Manchas de colores (Annachel)

Notas: Ningún personaje me pertenece, todo es obra de Rick Riordan.

Advertencia: Pareja lésbica.

Manchas de colores

A veces, llegaban esos días en donde la joven Annabeth Chase realmente no sabía lo que estaba haciendo, ni siquiera con todo su intelecto.

_Esto tiene que ser una broma... -Siseó por lo bajo. Su mirada iba de los globos a los dardos y viceversa. Estaba a tan solo un par de metros de distancia... ¡¿Por qué no le daba a ninguno?!

La situación era así: Por alguna broma de los dioses terminó acompañando a Rachel a un raro curso de pintura. No era la gran cosa, solo globos rellenos de pintura sobre un lienzo gigantesco al cual debían atinar con dardos; de allí la obra se desarrollaría con libertad...

Pero ella... No le había dado ni a un solo globo.

¿Me estaré volviendo torpe? Pasar rato con el sesos de alga sí hace daño... Pensó por un corto instante, intentando y fallando nuevamente.

Bufó.

No había un motivo detrás ni tampoco es que la situación la superara en dificultad, es solo que todo era tan fresco y espontáneo que no sabía como manejarlo.

_¿Sigues sin darles? -Curioseó la pelirroja, acercándose con su risueña expresión recubierta de pecas y pintillas de varios colores.- ¿Quieres que te ayude?

Era obvio que ésta si estaba avanzando con los globos de pintura.

Annabeth aspiró hondo. Esto no debía ser tan díficil si una mortal podía con ello.

_Puedo sola, gracias. -Alegó, humillantemente infantil para su gusto, aunque provocando una risilla en la contraria.

_Uhn... Si tú lo dices. Estaré cerca por si me necesitas ¿Eh?

...La cosa era simple: Se estaba volviendo idiota y la culpable legítima de ello era una mortal llamada Rachel Elizabeth Dare.

Estaba segura que siempre sucedía cuando estaba cerca suyo, como si la joven heredera despertara algún instinto patoso en la hija de Atenea y no pudiera hacer nada al respecto.

Y hoy no fue una excepción, pero... ¿Se rendiría?

Claro que no. Era una mestiza orgullosa y le demostraría a esa graciosa pelirroja que era capaz de todo... Hasta llegar con machas de colores al almuerzo que acordaron.

¡Puedo hacerlo!

Si tenía que ser patosa con Rachel, al menos lo haría bien.

...Y tal vez hasta le ayude imaginar que está apuntando al trasero del hijo de Poseídon. Una nunca sabe.

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