Capítulo Nº 6 | parte 4


Cuando regresamos a la casa de los Morrison, encontramos a Eric y Brian peleándose. Ambos estaban sujetados de la ropa del otro con fuerza y amenazaban con golpearse, Ivana intentaba tranquilizarlos y, a su vez, los otros hermanos que llegaban parecían unirse a distintos bandos.

—¡Eric! —grité mientras me acercaba en un pequeño trote—. ¡¿Qué haces?!

—Dilo de nuevo, vamos —escupió Eric—. ¡Vamos, escoria! ¡Dilo frente a los otros!

—¡Vete a la mierda! —le escupió, literalmente, en el rostro a Eric.

Ahí solo pude pensar: Valiste verga, Brian. Valiste verga.

Eric le lanzó un fuerte puñetazo al rostro, y el muy maldito tenía mucha fuerza cuando se enojaba. Siendo el menor de seis hermanos, era normal que aprendiera a defenderse de ellos. Brian también se defendió y devolvió el golpe, comenzaron a empujarse contra todas partes de la casa mientras se insultaban y golpeaban con fuerza.

Giré para ver a los gemelos, ambos los miraban con sorpresa pero Chrissy aún más. Ella no había conocido esa parte de Eric, ella solo había conocido al tímido y vergonzoso Eric, no a la bestia loca que te podía destrozar si se enojaba. Si él no le había llamado la atención antes, con su vestimenta y esa pelea seguro comenzaría a hacerlo.

—¡Ya paren los dos! —chilló Ivana—. ¡Ya paren! ¡¿Van a empezar el año peleándose?!

—¡Voy a empezar el maldito año destrozando a este imbécil! —gritó Eric y le lanzó un puñetazo al rostro a Brian que lo hizo caer al suelo—. ¡VAMOS, DILO FRENTE A TODOS!

—¿Qué dijo la larva? —preguntó Ash con frialdad.

—¡Dilo! —chilló Eric al lanzarle una patada.

—¡Que me da asco! —escupió Brian—. ¡No pueden estar festejando que Luke se case con un tipo! ¡¿Qué mierda les pasa?!

—Oh, no, ¡pedazo de mierda! —gruñó Ash y corrió hacia allí para correr a Eric y ser él quien tome a Brian, lo levantó del suelo al sujetarlo de la camiseta—. ¡¿Cuál es tu maldito problema?! ¡Luke era mejor promedio en el instituto, mariscal de campo en futbol americano, tuvo becas deportivas y en la universidad de tecnología! Y cambió todo eso por la fuerza aérea, ¡es un maldito patriota! ¡¿Tú qué mierda eres?! ¡¿QUÉ MIERDA ERES, BRIAN?! ¡Eres nada! ¡NADA!

—Vete —dijo Ivana entre dientes al señalar la puerta—. Vete que no te quiero ver, regresa cuando seas una persona.

—No me voy a ir, esta es mi casa —escupió Brian.

—¡Esta es mi casa! —chilló su madre—. Y te vas a ir, porque si te quedas tendrás que disculparte con tu hermano y ayudarle con la boda. Tú eliges.

Ash soltó a Brian y él, luego de escupir en el suelo con asco, se fue de la casa, no sin antes mirar con desprecio a su hermano Luke. No podía entenderlo, no podría jamás entender esa actitud, ¿cómo se podía ser tan cerrado? ¡Era su hermano! Hace años que todos sabemos que Luke es gay, ¿cuál era su puto problema?

Sentí a Chrissy y Alex incómodos a mi lado, los observé de reojo. A Alex le temblaban las manos y comenzó a rascarse las muñecas, Chrissy prendió un cigarrillo para él, parecía querer tranquilizarlo. Y, también, noté que ella estaba llorando y que Alex tenía sus ojos empañados en lágrimas.

¿Qué carajo estaba pasando ahí...?

Los miré fijo a ambos gemelos, ambos me miraron fijo sin decir nada, Chrissy comenzó a secarse las lágrimas con sus muñecas y le dijo a Alex algo en francés que yo no pude entender. Él le respondió en el mismo idioma y, luego de asentir, me tomaron de las muñecas y me sacaron de la casa. Querían que los siguiera.

No los entendía para nada, no entendía por qué no confiaban en mí que necesitaban hablar en francés, no entendía sus actitudes, su furia o sus lágrimas, y odiaba no entender lo que pasaba a mi alrededor o con mis amigos.

Alex comenzó a caminar en dirección hacia el pórtico de mi casa, caminaba más rápido que Chrissy y yo, así que apresuramos el paso para poder alcanzarlo. Él comenzó a caminar de un lado a otro mientras mascullaba cosas en francés, para luego patear una de las vigas del techo del pórtico, lleno de furia.

—Alex, ¿qué diablos te pasa? —le dije, entre asustado y enfadado.

—¡Pasa que odio a la gente así! —chilló—. ¡Pasa que odio a esa mierda de personas! ¡Pasa que odio lo que le hacen a gente como Luke, a la gente que los rodea! ¡Los odio!

Lo miré fijo, Alex estaba jadeante y me miraba fijo, pude ver perfectamente cómo sus ojos se llenaron de lágrimas para luego caer, era la primera vez que lo veía llorar y no sabía qué hacer ni cómo actuar. No entendía nada.

—¡Por culpa de gente así, por culpa de esa basura...! —gritó, con su voz ahora quebrada—. ¡Por culpa de gente así nos arruinaron la maldita infancia!

—¿De qué...? —Lo miré fijo, con sorpresa.

—Explícale bien, Alex, Al entenderá —dijo Chrissy con suavidad—. Lo viste defender a ese chico, él entenderá...

Alex se refregó los ojos para deshacerse de esas lágrimas y, con sus manos temblorosas, buscó encender un cigarrillo en vano. Decidí quitárselo para poder encenderlo yo, él lo necesitaba en verdad.

Nos sentamos en ese silloncito que teníamos en el pórtico mientras esperaba a que ellos se explicaran, no quería hacer preguntas, no lo veía adecuado. Lo adecuado era que ellos hablaran cuando se sintieran seguros, cuando confiaran en mí.

—Somos hijos de padres gay —dijo Alex de repente, con su voz quebrada—. Somos una familia homoparental.

—¿Qué? —chillé con sorpresa—. Pero... siempre hablan de su madre...

—Así le decimos a nuestro otro papá, «mamá» —acotó Chrissy—. Es nuestra mamá.

—¿Son adoptados...?

—No —explicó Chrissy, quien estaba un poco más tranquila que Alex—. Nuestro padre es nuestro padre biológico. La mejor amiga de nuestros papás se ofreció a ayudarlos, ofreció su vientre y mi papá dio la esperma para que pudiéramos nacer con inseminación artificial.

—Te dije que me golpeaban de niño —dijo Alex con angustia—. Te dije que me molestaban por ser pelirrojo, pequeño y usar lentes, pero que había algo más. Me golpeaban por ser hijo de padres gay... A Chrissy no la molestaban como a mí por ser niña, porque ella no «sería marica» como yo...

Me quedé en silencio un buen rato, necesitaba procesar esa información. Si eran hijos de padres gay o no, no afectaba en lo absoluto a nuestra amistad o mi cariño hacia ellos, pero necesitaba acomodar mis pensamientos. Habían pasado demasiadas cosas en una sola noche.

—¿Te molesta? —susurró Chrissy.

—No, para nada —expliqué—. Me alegra que confíen en mí, solo me duele saber que en serio este sea uno de sus secretos familiares.

Ambos se quedaron en silencio por unos instantes.

—Cuando la mayoría de las personas que te cruzas te insultan por ello, hacen chistes o incluso preguntan si nos violaban de chiquitos... Entonces ya no se lo dices a cualquiera, Al —dijo Chrissy—. Tú no sabes lo horrible que es.

—¿Ser hijos de padres gay?

—No. Vivir en esta sociedad de mierda —escupió Alex con odio—. Nuestros padres nos criaron muy bien, nos dieron todo, nos enseñaron a respetar a los demás, a proteger a los más débiles, a dar la mano a todo quien lo necesite. Nuestros padres son los mejores padres que pudimos tener.

—Pero la gente es una mierda, Al, la gente como ese chico es basura —escupió Chrissy—. Gente así es la que le enseña a sus niños a molestar a gente como nosotros, a molestar a gente como mis papás.

—Nuestros padres no son lo malo en este mundo, gente así lo es —susurró Alex—. Y cuando veo esta clase de cosas... Cuando veo esto, no puedo evitar enfurecerme, porque... —Su voz comenzó a quebrarse y comenzó a llorar nuevamente, así que apoyé mi mano en su hombro—. Porque veo la cara de mis papás, vi la cara de mi mamá en ese Luke, vi a mi mamá y... Y no puedo soportarlo, no puedo soportar eso, Al. ¡Si alguien le hace algo a mi mamá yo me muero!

—¿Les han hecho algo? —me animé a preguntar.

—Una vez, cuando estábamos en secundaria —dijo Chrissy—. Golpearon a mi mamá cuando volvía del trabajo, estuvo internado quince días. Lo golpearon porque dijeron que «un marica así no debe vivir». ¿Entiendes?

—Mamá es... —Alex se secó las lágrimas y respiró hondo para poder seguir hablando—. Mamá es lo que muchos llaman «mariposa», es amanerado, ya sabes, «femenino». Es más fácil de reconocer como gay que papá, por eso a papá no lo molestan.

—Y porque papá les destroza el rostro al primer comentario —se rio Chrissy y Alex también se rio.

—¿Y su madre biológica? —pregunté, con miedo a que se enfadaran, pero necesitaba respuestas.

—Ah, Lydia es como nuestra tía —dijo Alex—. Incluso le decimos «tía Lydia», sería extraño decirle mamá, no la vemos de esa forma, solo nos tuvo y ya. Nuestra mamá es Michael, él nos crio y cambió los pañales, y nuestro papá es Robert.

—Ahora entiendo por qué no los aceptaron en la San Pedro —dije con una risita algo nerviosa—. Es una escuela católica.

—Sí, malditos retrógrados. Y papá tuvo que pagar más para que nos aceptaran en la Da Vinci —escupió Alex.

—¿Por eso no festejan navidad? —pregunté con curiosidad.

—Sí. Nuestros padres sí lo festejan, ellos siguen siendo católicos y disfrutando de las fiestas. Nosotros no —explicó Alex—. Una vez que obtuvimos consciencia nos negamos a seguir una religión que diga que por amarse merecen el infierno. No festejamos navidad ni ninguna fiesta cristiana, no pensamos seguir algo que piense de esa forma sobre nuestra familia.

—Pero no todos los cristianos son así, yo lo soy y no me molesta —dije rápidamente.

—Lo sabemos, lo que crean y sientan las personas es cosa de ellos —explicó Chrissy—. Respeto ante todo, es lo que nos enseñaron.

Estuvimos allí un buen rato mientras fumábamos otros cigarrillos, les hice compañía hasta que se sintieron mejor, hasta que Alex se tranquilizó lo suficiente como para regresar a la fiesta. No tenían muchos deseos de regresar, pero tampoco querían que Luke o Ivana pensaran que habían ido por desprecio a él. Prefirieron regresar y poner su mejor sonrisa.

El ambiente en lo de los Morrison seguía algo tenso, Ivana lloraba y Ash intentaba tranquilizarla, la abrazaba con cariño mientras que Luke conversaba con mamá. En vez de ser mamá quien lo estaba tranquilizando a él, parecía que Luke la tranquilizaba a ella. Mamá siempre me había enseñado a mí a respetar a las otras personas, si yo era así era gracias a ella.

Un rato después, para animar un poco el ambiente, Ivana le pidió a Eric que tocara un poco la guitarra y cantara. Él estaba bastante nervioso, así que lo animé para hacerlo, sabía que a Chrissy le había gustado oírlo cantar pop en la piscina, verlo en lo que en realidad era bueno sería mucho mejor. Y Eric, por sobre todos los géneros, era bueno en el folk y era lo que a él le gustaba, la música country.

Con guitarra en mano y ubicado en una silla, Eric comenzó a tocar y cantar fiel a su estilo. Tenía una voz maravillosa, de niños siempre solía cantar cuando jugábamos y a mí me encantaba oírlo, así que me senté con comodidad para darle mi apoyo.

Giré para ver a Chrissy, lo miraba con sorpresa y con una gran sonrisa. Supuse que le gustó ver esa otra parte de él, lo miraba con admiración, porque no era lo mismo oír a Eric cantar pop en un estilo que imitaba otro, a escucharlo en el folk donde se sentía cómodo y con su propio estilo. Era la segunda vez en esa noche que Chrissy lo veía así, y estaba seguro que verlo pelear contra su propio hermano por defender a su hermano gay le estaba dando puntos extras.

Si Eric se esforzaba en darse a conocer, entonces pronto le gustaría a Chrissy.

Ash se acercó a nosotros tres y nos extendió unas cervezas a cada uno, pero llamó a Alex con la mano para hablar en privado. Los seguí con la mirada, se dirigieron a la cocina donde estaba Luke esperándolos. Desde lejos no podía ver de qué hablaban, pero parecía que Luke le agradecía por la ayuda.

—Se lo va a decir —dijo Chrissy en un susurro—. Para hacerlo sentir bien.

—¿Tú crees? —pregunté con sorpresa y estiré mi cuello para ver más.

—Sí. Si él se va a casar, seguramente también sueña con tener hijos —susurró—. Saber que nosotros somos hijos de padres gay le dará ánimos.

Vi que Luke abrazaba a Alex y palmeaban mutuamente la espalda del otro. Alex se quedó allí un buen rato mientras bebía esa lata de cerveza y fumaba un par de cigarrillos con Ash.

—¿Siempre fue así? —dijo Chrissy de repente.

—¿Quién?

—Eric —Lo señaló con la vista mientras tocaba—. Es... diferente a como se comporta con el resto de las personas. ¿Siempre es así?

—Eric es tímido, muy sumiso y vergonzoso, es parte de su naturaleza por ser el menor de seis hermanos —expliqué—. Tiene el autoestima muy baja por ser más pequeño que el resto, pero... Sí, Eric enojado golpea muy fuerte, y el folk es lo que a él más le gusta.

—Interesante...

La miré de soslayo. Lo estaba observando con atención, con su mirada fija en él y en esas nuevas partes que estaba recién conociendo, entre muchas otras que aún le faltaban por conocer. Le había ayudado a Eric en muchas cosas, pero al menos ahora, esto se lo ganó él solo.

Sin embargo, me sorprendí cuando apoyó su cabeza en mi hombro sin dejar de mirarlo. Pasé entonces mi brazo por su espalda para poder acariciarle el hombro con cariño, ella había pasado un mal momento, quería demostrarle que estaba ahí.

—Quizá deba intentarlo... —susurró con un deje de tristeza—. Quizá deba rendirme e intentarlo...

No respondí nada, supuse que solo estaba pensando en voz alta. No haría preguntas, solo la dejaría ser.

Más tarde nos fuimos de la casa de los Morrison, volvimos a casa con mamá bastante borracha que colgaba del hombro de Chrissy, mientras que Alex y yo cargábamos las cajas con botellas vacías para evitarle más desastre a Ivana.

Chrissy sentó con suavidad a mamá en una silla de la cocina y se ofreció a prepararle un té de limón para que le hiciera bien al estómago. Me acerqué a ella para ver cómo se encontraba, mamá solía emborracharse en fin de año, era el único momento donde me decía cosas que nunca me había dicho.

—¿Cómo te sientes, má? —le dije con suavidad al acariciarle el rostro.

—Eres tan precioso, bebito —me dijo con una sonrisa—. Eres lo mejor que he hecho en mi vida, eres tan perfecto, bebé. Te amo tanto.

—También te amo, má —le dije con una sonrisa—. ¿Quieres ir a dormir?

—No, quiero hablar con Chrissy. ¡Chrissy, querida! Habla conmigo...

—Liv, preciosa, tenemos un regalo para ti —dijo Alex con suavidad al acercarse—. ¿Quieres verlo o prefieres abrirlo mañana?

—¿Un regalo, para mí? —preguntó mamá con sorpresa, con sus palabras que casi se resbalaban de sus labios—. ¿Puedo verlo?

Alex le extendió esa gran caja que había traído y la abrí para ella, ya que mamá no podía controlar bien sus movimientos y al intentar abrirla amenazaba con caerse de la silla. Dejé que ella viera el contenido antes que yo, era su regalo después de todo.

Con algo de torpeza mamá se puso de pie para ver el contenido de la caja, sacó de adentro un vestido muy bonito, era blanco y tenía pequeñas rositas bordadas, se veía primaveral. También sacó de adentro dos pares de zapatos, unos rosados y unos negros de tacón intermedio.

—¿Qué es esto? —dijo con sorpresa.

—Hay más —dijo Chrissy con alegría y se acercó para sacar del interior de la caja otro vestido, esta vez más delicado que el anterior, en color rosado pastel—. Me dijiste que te gustaría vestirte como yo pero que no era tan joven. Liv, querida, tienes solo treinta y cinco años, tú eres joven aún. Vístete como desees, vístete como quieras y te sientas cómoda.

—Nosotros solo te facilitamos dos vestimentas —dijo Alex con una sonrisa torcida—. Espero te gusten, fue idea de Chrissy.

Mamá empezó a llorar y refregarse los ojos de manera torpe, terminó aferrada al pecho de Chrissy, quien la abrazaba con cariño y le acariciaba el cabello al susurrarle palabras bonitas. Mamá chilló al menos unas cien veces lo muy agradecida que estaba, lo mucho que los adoraba y lo poco que se merecía todo ese cariño.

Preparé té para nosotros y un café para Alex, pero para poder darles privacidad a mamá y a Chrissy nos fuimos junto a la chimenea que se estaba apagando, le di algo de vida para que nos mantuviera calentitos. Y allí, frente a la chimenea, me senté sobre la alfombra para degustar el té que me regaló Alex.

Su sabor era magnífico, era algo dulce pero delicioso. Se sentía como un universo en mi paladar y solo pude sonreír con alegría hasta acabar su contenido.

—Al —dijo Alex de repente, me miraba fijo—. Pronto te contaré otro secreto familiar, ¿sí? Solo espera.

—Está bien, cuando sientas que puedes confiar en mí estaré aquí, ¿sí? —dije al dejar mi taza en el suelo.

—No es que no confíe en ti, solo es algo que no me gusta decir abiertamente... Dame tiempo y te lo enseñaré.

—Está bien.

—Al... —insistió, así que lo miré fijo, me miraba con cierta tristeza—. Lo lamento mucho.

—¿Qué cosa?

—Lo de Rebeca... —susurró—. Siento que es mi culpa verte así y...

—No es tu culpa, tranquilo —respondí con una sonrisa para darle algo de ánimos.

Me sentía triste por lo de Becky, dolía saber que la chica que amaba en realidad estaba enamorada de él, de mi amigo, pero no era su culpa. Él no era responsable de nada, la culpa era mía y solo mía por haberme enamorado de ella, de una sirena, una ilusión.

Empecé el año llorando como un imbécil, con mis tres amigos que me consolaron, con una pelea, discusiones y la confesión de mis amigos sobre su secreto familiar. Empecé el año haciendo nuevos y mejores amigos.

Ese sería mi mejor año, pero temía decirlo en voz alta porque cada vez que decía que ese sería mi año, ese se convertía en desgracia. Deseé entonces, en lo profundo de mi mente, al menos poder seguir disfrutando de la compañía de esos gemelos.

Deseé poder ser feliz, y poder darle algo de esa felicidad a mamá. Deseé con todas mis fuerzas que mamá pudiera ser feliz.


Preguntas:

¿Qué les pareció en general todo lo referido al capítulo Nº 6? Como verán, de a poco avanzan♥ y la confianza aumenta.

Y ahora sí, el dibujo que hice de Eric tocando la guitarra, y en el multimedia dejo también cómo imagino su voz.

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