Capítulo 19

personajes utilizados en esta historia no me pertenecen, créditos a sus respectivos creadores.


goku en high school dxd - capítulo 19.

podían sentir un sonido algo tétrico emerger de aquella cueva, el cálido aire hizo mecer con fuerza su rubia cabellera e incluso le hizo retroceder unos cuantos metros sobre la fría nieve.

--bien, el bastardo está ahí , debes entrar y hablar con él.-- explicó el saiyajin cruzándose de brazos.

--que?!.-- ella interrogó bastante temerosa por aquella declaración.

--si, él no saldrá de allí, así que debes entrar tú.-- dijo, las piernas de la chica temblaban por el mero hecho de pensar en lo que podría encontrarse en el interior.

--pe-pero y qué debo hacer...-- interrogó.

--ve y preséntate, además no tengas miedo, no te hará nada.-- informó y de un leve empujón incitó a asia a entrar. --no no debería acompañarme?.-- preguntó después de dar unos cuantos pasos.

--no le agrado mucho que digamos.-- añadió encogiéndose de hombros, pero recordó un pequeño dato que era bastante importante. --una cosa más.-- añadió llamando la atención de la chica.

--si te llega a decir su nombre, no lo repitas en voz alta.-- 






dentro de aquella cueva parecía haber otro clima, el frío aire dejó de soplar y su piel se llenó de calidez, aunque aún no podía ver nada dentro de la cueva.

--ho-hola...!.-- habló en voz alta tratando de anunciar su entrada, pero el eco de la montaña fue el único que le respondió.

caminó en linea recta, haciendo algún intento por ver a sus alrededores, solo podía escuchar el sonido de su propio corazón latir exorbitantemente, sus pasos eran lentos, hasta que en cierto punto se detuvieron, porque pareció haberse estrellado con alguna pared.

--auch!.-- dijo frotando su rostro, se dio cuenta que había llegado al final de la cueva, ya no había más camino y el paradero de aquel dragón nunca se dio, pero aquella fuerte corriente de aire cálido nació una vez más, justo por una enorme fisura de la supuesta roca que concluía con su camino, la oscuridad se desvaneció con la  repentina luz que iluminó el recinto, misma que fue generada por el par de cuencas que de seguro pertenecían a los ojos de la bestia, entendió que nunca se trató del fin, aquella pared era parte de las fauces del animal.

-go-gokú-san!.-- muy asustada clamó, nombre que pareció disgustar a aquel que vive en las tinieblas de ese sello y antes de que asia corriera hacia la salida él cerró el paso con lo que de seguro era su inmensa cola, en ese instante también comprendió por qué no había frío allí dentro, porque todo el cuerpo del animal transpira calor.

--gokú-san, gokú-san!.-- siguió gritando, los sonidos intimidadores que aquel ser soltaba para intimidar cada vez se acercaban a ella quien muy desesperada trataba de buscar una salida, una que no había. --gokú-san, ayuda!.-- clamó cerrando sus ojos, no podía ver nada, pero sabía que las fauces de la criatura estaba muy cerca a ella.

--¡ya cierra la boca!.-- vociferó lenta e imponente, pero fastidiado por los chillidos de la rubia, misma que se asombró por escuchar tal tono de voz irritada por como trataba de escalar aquella parte para lograr salir. --ese nombre me causa nauseas!.-- con repudio pronunció, su tono grave que hizo temblar a la montaña misma.

--algunos débiles sollozos se formaron después de aquel regaño, pero aunque llegara a la conclusión de que ese dragón pudiera hablar no significaba que podía seguir siendo peligroso. 

--el que te juntes con ese mono reducirá tu valor sin duda.-- anunció acercando su desarrollado olfato al cuerpo de la chica quien temblaba por sentirle tan cerca, lo sabía porque la luz de esos ojos estaban apenas a unos pocos metros.

--dios, por favor sálvame y protégeme de todo peligro.. auch!.-- rezó con fervor, pero aquella marca que rías grabó en su espalda le quemó al instante, recordando que mientras sea una sierva no podría alabar a dios.


de pronto sintió como lo que debía ser la nariz del reptil se frotó contra ella, aspirando su aroma y empujándola en el proceso, parecía analizarla, pero no de forma brusca, a pesar de todo tenía cuidado con cada movimiento que el reptil hacía.

--ese símbolo... te ha profanado, no debería haber otro más que el mío!.-- reclamó un tanto inconforme, pero no hizo nada más, porque dejó de olfatear y se separó de ella, no la volvió a tocar con su seca y cálida piel.

--a este paso, terminarás por perder todo.-- exclamó, en la oscuridad no podía ver su verdadera forma, si bien antes le observó bañado de un brillo dorado, era claro que no era así, porque no tenía aquella característica que lo había ver hermoso.

sin decir más pareció regresar a su posición inicial, su cola se retiró del camino y a la lejanía pudo ver la salida, quería salir de ahí cuanto antes, pero al final la curiosidad se apoderó de ella, porque fue exactamente como dijo gokú, aquella criatura no le lastimó, 

--e-este, dragón-sama...-- dijo, pero la bestia no respondió, la luz que se desprendía de sus ojos terminó por apagarse ya que regresó a su sueño habitual.


--dragon-sama?.-- cuestionó nuevamente, pero no hubo respuesta, podía solo escuchar la respiración profunda y cálida que él desprendía, luego de eso salió de la montaña donde el frío azota con fuerza.


--parece que todo ha ido bien...-- comentó el saiyajin sin recibir una explicación de asia y antes de que dijese algo más despertó de aquel trance en el que se encontraba, habían regresado al verde bosque a las afueras de aquella mansión.

--no-no pude hablar con él.-- dijo asia, pero el chico solo se puso en pie desanimadamente.

--eso era de esperarse, mañana lo intentarás otra vez, después de todo es un arrogante.-- explicó. --por ahora ve a entrenar con tu presidenta, yo iré con koneko.-- aclaró y se alejó de ella.



--bien, como te ha ido?.- interrogó a la nekomata quien seguía sus pasos, no obstante parecía estar frustrada por no poder materializar el ki.

-no puedo hacerlo...- contestó, ella se encontraba sentada en la hierba, sus manos se juntaban como si estuviese rezando, pero aquello solo formaba parte de las instrucciones del saiyajin. -no funciona!.- dijo algo enojada, había estado bastante tiempo y no había resultado alguno.

-no es tan fácil.- comentó y se sentó frente a ella, tal y como lo hizo con asia. -debes mantenerte tranquila y debes separarte del flujo de energía que te rodea, concéntrate en ti y solo en ti.- nuevamente parecía repetir una demostración, la nekomata le observó atenta como recreaba esa postura. -siente el calor que emana de tu cuerpo y no te precipites, tardarás bastante en percatarte de ello, pero cuando lo hagas, trata de dirigir esa sensación a tus manos, acumulándola poco a poco sin hacer que se desborde.- y junto con sus palabras, la demostración acompañó, poco a poco el destello trajo esa calidez que tanto le agradaba, propia de gokú, la energía que le mantenía vivo.

-si no controlas bien, puede desbordarse y estallar, así que ten cuidado.- fue de pocas palabras y desvaneció la esfera de energía, luego de ello se pudo en pie y se alejó un poco de la chica.

pero era claro que no podría enseñarle de muy buena forma, pues ni él mismo podía mantener estable su cuerpo, sentía como su ki se descontrolaba y aunque había entrenado con anterioridad, eso solo parecía afectarlo mucho más.


la tarde cae fría, la frente de koneko nota su cansancio con cada gota de sudor que emerge de ella, el Son niega a medida que la observa. -no se trata de esforzarse físicamente, creo que es demasiado por hoy.- concluyó y la nekomata dejó caer sus brazos pesadamente, totalmente agotada.

-e-esto es muy difícil gokú sempai.- explicó agitada, pero no hubo respuesta, la mano del Son se extendió y le ofreció ayuda. -debemos irnos, oscurecerá pronto.- su voz calmada se sentía amigable y con algo de vergüenza aceptó el gesto y caminaron hacía la mansión, pero solo le acompañó hasta la puerta.

-no vas a entrar goku-sempai?.- preguntó ella tomando su mano incitando a seguir y él negó con la cabeza.

-yo también tengo que entrenar, así que debo estar ocupado.- respondió y se giró, siempre era de pocas palabras cuando no había un asunto interesante y no pudo detenerle.



la neko entró, el resto dentro de la sala principal parecían haber tenido un día algo duro con el entrenamiento, issei yacía en un sofá jadeante por los enfrentamientos con kiba.

-vaya, cómo te ha ido?.- le interrogó la pelirroja al verle llegar, ella solo desvió la mirada anunciando su poco progreso, pero aquello solo causó una risita en su ama.

-bueno, no es momento de explicaciones, vamos a cenar, Dónde está gokú-san?.- preguntó girando a ver más allá de koneko, esa cuestión llamó la atención de akeno que también se encontraba en el lugar.

-dijo que debía entrenar.- con voz baja respondió, akeno de inmediato se puso en pie y caminó hacía la entrada.

-akeno, qué haces?.- le interrogó su ama, pero no hubo respuesta y la voluptuosa figura de la pelinegra desapareció del lugar.



los grillos cantaban  y el viento mecía las hojas de los árboles del bosque, caminó sin rumbo alguno, sin saber su paradero exacto pero algo le dirigía.

la noche trajo las frías tinieblas, las luciérnagas brillaban por sobre la fresca hierba y los grillos ofrecían sus cantos solitarios y sus ojos le encontraron, sentado frente a una roca algo grande, meditando con sus ojos cerrados, silencioso y sereno.

no quiso hacer ruido ni interrumpir, pero ya habría de saber que él ya sabía que ella había llegado, por ello mismo soltó un suspiro y abrió sus orbes para verle directamente.

-akeno...- musitó sin sorpresa.

-gokú-kun.- correspondió, apreciándose uno al otro y poco a poco ella se acercó hasta él.


nuevamente ese sentimiento que le mantuvo lejos de la realidad hace una noche se adentraba cada vez más. -e-entiendo si no quieres verme ni estar cerca de mi, pero deberías venir con nosotros, hace frío.- explicó ella en tono bajo y algo avergonzada como nadie podría verla, no obstante gokú nego al instante esa forma de pensar y luego desvió la mirada.

-no me molestas, ni mucho menos podría odiarte.- contradijo las palabras de la demonio, un rostro de asombro se mostró en ella, el silencio se mantuvo en sus labios y dejando de un lado el tema de regresar a la mansión gremory ella se sentó a un lado del Son.

-alguna vez fui feliz, tenía amigos y familia, pero he cometido errores y ello me ha condenado a traer sufrimiento y miseria a los que me rodean, puede decirse que estoy maldito.- explicó, ella solo observaba al suelo, mientras él tenía su vista en las estrellas, sus palabras como siempre se ablandaban con ella y de alguna forma parecía explicarle por qué del actuar de aquella noche de esa manera.

-los problemas son inevitables cuando se escucha mi nombre, es por eso que no puedo estar contigo y debo marcharme de este lugar.- un viento helado trajo frío a la piel de la reina de rias gremory, pero ni eso pudo distraerla del dolor que en ella emergía, sus labios parecían curvarse en señal de un llanto próximo y sus bellos orbes brillaban más de lo normal, soportando el rio de lágrimas que se desbordaría en cualquier ínstate.

-aún no sé si pueda existir alguna forma de cambiar eso, pero daré todo de mi para hacerlo posible, si me das esa oportunidad yo...- dijo, pero se detuvo en ese momento y solo dejó el resto de la frase en el aire, porque se vio incapaz de seguir, probablemente solo jugaba con los sentimientos de aquella mujer y no lo comprendía, tal vez no era lo correcto, pero cuando los brazos de la pelinegra rodearon su cuello comprendió que ya era tarde, pudo sentir la humedad de sus lágrimas bañar sus mejillas y tras de una colina la luna apareció trayendo su escasa luz a la pareja.

-te quiero akeno.- logró articular después de aquella pausa. -solo he compartido este sentimiento una vez, por ello quiero lo mejor para ti.- siguió comentando, cada vez sintiendo el tacto de la demonio sobre su mano, pero aún con ese contacto no era capaz de verla a los ojos, tampoco es que hiciera falta, porque con ello bastaba para la demonio, unas palabras que le rebozaron de alegría su alma y sin soportarlo más se abalanzó en el cuerpo del pelinegro.

ambos cayeron de aquella roca, él bajo ella y la demonio sobre el saiyajin.

-y yo a ti son-kun.- una sonrisa se dibujaba en sus bellas facciones, él acarició su mejilla tratando de cortar ese riachuelo que por ellas se deslizaban, pero el temor de verla tan hermosa no desaparecería nunca, no se daría ese lujo, no ahora.

-cuando regreses serás mi esposo, viviremos juntos y podrás ser feliz otra vez, no puedo hacer todo lo que hizo milk, ni ser como ella, pero daré lo mejor!.- sus palabras parecía no saldrían por el momento que contra todo pronóstico se había dado, él la abrazó a la vez que se sentó en el pasto bajo ellos levantando su torso y dejando a la demonio sobre sus piernas, tal vez estaba siendo cruel y egoísta con ella, pero no podría evitarlo, le sacó de la soledad en la que había vivido quien sabe cuanto y podría ser suficiente para él.


-deberías regresar, hace frío.- le propuso, pero la pelinegra negó inmediatamente con su cabeza.

-quiero quedarme contigo, estar junto a ti es cálido.- un sonrojo se apoderó de sus mejillas, las palabras fueron seductoras cerca de su oído y lentamente los labios de la diablesa se acercaron a los suyos, rosándose pero aún sin ejecutar el gesto de unir enteramente la piel.

sintiendo la respiración del otro se volvieron a apreciar mutuamente, las manos de la chica se posaron en el rostro de su ahora amante y cuando por segunda vez se percató de que esto era real, le besó.

era lento y cálido, la textura de esos deseables labios se le era entregada al Son, dulce y aquel sentimiento de sentir la lengua de la demonio le embriagó, como la noche anterior, poco a poco ella intensificó el beso, más profundo que no daba chance de oponerse, tampoco es que esa idea pasase por la mente del pelinegro.

-gokú...- susurró y dejó que sus pulmones recompusieran la falta de oxígeno, un brillo en aquél hilo de saliva aún les unía. -te quiero tanto!.- dijo feliz y abrazó al saiyajin dejando su rostro en medio de sus voluptuosos pechos.



la mañana llegó, la calidez de los rayos del sol se posaron es su blanca piel, poco a poco abrió sus ojos violeta y notó la luz del nuevo día.

el bosque se encontraba frente suyo, eso solo le trajo felicidad, porque solo indicaba que nada de lo vivido había sido un sueño y lo corroboró al saber que yacía sobre el pecho de su amado goku.

-buenos días.- le dijo tan pronto aquellos orbes se posaron en él, ella sonrió y se acurrucó en su pecho. -no hizo frío después de todo, nunca hace frío desde que duermo contigo gokú.- comentó, recordando cada noche que él y ella compartieron cama, todas y cada una pasaron por su mente.

-bueno, pues no estoy muy cómodo aquí, incluso casi me ahogas.- explicó él desviando la vista.

-ara, ara, gracias por eso gokú, me pregunto lo que pasaría si estuviéramos en una cama otra vez, completamente solos.- de nueva cuenta apegó su pecho al del Son, acercando su rostro al de su amado. -yo te devolveré el favor son-kun, quieres estar sobre mi?.- seductoramente se sentó nuevamente en las piernas del guerrero.

-no puedo hacerlo, ella te matará.- contestó, aquello dejó una duda en la pelinegra, pero supo de quién hablaba, pero contrario a asustarle solo hizo crecer aún más su sonrisa.

-suena peligroso, eso lo hace más emocionante.- de forma sexi comenzó rozar la mano del chico, pero el claro donde se encontraban desapareció y la entrada de aquella casa donde el resto del séquito de rias gremory descansaba apareció de la nada.

-yo creo que no, nos vemos más tarde akeno.- dijo y desapareció frente a sus ojos y ella se quedó arrodillada frente al pórtico del lugar, pero antes de sentirse decepcionada, solo se sentía más feliz.

-mi gokú.- susurró.




nadie sabía a donde había ido, ni por qué ella estaba tan contenta, de pronto su gesto feliz no se borraba con nada.

-a dónde has ido si se puede saber?.- preguntó la pelirroja, porque desde que había salido no se la volvió a ver.

-ara ara, he pasado la noche con mi gokú.- aquello no era para asombrarse, pues algunos ya se daban idea de la clase de relación que ellos dos mantenían, aunque si trajo algo de fastidio a alguien, posiblemente envidia o quien sabe que, al final no importaba.




el campo nevado azotaba con fuerza la piel de la rubia, una vez más la inmensa cueva mostraba su fosa oscura donde la bestia aguarda, ella temblaba de miedo, pero un poco de valor se infundía en ella al sentir a gokú cerca.

-quien es en realidad?.- preguntó antes de adentrarse, esta vez su atuendo de monja se agitaba bruscamente con el viento y su velo blanco fue arrasado con la tormenta.

-es conocido como una de las tres bestias, su nombre es desconocido junto con su pasado, algunos dicen que está maldito y que nunca tuvo esa forma.- le explicó, ella se llenó de curiosidad y de nueva cuenta observó las tinieblas que pese al panorama del exterior, eran cálidas.

-el sello que lo mantiene prisionero es este sitio, la marca solo es una puerta por la cual puede salir, así que si algo le interesa de esa marca, él emergerá, debes convencerle de que no haga nada malo cuando eso ocurra.- explicó, ahora todo parecía ser más claro y de alguna forma un tanto melancólico.



-señor dragón?.- dijo tímidamente cuando el reconfortante calor de su cuerpo apaciguo las frías brisas que congelaban allá afuera. -señor dragón?!.- volvió a preguntar y un suave gruñido anunció el despertar de la bestia.

-otra vez aquí?.- después de que sus fosas nasales aspiraran ese aroma supo quien había llegado, su tenebrosa voz hizo que ella se sintiera nerviosa.

-yo-yo solo venía a agradecer su ayuda!.- alterada por el temor clamó a esos ojos que la observaban detenidamente.

-agradecer?.- interrogó y ese gruñido interno emergió con burla. -de qué quieres agradecerme?.- preguntó y acercó sus fauces.

-bue-bueno, usted me salvó la vida muchas veces, me protegió.- explicó aún con nerviosismo.

-me gusta tu aroma, así que el que mueras no está en mi lista.- contestó, en la oscuridad pudo ver cada una de esas escamas brillar de un tono rojizo, parpadeantes por el incandescente poder que deben aguardar.

-pero puedo oler tus verdaderas intenciones y no eres sincera del todo, ¡¿a qué has venido?!.- vociferó algo molesto, lo cual solo hizo emerger más miedo en asia.

-puedo sentir el olor de ese saiyajin.- declaró alterando aún más a la joven que negó con su cabeza. -no es que me interese, pero será mejor que te alejes de ese mono, porque no traerá más que desgracias al que le acompañe.- su tono imponente fue descendiendo, esas aberturas de sus ojos brillaron aún más al dar tal declaración.


y como si fuese un presagio, la situación se complicaba, en algún punto del planeta sus lentos pasos le llevaban sin rumbo, pero siempre permanecía tratando de encontrarle, sus manos se guardaban en sus bolsillos y su calma hacía notar la tranquilidad con la que ejecutaría su trabajo.

hit, el sicario había llegado.


-qué planea hacer si gokú-san es más poderoso de lo que espera?.- preguntó la bella angel a la diosa que no respondió a la cuestión. -qué planea hacer si ya tiene otra esposa?.- cuestionó una vez más, y la copa de vino que sostenía en su mano se redujo a nada inmediatamente.

-la mataré.- respondió inmediatamente y en un tono seco. - la mataré igual que a milk, mataré a sus hijos y todo lo que les une.- el odio emergió de tan solo hacerse esa idea, no podría soportar ver a ese hombre con otra hembra que no fuese ella.

la mataré al igual que mi hermana...


fin del capítulo 19

bien gente aquí el nuevo cap, perdón por la tardanza pero estoy ocupado con el resto de historias.

espero que se encentren bien, no olviden votar y comentar si les ha gustado o no. como ven, la relación del kokun y akeno va creciendo y ajustándose a los limites que se han dado, también se revela un poco del pasado de kaulifla que se irá descubriendo más adelante.

como ya se dieron cuenta hit al fin ha llegado y el encuentro entre los dos guerreros se dará pronto.

grácias por leer.

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