Capitulo 3
pequeña esperanza para un castigo sin fin
Tanto high school dxd como Dragon ball no son de mi propiedad, los créditos son para sus respectivos creadores.
agradecimientos especiales para satashi130
- eh? akeno-san?.-- cuestionó el chico de cabellera castaña cuando observó a la reina de rías salir de una tienda justo cuando él pensaba en entrar al mismo almacén.
- eh?, issei?, que haces aquí?.-- preguntó cuando de inmediato se puso nerviosa al escuchar esa repentina voz conocida.
- he venido a comprar algo de ropa, no pensé en encontrarla en un lugar como este.-- respondió preguntándose por que la chica actuaba de esa forma pues casi siempre se presenta de forma tranquila.
- ara ara, debe ser solo coincidencia el que te encuentre por aquí issei.-- comentó la azabache al escuchar la respuesta del peón más valioso de rías grémory.
-y se puede saber que ha comprado?- cuestionó sin razón alguna perdido en la lujuria que le provocaba ver los enormes pechos de la reina.
- ara ara, solo he venido a comprar unas cuantas cosas que necesito.--contestó mientras solo pudo sonreír ante el acto del dragón emperador rojo, que como cualquier chico se notaba en el brillo de sus ojos que la deseaba para satisfacer sus deseos carnales.
- supongo que está de regreso.-- siguió hablando, esta vez al parecer supo que observaba demás y desvió la mirada cuando la sonrisa de la azabache se tornó un tanto incómoda.
- así es.-- exclamó sin más mientras comenzó a seguir su camino. --fue un gusto, te veré mañana en el club.- terminó a la vez que pasó por un costado del castaño.
- e-está bien.-- habló cuando regresó un poco la vista para detallar el resto de su cuerpo, la reina de rías era bella, incluso se podría decir que era más hermosa que la misma rías grémory, lo pensó y trató de encontrar una respuesta para tan reñido debate, sin embargo mientras observó las bellas piernas que poseía la himejima y las curvas que resaltaban con su ropa, notó que una de las tantas bolsas que llevaba consigo terminó en el suelo.
- akeno san, se le ha caído esto!.-- exclamó mientras recogió el objeto.
ella giró su vista de vuelta y observó el torpe error que acababa de cometer y se maldijo por cometer tal acto que de seguro podría traerle problemas.
- este, gra-gracias issei-kun, soy muy despistada.-- se excusó cuando recibió aquella bolsa de regreso, al parecer el castaño no habría visto el contenido del paquete y todo estaría bien.
- no es nada, debería tener más cuidado.-- respondió el chico pervertido ante las palabras de la reina.
- está bien, nos vemos mañana...- con ello esta vez se fue del lugar, a un paso rápido desapareció de la vista de issei.
- akeno-san es muy linda- declaró mientras balbuceaba. --me pregunto que es lo que compró.-- pensó mientras acercó un trozo de papel que sustrajo de aquella bolsa hace unos momentos.
- ¡vamos, a ver!, de seguro son bragas o tal vez un sostén!.-- clamó entre fantasías, sin embargo la realidad que le aguardaba era otra.
- eh?, sudadera masculina?.-- cuestionó extrañado cuando observó la factura que detallaba aquel articulo comprado.
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ella llegó nuevamente al santuario que era su hogar, dejó en una pequeña mesa todo aquello que había comprado y como de costumbre que había sido desde el día en que le trajo, comenzó a limpiar con un toalla todo el estructural cuerpo de su extraño huésped.
- dime... te sientes mejor?.-- habló al inconsciente chico que yacía en la cama. --supongo que no.-- se respondió a ella misma cuando lo único que podía tener como respuesta era el silencio mismo de la habitación, aunque a veces opacado por el agua chorreante que salpicaba cuando akeno escurría aquella toalla.
- ara ara, pero que gran cuerpo tiene extraño-kun.-- exclamaba cuando sus manos paseaban el objeto húmedo sobre la piel del chico, sintiendo cada relieve de los fortalecidos músculos de gokú, sus mejillas se pintaban de un tono rojizo a la vez que guardaban bastante calor dentro de ellas.
- pero que es lo que estoy diciendo, es por esa misma razón que he ido a comprar algo.-- exclamó nuevamente con una risilla, y dicho aquello fue por los objetos que había comprado en aquella tienda hace unas horas.
- mira, te he comprado esto.-- habló con la misma actitud cuando de una bolsa extrajo varias prendas, entre ellas un pantalón y una chamarra.-- no sé si te guste, la verdad soy muy mala comprando ropa para chicos.-- explicó a un gokú que a pesar de los cuidados e intentos de la demonio parecía no despertaría nunca.
-¡ara ara, veremos como te queda!.-- dijo cuando se dispuso a vestir el cuerpo semidesnudo del saiyajin y con ello finalizó lo único que podía hacer día tras día. --tal vez mañana despiertes, no hay prisa extraño-kun.-- terminó cuando le volvió a cubrir con la sabana.
y una vez más salió de la habitación solo con la esperanza de que el día de mañana pueda saber su nombre.
aquella noche, akeno entró al cuarto en el cual el saiyajin yacía inconsciente como siempre, hay que destacar que como la mujer vivía sola, solo había una cama y al pasar los días aquel sofá que remplazaba su sitio de reposo se tornaba un poco más incómodo y la única solución que encontró hasta comprar una para ella fue la de compartir el recinto, al menos solo por esa noche.
sin embargo podría hacerlo?.-- se cuestionó cuando se encontraba con su ropa de dormir frente al chico de pelos en punta. la actitud por la que era conocida desapareció en ese momento, se creía mas que capaz de hacerlo, pero llegado el momento se sintió paralizada, no importa que su invitado estuviera inconsciente, porque si llegaba hasta el final habría compartido cama con un chico por primera vez.
- ara ara, debería hacerlo?.-- se preguntó ella con un rostro de confusión.--supongo que no hay problema, está dormido después de todo...¿no?.-- concluía tratando de convencerse ella misma.--di-discúlpame extraño-kun, pero tengo frio.-- terminó diciendo en un tono bastante alterado y algo orgulloso mientras se acomodó como pudo bajo las sabanas.
le dio la espalda, estaba nerviosa y el silencio de esa habitación era tal que podía escuchar claramente palpitar su corazón a una gran velocidad, pensó en marcharse, pero el calor del azabache era reconfortante aún cuando estaban algo separados, tal vez fue por esa razón que poco a poco se relajó y dejó que al final de todo el sueño la consumiese.
los cálidos rayos solares lograron colarse por las aberturas de las cortinas, la luz que de entre el transparente vidrio cruzaba se posó sobre el blanco y bello rostro de la demonio que ya sea por el fastidio u otra cosa finalmente abrió sus orbes violeta con pesadez.
--no me quiero levantar aún.-- susurró mientras se giró buscando una almohada para cubrir su cara, sin embargo cuando extendió su brazo puso sentir la cabellera en puntas que pertenecía al chico que a su lado seguía inconsciente como el día de ayer y posiblemente no muy distinto al día de mañana.
pero la verdad absoluta es la que dice que el destino es incierto, y hoy no sería igual al ayer, ni al día de mañana, los engranajes del universo parecían comenzar a girar llamando a aquel que vive en sus propios errores sin poder hacer algo al respecto.
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el pasto era verde, el cielo despejado y bajo la sombra de un frondoso árbol se encontraba un chico de cabellos en punta junto a una bella mujer, de la cual tenía la suerte de haberla conocido en un punto de su vida y que ahora sea su esposa. aquella dama de cabello oscuro abrazaba a su esposo con fuerza, mientras ambos pares de luceros observaban a la lejanía.
- gracias gokú, gracias por darnos una oportunidad más, se que he sido muy dura contigo, pero he aprendido que tu estás hecho para pelear.-- comentó la mujer mientras se separó de su hombre y le miró a los ojos directamente, orbes bañados de un brillo de felicidad y esperanza absoluta cuando su reflejo posaba en ellos.
-milk...-- habló melancólicamente, como si estar presente en ese momento le llenase tristeza .
- gracias por salvarnos a todos, gracias por darnos una oportunidad más, gracias por demostrar que tu corazón puro se alzará sobre cualquier problema y nos protegerás una y otra vez.-- clamó entre lagrimas, con una sonrisa que demostraba felicidad pura.
- milk, yo no soy eso!.-- clamó con fuerza mientras trató de tomarle de los hombros, dispuesto a mostrar la clase de escoria que era, de la miseria que una vez trajo a la existencia misma, sin embargo cualquier intento fue en vano, porque aquello nunca pasaría y él lo sabía mejor que nadie.
antes de hacer contacto alguno ella desapareció frente al sus incrédulos ojos y ahora lo único que tenia en frente no era más que una petrificada lápida, "aquí yace milk, amada esposa, madre y abuela".-- se grababa sobre el monumento, objeto que solo existía por culpa suya y de nadie más.
su vista posaba en ese nombre, inmóvil y sin parpadear, hasta que una voz se escuchó en su mente.
-por que tuvo que pasar esto!.-- se escuchó el desgarrador grito de su esposa resonar incluso en las tinieblas más oscuras del sitio. --maldigo a aquel que me condenó a este dolor.-- volvió a clamar entre sollozos ante aun gokú que lo único que podía era seguir su voz sin dar con el paradero de su amada mujer.
-¡Es mi culpa!.-- clamó en respuesta de los lamentos de su esposa. --¡Todo es mi culpa!.-- volvió a exclamar con lágrimas derramándose de sus ojos, sin embargo ante esas palabras solo pudo escuchar una risilla. --no es tu culpa gokú, porque tu nos salvaste y siempre nos protegerás!.-- respondió milk con aquellas palabras que no le dejarían en paz nunca.
- ¡gracias papá!- fueron un par de voces, de inmediato reconoció de quien eran y buscó a su hijos desesperadamente.
-!goten?, gohan?, ¿¡DONDE ESTÁN!?- clamó observando a todos lados, hasta que regresó la vista a aquella lapida y notó que el epitafio de su mujer no era el único en ese lugar se alzaba.
los nombres de toda la gente que había conocido a lo largo de su vida estaban en esas lapidas que mostraron que bajo las sombras de las ennegrecidas nubes se encontraba un cementerio completo y aquellas voces gritaban una y otra vez la misma frase. --"¡gracias gokú!"-- un agradecimiento que no le pertenecía, que hacía tornar sus ojos vacíos deseando solo una cosa.
--la muerte.--
- sus dientes rechinaban mientras que las lagrimas no paraban de salir una y otra vez mientras con la poca cordura que le quedaba trató de cubrir sus oídos, pero esa era su maldición, y ese dolor nunca desaparecería.
-¡gracias gokú!-- gracias papá- -gracias... ¡abuelo!.-
- ¡GRACIAS!-
con ello su maldición le pasó factura una vez más cuando los lamentos, gritos, chillidos, de todos aquellos que un día dejaron de existir por su culpa, resonaron sin descanso alguno en su cabeza y miles de millones de imágenes de personas de los tantos universos pasaban por su mente recordando el único y peor error que puede existir.
"hablo de ti son-gokú.-- volvió a pasar el recuerdo del único ser que le conoció en verdad.
--yo no los salve!.-- dijo con voz quebrada mientras terminó de rodillas, miserable y envuelto en un mar de dolor y desesperación. --yo no los salvé!.-- clamó nuevamente mientras apegó su frente con fuerza en la tumba de su mujer.
-¡YO LOS MATÉ!-
el desgarrador grito salió de la boca del saiyajin mientras de golpe se había levantado, dejando vacía la almohada la cual mantenía reposada su cabeza hace unos instantes.
la agitada respiración parecía le ahogaría en cualquier momento, sus ojos derramaban lágrimas sin parar, pero no era aquel líquido cristalino que baña los ojos de cualquiera, porque el río que recorría sus mejillas no era nada más que sangre, sus orbes lloraban sangre descargando todo aquella tortura que su corazón no podía soportar.
sus manos sujetaron su cabeza, tratando de callar las voces que en su mente se escuchaban una y otra y otra vez sin detenerse.
- ¡POR FAVOR PAREN!.-- clamó con una voz desgarradora que penetró cada rincón del sitio.
-¡paren!- repetía una y otra vez, mientras sus ojos temblaban
eran las pocas palabras que podía articular, ya no lo soportaba, lo único que deseaba como cada miserable día era morir, algo que nunca sucedería.
- tra-tranquilízate.-- gritó akeno cuando entró en la habitación después de escuchar aquellos gritos desde la cocina y se alarmó cuando lo observó llorar de esa espantosa forma.
- ¡ya basta!.-- clamaba entre sollozos sin prestar atención alguna a la pelinegra que le había hablado.
- no te preocupes, ya has despertado!.-- explicó a la vez que le tomó de sus hombros tratando de hacerle entrar en razón.
-¡paren!.-- volvió a hablar, esta vez en un tono más bajo cuando observó los ojos violeta de la himejima.
- to-todo ha terminado.-- se puso nerviosa cuando sus pares de luceros se encontraron por primera vez.
- eh?.-- balbuceó cuando detalló su rostro, un rostro que no conocía, y supo que por eso mismo había dejado de soñar y ella misma se lo corroboró segundos después con una tierna sonrisa.
- el sueño se ha ido...-
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--oigan...-- exclamó el castaño en la sala del club del ocultismo a todos los presentes que en la sala se encontraban.
--si?.-- cuestionaron los que parecían prestarle algo de atención.
- no les parece raro que akeno-san no haya asistido a clases hoy?.-- era la duda que parecía atormentarle cada vez que sostenía ese pequeño papel que de la bolsa de akeno había extraído el día de ayer.
- bueno, de seguro tenía que hacer algo importante.-- respondió con un rostro tranquilo el príncipe de la academia con su cabellera rubia que era lo que más resaltaba de él.
pero ante aquel comentario rías grémory mostró un rostro de fastidio antes de chasquear la lengua.
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si bien no fue a la academia aquel día, por lo menos aquello por lo que había esperado al final ocurrió, aunque no de la manera que esperaba, pues parecía no haber despertado por voluntad propia, si no por la insoportable pesadilla que traía consigo en el profundo sueño que le consumía.
- ara ara, veo que ya despertaste...-- habló la sacerdotisa con una sonrisa quien aguardaba al saiyajin a un lado de la cama.
- eh?...-- respondió después de abrir sus orbes, observando a la bella chica que parecía haberle cuidado.
- después de que despertaste alterado, parecías haberte calmado y volviste a dormir.-- explicó mientras dejaba una pequeña bandeja en la mesa a un lado de la cama.
- su-supongo que el golpe fue muy fuerte.-- respondió ante el comentario de la himejima mientras frotó su cabello sintiendo parte de los estragos del golpe. --dime, cuanto tiempo llevo inconsciente?.-- cuestionó a la chica
- ara ara, pues que te digo, diría que al rededor de un mes.-- contestó mientras tocó su mejilla tratando de sacar un resultado.
-¿un mes?.-- exclamó bastante intrigado, por lo general aquello no debía de haberle pasado, él no puede ser lastimado de tal forma.
- ya no te preocupes por eso, mejor come un poco, acabas de despertar, de seguro tienes hambre.-- las palabras salieron de su boca con un tono dulce cuando extendió aquella bandeja de comida al chico.
--no deberías preocuparte tanto por mi.-- el saiyajin trató de oponerse ante la amabilidad de la chica, parecía haber hecho ya bastante por él como para seguirla incomodando.
- venga, no te preocupes.-- respondió ella con una risilla, no dando importancia al comentario del son.
-e-está bien.-- y con ello disfrutó la comida de akeno, era delicioso para su paladar que había olvidado cualquier clase de sabor.
- gracias, estuvo delicioso.-- agradeció regresando los objetos a la oji-violeta que siempre le observó con una sonrisa.
- ara ara, me alegro de que haya gustado...-- dijo mientras recibió la bandeja con platos vacíos.
- de verdad muchas gracias, por todo, pero tengo que irme-- habló mientras hizo un esfuerzo para levantarse de la cama.
- ara?, irte?, pero si acabas de despertar!.-- exclamó bastante preocupada por las palabras del saiyajin
- tengo que irme.-- repitió una segunda vez, sin embargo no pudo hacer mucho cuando se desplomó de la cama.
entendió la razón, sus piernas no respondían y algunas partes de su cuerpo estaban en el mismo estado.
- o-oye estas bien?!.-- akeno habló alterada y preocupada tratando de ayudarle.
- ¿un mes?.-- se preguntó. -- debe ser mucho mas tiempo.-- masculló, pues si bien akeno le encontró en ese tiempo, debió haber estado vagando en alguna parte en el mismo estado.
- a que te refieres con eso?.-- cuestionó akeno cuando al fin le volvió a recostar en la cama.
- no es nada, solo no me escuches.-- susurró a la chica.
- como sea, no puedes marcharte en estas condiciones.-- terminó la pelinegra con un rostro bastante molesto por como actuaba el son.
- pe-pero.-- habló no sabiendo como responder a ese comentario.
- vamos, no puedes caminar, y aún así, dime a donde debes ir con tanto afán?.-- cuestionó akeno a un saiyajin que solo pudo desviar la mirada.
- yo, no tengo a donde ir.-- respondió en un susurro, no sabía donde estaba ni mucho menos recordaba algo, sin embargo sentía que tenía que hacer algo.
- ara, lo ves?, solo quédate aquí, por lo menos hasta que puedas caminar.-- propuso la demonio con una risilla por como actuaba el chico.
- tampoco quiero ser una molestia.-- dijo mientras volteó a verla nuevamente, pues cualquiera que estuviese en su lugar se sentiría del mismo modo.
- ara, no lo eres, así no te preocupes y quédate aquí hasta que estés en buenas condiciones.--
-supongo es lo mejor, gracias por todo y te prometo que te pagaré este favor.-- el saiyajin cerró sus ojos, estaba aliviado de que se encontrase con alguien así.
- ara ara, puede que eso me interese mas adelante.-- respondió dejando una duda en el azabache.
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- oye kiba, debe sentirse increíble ser el príncipe de la academia.-- dijo issei fantaseando con tener montones de chicas desearle tal y como le pasaba al rubio alfil de rías.
- la verdad, es un poco insoportable que todas las chicas te sigan.-- respondió recordando lo fastidioso que es eso.
- no se como puedes decir eso!.-- reclamó bastante enfadado por tales palabras que según el: nunca deberían salir de la boca de un hombre.
- es solo que...-- estuvo a punto de responder el alfil, sin embargo se encontraron de frente a la reina azabache frente a ellos, aparentemente dirigiéndose con dirección a la salida del instituto.
- akeno-san?, regresa a casa?, ¿no piensa ir al club?.-- cuestionó issei, ya bastantes días que carecían de la presencia de akeno en aquel viejo edificio.
- e-este... ara ara, resulta que tengo que hacer algo muy importante también hoy, así que no podré ir, ¡ha-hasta mañana!.-- explicó vagamente dejando intrigados a ambos ciervos demonios.
--akeno-san está actuando extraño estos días...-- comentó issei mientras observó a la chica alejarse hasta que desapareció de su vista.
- también lo he notado, de seguro que la presidenta sabe algo...-- añadió kiba quien comenzó a seguir al club.
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ya habían pasado unos días, los pasos de la chica eran bastante acelerados y no fue hasta que se cercioró de que no hubiera nadie para sacar sus alas de demonio y volar a su hogar, una vez más quería regresar porque alguien le esperaba en casa.
tan pronto como aterrizó puso las llaves en su respectivo lugar para abrir la puerta y dejando a medio cerrar el pórtico, siguió por el pasillo hasta el cuarto en el que el azabache residía.
abrió la puerta y con voz fuerte y un gran ánimo saludó a todo pulmón.
- hola gokú-kun!, ya regresé.-- exclamó, sin embargo solo le habló a la nada, porque en la habitación no había nadie, y las cortinas que ondeaban al compas del viento indicaban que el saiyajin habría salido por ahí.
- ara?, gokú kun?, ¡¿gokú-kun!?.-- gritó aquel nombre que tanto tiempo esperó saber, sin embargo nadie respondió y solo aumentó su angustia.
-¡gokú kun...!?- clamó con desespero corriendo hacia el marco de la ventana, tratando de encontrarle, sin embargo sus orbes violeta no le vieron por ningún lado.
- gokú-kun, al menos pudiste despedirte.-- susurró con melancolía cuando el viento golpeó su rostro solo dejando el vacío que siempre estuvo presente en aquel sitio
- no te preocupes, estoy aquí- se escuchó la fría voz tras ella que le hizo girarse de inmediato y un alivio bastante grande inundó su cuerpo.
- ara?-gokú-kun, cre-creí que te habías marchado, ¿Dónde estabas?.-- cuestionó algo nerviosa cuando le vio caminar apoyándose en las paredes.
- solo he ido al baño.-- informó a la par que seguía tratando de caminar.
- ara?, entonces, ¿esta ventana abierta?.-- siguió preguntando tratando de encontrar una explicación.
- la abrí un poco, el calor a veces se vuelve insoportable.-- explicó mientras se le podía escuchar jadear con cada paso que trataba de dar.
- ara ara gokú kun, no debes esforzarte, deja te ayudo un poco.-- con ello logró recostarle de vuelta.
-gra-gracias akeno, no se que habría pasado sin tu ayuda.-- dijo mientras su respiración parecía estabilizarse
-- no es nada.-- con una risilla respondió a las palabras de gokú.
- es mucho, definitivamente soy afortunado.--
- o-oye gokú-kun.-- dijo después de que decidió cortar el silencio que se había formado.
- ¿si?.--
- ha-hace una semana, dijiste que ya no tenias a donde volver, acaso... ¿a que te referías?.-- cuestionó decidiendo desvanecer esa intriga que solía acompañarla a todos lados, sin embargo los labios de gokú no dieron respuesta alguna y más silencio fue lo que inundó sus oídos.
- debo parecer molesta, pero no eres un humano verdad?.-- no importaba que el chico no decidiera responder, porque la respuesta era más que clara.
- por que lo dices?.-- preguntó ante las palabras de la demonio.
- bueno, eso es lo que cualquiera pensaría después de verte caer en un meteorito.-- explicó en un tono algo burlesco, porque no habría caso seguirlo ocultando, y si era así el saiyajin solo lo confirmó luego de asentir cuando apartó la vista, pero aunque ya tenía la respuesta del pelinegro solo se sintió algo culpable, pues parecía odiar ese tipo de conversación.
- mi cuerpo está inestable.-- comentó el saiyajin cuando observó sus manos. -- me cuesta trabajo mantener mi energía, no recuerdo mucho de lo que pasó antes de llegar aquí, es por eso que no puedo responder a todas tus dudas, lo siento.-- informó en un tono suave, tono que indicaba que parecía decir la verdad.
--energía?.-- pensó algo confusa por el término.
-- son- gokú.-- dijo repentinamente. --solo soy eso, y nada más.-- susurró el saiyajin, quien era y de donde venía solo era un infierno un infierno que siempre traía consigo.
- ara, entonces... ¿Quién es milk?.-- preguntó de la nada aquel nombre que más de una vez le escuchó salir de sus labios, un nombre que parecía traer consigo sufrimiento y dolor.
tan pronto esa palabra salió de los labios de la azabache, el saiyajin sujetó su cabeza con fuerza, si bien no recordaba nada de su ultima batalla... su error jamás sería borrado de su cabeza.
-¡¿ESTAS BIEN?!-- exclamó con preocupación mientras observó al saiyajin desesperarse nuevamente, y las lágrimas sangrientas comenzaron a emerger de sus ojos, al ver eso solo pudo tratar de calmarle.
-e-estoy bien.-- dijo el saiyajin después de tranquilizarse y respirar profundamente y lentamente separó a akeno de él.
- estas seguro?!.-- dijo mientras secó la sangre que hacía de lágrimas que aún manchaba el rostro de gokú.
- si, solo fue un pequeño dolor de cabeza.-- explicó mientras poco a poco lograba recomponerse de aquel inesperado evento.
- pe-perdóname por preguntar cosas que no me conciernen!.-- trató de disculparse, ahora se hizo una idea de por que el chico evitaba hablar de quien o que era o de donde venía.
- no, está bien, no pasa nada.-- contestó a las disculpas de la preocupada chica.
- di-discúlpame.-- susurró nuevamente antes de que el sitio quedase en completo silencio una vez más.
- y que hay de ti?.-- cuestionó repentinamente el saiyajin, observando hacia la ventana.
- eh?, yo?.-- preguntó curiosa akeno ante esas palabras.
el saiyajin giró a verla nuevamente con ese rostro de pocos amigos.
- acaso hay alguien mas aquí?.-- habló ante aquella ridícula pregunta.
- eh?, no, pe-pero a que te refieres?.-- dijo nerviosamente por la frialdad del saiyajin dirigida a ella.
- puedo sentirlo, tu poder y energía, son mas altos de lo que debería tener un humano normal.-- confesó a la himejima quien se sorprendió por aquella revelación.
- ara ara, así que también puedes sentir poder?.-- preguntó bastante intrigada al son.
- digamos que si.-- contestó, pues si de por si ella ya sabía que no era normal al menos no habría razón alguna para ocultar ese detalle.
- yo... soy un demonio.-- confesó en un tono bajo.
- un demonio?.-- cuestionó extrañado, si bien ya sabía que había muchísimas especies de demonio, por lo general cuando se encuentran presentes esas razas significa que habrá siempre un conflicto en el planeta.
- si...- dijo con una sonrisa un tanto forzada.
- te importaría acercarte un poco?.-- demandó a la chica que se puso nerviosa y solo observó sin decir algo.
- solo hazlo...-- dijo ya algo cansado de esperar la respuesta de la chica.
- ara ara ya se lo que estas pensando gokú-kun, pero apenas si nos conocemos- dijo tratando de eliminar la incomodidad con su típica actitud, sin embargo al ver los ojos sin expresión del saiyajin que le miraban fijamente y ante ello solo tragó saliva y sin preguntar hizo caso y se acercó lentamente.
la mano del saiyajin se posó en su cabeza, con calma observó los recuerdos de la azabache, no entendía nada, y supo que la mejor solución sería ver directamente que escuchar las palabras de la bella chica.
supo sobre los demonios, ángeles y ángeles caídos, además de el resto de facciones, y aprovechando el momento, observó la manera en la que llegó al planeta y como fue encontrado por akeno, como ella al final no lo abandonó diferente a las acciones de la chica de cabello carmesí. como le cuidó, como le acompañó todo el tiempo he hizo de todo para que despertase, y escuchó aquellas palabras que una vez le fueron dirigidas a él . --nunca te abandonaré extraño-kun.--
- ya veo...- susurró el saiyajin mientras una sonrisa nació en sus labios.
- ara ara, que fue lo que hiciste?.-- preguntó sin saber que era lo que acababa de pasar
- vi tu mente para entender de que era que hablabas.-- dijo mientras dejó el contacto de la chica.
- vi-viste mis recuerdos?.-- se preocupó por saber que el saiyajin pudo haber visto la clase de mujer que era.
- no, solo busco lo que necesito, no me gusta fisgonear en las mentes de alguien más.-- cuando dijo eso se pudo notar como la chica soltó un alivio total.
- ya-ya veo...-- susurró, gokú le miró, no entendía como esta chica desobedeció a lo que parecía ser su superior con tal de ayudarle.
- oye akeno-san.-- llamó mientras miraba el cielo a través de la ventana, agradecido de seguro con la voluntad de zen, ya que de tantas estrellas que iluminaban el cielo, tuvo la suerte de terminar cerca de esta, en un planeta de tantos que alberga.
- si?- respondió ante el llamado.
- gracias... por no abandonarme-
unas pocas palabras que hicieron acelerar el corazón de la demonio, y no evitó sonreír.
- ara ara, a te dije que no fue nada gokú-kun-
¿no fue nada?. pensó gokú, ella parecía ser el caso contrario a él, alguien que ayuda sin esperar beneficio alguno, y son gokú un hombre que trae desgracias solo para su beneficio.
- oye gokú-kun.-- llamó esta vez akeno la atención del pelinegro que posó sus ojos en la hermosa chica.
- ¿Qué quieres?.-- cuestionó algo extrañado de verla sonrojada y aún con ello parecía sonreír.
- ¿puedo dormir contigo esta noche?- preguntó al chico, no pensaba en dormir en el sofá ni una noche más.
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al día siguiente...
la noche había llegado, los integrantes del club del ocultismo habían llegado de una casería de demonios, todos junto con issei quien apenas entraba al mundo que aguarda fuera de lo que un humano normal podría esperar de ello.
- que es lo que piensa akeno?!- clamó la pelirroja muy enojada, la ausencia de su reina pudo afectarles en aquel trabajo que habitualmente solían hacer.
- de seguro tenía algo importante que hacer.-- añadió el rubio tratando de calmar a su ama.
- mas importante que obedecer a su rey?.-- reclamó la princesa grémory bastante fastidiada.
ante aquello no pudo responder algo.
- akeno sempai nunca dejaría a un lado las caserías.-- comentó la nekomata solo aumentando la intriga por los cielos.
- lo ven?, que justifica algo como eso?.-- apoyó bastante molesta su ama, la conocía bastante bien, sin embargo no pudo encontrar respuesta para su falta de respeto que empezaba a cometer.
- puede ser... que akeno-san tenga novio.-- las palabras salieron del castaño, de repente solo con ello todo parecía encajar a la perfección, porque si hay algo que cambia a una persona de la nada, aquello solo puede ser los sentimientos que vienen con ello.
-por que llegas a esa conclusión issei?.-- preguntó kiba
ante ello, solo pudo contar lo que vio aquel día que encontró a akeno comprando ropa masculina, probablemente ese comentario sería el detonante que le hacía falta a la grémory.
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- así que aquí estas?- se escuchó tras la voz de akeno tras el saiyajin.
- eso parece.--respondió el saiyajin con frialdad mientras miraba el cielo nocturno.
- ara ara, perdón si te interrumpo, pero la cena ya está lista.-- informó con una risilla.
- entiendo- respondió sin dar señales de que se fuera a mover.
- pu-puede que se enfríe.-- añadió para que gokú la acompañase, sin embargo parecía estar más sumergido en ver las estrellas, akeno lo comprendió y sintió que compartían algo en común y se acercó un poco más.
- no te parecen... que son hermosas?.-- la himejima habló mientras reposó a un lado de gokú haciendo lo mismo.
- si...-respondió a la vez que levemente asentía con su cabeza.
- sabes... ellas me enseñaron algo...-- siguió en voz baja, ante ello gokú apartó la mirada solo para posar sus ojos en la hermosa himejima. --aunque estén lejos, muy lejos, si se esfuerzan, su brillo puede iluminar más que lo que supuestamente debe, mas que cualquier cosa que brinde luz en la oscuridad. siempre he deseado que pase una segunda vez, que alguna de ellas me ilumine nuevamente, y de la nada llegaste tú, aquella noche gokú-kun, tú brillaste para mi-
fueron las palabras que salían de sus labios mientras sus ojos cerrados y la sonrisa que dejó después mostraban una sincera felicidad.
el saiyajin abrió un poco sus ojos, estaba asombrado por ello, sin embargo si habría alguien de conocer como es en realidad ese alguien solo sería él mismo.
- yo, solo soy una sombra mas del universo.-- declaró respondiendo a las palabras de la demonio, si habría alguien de conocerle bien, ese alguien era él mismo.
- ara ara, pero gokú-kun no es eso para mi.-- susurró en un oído del saiyajin mientras se puso en pie. --¿vamos a comer?-- preguntó akeno una vez más, pero la respuesta no llegó porque de la nada ya se encontraban en la cocina y fue cuando la respuesta de gokú salió a la luz.
- de acuerdo.-- dijo mientras comenzó a tomar asiento.
que había sido eso, si estaban afuera de la casa hace un segundo, y en un parpadeo estaban en la cocina, aquello fue un indicio de que el poder de gokú podía hacer, sin embargo estaba lejos de saber cuales en realidad eran sus capacidades.
sin embargo antes de que preguntase algo, el sello del clan grémory emitió su luz sobre el suelo de la casa de akeno, y de ahí sus compañeros junto con su ama emergieron repentinamente ante una akeno que solo pudo sentir que nada de aquello terminaría bien al final del día.
- conque de esto se trataba ¿verdad akeno?.-- interrogó rías grémory con una voz imponente que intimidó de inmediato a su sierva.
fin del capítulo 3
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bien gente, aquí el nuevo cap, espero que les haya gustado y no olviden votar si es asi.
digan que les parece la historia.
-buena-
-mala-
-regular-
espero que estén bien y gracias por malgastar tu tiempo aquí xd.
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