Capítulo 07

Así mismo fue, como se había distraído lo suficiente para olvidar por completo las indicaciones de su madre.

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Vacaciones lV

¿Es el amigo del hombre del bosque?

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Los sonidos de las cigarras y cantos de las aves silvestres eran lo suficientemente relajante para que ambos niños suspiraran alegres, dando pisadas constantes aplastando la tierra y el césped vívido tras sus pequeños pies.

Y aún si habían pasado un par de segundos para cuando Izuku le había respondido, Katsuki deslizando su dedo índice bajo su nariz a lo largo sonreía de manera orgullosa, siendo inconscientemente feliz por las palabras dichas por Izuku.

—Ya lo sé, es por eso que debemos seguir avanzando, Deku. —respondió con sus escarlatas decididas, posando sus manos sobre su cadera. — ¡¡Hay una aventura que nos espera!!

Izuku amplió su sonrisa y con ello alzó su mano. — ¡Síí! ¡La aventura ya comenzó! —exclamó sonriente y con un saltito de alegría.

Aunque su voz se escuchó un tanto insegura a pesar de aquel grito enérgico y motivador.

Bakugou frunció levemente su ceño, para observarle por el rabillo del ojo.

¿Que la aventura ya había comenzado?

Se inclinó de hombros restandole importancia, seguro lo había dicho por la emoción del momento.

Pero no tardó demasiado en sentir las manos de Izuku tras su espalda agarrar de su playera y por consecuencia, interrumpir su caminata.

Un jalón había provocado que su parte corporal trasera chocara suavemente con el pecoso.

Ante ello, un sonrojo inesperado invadió sus mejillas junto a un sobresalto. — ¿Q-qué rayos te sucede, idiota? —inquirió girandose rápidamente, observando al pequeño Izuku quien no parecía querer dejarle ir.

—La aventura ya empezó, ¿no es así? —preguntó Izuku susurrante a su lado, con sus dedos temblorosos y bien clavados sobre su playera.

El pequeño Izuku en aquellos momentos se veía un poco asustado y preocupado. Fue justamente aquella expresión en su rostro que Katsuki se cuestionó qué estaba sucediendo, porque no entendía nada.

— ¿Hah? —soltó medio girandose. —Sí empezó, qué demonios te suce—

Izuku no le había dejado siquiera terminar, ya que había estallado sin previo aviso.

— ¡¡Es que algo nos ha estado siguiendo desde hace un rato!! —exclamó Izuku abriendo sus esmeraldas y señalando en las profundidades del bosque. — ¿No deberíamos regresar con nuestros padres, Kacchan? Mamá dijo que tuviéramos mucho cuidado...

Aquellas palabras provocaron que Katsuki dirigiera sus carmines hacia el interior del bosque, en donde más que luz, la oscuridad rondaba.

Fue entonces que el pequeño Bakugou sonrió. —Heh, no me digas que tienes miedo. —

Izuku negó con rapidez para entonces mirar al rubio con sus labios fuertemente presionados. Luego de unos segundos, giro su mirada con inseguridad hacia todas las direcciones posibles. — ¿¡Y si es el hombre del bosque, Kacchan!? —estalló con temor.

Katsuki alzó una ceja. — ¿Hah? ¿El hombre del bosque?

Izuku apretó aún más fuerte la tela de la playera de Bakugou, jalandola un poco más hacia él. — ¡Sí, dicen que habita en lugares muy fríos, su pelaje es blanco y es un cazador de humanos! ¡¡A él le gusta comer carne fresca de humanos y sobretodo de niños pequeños porque dicen que su carne es tierna y suave!! —chilló muy asustado.

Katsuki siendo atraído por el jalón de Izuku, rodó sus ojos irritado. — ¡¡Idiota, ese es el hombre de las nieves!! —exclamó impaciente. —Además, ¿de dónde demonios es que has sacado eso?

Pero Izuku negó de inmediato para entonces continuar. — ¡¡Si existe en la nieve entonces en las montañas y bosques también!! ¡¡Es el hombre del bosque, Kacchan!! —exclamó angustiado mientras volvía a señalar al lugar. — ¡Regresemos a casa!

Bakugou golpeó la nuca de Izuku con suavidad, a su vez que quitaba el pequeño agarre de las manos del pecoso sobre su propia playera. — ¡Esos son solo cuentos para niños, Deku! —exclamó en respuesta, acomodándose la playera ante los recientes sufridos jalones.

Fue entonces que Izuku posó su mano en el mentón para comenzar a murmurar, concentrado en sus propios pensamientos —Pero, no crees que exista una probabilidad de que sí exista, es decir, si hay alguien así el clima no debería de importar mucho, más bien son sus inten—

Un movimiento de hojas emergió de aquel lugar donde reinaba la oscuridad y Bakugou de inmediato selló los labios de Izuku con su mano derecha de un rápido movimiento.

—Shh, cállate. —susurró a su lado, observando hacia la dirección en donde el sonido emergía.

— ¿Ves? Te dije que algo nos estaba siguiendo. —susurró Izuku en respuesta, asustado.

Pero los ojos del pequeño rubio ceniza brillaron ante el suspenso y curiosidad. —Vamos a ver qué es. —habló Bakugou emocionado.

Izuku negó con rapidez. —Uh, tío Masaru dijo que no debíamos arriesgarnos y que, cualquier cosa yo usara el silbato. —añadió tocando el pequeño silbato rojo con su mano.

Katsuki le miró por un segundo, serio. —No lo usarás, es nuestra aventura Deku, es nuestro momento para hacernos verdaderos hombres. —susurró flexionando su brazo derecho con firmeza y dar el paso, entregandole a Izuku un aura valiente, varonil y segura.

Ante ello, Izuku manteniendo sus manos envolver su propia playera con nerviosismo, asintió no muy seguro de ello, dando sus primeros pasos con notoria inseguridad. Ya que, definitivamente no estaban siguiendo las instrucciones que le habían dado sus padres.

Así, se adentraron en aquella oscuridad.

Y aquellas misteriosas pisadas continuaban escuchándose, pero Bakugou se mantuvo constante aún si sus piernas de pronto parecían temblar del temor hacia lo desconocido.

Porque a pesar de que le resultaba bastante emocionante estar envuelto en aquella situación, no negaría que muy en el fondo tras aquel espíritu aventurero, tenía mucho miedo.

¡Pero debía ser valiente!

Aún si sus pensamientos resultarían ser muy contrarios a sus propias acciones...

¡¡AHHHHHHHH!! —exclamó de pronto el pequeño rubio con su corazón en la garganta al sentir un jalón firme en su muñeca.

Pero luego de eso, la voz afligida de su acompañante llegó hasta sus oídos.
—Lo siento, me tropecé y casi me caigo. —apresuró a responder Izuku con su mano tras su nuca, avergonzado y riendo de manera nerviosa con la intención de calmar el ambiente.

Katsuki explotó de la ira ante la vergüenza. — ¡Demonios nerd, no me asustes de esa manera! —exclamó furioso mientras lanzaba un suspiro de alivio en silencio.

Aunque su reciente grito había provocado que unos ojos curiosos se acercaran a ellos.

Así, dos círculos redondos y rojos aparecieron tras la oscuridad, mezclandose con las hojas de un arbusto.

Había sido la señal suficiente para que Bakugou encendiera su linterna. Así, la luz había irrumpido la escena y tanto los ojos de Bakugou como los de Izuku que yacían tras su espalda, asomándose sobre su hombro izquierdo, se abrieron con sorpresa.

— ¡Ah, un cerdo! —exclamó Bakugou con sus ojos abiertos.

Mas notó que el animal estaba furioso y listo para dar embestidas ante aquella luz molesta, golpeando su pezuña en contra la tierra.

Izuku dio leves temblores en su lugar antes de estallar.

¡¡NO ES UN CERDO, ES UN JABALÍÍÍÍ!! —exclamó Izuku escapando veloz de aquel lugar a un lado de Katsuki, siendo ambos perseguidos por el animal quien no había tardado en comenzar su carrera para embestir sin pensárselo.

Su enorme cuerpo pesado corría sin dudas observando ambas cabelleras huir veloz de él, mas eso no sería suficiente para detener su ataque. Su pelaje café pareció erizarse de manera instantánea ante la ira que sentía, algo que odiaba como nunca era la luz.

Y ese pequeño niño le había dado con la luz en su propia cara. Recordando aquello, lanzó un grito propio de su especie molesto, muy molesto mientras aceleraba el ritmo de sus patas.

Aquellos enormes y filosos cuernos por un segundo produjeron un destello ante el pequeño choque contra la luz solar en media carrera, teniendo en su visión claramente sus dos objetivos, aquellos pequeños que corrían despavoridos apenas unos metros más que él.

¿¡QUÉ DEMONIOS HACE AQUÍ?! ¡¡COMO SEA, SOLO CORRE!! —exclamó Katsuki exigiéndole a sus propias piernas lo que más daban.

¡¡DEBE SER AMIGO DEL HOMBRE DEL BOSQUE!! —chilló Izuku en respuesta corriendo sin mirar hacia atrás, escuchando tras ellos las pisadas rápidas y furiosas del mamífero.

¡¿ES QUE ACASO ME ESCUCHAS CUANDO TE DIGO LAS COSAS?! —exclamó furioso Bakugou corriendo sin detenerse, desesperado al sentir el cómo una de las puntas de los cuernos rozó su propia espalda.
¡¡¡AHHHH MALDICIÓNNNN!!! —chilló al borde de las lágrimas, corriendo a más no poder.

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