iba a volver después de pasar todas las materias. -
-¿Trajiste tú libreta de calificaciones Sam? -
El niño estiró el ruedo del vestido de su madre y ella urgue en su bolso sonriente pasándole una libreta a su hijo.
-Mira.- Percy lo hace.
-Pero mira nada más, eras más inteligente que yo obviamente en primaria. -Toca su cabeza y desordena sus cabellos. El niño se ríe y agarra el brazo de Percy deteniéndolo.
-Vas a mostrarle, se pondrá super orgulloso tanto como lo estoy yo. - Le dice mientras se paraba.
Era increíble como brillaban ante esas palabras el rostro del niño.
La madre miró a Percy con agradecimiento y algo más oscuro y sin una pizca de la inocencia con la que su hijo observaba a su querido hermano.
Percy ignorante de las miradas de aquellas madres solteras y esposas insatisfechas, toma la mano del niño y los otros niños sujetaron una parte de él.
-Andando. Pequeñas sardinas - Todos los niños se ríen por su chiste y el también.
Sus risas eran contagiantes así que no pude evitar reírme. Me habrá escuchado, porque sus ojos giran y entre la multitud nuestras miradas se cruzaron, se quedó completamente tieso. No sabía que hacer o decir entonces solo alce la mano y saludé.
-¿Hermano Percy?- Lo llamó uno de los niños. Otra niña me miró y luego a Percy con su mirada clavado en mí. Parecía estar adorablemente celosa.
-¿Ella es tu novia?-
Todos los niños gritaron con asco. - iuuuuu. -
Sonreí.
Percy apartó la mirada finalmente y lamentablemente de la mía.
-No pequeña, ¿pero sería bueno eso verdad? -
-No-
-¿Por qué no?- Pregunto curiosa acercándome a paso lento.
-Hermano Percy, es demasiado lindo para ti. -me saca la lengua y esconde su rostro sonrojado en el regazo de Percy.
Me quedo con la boca abierta mientras él ríe a mandíbula suelta. Estúpido y egocéntrico Percy.
-Ya escuchaste a la dama Annabeth, soy demasiado lindo para ti. -
-¡Oye!- le regaño.
-Carol, ella es muy bonita. Y es mi mejor amiga. Se buena. -
-¡Tiburones, tiburones! -Demandó Sam impaciente estirando su mano con toda la fuerza que tenía. -¡Ya vamonooos! Ahhh, ¡otra vez eres una de esas chicas que distrae a Hermano Percy!- exhala como si estuviera realmente cansado.
-Oye, claro que no. Yo soy más divertida.- Digo alzándole a la vez una ceja a Percy. -Yo también quiero ver tiburones. ¿Por dónde? -
Caminamos hacia uno de los pasillos que tenían vitrinas y en su interior peces nadaban de todos los tamaños y colores.
-Luego te daré un recorrido. -Murmura Percy.
-No te apures por mí. ¿Trabajo de medio tiempo? -
-Sip.-
-Wooooooooow.- Vociferan los niños.
-Wow- digo a la par admirando al tiburón blanco que está delante de mí. -Impresionante. Realmente wow. ¿Agua del mar?-
-Por supuesto. Pesa 2 toneladas y mide 5 metros.
-¿Nombre científico? -Le pregunto sin esperar que pueda responder.
-Carcharodon carcharias.- Dice sin titubear.
Me quedó mirándole con sorpresa mal disimulada. Se da cuenta y creo que está a punto de echármelo en cara, pero lo interrumpo con lo que imagino que esperaba.
-Lindo gorro.-
El queda pasmado. Lo toca y lo acomoda mejor en su cabeza. -¿Si? Lo encontré solo y abandonado en un callejón.
-Y lo salvaste. Eres un héroe. -
-Em no, creo que no. - Aparta la mirada un músculo se mueve en su mandíbula. Al parecer toque un lado sensible.
-Sabes bastante acerca del mundo marino.- Halago.
-Gracias.- Da la impresión que quiere decir algo más. Luego de un momento de duda dice.
-Mi mamá siempre me decía que era un digno hijo del Dios del mar. -
Sonrío con ironía. Rememorando la conversación con Rachel.
-Un héroe. - Vuelvo a repetir. Y de nuevo pone esa cara contrariada.
-No merezco el título. -
-Si, lo eres. Para estos niños, e igual para mí.- Me mira confundido.
- Esa noche... sé que son bastante engreída pero era porque estaba "algo" asustada. Realmente me asusté y era la primera vez que sucedía. No sabía como reaccionar. Pero realmente estaba agradecida contigo y confiaba de alguna manera que esa noche solo serías. Mi héroe.., confío en ti.
La iluminación no era tan buena aquí. Pero creía ver su rostro ponerse colorado como uno de los peces que había visto hace unos segundos.
-Yo... -Traga saliva, apenado.- No me des tanto crédito. En realidad yo había dudado en ayudarte o no...-
-Pero lo hiciste. Y no entiendo tu mal concepto hacia ti mismo, francamente, porque sé, qué habrías bajado. Para cualquier otra persona de igual manera. -
-Tienes demasiada fe en mí Annabeth Chase. - Sus ojos están hipnotizados por los niños que gritan y ríen con las manos en la vitrina observando al tiburón.
-Una fe que no coincide cuando solo ante ayer me empujabas fuera de tu camino. -
Ahora era yo la que se sonrojaba pero de bochorno.
-Estaba.., algo alterada. Me había enterado ese mismo día sobre los rumores y tú estabas ahí, y yo no había tenido tiempo para reflexionar. Y tenía esa rabia, burbujeando en mí. -
-¿Una rabia? ¿Por qué? -
Silencio.
-No lo sé, creo que he estado confundiendo las cosas todo este tiempo, eso es todo. - mi corazón empieza a latir velozmente y lo miró por la comisura de mis ojos. Él parece solo estar turbado.
-¿Confundida con qué? -
Pensé en otro tema.
-Pensé, pensé que sabías lo de los chismes de Drew Tanaka. -
Su piel se erizó. -¿Ella fue? -Dijo con voz contenida. -Y qué mal me conoces. Debes retirar tus palabras, no confías en mí Annabeth. Nunca, jamás, ni en delirio haría algo para perjudicarte. -
Bufé mis propias palabras me estaban contradiciendo.
-Lo sé, Dioses, ¿por qué nunca hablo con coherencia contigo? No miento, confío en ti. Y sobre Drew; la escuché en los baños luego de eso. -
-Mmm.-
-Rachel habló conmigo después de clases. - Me miró enarcando una ceja negra. Si lo sé. Mi vida era un circo - Es muy agradable. También me dijo que yo lo era. Creo que también soy parte de tu club de chicas agradables. -
Viro completamente la cabeza hacia mí con una expresión de no entenderme.
-¿Mi club?- suspiró exasperado.- Algunos no somos tan inteligentes como tú Annabeth en descifrar códigos y acertijos. Simples mortales de bajo coeficiente como yo solo quieren una respuesta directa clara y objetiva. -
-Bueno, solo estoy diciendo que nada más se acercó a decirme que no me preocupará por ella. - Me encaminé hacia una pequeña tienda, necesitaba distancia del torbellino de emociones que me causaba Percy. - Pero le dije que éramos amigos y qué ella tenía el camino libre. -
Escuche su bufido exasperado. Me di la vuelta a mirarlo. Se veía realmente enojado conmigo.
-Estoy harto Annabeth, no decidas por mí lo que debo hacer, no me mandes chicas como para tener una relación. Si, la besé. Y fue bueno ¿okay? Pero nada más, para mi no significa nada más que un pasatiempo que ya he cambiado por, no sé, cocinarme galletitas azules y comerlas solo. No le digas a las chicas que vengan tras de mí, no necesito a más locas colgadas de mi cuello. -
-Bueno, disculpa por pensar que te gustaba ya que te vi chapándola. Solo le dije lo que era obvio. No estabas tú detrás de mí y yo tampoco. Solo le daba un empujoncito entre camaradas. -
-Bien, pues ya no lo hagas. No quiero nada con nadie de esas. Estoy harto de niñas que solo cacarean de sí mismas y no se detienen a pensar ni un solo segundo como esta la contaminación del agua. Sabes, no me había dado cuenta de lo harto que estaba de mi vida. De mi comportamiento estúpido hasta que lo dejé. Era un estúpido asqueroso y ahora más que nunca me avergüenzo mirándome en el espejo pero debo hacerlo aun así porque este cabello sería más que asco sin la ayuda del amigo peine. Uff. - Toma aire exhausto.
Yo trato de ocultar una sonrisa.
-Bien, no me ataques como si yo te hubiera impulsado a lamer lenguas ajenas, ¿bien?-
-Bien, y tú no mandes chicas con ilusiones de tener una relación conmigo ¿bien?-
-Bien- No puedo evitarlo. Sale una sonrisa bobalicona a flote en mi cara.
-Bien.- Él contesta. Sonríe también y sus ojos son brillantes. Se ríe con frescura llevándose una mano a su cuello, viéndose realmente guapo aún con una camiseta con pescaditos sonrientes.
https://youtu.be/nyNlnxLs6lM
ESCUCHEN la música y luego lean con ella en mente.
NOMBRE DE LA MÚSICA: Terror in resonance 18 Ost Bless!!
Tengo el ridículo impulso de cerrar los ojos y embotellar este momento en mí mente. Tengo este presentimiento aquí con él. Como si algo estuviera a punto de pasar. Algo bueno...
-¿Peercyyy puedo nadar con el señor Winskis?-Interrumpe Sam gritando. Su madre le regaña. Y me mira feo. Ahora que miro bien muchas de ellas me miran feo. Genial.
-Claa... - Empieza Percy feliz y yo le echó una mirada censuradora. Se da cuenta de inmediato.- ¡eh no! No, niños, no sé puede nadar con tiburones de 5 metros de largos pecesillos. Ni aquí ni en ningún otro lado. -
-Oww.- Se escucharon lamentaciones.
Luego de que el turno de Percy haya terminado y se haya despedido. Y qué difícilmente los niños lo hayan dejado ir.
Cumple su palabra y me da un recorrido detallado.
-Peces manta Raya.-
-Asombroso. -
Caminamos, bajo las luces azules, tal vez era solo para mí, pero daba un ambiente especial.
-Me gusta estar aquí. Es tranquilizador, dónde sea que haya agua. Me tranquiliza. - Confiesa Percy. Como si fuera un secreto.
-A mí me pasa cuando leo. O dibujo casas y edificios. -
-Pasatiempos de una nerd ¿eh?- trato de golpearlo y esquiva con facilidad. Se ríe de mí. Y cuando intento golpearlo de nuevo por segunda vez, agarra mi puño y lo abre lentamente con sus dedos suaves.
Y lo miró sujetar mi mano. Y así caminamos charlando casualmente.
-Peces espadas. -
-Estudie un tiempo con esas espadas de aguja eh... no recuerdo el nombre pero debíamos decir antes de jugar "¡En guardia!" Y también cuando le acertadas al oponente...-
-Touche.- Término por él.
-Eso mismo. Me expulsaron porque le metí la espada esa por la nariz a un niño que me decía cabeza de papa. -
-¡Qué cruel! Se lo merecía. - Pasamos por las anguilas eléctricas.
-Además que tengo una linda cabeza. -
-Envidia.- Corroboró. -Crees que carguen mi batería esas cosas con su electricidad? - Pregunto poniendo una cara seria.
Sonríe divertido. -Si quieres intentarlo. Y si quieres pasar el reto del día con un peinado grande y esponjoso.
Lo miro con horror. -No gracias.-
-ooowww- Tira un lamento. -te verías super linda.
Choco con su hombro. Me mira de reojo con una sonrisa pirata y me devuelve el empujón.
- Tú te ves lindo con ese gorrito. -Declaró sonrojada.
-Pues debería quedármelo.- Ladea la cabeza.
-Deberías. -
-Y yo qué pensaba hacer mi obra del día y devolverla a una tal chica llamada Annabeth. -
Chasqueo la lengua. -Al diablo. La otra debió tener más cuidado. Perdeu ya. -
Sonríe. -Cierto. Quién la encuentro primero se lo queda. - dice y no entiendo porque frijoles sus ojos se ponen tristes.
Tristes, tristes, siempre cuando me mira demasiado tiempo pensante.
-Oh Percy, y tú cuándo tendrás confianza en mí.- Las palabras escaparon deprisa de mi boca antes de poder detenerlas.
Percy le da un simplemente un apretón a mi mano. Y queda en silencio.
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Tres mil palabras. Ya vuelvo en breve subiré el que sigue.
No sé si subir aquí la continuación del especial pero para eso está la otra obra y aquí sería espam así que no :v
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