EL ESPANTAPÁJAROS.

Veo la calle mientras el automóvil avanza, claramente estando aburrido. Madre siempre dice que debería disfrutar de más cosas además de navegar en internet, pero para un niño de 7 años de la época actual hay pocas cosas realmente disfrutables en 'la vida real'. Este era uno de esos días en los que visitábamos a mi abuelo, como usualmente lo hacemos cada dos semanas.

"No deberías poner esa cara aburrida" Dice mamá, intentando animarme. "¿No te gusta visitar la granja del abuelo?"

En parte, ella tenía razón. Disfrutaba bastante pasear por la granja y ver a algunos de los animales. Aún así, no me sentía emocionado de ir al lugar.

"Bueno, no puedes culparlo" Dice papá, quien iba manejando el automóvil. "Los niños de estas épocas quieren estar en la computadora todo el día." 

"Aún así, no es sano estar encerrado en casa todo el día" Replicó mamá.

Mientras ellos se pierden en su conversación, yo vuelvo a lo mío. Me dedico a ver la ventana del automóvil, aceptando que no había manera de escapar de la salida familiar.

Después de un tiempo, finalmente llegamos a la vieja granja. El familiar olor entra en mis fosas nasales, no es tan agradable debido a los desechos de los animales.

El abuelo nos recibió con los brazos abiertos entre risas, él es un buen hombre y muy dedicado a su trabajo. Es divertido escucharlo hablar de historias de su juventud.

El día pasa bastante deprisa, nada realmente interesante. Y llega el momento que más disfruto de estas visitas: el de explorar los alrededores de la granja. Afortunadamente mis padres me dejan estar solo en el perímetro de la granja, ya que el abuelo les ha insistido en lo seguro que es el lugar.

Entonces, me apresuro a ver a los animales y pasear por el monte. Los cerdos son lindos, con sus redondos cuerpos y lindas narices. Poco a poco me voy alejando mientras veo a los animales, mi juguetona mente me pide avanzar un poco más por el camino, curioso de que hay más allá. 

Después de caminar un poco más, me encuentro con la zona de cultivos de mi abuelo. Parece ser que ya hay algunos frutos maduros. Entre las zonas de cultivos puedo ver una extraña figura. Una figura de forma humana, recubierta con telas que lo hacían parecer un granjero, atado a varios palos de madera que lo sostenían. Había escuchado de ellos, era un espantapájaros.

Sin embargo, no me sentía del todo seguro al verlo. Su cara mal dibujada me daba ciertos escalofríos por mi espalda de vez en cuando. Y aparentemente no funcionaba bien, puesto que algunos cuervos se acercaban a él en lugar de espantarse, los pequeños pájaros hasta comían partes del espantapájaros.

Dándome cuenta de que he estado afuera por más de una hora, decido regresar con mi familia. Después de otro rato, finalmente regreso con ellos. Mi abuelo me pregunta acerca de mi paseo por la granja, como siempre muy animado.

"Tu espantapájaros es muy raro, y no funciona. Los cuervos no se alejaban de los cultivos" Dije con una pequeña risa.

La cara de mi abuelo pasó de una de felicidad a una de confusión.

"¿Cuál espantapájaros?... Yo no tengo ninguno" 

Mi abuelo se dirigió a investigar al tal espantapájaros. 

Después de unas horas, no entendía por qué mi madre se aferraba tanto a mí entre lágrimas. Como si fuese a desaparecer si no me sostenía. 

No entendía por qué mi padre había llamado a la policía.

No entendía por qué el abuelo se mostraba tan preocupado mientras hablaba con el agente de policía.

Y no entendía, por qué la ambulancia se llevaba al espantapájaros, encima de una camilla y tapado por una sábana.


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