R es de Ramo

— ¡Ahí va!

Sonia lanzó el ramo con la gracia que se esperaría de una verdadera princesa. Las demás chicas entonces comenzaron a moverse entre pasos torpes y agitados por conseguir tan ansiado objeto, pues se cuenta que la mujer soltera en atraparlo sería la próxima en casarse. Entre todas las invitadas a la boda de la rubia, Mikan se encontraba en el centro de dicho grupo, intentando más que nada evitar ser golpeada por las otras por el hecho de atrapar el ramo. Ibuki la había llevado a rastras hacia el centro de la pista de baile para participar pues sabía que la enfermera, aunque le diera vergüenza admitirlo, si deseaba participar de dicho evento.

Mikan miraba el piso intentando mantener la postura. Si se concentraba lo suficiente podría escabullirse y asunto resuelto... ¡sí! Ese era el plan definitivo.

Sin embargo...

Sus orbes divisaron a Hinata.

Una ola de calor recorrió su cuerpo. Ella sí que quería casarse con él. Sabía que un bouquet no aseguraba nada, pero... le hacía ilusión. Amaba mucho al pelimarrón. Fue durante esos pensamientos que los ojos del muchacho lograron hacer contacto con ella. Mikan tembló, Hajime sonrió y señaló hacia arriba. Ella miró hacia donde el dedo de su pareja señalaba y veía como el ramo, como si de cámara lenta se tratase, caía hacia las manos que se alzaron de la joven quien miraba la escena estupefacta.

— ¡Tal parece que los próximos en casarse serán Hinata y Mikan! — grita Mahiru emocionada, mientras el resto de los invitados a la boda ven como el mencionado se acerca a la enfermera definitiva y la besa.

— Tú solo di cuando, y lo haré realidad.

Mikan podía morir en ese mismo instante de amor.

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