Capítulo 08


— ¿¡QUÉ DEMONIOS HACE AQUÍ?! ¡¡COMO SEA, SOLO CORRE!! —exclamó Katsuki exigiéndole a sus propias piernas lo que más daban.

— ¡¡DEBE SER AMIGO DEL HOMBRE DEL BOSQUE!! —chilló Izuku en respuesta corriendo sin mirar hacia atrás, escuchando tras ellos las pisadas rápidas y furiosas del mamífero.

— ¡¿ES QUE ACASO ME ESCUCHAS CUANDO TE DIGO LAS COSAS?! —exclamó furioso Bakugou corriendo sin detenerse, desesperado al sentir el cómo una de las puntas de los cuernos rozó su propia espalda.

— ¡¡¡AHHHH MALDICIÓNNNN!!! —chilló Bakugou al borde de las lágrimas, corriendo a más no poder.

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Vacaciones V

¡Nuestra guarida secreta!

Las furiosas pisadas del mamífero y el roce en su playera fue suficiente para que Katsuki tomara acción, un segundo después de tragarse sus desesperadas ganas de llamar a su mamá.

Fue por eso que tomó la muñeca del pequeño pecoso con brusquedad sin pensárselo demasiado.

Izuku ante la adrenalina no tuvo tiempo a reaccionar, lo que generó el cambio de dirección de sus pisadas con velocidad.

—Por aquí. —soltó Bakugou jalando a Izuku hacia su derecha y lanzandolo hacia los arbustos, desapareciendo por breves segundos del camino del jabalí.

Katsuki le siguió y de un saltó se hundió entre la mala hierba y arbustos.

El olor a césped y tierra semi húmeda invadió sus fosas nasales, y sus escarlatas ansiosas observaron cada rincón del lugar en busca de una pronta solución.

No demoro mucho en sonreír con satisfacción y coger nuevamente la muñeca de Izuku. —Ya sé a donde podemos ir. —dice levantándose con velocidad y jalonearlo.

Izuku con rapidez se levantó y le siguió, notando que las manos de Katsuki efectivamente estaban más cálidas que las propias. — ¿Hacia dónde? —pregunta con miedo, observando hacia atrás de manera constante.

Y de pronto Katsuki se hundió entre la tierra y césped, e Izuku cayó luego de él.

— ¡Ah! ¿¡Qué es lo q—chilló de inmediato, notando el cómo ahora mismo estaba en una especie de agujero silencioso y verdoso. Sentía el respirar de la madre tierra sobre las raíces que acariciaba cada centímetro de su piel, y sus ojos se clavaron sobre el pequeño Katsuki inmediatamente.

Las esmeraldas asustadas y titubeantes le observaron a su lado. Entonces su mano aún tocando la del pequeño rubio ceniza se presionó con miedo.

Bakugou tapó su boca rápidamente y posó su dedo índice libre sobre sus propios labios, observando al pecoso. —Shh... —suelta casi inaudible clavando sus escarlatas hacia su izquierda, expectante en saber la posición de la amenaza. E Izuku ante ello, trago saliva y asintió con temblores invadir su pequeño cuerpo.

«No debimos alejarnos tanto. »
Pensó instantáneamente ante su reciente privación del habla por obvias razones, jugueteando con su playera con nerviosismo.

El jabalí había frenado metros más adelante por el impulso, y entonces se devolvió en busca de sus presas.

Así, fue como los sonidos de las pisadas habían llegado hasta los oídos de ambos.

Izuku abrió sus esmeraldas con terror, y Bakugou simplemente cerró sus escarlatas evitando hacer cualquier tipo de sonido, con mucho miedo en su interior.

«Quiero a mi mamá... »
Piensa a sus adentros el pequeño rubio con su corazón trabajar en extremo.

Un movimiento veloz se manifestó en el césped cercano a ellos, y rozo la oreja del rubio, quien permanecia apoyado en contra el huevo hueco de tierra escondido con el pecoso.

Había sido la nariz del jabalí que olía con enojo, mientras daba golpes en contra la tierra como descargo.

Y continuaba oliendo, cada vez más y más.

El jabalí cada vez estaba más cerca, y los pequeños sólo pudieron reaccionar a cerrar sus ojos con fuerza y tomarse de las manos.

Entonces continuó en la zona, pues sentía un aroma en particular. Y por la emoción de un próximo blanco a su búsqueda, inhalo con todas sus fuerzas y un par de dientes de león volaron hasta sus fosas nasales ante ello.

Con evidente desespero dejó escapar las pequeñas partículas y comenzó a estornudar de manera seguida.

Bakugou aún sostenía con firmeza la mano de Izuku, con sus ojos fuertemente cerrados junto al pequeño pecoso. Mas lanzó un suspiro de alivio en cuanto el mamífero se había perdido entre las profundidades del bosque.

Sus pisadas ya no se escuchaban.

Izuku instantáneamente se estampó en contra las hojas y pudo respirar de nuevo.

Katsuki por otro lado, no podía sentirse más triunfante.

— ¡Y no vuelvas! —exclamó el pequeño rubio amenazandole con un palo que estaba en el suelo, saliendo del escondite.

Izuku frunció levemente sus cejas aceitunadas y sacudió sus ropas, levantando el polvo. —Es hora de regresar con mamá. —dice decidido comenzando a caminar, saliendo del escondite. —Esto ha sido muy peligroso, Kacchan. —añade mirándole con cierta reprobación.

Bakugou abrió sus escarlatas sorprendido.

Por un momento imaginó que Izuku le vería como un héroe valiente, digno de sí mismo. Mas había sido totalmente diferente.

Dio una pisada con furia y golpeó la tierra con su pie instantáneamente. — ¿¡Hah!? —exclamó frunciendo su ceño. — ¿¡Desde cuando es que puedes hablarme así, tonto Deku!? ¿¡Desde cuando es que puedes darme órdenes!? —lanza en un grito molesto.

Izuku giró su rostro pecoso preocupado y un poco enfadado. — ¿¡Y SI TE HUBIESE PASADO ALGO, KACCHAN!? —exclama con sus esmeraldas llorosas, mientras convierte sus manos en puños y cierra sus ojos con firmeza. — ¡Ya, es suficiente, solo quiero estar en casa! —exclamó para entonces comenzar a correr. — ¡Regresemos a casa, tonto! —chilla perdiéndose entre la hierba.

Katsuki abrió sus ojos y un vuelco apareció avivar su corazón.

Y luego de largos minutos, trago saliva. — ¿Él estaba preocupado por mí? —susurra.

Luego de ello, retomó el camino hasta la cabaña, pensando en muchas cosas a su corta edad.

Era esa edad en la que sentía impulsos con mayor fuerza.

Pasó de preguntarse el qué se sentiría ser un gusano a:

Quiero estar con Deku. —dice decidido.

Katsuki Bakugou de alguna manera, estaba intentando descubrir qué significado tenía esas extrañas emociones que estaba sintiendo.

Aún con aquellas palabras totalmente serias, fueron suficientes un par de segundos para que un notorio sonrojo apareciera en sus mejillas.

Bakugou sacó su lengua inmediatamente para limpiarla, con asco. — ¿¡Pero qué demonios estoy diciendo!? ¡Wacala! ¡Qué asco! ¡Por supuesto que no! —gritaba enfurecido en el bosque, negando con brusquedad para comenzar a correr hacia la cabaña.

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— ¿Y qué tal estuvo su aventura por el bosque, pequeños? —inquiere Masaru, sentado en un tronco a las afueras del jardín durante la noche, mientras derrite un malvavisco en la fogata.

Las estrellas apacibles observaban aquella reunión familiar dulce y tan esperada por todos, mientras las llamas mantenían una danza cálida.

Inko sonríe y aplaude emocionada. — ¡Claro! ¡Es momento de que nos cuenten luego de aquel buen descanso que tuvieron al regresar! —exclamó la peliverde con dulzura.

Ya que, tanto Bakugou como Izuku para cuando llegaron, habían caído rendidos en la cama tomándose una muy buena siesta.

Sin duda alguna, se habían agotado.

—Es hora que lo escupan, par de mocosos. —señala Mitsuki con su brocheta de malvaviscos ya vacía, masticando y con su ceño fruncido. —Tienen caras raras. —añade impaciente.

Izuku observó a Bakugou instantáneamente, sin saber qué decir.

Por un lado, si confesaba, sabría que se llevarían un buen castigo, aún más Kacchan.

Por otro, le sabía mal mentir.

Fue por eso que lanzó un leve suspiro y mordió su malvavisco en silencio, dándole la señal para que Kacchan hablara observándolo con seriedad.

Bakugou abrió sus ojos en cuanto observó la actitud del pecoso. —Deku de m—

Se interrumpió a sí mismo negando con su rostro y clavado sus escarlatas en su madre, con sus piernas cruzadas. — ¿Haaaaah? —suelta con relajo y burla. — ¿Escupir qué? Estuvimos paseandonos por el bosque, incluso encontramos una guarida secreta antimonstruos. —añade con orgullo mientras clava su mirada en el pecoso. —No es así, ¿Deku? —inquiere.

Izuku pega un pequeño brinco y mientras mastica, susurra con una sonrisa nerviosa sobre su labios. — ¡S-sí! —suelta.

¡No podía creer que realmente Kacchan estuviera contándoles lo sucedido! ¡Era impresionante!

¡Kacchan era impresionante!

Masaru sonrie. —Oh, eso realmente es muy interesante. —suelta sonriente. — ¿Eso significa que en el bosque habitan monstruos?

E Inko emocionada se adelanta y también pregunta. — ¿Vieron uno?

Bakugou asiente con orgullo, mientras rasca su nariz y se levanta. — ¡Sí, lo vimos! ¡Era grande!

Los adultos abrieron sus ojos, conectandose con la historia de Bakugou. — ¡Oh! —sueltan instintivamente.

— ¡Feroz! —exclama levantando sus brazos, asemejando sus manos a afiladas garras.

— ¡Oh!

— ¡Y muy veloz! —exclama dando un brinco. — ¡Con grandes pulmones y aliento voraz!

— ¡Oh!

— ¡Con enormes cuernos y espinas sobre su piel! —exclama para luego mirarles con orgullo. —Pero eso no fue suficiente para vencernos a nosotros y a nuestra guarida. —añade sonriente para luego señalarse a sí mismo y a Deku. —Nosotros somos más fuertes que ese monstruo. —añade posicionando su mano sobre sus caderas.

Y sus granates se giran hacia bajo, observando al pecoso que aún sigue sentado, pero con sus brillantes esmeraldas reluciendo ante la historia dicha por Katsuki. Dicha historia en la que había sido incluido fantásticamente.

Los labios de Katsuki se abren. — ¿No es así, Deku?

Inquiere para cuando a Izuku se le acelera su corazón.

Entonces el pequeño pecoso se levanta con emoción y extiende sus brazos. — ¡Sí, es nuestra nueva guarida secreta anti-monstruos! —exclama emocionado para entonces sonreírle a Bakugou contento. — ¡Sirve incluso para tomar la merienda, sin temor a que más monstruos nos visiten! ¡Incluso podríamos hacer que los monstruos se vuelvan buenos y coman merienda con nosotros! —añade feliz.

Y Katsuki sonríe instintivamente, Izuku lo nota, pues sus dientes relucen ante el brillo de las calidad llamas.

Kacchan se veía iluminado y feliz.

Izuku no olvidaba la irresponsabilidad que habían cometido el día de hoy, mas era un niño y no podía negar que había sido muy emocionante.

Katsuki, por otro lado, estaba pensando en qué hacer la próxima vez que regresaran a la guarida secreta.

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❤️ ¡Feliz Navidad! ❤️

¡Espero que coman muy rico y se la pasen bienn bonito con sus seres queridos!

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