Capítulo 01
Tonto Deku
La compañía del estúpido Deku en el jardín era algo de lo que ya estaba acostumbrado, el sentarse junto a él, dibujar y quitarle sus crayones favoritos era pan de cada día.
— ¡K-Kacchan, estaba usando ese color! —Se quejó el pequeño peliverde extendiendo su mano para arrebatarle el pequeño crayón verde.
—Ahora lo tengo yo, tonto. —dijo sonriente el pequeño de cabellos cenizos.
—Ni siquiera lo estás usando. —reclamó el pequeño observando como el oji carmín se lo guardaba en sus pequeños bolsillos.
—Pero pronto lo usaré, estúpido Deku. —gruñó continuando con su dibujo de explosiones, donde el crayón verde no haría acto de presencia.
Pudo observar el dibujo del pequeño Izuku que contenía muchas flores y árboles, ahora a medio pintar por su pequeña intervención.
Sonrió de manera divertida, viendo como su compañero le miraba de manera triste.
Notó entonces el suspirar del menor y levantarse a pedir crayones a sus compañeros.
— ¡Oye, a dónde crees que vas, jodido Deku! —exclamó en medio del aula con sus puños al aire.
—Katsuki–kun, ¿que habíamos hablado sobre decir groserías? —intervino la profesora del pequeño curso. Katsuki rodó los ojos con pesadez.
—Las groserias son malas y no debo dejar que me dominen. —respondió con pesadez mientras salía corriendo a buscar a Izuku, que se encontraba a un metro consiguiendo un crayón verde.
—E-esto… ¿Me p-podrías prestar el crayón verde, por favor? —preguntaba el peliverde con un sonrojo y leve jugueteo con sus pequeñas manos debido a su timidez.
— ¡Por supuesto! —exclamó su compañero extendiendo el crayón, sonriente.
— ¡Por supuesto que no! —intervino Katsuki, pegándole en la mano a su compañero provocando que el crayón cayera al suelo.
— ¡K-Kacchan, no seas mal educado! —exclamó avergonzado Izuku ante el actuar de su amigo. —Lo siento mucho, Atsushi-kun... —se disculpó por el actuar de su amigo.
Katsuki frunció el ceño rápidamente. — ¡Cierra la boca! ¡Lo siento y una mierda! —gruñó, metiendo sus manos en los bolsillos.
— ¿¡Katsuki-kun, dónde has aprendido eso!? —exclamó su profesora infartante.
—Ah... Mi mamá le dijo eso hoy a mi viejo.
La profesora suspiró pesadamente. Tendría que hablar con su madre apenas la viera.
—Kacchan... No debes decir malas palabras. —respondió Izuku. —Mamá dice que si decimos una mala palabra, Santa se enfadara con nosotros y entonces nos traerá carbón en Noche buena.
— ¡Sí, es verdad! —intervino su compañero Atsushi, que estaba al frente de ambos. —Mi papá dice que si digo una mala palabra tendré que dormir con galleta afuera. Galleta se come mi ropa entonces lo más seguro es que me dará mucho frío.
Katsuki alzó una ceja. — ¿Quién es galleta?
—Mi perra, duerme con nosotros dentro pero cuando le come los sandwiches a mi papá, él la castiga una noche en su casa del jardín.
— ¡Como sea! —exclamó Katsuki, mirando a Izuku. —Ten, si quieres algo solo pidemelo a mi, llorón. —dijo con un leve sonrojo en sus mejillas entregándole con fuerza el crayón, provocando un leve empujón hacia el peliverde. Salió corriendo hacia su mesita para continuar con su dibujo de explosiones en silencio.
—Tonto, estúpido Deku. —murmuraba mientras pintaba con furia.
—Kacchan no podrá tener su dinosaurio este año... —murmuraba Izuku preocupado. — ¿Debería enviarle una carta a Santa para que lo perdone?
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Otra de sus rutinas era simplemente comer junto a él, en el jardín.
— ¡Ah~, pulpitos de salchicha! —exclamó Izuku emocionado viendo la comida del oji carmín, quién ante esto se sonrojó un poco.
—Y tú tienes brócoli, como tu cabello. —murmuró observando su bento.
—Sí, son arbolitos. —respondió Izuku sonriente. —Mamá dice que debo comer muchas verduras para crecer sano y fuerte. —respondió cogiendo un brócoli, sonriente.
—Pues tu mamá no sabe nada, los niños deben comer muchos dulces y carne para ser geniales, los vegetales solo lo comen los nerds. —agregó comiendo sus salchichas, esperando la respuesta del peliverde, que nunca llegó.
Giró su mirada escarlata hacia su compañero quién le observaba con sus ojos llorosos, tragó saliva con dureza, pues su intención no era hacerlo llorar.
— ¡M-mi mamá dice que los que comen muchos dulces y no obedecen son t-tontos! —exclamó Izuku con lágrimas. —Y n-no soy nerd, Kacchan. —agregó limpiando sus lágrimas con su antebrazo.
— ¡Eres un nerd, Deku idiota! —exclamó con furia ahora haciendo sollozar con ganas al peliverde.
— ¡BUAAAAAAAAH!
La comida había sido interrumpida por el enorme sollozo del menor, en el que todos sus compañeros se giraron para ver la escena.
—Bakugou lo hizo de nuevo. —habló un niño con pesadez.
—Sí, sí. Pobre Midoriya, siempre tiene que estar soportando a Bakugou y su tonto mal genio. —agregó otra.
— ¡Callense, no se metan donde no los llaman imbéciles! —Gruñó Katsuki. —Oi Deku, cállate. —ordenó sin obtener respuesta del menor, que seguía llorando sin descanso.
— ¡Que te calles, jodido Deku, toma mis pulpos! —agregó tomando sus pulpos metiéndolos a su boca aprovechando que éste la tenía abierta por los lloriqueos.
Bastaron un par de segundos para que Izuku dejara de llorar para ahora masticar los sabrosos pulpitos que se encontraban en su boca.
—Gr-gracias Kacchan, están deliciosos. —dijo el menor sonriente ahora secándose sus lágrimas.
—No me dejaste opción, idiota. —murmuró con un leve sonrojo, sentándose con pesadez para continuar con su comida.
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—Oye Deku. —habló Katsuki tocándole el hombro, provocando el girar del menor.
— ¿Qué sucede, Kacchan? —habló el peliverde dejando su libro de dibujos a un lado.
—Y-yo encontré estos dulces en mi casa, entonces… —habló buscando alguna respuesta que no fuera cursi ni estúpida, observando al peliverde que giraba su cabeza a un lado con duda. — ¡Entonces como eres un nerd, pensé en darte unos a ver si así dejas de ser tan idiota y aprendes a ser un poco genial, como yo! —Terminó exclamando, lanzandole los dulces en la cara y salir corriendo.
Izuku le quedó viendo por un par de segundos para luego recoger los dulces ahora en el suelo y guardarlos en sus pequeños bolsillos. —Cuando regrese le daré las gracias. —dijo sonriente mientras continuaba con su libro de dibujos.
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El sentarse solo era extraño para él. Se dirigió hacia su profesora con molestia.
— ¿Dónde está Deku? —preguntó con sus brazos cruzados y su ceño fruncido.
—Izuku–chan se ofreció a regar las flores mientras ustedes continúan con sus actividades. —respondió amablemente la mujer.
—Entonces yo también. —respondió Katsuki sin esperar respuesta, simplemente se fue. La profesora ante esto no pudo evitar sonreír con ternura y ver a la pequeña silueta decidida perderse por el umbral de la puerta.
Ahí lo vio, observando unas mariquitas en el pétalo de una rosa con curiosidad y alegría.
— ¡Ataque de cosquillas! —Exclamó sonriente y travieso, abalanzándose al menor abrazándolo por su espalda para hacerle cosquillas sin descanso.
Izuku se sobresaltó ante esto pues no se lo esperaba.
— ¡K-Kacchan! —Agregó entre risas mientras sentía las manos de Katsuki en su pecho haciendo cosquillas.
Pero comenzó a desesperarse cuando éste por un largo minuto no se detenía.
—Kacchan, espera... —pidió agitado, intentando zafarse del rubio sin resultados.
— ¡Que es un ataque de cosquillas, Deku! —respondió Katsuki divertido sin detenerse.
—D-detente por favor. —Se giró el menor observando a Katsuki sonrojado, agitado y con sus ojos llorosos.
En ese momento, Katsuki sintió su cerebro explotar.
Se detuvo de manera abrupta, en shock sin quitarle la vista de encima.
—Q-que lindo… —susurró sonrojado aún abrazándolo.
— ¿Eh? —Soltó Izuku con sus jades confundidas. — ¿Qué dijiste Kacchan? Lo siento, no te entendí, hehe. —respondió observando a Katsuki con sus ojos fijos en él.
Entonces reaccionó, soltandolo de inmediato sonrojándose aún más.
— ¡Q-que eres un llorón, jodido Deku! —exclamó, saliendo fugaz en dirección al salón, dejándolo solo y completamente confundido.
— ¿Un llorón? —dijo confuso, negando suavemente sonriente mientras tomaba su pequeña regadera y continuaba con las plantas.
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