Capítulo Final: Rostros Descubiertos.
Annabeth
El gritó horrorizado de Finch casi me dejó helada en mi lugar, de no haberme dado una cachetada mentalmente para salirme de mi estupor de seguro el puñetazo que se dirigía directo a mi cara iba a impactarme de lleno. Esquive haciéndome a un lado rápidamente ahogando un chillido sobresaltado y me alejé de él trastrabillando cuando volvió a intentar darme una buena tunda, era una suerte que tenía rápidos reflejos y mandé un arco que a punto estuvo de arrancarle un dedo de no haberse movido rápido a su vez.
Percy llegó corriendo como un toro mecánico y embistió a Finch con una fuerza demoledora y ambos cayeron rodando por el suelo, cada uno tratando de atinarle un golpe, y romperle los huesos al otro, Finch incluso había desgarrado el hombro de su camiseta y ahora colgaba la tela incómodamente creando una clara desventaja para Percy.
- ¡Quítate de encima mío, bastardo! - Empezó a atinarle golpes por un lado de su rostro. - Quiero destrozarte esa cara de la que tanto presumes.
Busqué con la mirada a Luke y antes de que pudiera gritar su nombre, él ya estaba corriendo en un borrón para ayudar a Percy a deshacerse de Finch, giré la daga en mis manos mirándolos pelear atentamente mientras trataba de encontrar un hueco para meterme entre ellos e insertarle mi daga a Finch en medio de sus testículos tal vez.
Los observé pelear sin ocultar mi admiración por ellos... Ellos se sincronizaban tan perfectamente que pensarías que podían leerse la mente el uno al otro, sus movimientos eran ágiles, veloces y certeros como si no cupiera la duda ni un segundo. Luke agarró el brazo de Percy y jaló de él justo a tiempo antes de qué Finch le hubiera cortado la mitad de su nariz con su propia cuchilla, luego Luke envío una tajada directo a su muslo izquierdo y el chico se desmoronó en el suelo con un gemido de dolor, y allí estaba el hueco, allí estaba él totalmente desorientado al haber fallado un golpe y recibido otro. Apreté con fuerza mi daga y di dos pasos veloces y luego de repente mis pies habían dejado de tocar el suelo porque alguien (una mujer teniendo en cuenta el nauseabundo perfume que casi bastó para dejarme inconsciente) había aparecido prácticamente de la nada y me tacleo contra la tierra.
Choqué contra el suelo duramente soltando un resoplido y sintiendo sus manos femeninas subiendo rápidamente por mi cuerpo desesperadas por alcanzar mi pelo, buscando una pelea de gatas como solo una gata podría hacerlo.
Ah no, el pelo que a mi novio le encanta, no. No lo tocas con tus mugrosas manos. ¡¿Quién sabe dónde habían estado solo hace minutos?!
- ¡¿Annie?! - Percy me llamó en tono alarmado.
- ¡No me ayudes! - Le grité mientras luchaba al mismo tiempo en mantener sus manos alejadas de mi cabello. - ¡Qué dejes mi pelo, mierda!
Le di una patada tal vez justo en sus riñones y ella escupió saliva encima de mí. Mierda, qué asco. La quité de encima mío y busqué la cara de mi agresora para poder identificarla.
¡Qué agradable sorpresa! (qué se noté el sarcasmo hasta Grecia por favor) Era esa maldita prostituta que me había enfrentado e intentado echarme de la cabaña y había conseguido un espléndido puño mío en toda su payasa cara. ¡Oh, mira esa belleza! La pobre chica ahora lucia una bonita fractura en la nariz que combinaba perfectamente con el resto de su cara. Le sonreí con burla sabiendo muy bien que era meter más cizaña al fuego, ella se incorporó del suelo y volvió a poner empeño en tratar de agarrarme una vez más por los pelos.
- ¡Aléjate de mi Percy! ¿Desde cuando estás con él, eh? - Chilló furiosa como si fuera una novia indignada. - Él es mío, yo lo reclame primero, ¿cómo te atreves a acercarte a Percy. ¡Me estorbas, imbécil! -
- Ah, no, maldita. - Le di una bofetada y luego un reverso que hizo girar su rostro completamente. Mi mano se quedó palpitando pero lo ignoré. - Estás muy equivocada, ese hombre es todo mío, no seas ridícula payasa de alcantarilla. -
- ¿Disculpa? - Chilló con sus pequeños hombros subiendo y bajando frenéticamente.
- Disculpa aceptada. - Dije soltando una risita nerviosa por mi mal chiste. No pude aguantarme. Continúe con seriedad. - Oye, pronto habrá un baile de graduación en mi escuela y ya sabes, si quieres puedo darte un poco de trabajo con esos chicos que quieren un poco de acción en los asientos traseros de sus autos...
La chica gritó furiosa e intentó volver a cogerme del cabello. Agarré su brazo y me puse en posición para lanzarla por encima de mi hombro y tumbarla en el suelo, el golpe de Judo que le quitó todo el aire de sus pulmones no bastó para dejarla inconsciente pero la patada que le di en el costado de su cabeza si lo hizo. ¡Diez puntos para Annabeth!
Otra chica apareció de la nada e intentó teclearme de vuelta, me hice a un lado en el último segundo y le puse una zancadilla que la lanzó hasta el suelo para que su cabeza chocará contra una roca. ¡Maldita sea! ¡Cien puntos para Annabeth!
- Esa es mi chica ruda. - Oigo la voz seductora de Percy detrás de mí. - Mi corazón ya te lo entregué en el primer que nos conocimos, ahora te entrego mi cuerpo.
Lo miró y siento unas tremendas ganas de besarlo apasionadamente con la adrenalina bombeando en mi sangre, se veía completamente sexy con esa camiseta rota colgando de un lado de sus hombros, Finch estaba acostado en el suelo demasiado mareado como para levantarse.
- Tú amigo Zhang esta en problemas. -
Luke lo golpea en el hombro al pasar y le manda una mirada iracunda. - No te distraigas, gamberro. -
- Tú eres el que se está quedando atrás. - Refuta Percy malhumorado. - No te dejé muy agotado por nuestra pequeña riña ¿verdad? -
Luke sonríe de medio lado. - Cuidado con tragarte mi tierra. -
Luego sus ojos se posaron en mis manos donde sujetaba la daga, y me miró directamente a los ojos con extraño placer. Otro recuerdo lejano atacó mi mente, yo, estando gimoteando con tristeza mientras le contaba el miedo que sentía cada que mis padres se ponían furiosos entre ellos, y él girando una daga en sus pequeños dedos sonriendo como si mis problemas fueran tan sencillos resolver.
- Quédate fuera del peligro. - Me ordenó mi novio rozando apenas ligeramente mi frente con sus labios y sacándome de mi ensoñación. - No te quedes mucho tiempo a la vista de todos, tranquila, no dejaré que nadie te haga daño. Ni hoy ni nunca, amor. -
- Ya somos dos. - Murmura Luke ladeando la cabeza, Percy le dirigió una mirada de fastidio, luego agarró suavemente mi barbilla y la alzó para implantar un dulce y corto beso en mis labios. - Por ahora... - Terminó con una sonrisa que no llegó a sus ojos.
Luke corrió con las puntas de sus pies a una gran velocidad, como un experto bailarín se agachaba y daba saltos para cortar muslos y rodillas en un ligero movimiento mientras que Percy era el que daba el golpe de gracia y los tumbaba al suelo con uno o dos golpes en sus rostros.
Atractivos y habilidosos, Percy y Luke, parecían semidioses con la sangre de Dioses recorriendo sus venas, imparables ante cualquier enemigo que se les interponía en en el camino. Eran compañeros formidables.
- ¡Hazel cuidado! - Escuché el grito de advertencia de Leo. - ¡AGACHATE! -
Giré y la vi agacharse justo a tiempo para esquivar el puño que iba a toda velocidad e impactó en la ventanilla de uno de los coches viejos que estaban estacionados alrededor. El hombre soltó un alarido cuando los vidrios rotos se incrustaron completamente en su mano hasta su antebrazo. Miró a Hazel iracundo y ella intentó alejarse regateando fuera de su alcance, apenas el hombre saco su mano, Calipso apareció detrás de él y agarró su cabeza y la empujó contra el techo del auto, de esa manera acabaron con el problema.
- ¡Escóndete en el interior del auto! - Era la voz grave y gruesa de Frank dándoles indicaciones. - ¡Ya llego con ustedes en un minuto! -
- Te necesito aquí Bebé fortachón. - Exclamo Leo en su dirección, poco a poco los hombres robustos iban acorralándole contra el auto donde se encontraban las chicas, su soplete poco a poco iba perdiendo longitud. - Tú eres el de los músculos, yo solo soy el de los planes maquiavélicos. - Mostró una mueca arrepentida. - Calipso cariño, lamento que no hayas podido conseguir un novio con más masa muscular que humor negro. -
- Tal vez, lamentablemente estoy completamente e irremediablemente loca por ti. - Calipso se acercó a su lado, tenía una larga y puntiaguda rama en sus manos y una mirada tan amenazante que hicieron dudar dos veces a los hombres a acercarse. - Además, tienes tus propias habilidades asombrosas con los dedos. No creo que pueda conseguir a otro con tus mismos talentos. -
Leo se quedó patidifuso mirándola de reojo mientras un claro rubor se esparcía hasta sus orejas.
- No es el momento más indicado, nena. - Dice y cuando el primer hombre se acercó envío un arco que agarró la tela de su camiseta y el tipo se fue gritando y rodando para apagar el fuego. - Solo déjame rostizar un momento a estos tipos, y te demostraré... -
- Vaaaldeez. - Gritó Frank enfurecido. - ¡Cállate de una maldita vez pequeño elfo latino, presta también atención a Hazel! -
Giro completamente buscando a Frank, el chico no parecía estar en problemas como lo había indicado Luke, en realidad los tipos que estúpidamente iban a la carga contra él parecían los que estaban en serios problemas, el Chino-Canadiense parecía ser su propio ejército, cuando corría sus pasos resonaban como si diez soldados corrieran a su lado y su mirada aterrorizaba tan profundamente a los maleantes que los dejaba helados y tiesos en sus lugares hasta que él los derribaba con un rápido gancho.
- ¡Jason, Jason! - Esa era la voz frenética de Piper, de nuevo comencé a buscarla entre la multitud y la encontré tratando de hacerse camino entre hombres golpeándose entre ellos furiosos por la fiebre de la batalla. - ¡Déjenme pasar, suéltenme! -
Era empujada, jalada y lanzada una y otra vez entre ese huracán de furiosos cuerpos, al mismo tiempo que intentaba mantener cada trozo de su blusa junta y tapar su sostén, eché a correr junto a ella, con las órdenes de mi novio repitiéndose en mi cabeza, otee en la dirección donde pensaba que estaba pero no lo encontré a lado de Luke y ya no tenía más tiempo.
- Oh, Piper, ¿estás bien? - La agarré y traté de protegerla cubriendo su cabeza con mis delgados brazos. - Voy a sacarte de aquí. -
- Llévame junto a Jason. - Me suplicó jalando de mi falda con sus manos temblorosas. - Él me necesita, hay que sacarlo de aquí... -
La espalda de un hombre chocó contra la mía con fuerza y ambas caímos al suelo, nos detuve con una sola mano y con la otra mantenía sujetada a Piper para que no volviera a utilizar sus adoloridas manos.
- ¿Te encuentras bien? - Pregunté preocupada a Piper. Ella alzó la vista y su rostro se puso pálido de golpe encogiéndose de miedo. Hice lo mismo que ella y nos encontré enfrente de Cronos casi a sus pies y él apuntándonos con una pistola enviándole una mirada irritante directo a Piper.
- Todo inició a causa de ti. - Siseo rozando el gatillo. Todo esto es por tu culpa, cambie de opinión, es mejor verte asesinada por mis manos ya mismo. -
Percy apareció desde nuestra lateral, alzó el brazo de Cronos hasta el cielo y entre el forcejeo se dispararon tres tiros al aire que desee internamente que hayan caído en medio de la nada o en algún río, muy lejos de acertar a cualquier persona, inocente de todo esto.
Las mujeres de escasas prendas gritaron aterrorizados a nuestro alrededor al igual que algunos hombres con "oídos sensibles", se escondieron rápidamente detrás de un cualquier objeto. Percy logró lanzar la pistola fuera de sus manos a varios metros de ellos, consiguió un porrazo de vuelta pero Percy apenas se inmutó de dolor.
Mi atención volvió a Piper cuando gritó de forma estridente estando a centímetros cerca de mis oídos, solté un gruñido involuntario de dolor y me dejó desorientada unos segundos.
- ¡Jason! - Gritó de nuevo cuando lo vio levantarse del suelo, con su cuerpo inclinándose a un lado peligrosamente, no se dio vuelta, pareció que no había escuchado el grito de Piper, miraba a su alrededor sin ver con una expresión ebria. - ¿Por qué no me oye? -
- Supongo que el ladrillazo que recibió en la cabeza fue más duro de lo que pensamos. - Explique mientras nos ayudaba a levantarnos del suelo. - Estará en shock. -
Los nudillos de Cronos se estrellaron contra el lado derecho del rostro de Percy, su ceja se abrió y sangre pronto nubló su visión, se echó para atrás pero Cronos no iba a desperdiciar la ventaja. Trató de agarrarlo de los hombros, pero Percy los hizo a un lado moviendo los brazos en un arco hacia afuera, comenzó de nuevo una concentrada batalla en donde solo se oían sus fuertes respiraciones, quejidos de dolor, y músculo siendo golpeado una y otra vez. Me encogía con cada golpe que Percy recibía despreocupadamente, pero por su rostro impasible adiviné que no sentía más tanto dolor. Tal vez era la adrenalina ahogándolo y siendo un calmante instantáneo para sus músculos.
- ¿Quién es ella? - Preguntó Piper como para sí misma con la mirada perdida al frente. - No puede ser Annabeth, ¿ella es...?
- Thalia... - Termino de decir su nombre. La chica estaba allí parada adentro del círculo de seguridad que la multitud inconscientemente había creado alrededor de Jason. Tenía una cruda expresión de dolor, desconcierto y la incredulidad parecía dejarla muda.
- Es la hermana de Jason, ¿cómo ha llegado hasta...? - Una figura que pasa corriendo a un lado de Piper colisiona contra su hombro duramente y de paso me lanza a un lado a mí también.
Ambas observamos estupefactas que era Mike con su cuchillo de vuelta en manos y su único objetivo a la vista era la espalda descubierta de defensas de Jason Grace. Jason caminó con lentos pasos hacia su hermana hasta que Mike impacto contra su espalda al igual que el cuchillo.
Piper miró a su novio mientras se derrumbaba de rodillas con los ojos desorbitados de terror.
- JASOOOON. - El susodicho pareció oírlo esta vez, echó un quejido y se detuvo con las palmas de sus manos contra el suelo y giró para darle la cara a Mike.
Piper se zafó de mi agarré por culpa de mi estupor y corrió hacia ellos despavorida.
- Maldito niño de papi. - Mike alzó el brazo con cuchillo en alto y lo dirigió en el medio de sus cejas.
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Narrador omnisciente
Jason
Trató de alejarse de Mike arrastrándose dolorosamente lejos de ese cuchillo que caían gotas de sangre de la hoja. Su espalda le dolía endemoniadamente y su vista de águila había desaparecido, tenía que pestañear varias veces para quitar la suciedad de procedencias desconocidas de sus ojos.
- Maldito niño de Papi. - Rezonga Mike y baja el cuchillo con objetivo fijado en medio de sus cejas.
Entonces en un fugaz la chica de ojos idénticos a los suyos apareció delante suyo con un espléndido gancho que impacto en la barbilla del tipo y se oyó un chasquido asqueroso dentro de su boca, Mike escupió sangre y un diente en el suelo, su sorpresa fue tan grande que lo dejó tieso por valiosos segundos. La chica toma ventaja de esto y golpea la parte interna y exterior del muslo hasta dejarlo sin equilibrio, luego sujeta su cabeza con sus dos manos y le dio un rodillazo en la cara.
- Jason, cariño, ¿estás bien? - Piper llega hasta él, toma su rostro y con sus suaves dedos empieza una caricia llena de preocupación. - Mírame, estás sangrando demasiado. Oh Dioses, te vas a poner bien. Voy a sacarte de aquí aunque tenga que arrastrarte te lo prometo...
Jason miraba la espalda de la chica delante de él, desde su posición ella pareció más alta, y el sentimiento de dejavu lo atacó de golpe como si hubieran pasado años y volvía a ser un mocoso llorón y pequeño protegido por su... ¿Quién era? Tenía el aspecto de una ruda guerrera con esa mirada impecable, sí se parecía un poco a su padre.
- Jason mírame, por favor. - Le pidió su novia con calma.
Se quedó mirándola, sentada a su lado con expresión testaruda, con su blusa rota hondeando con el viento que cada vez era más fuerte. Se acercaba una tormenta. Se quitó rápidamente su chaqueta y con dedos temblorosos trató de ponérselo.
- Lo siento, lo siento. - Repitió con voz hueca, con un nudo en la garganta que tragaba todas las palabras que deseaba decir. - Te dejé ¿cuánto tiempo paso?
- Déjamelo a mí, no te molestes. - Soltó un ligero sollozo y apartó sus manos para hacer ella el trabajo. - Guarda tus fuerzas, chispitas. -
Unos brazos pálidos y con pecas lo sujetaron entonces tomando el lugar de Piper. Un extraño escalofrío repercutió por todo su cuerpo, olía a extrañamente a Pino, y la nostalgia y la melancolía parecían querer ahogarlo más que por el dolor de su espalda.
- ¿Jason? - Dijo su nombre con cuidado. - ¿Realmente eres tú? No lo entiendo, deberías estar muerto... -
Trató de articular alguna palabra pero nada salió de su garganta, Piper volvió a acercarse a él y deliberadamente jaló de él lejos de ella para que descansará su espalda en su pecho. Thalia la miró con un atisbo de enojo cubriendo sus ojos azules.
- ¿Quién eres tú? - Demandó imperiosa.
- Soy su novia. - Contestó cortante. - ¿Y tú? -
Ella dudo un segundo entreabriendo y cerrando sus labios, entonces me volvió a mirar con aflicción.
- La última vez que nos vimos, hace nueve años... - Sus dedos recorrieron la herida en mi sien, e hizo una mueca como si sintiera mi dolor. - Yo era su hermana mayor, Thalia Grace. -
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Percy
Sus pies trastrabillaron hacia atrás pero pudo detener el puño que iba dirigido a su mentón, sus nudillos chocaron una vez más y sintió el escozor suave de un dolor amortiguado por la adrenalina de pelear y dejarse ir completamente, le encantaba esto, no podía negarlo. Pelear libremente sin restricciones, sin contenerse, ni preocuparse en la fuerza de sus puños que podrían causar traumas a su oponente. Simplemente se dejaba ir, conteniendo una sonrisa llena de júbilo.
- No puedes conmigo. - Dice Cronos jadeando, agarra la parte trasera de su cuello y hace que giré incontrolablemente hasta que lo suelta y rueda en el suelo, utilizó el efecto rebote poniéndose de pie apresuradamente y su puño iba de vuelta al ataque como un misil. - ¡No soy igual de inútil que mis hijos! -
El detiene su puño pero rápidamente golpeó la parte trasera de sus rodillas y cayó encima de él acorralándolo contra el suelo.
- ¡Vaya! Pero de dónde más que de ti heredarían lo feo y estúpido. - Se mofa lanzando golpes que eran parados con los suyos. Una roca que sale disparada de la multitud choca en su mejilla, soltó un jadeo por la repentina sorpresa y Cronos aprovecha para patearlo, darle en la cara con un porrazo y tirarlo lejos de él.
Percy miró un momento hacia su primo estando en el suelo, las manos de Piper estaban manchadas de sangre, Mike desmayado y cuchillo tirado cerca de sus manos, esperó ver a Annabeth junto a ellos pero era otra chica con aspecto punk al igual que él, mirando a Jason como si fuera su mártir, escuchó ruidos y recordó a Cronos, lo observó con extrañeza yendo regateando por el suelo, adquiere algo en sus manos y cuando se pone en pie ya estaba apuntándolo con su pistola.
- Una lástima, porque he notado como disfrutas de pelear, está en tu sangre. Te encanta, te sientes vivo ¿no? Apenas has podido ocultar tu sonrisa de felicidad al combatir conmigo. - Niega con la cabeza con pesar inundando sus ojos. - Un joven atractivo, habilidosa e inteligente. Lo tenias todo para tener al mundo en tus pies...
Entonces, Percy deslumbró a lo lejos a Leo Valdez, con un extraño aparato en sus manos que se parecía a un control remoto pero con solo dos botones rojos.
- Ka- boom, perras. - Leyó sus labios, Calipso, Hazel y Frank lo miraron asustados y se agacharon de inmediato en sus lugares ocultando sus orejas detrás de sus manos e inconscientemente, él también se tapó las orejas con las manos, Leo apretó el botón y una explosión de luz provenientes de todos los contenedores del lugar iluminó todo el lugar.
Había uno muy cerca de Cronos y la explosión lo lanzó lejos por varios metros al igual que a otros que tuvieron la mala suerte de estar cerca de uno de esos indefensos contenedores que hace solo un momento se quemaba en su interior nada más que queroseno.
- Eres un estúpido genio loco, Valdez. - Escupe Percy, se ríe impresionado por el ingenio de su amigo. - Totalmente loco. -
Un trozo de lata fundida fue lanzado en dirección a Luke y él lo esquivó a pocos segundos de impactarse en su pecho.
- ¿Eran bombas? - Lanzó Luke en su dirección completamente estupefacto. - ¿De dónde mierda sacó esas bombas de gran calibre? -
Percy se encoge de hombros y busca a su amigo pirómano. Leo sale de detrás de la puerta de un coche que uso como escudo, esta riéndose, suelta carcajadas limpias con sus ojos brillando de pura malicia y un toque de locura.
- Vuelve aquí, idiota. - Le ordena Calipso escondida aún detrás del auto, pero el latino la ignora completamente, estaba demasiado embriagado por su obra maestra. - ¡Leo! -
- ¡Te lo dije Cronos! Se los dije, se los advertí a todos pocos creyentes del Supremo y Esplendoroso Valdez. - Grita a todos rezumbando de gozo. Luego zarandear un dedo con descaro en dirección a Cronos. - ¡En toda tu horrenda cara de papá-sapo! Te dije que las cosas alrededor de mí solo explotan por arte de magia! ¡Ja, incrédulo! -
Cronos se despierta de su aturdimiento con esa burla y le apunta.
- ¡Pero soy misericordioogh...! - Frank aparece súbitamente desde su costado, lo alza en brazos como a un niño y se lanzan detrás de un auto justo antes de que los disparos les haya alcanzado.
- Te debí haber disparado ya hace horas... - Brama Cronos furioso, las balas chocan contra el auto y sacan chispas y solo se detiene cuando ya no le quedan balas en el cargador. - ¡MIERDA!
Todo a nuestro alrededor se estaba quemando, los trozos de lata fundida de algunos de los contenedores habían volado por todas partes, desperdigados aquí y allá incendiando el lugar que poco a poco el humo va ganando altura y espesor a nuestro alrededor.
Escuchó una tos y una presencia familiar agacharse junto a él, Annabeth lo ayudó a ponerse de pie y ambos retrocedieron hasta donde Jason se encontraba con Piper y una chica con ojos inusualmente parecidos a los de su primo.
Cuatro de nuestros amigos ocultos a varios metros de nosotros detrás de un auto, tres hermanos medio muertos en el suelo, treinta hombres de Cronos acabados en el suelo o acobardados tal vez. Aún así... Nuestra libertad no estaba ni a diez pasos cerca de nosotros. Pensó lúgubremente.
- Hay que llevar a Jason al hospital pronto. - Dice Piper con vehemencia. - Está perdiendo demasiada sangre. -
- Los autos están cerca... - Empiezo dubitativo. Pero Jason vocaliza rápidamente mis pensamientos ocultos.
- No vamos a dejarlos aquí. - Ordena con enojó hacia mí. - No te atrevas, estoy bien...
- ¿Cómo saldremos...? - Algo interrumpe a Annabeth. La miró esperando a que acabará. - ¿Ese... Ese ruido que es?
Escucharon a la distancia el lejano retumbar de un conjunto de motores acercándose desde la ruta de tierra a una gran velocidad en la dirección en la que estaban, todos giraron sus rostros hacia ese estruendo y esperaron ansiosos hasta que el primer auto oscuro apareció en la esquina. Entró una fila de coches todo terreno, todos del mismo modelo y del mismo color carbono, aparecieron uno detrás de otro colocándose todos ellos de forma horizontal cerrando completamente el paso de hacia la salida. Los hombres de Cronos que habían pensando en escapar del lugar en sus autos, ahora mismo solo sería posible si pudieran convertir sus autos en robots transformers y pasar encima de ellos. Todos soltaron exclamaciones y lamentos.
Bajaron veinte hombres trajeados, todos con mismas expresiones blancas como si fueran clones, se pusieron detrás de sus autos blindados y cada uno sacó un arma apuntando a los tipos detrás de ellos, posicionados y listos para actuar con un solo gesto premeditado.
Al menos no estaban siendo apuntados nuevamente, suspiro Percy con algo de alivio.
Un último coche volvió a aparecer, uno más retardado que los demás, el único distinto de todos, era un Land rover que se estacionó al frente y separado de los otros.
A continuación un mayordomo con traje caro y mirada adustera bajo para abrir la puerta de un lado de los pasajeros.
Una pierna seguida rápidamente por un cuerpo delgado pero buen proporcionado bajó con elegancia. Lucía un traje caro e italiano aquel chico de la misma nacionalidad. Y traía puesta también una gabardina larga hasta sus rodillas batida por el son del frío viento de invierno que presagiaba una tormenta voraz.
El aspecto pálido y oscuro de aquel chico de cabello azabache que revoloteaba con el viento al igual que los demás hombres, estos combinaban perfectamente con todo el tétrico y deprimido panorama del lugar, excepto su ansioso acompañante, quien había abierto la puerta con ímpetu del otro extremo por si mismo y con largas zancadas se colocó a lado del tan afanado "Príncipe de la noche" e ignoró su mirada reprobatoria. El chico resaltaba como una bandera amarilla en comparación con todos ellos.
Su pareja marcaba el horizonte como si fuera un sol a punto de salir en este lugar trayéndoles el amanecer consigo. Podría decirse que su presencia era un buen augurio para él y sus amigos. Lo habría sido, si el chico no luciera como si hubiera sido golpeado y torturado por horas, sombras más profundas que las de su acompañante se veían debajo de sus ojos incluso en la distancia en donde estaba, sus muñecas estaban en carne viva y su labio hinchado y manchado de su propia sangre.
- ¿Will? - Lo nombró Annabeth, sin poder ocultar su sorpresa. El chico sonrió débilmente, pero pronto la sonrisa se le borro de la cara.
Los murmullos se alzaron y miraron con temor a Nico di Angelo como si hubiera traído un aura de muerte consigo.
- Nico Di Angelo. - Lo nombró Cronos asintiendo como una pequeña reverencia. - Los rumores de su extravagancia no eran exagerados. -
- Buenas noches, caballeros. Cronos. - Asiente de igual modo Nico con un ligero amago de sonrisa. - He llegado justo a tiempo para ser parte de la fiesta veo. Y pensar que estábamos prácticamente al otro lado de la ciudad... Permítanme felicitar un momento a mi chófer. -
Cronos hizo un gesto con la mano como dándole permiso sin quitar su sonrisa burlona.
- ¿Jules- Albert? - Lo llamó Nico mirándolo apenas de reojo.
El hombre quién hace un momento le abrió la puerta se acerca hasta él en dos largas zancadas, con una mano posada delicadamente en su estómago y la otra detrás de su espalda.
- ¿Qué desea mi joven amo? - Habló con los ojos en el suelo en pos de sumisión. Él hombre era tan pálido que pensarías que es un zombie disfrazado de chófer de un jovencito mafioso.
- Gracias, por tu excelente conducción, Albert Llegamos justo a tiempo. - Asiente Nico en agradecimiento. - Pediré que te suban el salario hoy mismo al llegar en casa. -
Un hombre que había salido del mismo auto que ellos da un respingo, casi suelta la pistola de sus manos y gira hacia ellos con rostro indignado.
- ¡Ey! Yo he trabajo por 20 años. - Empieza el hombre subiendo el tono de voz. Nico pone los ojos en blanco con fastidio. - ¡Yo necesito el salario!
- Ahora no Caronte. - Le interrumpe con un bufido. - Luego puedes seguir reclamando tu salario. - Así que Cronos, quisiera... -
- ¿Tú eres Cronos? - Interrumpe Will a su lado bruscamente, con sus hombros subiendo y bajando por su respiración agitada. - ¡Contesta! -
Todos enmudecen de golpe ante su repentino arrebato, incluso Cronos se muestra de lo más confundido. Annabeth toma su mano y lo mira buscando respuestas, él no las tenía.
- Sí, ese es mi nombre. - Le responde con cautela. - ¿Y tú eres?
- Will, no es el momento. - Le reprende Nico con tono oscuro, el rubio se dio vuelta y chocó contra su hombro. - ¡Detente de una maldita vez.
Will hace caso omiso a sus órdenes sin inmutarse y llega hasta el auto buscando en su interior, saca un paquete del y lo sostiene en sus manos con descuido y se encamina hacia Cronos con una mirada oscura y vengativa.
Nico entonces va detrás de él y trata de detenerlo cogiendo sus brazos pero Will se zafa con bruscos zarandeos furiosos. Parecía totalmente fuera de control.
- Will te estoy hablando, joder... - Demanda con una voz imperiosa, que hizo flaquear hasta a los más rudos hombres.
- ¿Will...? - Lo llama Piper pero ni siquiera voltea a verla cuando pasa cerca suyo.
El susodicho escapa de sus manos pálidas, pasa corriendo a lado de Percy con Nico siguiéndole, y puede notar que tiene los ojos rojos como si hubiera estado llorando un montón.
Nico finalmente lo alcanza cuando Will ya estaba acerca a casi un metro de distancia enfrente de Cronos, atenaza su pecho con sus brazos pero eso no detiene al rubio que se mostraba imparable, le lanza el paquete que tenía en sus manos y el polvo blanco en su interior, se rompe y se desparrama el contenido blanco encima del pecho de Cronos.
- Está mierda es tuya. - Grita Will con furia. - ¡Te la devuelvo!
- Basta, Will. - Ordena Nico zarandeándolo como para hacerlo entrar en razón, el ojiazul mira a Nico con sorpresa pestañea un par de veces, luego se queda quieto tratando de controlar su respiración.
Cronos lleva un dedo con polvo blanco hasta su nariz, lo huele y sonríe a la vez que le alza una ceja hacia Will.
- Cocaína, a pesar de tú grosero gesto, nunca me desagrada tener un poco de este polvo en mis manos. - Dice en tono alegre, mira de arriba a abajo hacia Will. - Al parecer no has pasado una buena noche, fue una mala elección de novio ¿eh chico? -
- Tú, no sabes nada. - Sisea Will, Nico se pone adelante de él sujetando su muñeca para evitar que pudiera lanzarse un vez más. - Voy a encontrar la manera de matarte, no me importa los métodos ¿Oíste? -
- Mira nada más... Qué tierno. - se burla Cronos de sobremanera. - Me pareces conocido, ahhh... ¿el hijo de Apolo? -
- Leo, Frank... - Los llama Nico, con apuro, interrumpiéndole. - Las chicas también, andando nos largamos de aquí. - Mira a Cronos y finge arrepentimiento. - Mi compañero se encuentra indispuesto en este momento, no obstante me gustaría que habláramos en otro momento, Cronos. -
El susodicho echa un bufido con burla, mira a su alrededor significamente y dice.
- ¿De verdad, piensas que te dejaré ir tan fácilmente? - Advierte en tono divertido.
- En realidad sí. Señor, parece que será necesario que le revisen los ojos. ¿Acaso no se ha dado cuenta? En la posición en la que se encuentra, no quiero humillarlo repitiéndolo para usted. - Se jacta Nico, sus labios se curvan en una sonrisa burlona. - Con un chasquido de mis dedos usted estaría perdido, ¡Oh! Y no lo digo por mis hombres o todas esas pistolas apuntándolo, por favor no lo crea, seria una ofensa incluso para mí mismo. Una manera tan simplona de acabar con una rata.
- ¿Quién te crees mocoso? No eres nadie en mi casa. - Empieza.
- Leo, explícale que estuviste haciendo por aquí. - Indica hacia ellos. Quiénes ya se habían acercado lentamente y con cautela hasta Percy y los demás.
- ¿Recuerdan que soy el chico explosivo? - Exclama con renovadas energías.
- Por favor Leo. Ve al grano. - Advierte Nico, dirigiéndole una mirada censuradora. - Piper, sube a Jason a uno de los coches y que alguien los ayude también.
- Hay un montón de granadas colocadas estratégicamente al rededor de esta cabaña. Las puse de tal modo que ni aunque vivan ochenta años lograrán encontrarlos. - Explica Leo con voz monótona, sin apartar los ojos de Cronos. - Solo tengo que apretar este botón y un montón de polvillo de Hadas de esos que te hacen volar estarán impregnados en el suelo. Polvito blanco, ¿no acabaste de decir que te encantaría aquello?
Los ojos de Cronos se abrieron de par en par, lo habían descolocado completamente. Todos alrededor suyo que hace unos momentos estaban de su lado empezaron a correr despavoridos en el interior del bosque. Cronos apenas pudo lanzarles amenazas pues Nico ya estaba tirándole la suya.
- Tengo entendido que este territorio está a tu nombre ¿no? - Susurró Nico con tono irónico. - No tienes escapatoria, la cocaína cubrirá estas tierras mas rápido que la nieve. Y no habrá nada que puedas hacer ante los oficiales y sus perros entrenados. ¿A no ser que literalmente seas el Titán del tiempo? Pero supongo que no tienes esa suerte. Es una desgracia. -
- ¿Tanto amas a la muerte que vienes a probarla? - Se defiende débilmente. - Maria Di Angelo, la recuerdo, siempre las recuerdo a todas ¿sabes? Gritó tu nombre justo antes de que la asesinará, fue patética hasta el final. Y tú te pareces a ella, en todos los sentidos.
- Eres una basura... - Will exclamó intento acercarse pero Nico puso una mano en su pecho.
Nico se acercó hasta él, lo miró desde su altura con altanería y descaro como si fuera un Rey. Pero lo era, Nico era el Rey de los fantasmas en el bajo mundo que Percy sin saberlo se había adentrado hasta el cuello. Ahora lo veía.
- ¿Aquel es Nico? - Preguntó la chica punk en un susurro. Una expresión de desconcierto total y algo de tristeza. - Cuánto has cambiado... -
- Tu muerte seria grandioso para mí. Un placer exquisito. - Miró a Will de reojo y volvió a hablar, con sus ojos negros absorbiéndolo cada alma desgraciada del lugar. - Pero lamentablemente, te necesito vivo unos minutos más.
- Voy a... -
- Has sido muy cuidado Cronos, nunca un paso en falso, nunca dejando rastro. Y de verdad que el plan de un par de adolescentes y un elfo te hayan cogido desprevenido. - Dice Nico sin dejar de sonreír con ironía. - Debes sentirte tan avergonzado, pobrecito... Estás atrapado, perdente.
Cronos lo miró atentamente, por primera vez en la noche se había quedado completamente callado, completamente indefenso. Nico entrecierra los ojos en su dirección con diversión. Percy no se dio cuenta que estaba conteniendo la respiración impresionado hasta que soltó todo el aire que contenía. Annabeth también lo miró estaba pálida y con los ojos muy abiertos. A todos nos había impactado demasiado.
Nico se dio la vuelta y les indicó el camino con un gesto vago a todos, de pronto todo estaba ocurriendo demasiado deprisa, Nico le había indicado a su mayordomo que fuera en el auto donde iban Jason, Piper y la otra chica para el hospital inmediatamente. Will se subía detrás del asiento del copiloto del auto por donde había salido, Nico quitó el aparato de las manos de Leo sin oír sus quejas, y subió en el asiento conductor.
Antes de que Percy hubiera subido al auto, había buscado a Luke por todas partes. Lo encontró a lo lejos oculto detrás de unos árboles mirándolos atentamente. Percy le gritó que viniera con ellos, pero se quedó allí parado sin mover un solo músculo. Annabeth tomó su mano y jaló de él para que se subiera pronto al coche. Observó que Luke miraba sus manos entrelazadas intensamente, luego dijo algo que solo él podría entender leyendo sus labios silenciosos.
- Esto no cambia nada. -
Entonces se introdujo en la oscuridad y no volvió a emerger, Percy se quedó mirando unos segundos más en aquella dirección con tristeza hasta que Nico lo llamó con enojó para que subiera al coche, se subió en el asiento copiloto y se agarró cuando Nico aceleró de golpe girando bruscamente para salir a la calle.
- Lo lamento tanto, Will. - Escuchó la triste voz de Annabeth en el asiento de atrás.
Giró a ver de que hablaba, se quedó helado, había un cuerpo allí oculto en una bolsa negra que los policías utilizaban especialmente para los cadáveres. Will abrazaba ese cuerpo, con lágrimas cayendo de sus ojos limpiando la sangre de su rostro. Sollozaba crudamente, con temblores atacando su cuerpo que tantas veces había parecido tan fuerte e indestructible.
Nico miró por el espejo retrovisor, sus ojos se tiñeron de dolor inmediatamente, Will se dio cuenta de esto, pareció dudar un segundo, luego le paso una mano por en medio de los asientos.
Y Nico la sujetó con fuerza, le dio un apretón y así se quedaron por un momento largo. Quiso advertir que no manejará con una sola mano, pero presentía que Nico lo tiraría entre el yuyal antes de soltar la mano de Will.
- ¿Puedo pedirte un favor? - Preguntó Nico a Percy sin rodeos. - Aprieta ese botón. Ahora. -
Hablaba del control remoto de Leo, lo hizo apenas lo cogió. No titubeo un solo segundo, poco después a lo lejos observó luces rojas y azules acercarse con sus sirenas prendidas cada vez más fuerte y estridentes.
Pasaron seis patrullas, y cuando faltaba por cruzar el último, Nico le hizo señales con las luces a la última patrulla.
La patrulla bajo su velocidad, Nico también hizo lo mismo hasta que se detuvieron uno al lado del otro a mitad del camino con todos los terrenos parando detrás de nuestro coche, solo uno siguió su camino, el que llevaba a Jason al hospital, deslumbre a mi primo en un nanosegundo por la ventanilla de los asientos pasajeros, nuestras miradas se encontraron y se despidieron.
Nico le lanzó una pequeña bolsa al oficial del policía de la patrulla a través de la ventana, tenía ojos marrones y pelo castaño ondulado. Atrapó la bolsa en el aire, y sacó su contenido en la palma de su mano.
Eran unas pequeñas rocas algo brillantes y algo sucias. Escuché el jadeo sorprendido de Annabeth detrás de mí. Le preguntó con la mirada.
- Diamantes. -
- Muchas gracias, señor Di Angelo. Nos encanta hacer negocios con usted. - Dijo el hombre con una gran sonrisa de oreja a oreja. Bueno. Percy también estaría sumamente feliz si alguien le diera diamantes en estos momentos de crisis.
Nico asintió con gesto sarcástico y aceleró de nuevo el coche con la fila de todos terrenos siguiéndoles de vuelta.
- ¿Qué demonios eres? -Soltó sin poder evitarlo. Estaba demasiado sorprendido para ser amable.
- Es una pregunta interesante. - Musita Will y reposa su frente en el asiento de Nico, como si estuviera apoyándose en él.
Los oscuros ojos de Nico impactaron los suyos, y lo vio, se sorprendió en gran medida que hasta este momento se haya dado cuenta. La crueldad y la astucia de este chico rico. Había un lado que jamás había visto, y conocerlo por primera vez, lo dejó dudoso de todo lo que conocía a su alrededor. ¿Cómo no se había dado cuenta de esta oscuridad que rodeaba a su primo?
- Será mejor que sigas siendo fuerte, Percy. - Le dijo su primo mirando el camino oscuro delante de ellos, sin detenerse en los hoyos ni en las curvas. - De otro modo, este mundo te tragará vivo y te escupirá muerto.
Miró a Annabeth detrás de él, sus ojos grises brillando con fiereza, su pelo rubio atado en una coleta desordenada, y sus labios rojos que soltaban un montón de palabras que podrían callar hasta a un profesor con mil diplomas. El amor lo golpeó con tanta fuerza, que pensó que se quedó sin respiración. Quiso transmitirle todo su amor con sus arrebatadores ojos del océano vasto e implacable.
- Por ella... - Murmuró, luego como solo el podría hacerlo incluso en estás situaciones. La miró directo a los ojos y su voz adquirió un tono juguetón. - Está bien, tengo a una listilla para sacarme de los apuros, ¿verdad, Annie?
FIN.
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Gracias por el apoyo incondicional de un año.
Subiré otro capítulo explicando que sucederá a continuación.
Nos vemos
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