Único capitulo

— Jefe, el cargamento de esencia de babosa llego. 

— Ya era hora, tráelo ahora mismo.

El castaño permaneció aun en el escritorio de trabajo, su rostro casi pegado al cuaderno que tenía sobre la mesa, sin dejar de escribir en ella agito su mano libre indicándole a su ayudante que se moviera. 

El pelirrojo asintió para sí mismo, dando media vuelta para tomar el corredor a la salida del laboratorio personal de su jefe; por suerte ya había anticipado que este querría experimentar con dicha sustancia al instante, por lo que al salir solo tuvo que tomar la pequeña caja que había dejado sobre la barra al lado de la entrada, claro que con mucho cuidado la tomo firme. Tomando de nuevo el pasillo, al entrar nuevamente vio al castaño en el escritorio del otro extremo del laboratorio, donde yacían los demás químicos, hizo una mueca pero tenía que llevar la caja sí o sí.

Maurice puede ser un hombre rudo e impotente, pero como ser humano tiene cosas que le causan histeria, en este caso, los químicos o sustancias totalmente desconocidas. Daba igual, se acercó a su jefe hasta pararse a su lado, dejando la caja sobre el escritorio, este la abrió de inmediato y saco un pequeño frasco con un líquido verde vivo y burbujeante, agitándolo bruscamente, al ver como el líquido brillo como si de una barra luminosa se tratara se alejó varios pasos.

— Ahm.. Jefe, no sé si estoy en lo correcto pero.. ¿Estas cosas no requieren protección?. —era preocupante ver como este hombre, con indiferencia, tomaba los químicos sin guantes adecuados, sin gafas o por lo menos tomar una cantidad menos que el frasco entero.

— Solo es extracto de babosa, no es volátil o venenoso. —dijo despreocupado, mirando más de cerca la reacción del químico mientras lo agitaba con más fuerza.

No quiso seguir interrumpiendo a su jefe, aparte de eso, tiene años haciendo estas cosas, él sabe lo que hace. Sin más dio media vuelta, cerrando la puerta deslizante como le gustaba a su jefe, tomo el pasillo con la intención de regresar a la barra a terminar de hacer los informes.

Blakk estaba más concentrado en el costoso liquido en sus manos, era difícil de conseguir, se requiere tiempo y una elaboración cuidadosa para conseguirla, pero contenía mucha energía, perfecta para usarse como potenciador en el agua oscura. Sonrió al imaginar lo que podría hacer con ello, sin perder tiempo tomo uno de los frascos apartados con agua oscura, lo destapo al igual que el de extracto de babosa.

¿qué clase de poder tendría combinar ambas sustancias?, había una sola forma de averiguarlo.

Colocó varios finos recipientes en una gradilla y los preparó a cada uno con una cantidad ascendente del extracto de babosa a medida que cambiaba de tubo. 

Un poco de agua oscura para el extracto sería bien para empezar. Con prisa por ver las reacciones llenó otro tubo de ensayo con agua oscura y sacando uno de los ya preparados con extracto, vertió con pulso cuidadoso ya practicado una poca cantidad y agitó un poco observando la reacción sin siquiera parpadear. Nada. Dejó ese y repitió con el siguiente obteniendo lo mismo.

Chaqueó la lengua y con el último repitió todo pero con mayor cantidad del líquido rojo sangre, así que con cuidado inclino para que entrara toda el agua oscura del recipiente y cuando las últimas gotas se mezclaron con el extracto...



Maurice estiraba los brazos en un intento de calmar las articulaciones mientras se colocaba tras la barra, apenas se sentó se escuchó un POOF mezclado con un grito pesado y de sorpresa, grito que sabía muy bien que el dueño era su jefe. Se levanto de la silla y salió corriendo de regreso al pasillo, abriendo de golpe la puerta deslizante.

— ¡¡¿Que fue eso, jefe?!!... —miro extrañado el laboratorio en silencio y vacío. Estaba confundido, todo se ve normal, comparado a la explosión que había escuchado, todo se veía en su lugar, salvo por el castaño. Se acerco al escritorio en el cual estaba trabajando anteriormente, solo para darse cuenta de la ropa que su jefe llevaba puesta tirada en el suelo, se acercó y se inclinó en la misma sin entender que estaba pasando, alzo la cabeza y observo por todo el laboratorio otra vez:— ¿Jefe?.

— ¡¡Maurice!!.

El pelirrojo quedo perplejo, pero suspiro aliviado al escuchar la voz del castaño:— ¡¿Que paso jefe?!, ¡¿dónde está?!.

— ¡¡No veo nada!!. —esto es raro, se escucha como si estuviera dentro de una cueva, además de eso, su voz se escucha más.. chillona:— ¡¡Quítame esta cosa de encima Maurice!!.

— ¿Qué?, no lo entiendo. ¡¿Dónde está?!.

El pelirrojo miro por el rabillo del ojo movimiento en la ropa del mayor, quedo pasmado pero permaneció observando un momento la ropa para darse cuenta que algo estaba moviéndose dentro de la camisa rojiza, a la vez que escuchaba forcejeo allí dentro. Sin saber que esperar removió un poco la ropa y dejo que la cosa que se estaba moviendo saliera por su cuenta.

Blakk se estaba sofocando allí adentro, cuando vio la luz se arrastró hacia arriba hasta que por fin pudo salir, tomando bocanadas de aire al estar en el exterior, la luz era molesta, pero una sombra le mejoro la visión de su alrededor, siendo lo primero que vio el rostro pálido y con expresión de muerto de su ayudante a una altura demasiado alta; estrujo sus ojos varias veces para darse cuenta que su vista no lo engañaba, se levantó solo para sentir una brisa muy fría en todo su cuerpo que lo hizo estremecer, dándose cuenta que estaba totalmente desnudo.

— ¡¡¿QUE ESTA PASANDO AQUI?!!. —al darse cuenta de su desnudes trato de ocultarse, pero su asombro le ganaba:— ¡¡¿POR QUE TE VES GIGANTE?, ¿POR QUE TODO ES GIGANTE?, ¿POR QUE ESTOY DESNUDO?!!.

El castaño siguió con sus histéricas preguntas, Maurice aún permanecía congelado ante lo que estaba viendo; ¿ya se ha vuelto loco?, su jefe estaba tan pequeño como una babosa, aunque ha visto cosas sorprendentes esto lo rebasa y por mucho. 

— Esto.. Es malo, muy malo. —la situación es alarmante:— ¡¿Como fue que le paso esto?!. —inclinándose más a la miniatura de su jefe.

— N-no lo se. —el castaño ya más calmado y dándose cuenta que aún estaba desnudo se ocultó tras el cuello de la camisa:— Lo último que recuerdo es hacer mis experimentos como siempre, estaba haciendo una mezcla del extracto de babosa y agua oscura cuando...

Maurice entonces recordó la explosión que había escuchado:— ... Le exploto en la cara, ¿verdad?. —el castaño no dijo nada, haciendo memoria de lo que paso; el pelirrojo gruño molesto:— ¡¡Le dije que debía tener más cuidado!!.

— Oh por favor. —el castaño rodo los ojos:— Fue solo un simple error de cálculo.

— Un simple error, o si claro, se ve muy simple y PEQUEÑO. —haciendo énfasis en la última palabra, recalcando lo obvio.



— Esto es... Humillante.

Maurice no dijo nada mientras con cuidado tomaba el calcetín con el castaño metido dentro. Después de organizar sus ideas, quedaron con que por ahora era mejor regresar al castaño a la habitación y tratar de idear un plan. Por suerte aún quedaba más del extracto de babosa, pero en su actual condición, primero debían prepararse para después buscar una solución, por lo que tendrán que esperar un poco para poder encontrar una forma de regresar al hombre a su altura normal; sin más que hacer y para buscar un mejor lugar al pelirrojo se le ocurrió encerrarse en la habitación, plan en el cual el castaño estaba de acuerdo, pero había un problema, y era el cómo podía transportar al hombre.

La primera idea era llevarlo en su bolsillo, pero Blakk quedaría incomodo y un tanto aplastado, la segunda fue meterlo en una munición de babosas, pero con estas de igual forma se vería su contenido, la tercera fue el propio calcetín tirado de Blakk, era la mejor opción, pero este empezó a negarse pues era muy humillante; al final y ya harto, acerco el calcetín e hizo que el castaño se metiera a la fuerza, y ahora estaba saliendo del pasillo del laboratorio.

— No se queje tanto, usted solo se metió en esto. —dijo en un susurro mientras mantenía el calcetín entre ambas manos sobre su pecho, protegiéndolo y ocultándolo lo mejor que podía.

— A la próxima usare menos cantidad.

— A la próxima no seré yo quien lo socorra dentro de un calcetín.. Es más, si vuelve a pasar lo meteré dentro de un bóxer.

— ¿Es una amenaza o un chantaje?. 

— Si, ¿y?. —apretó un poco su agarre, el cuerpo dentro de la media hizo una queja, después un gruñido de derrota; sonrió para sí mismo, por una vez le gusta tener el control sobre este hombre.

Permanecieron en silencio mientras con cuidado el pelirrojo pasaba por los pasillos, vigilando que no hubiera guardias cerca hasta que tuvo a la vista el final de corredor donde yacía la oficina del castaño, y por ende su habitación; suspiro aliviado, caminando hacia esta con un poco de tranquilidad.

— ¡¡Oye tú!!. 

Tan pronto escucho la voz pesada y ronca supo quién era, dejo caer los hombros mientras con cuidado bajo el calcetín, llevándolo a su espalda al hacerle frente al demonio:— Dime, Nachos.

Al escuchar quien era Blakk permaneció en silencio y quieto, aunque también rodo los ojos, cuando este tipo aparece es para molestar la existencia.

— ¿Has visto al Dr. Blakk?, no está ni en su oficina ni en la planta baja, ¿está en el laboratorio?.

— No, no está allí... Desde esta mañana no lo veo.

— Je, ¿qué clase de guardaespaldas eres que no sabes dónde está?. —dijo burlón.

Maurice no le dio importancia:— ¿Qué quieres con el jefe?, así tal vez si lo escucha de mi le de importancia.

Blakk contuvo la risa ante la palabras de su ayudante, algo que el pelinegro se merecía desde ya un tiempo, escucharlo de alguien más lo hace sentir menos único. El demonio hizo un gruñido antes de darle la espalda al pelirrojo y marcharse; ya más tranquilo se metió a la oficina no sin antes colocar el seguro en esta, alzando el calcetín.

— Listo, ya estamos en la oficina jefe.

Maurice se acercó hasta el escritorio, dejando el calcetín sobre la mesa, Blakk se sentó aun dentro del calcetín, tomando los bordes para ocultar su pecho desnudo. Olvidando el tema sobre Nachos, se pensaron mejor las cosas, ya casi era medio día.

— ... No tiene caso. —soltó el castaño, recostándose sobre la mesa aun dentro del calcetín:— Tenemos que sobrellevar la situación mientras encontramos una solución.

El pelirrojo frunció los labios aguantando la risa al ver a su jefe recostado sobre el escritorio aun dentro del calcetín, parecía una oruga con ello, pero entendió lo que su jefe quiso decir. Al mirar por unos momentos a su jefe tuvo una idea, pero primero se acercó a este y con ambas manos tomo medidas de largo y ancho, Blakk quedo extrañado pero no dijo nada.

— ... Creo que puedo tener algo que se pueda poner mientras tanto. —tomo el borde del calcetín, sorprendiendo al castaño pero no se quejó.

Entraron a la habitación de este, el calcetín fue dejado sobre la cama, ya viendo que estaría seguro dentro de sus propios aposentos el pelirrojo salió y se propuso a buscar lo necesario rápidamente.



Blakk se sentó al instante cuando sintió como la puerta fue abierta y cerrada de golpe, viendo como su ayudante había regresado con una bolsa en una mano; ¿se había quedado dormido?, ¿Cuánto tiempo paso?. Sus preguntas fueron interrumpidas cuando el pelirrojo acerco su mano, colocando una Carnero con un collar justo a su lado, se levantó aun dentro de la media, era del mismo tamaño de la carnero que lo miraba con curiosidad. 

— Le quedara a lo justo. —buscando algo en la bolsa, acercando su mano le mostro un conjunto de ropa miniatura, un top con un tela extendida bajo la misma con un logo que decía Rocky en letras estruendosas, y una especie de pantalón de tela corto.

Blakk miro al pelirrojo, después a la carnero que tenía en su collar el nombre Rocky, miro la ropa y después volvió a mirar a su ayudante, ahora fijamente.

— ... Maurice... Lo haces a propósito, ¿verdad?.

— ¿Qué?, ¿Qué tiene?, yo lo veo bien. —dijo con total indiferencia, esto hizo enfurecer más al castaño.

— ¡¡NO ME VOY A PONER ROPA DE BABOSA!!. —la carnero escuchando eso chillo:— ¡¡ESA PORQUERIA LLENA DE SUCIEDAD Y PULGAS ALEJALA DE MI!!. —el pelirrojo inhalo profundamente, pero el tick en su ojo izquierdo lo logro ver.

— .. Pues en ese caso, como esta tan apegado a ese calcetín, ¿Qué tal si se queda con ella puesta hasta que regrese a la normalidad?. Mejor andar desnudo y harapiento que con estilo, según usted.

Blakk dejo caer los hombros, miro unos momentos más el conjunto antes de dejar salir un gruñido derrotado, sujetando los borden del calcetín para dar un salto y poder alcanzar el top y el pantalón; estaba por salir de la media, pero el ahora mucho más grande no le quitaba los ojos de encima, solo fue mirarlo con los ojos entre cerrados y muy fijamente para que este entendiera que se diera la vuelta y no mire.

Maurice alzo las manos a la vez que rodo los ojos y le dio la espalda a la cama y a su jefe, paso un minuto por lo menos para que escuchara de nuevo al diminuto hombre balbucear, obligándose a voltear y ver a su jefe; se mordió la lengua y apretó los labios al ver como el conjunto le quedaba a la perfección, no solo eso, lo hacía ver como uno de esos muñecos detallados que a visto en las tiendas de juguetes para babosas.

— ¡¡NO TE RIAS, NO ES GRACIOSO!!. —señalándolo con ira y demanda, cosa que empeoro pues estando enojado se veía más tierno.

La carnero no le gustó nada la expresión de su lanzador, y no le gustaba ver al hombre con su ropa, no solo porque era SU ropa, sino porque le quedaba bien. La carnero chillo, saltando hacia Blakk en lagrima en un intento de quitarle la ropa.

— No Rocky, no. —el pelirrojo la tomo entre sus manos, señalándola en reprimenda:— Niña mala. —el regaño solo hizo llorar más a la carnero; con uno que otro mimo se calmó.



Abrió la puerta un poco para poder ver el pasillo, al ver que no había nadie de inmediato salió, usando el mismo método al tener a su jefe entre sus manos ocultándolo lo mejor que podía, asomándose al llegar a la curva. Así fue hasta que tuvo que parar al ver a un grupo de guardias, se palmeo mentalmente, había olvidado que otro cargamento de químicos llegaría para el castaño.

— ¿Podrías darte prisa?. —exclamo molesto al ver que su ayudante se había detenido.

— Shh.

— .. ¡¡¿Me acabas de callar?, a mí no me callas!!. 

Obviamente las quejas de diminuto hombre llamaron la atención de ambos guardias, Maurice logro ocultarse tras la curva pero ya era tarde, los guardias dejaron las cajas de lado para ver de dónde provenía el sonido. 

Miro a todos lados en búsqueda de un escondite para su jefe, no supo que hacer así que hizo lo único que se le ocurrió; simplemente metió rápidamente a Blakk bajo su camisa en un mal intento de escondite y tener las manos libres, justo a tiempo antes de que ambos guardias cruzaran la curva.

— Oh, solo eras tu Maurice, pensábamos que se nos había colado alguien. —menciono aliviado el de tez bronceada:— o Peor aún, que era el Dr. Blakk. —golpeando con su codo a su compañero de tez oscura que rio ante sus palabras.

Blakk estaba más concentrado en hacer silencio y aferrarse al pecho de su ayudante que a la humillación del momento, al escuchar el comentario se distrajo lo suficiente para aflojar su agarre y hacerlo deslizarse más abajo de la clavícula hasta los pechos inferiores, tuvo que tomar con ambas manos los vellos pelirrojos, jalándolos sin querer en el proceso.

— ¡AUCH JAJA!. —el pelirrojo forzó una risa que por suerte los guardias creyeron; también sintió como el pequeño bulto bajo su camisa estaba bajando poco a poco, así que llevo una mano sobre el pequeño cuerpo sobre su pecho para mantenerlo entre sus pectorales y no se mueva de allí:— .. Así que, ¿es ese todo el cargamento?. —pasando la curva para señalar las cajas, pero también para llegar al laboratorio discretamente.

Ambos guardias se acercaron junto a Maurice a las cajas:— Así es. Dos contenedores de lumino, y unos que otros químicos con nombres raros que me dan pereza decir. —recalco mientras daba vueltas al aire a una mano:— Cosas raras del jefe.. ¿No estará por aquí o si?.

— Puede que este muy cerca. —dijo para sí mismo. Los guardias se pusieron en alerta, rápido tomaron unas cuantas hojas que habían dejado sobre una de las cajas para dejarlas en la barra al lado de la puerta.

— Nosotros nos vamos, te dejamos estas cosas, y ten cuidado, creo que una de esas es volátil. 

Se dio cuenta que Blakk estaba impaciente bajo su camisa, estaba moviéndose demasiado y eso le causaba costillas, frunciendo los labios para evitar reír. En cambio Blakk no la estaba pasando bien, era cómodo pero el ambiente allí dentro era caluroso, el vello no ayudaba pues sentía como al ser rizados se enredaban en sus manos y pies, y parece ser que Maurice es familiar de un troll pues tiene el mismo olor fuerte.

Cuando los guardias cruzaron la curva el ayudante abrió las puertas y cerro con seguro, corriendo dentro del laboratorio hasta el escritorio de trabajo; tomo de los bordes su camisa y la alzo hasta el cuello, la miniatura de su jefe exhalo aire como nunca en su vida.

— ¡¡AFEITATE!!. —siendo sujetado por el cuello del top para ser alzado hasta la cara del pelirrojo:— ¡¡UNO DE TUS BELLOS POR POCO ME LO TRAGO!!. —el castaño agito las manos y piernas en el aire, expresando su enfado:— ¡¡HUELES A TROLL DE MAS DE UN AÑO SIN BAÑAR!!.

— ... Parece que al ser pequeño se multiplico a su tamaño normal el ser más fastidioso. —dijo sin darle importancia a las quejas que siguieron sin parar por un rato.



— ¿Está seguro de esto jefe?. —observando como el castaño se movía por el escritorio. Este se movía de arriba hacia abajo por todo el trozo de madera, arrastrando el cuaderno de notas que estaba usando anteriormente, empujo el soporte para los tubos de ensayo, pateando los trozos pequeños de vidrio de ambos tubos que causaron la explosión; había recogido la ropa de su jefe y dejado a un lado, volviendo con el hombre que miraba los tubos de ensayo en el soporte, siendo estos de un color verde burbujeante, supuso que era el extracto de babosa.

— Obviamente Maurice, solo tengo que hacer un recuento de mis pasos antes de que me pasara esto. —el hombre miniatura dejo de observar los tubos para correr hacia el cuaderno de notas, viendo los apuntes:— Hay que deshacerse de estos, son resultados fallidos. —mirando con seguridad a su ayudante:— Debes llenar suavemente estos tubos con el extracto de babosa por medidas diferentes, simple, no tienes que ser un gran experto como yo. —alzando el pecho y reposando sus manos sobre su cintura con orgullo.

Maurice rodo los ojos ante el elogio antes de mirar con los ojos entrecerrados a su jefe:— Aguarde un minuto, ¿no se supone que anoto las medidas que tomo?. —el castaño soltó los hombros y las manos y lo miro en silencio:— Así sabría qué medida exacta evitar para que no me pase lo mismo que a usted. —el castaño aun permaneció en silencio:— ... ¿Dónde están las notas de las medidas?.

— .. Si, sobre eso.. —chasqueo la lengua, haciendo también un ligero siseo con sus labios diminutos:— .. Lo.. ¿hice a pulso?. 

— ... ¿Me está diciendo que no hizo notas de SU experimento?. —como respuesta el castaño alzo los hombros. 

Apretó los puños y se mordió el labio inferior para asimilar la ira, este hombre a veces puede llegar hacer un caso difícil de tratar; inhalo y exhalo para calmarse un poco antes de dirigirle la palabra al castaño que sin más espero a su ayudante.

— Bien, bien. Ahora, ¿Qué debemos hacer entonces?.

— Tendrás que hacer pruebas medida por medida hasta que la mezcla de un resultado.. contrario al mío. —Maurice hizo una mueca ante lo escuchado, de todo con lo que podía lidiar, tenía que ser justamente lo que menos tolera:— ¡Mientras más esperamos peor puede ser!. Solo toma la pipeta y usando las medidos de los tubos de ensayo lo llenas del extracto de babosa, tomas la misma cantidad de agua oscura y la mezclas, si eso no da resultados, usas más cantidad del extracto de babosa pero la misma de agua oscura, y así sigues y sigues hasta obtener un resultado. Simple, sencillo. —suena demasiado sencillo, pero el pelirrojo sabía muy bien que no lo era en absoluto. Dejo caer los hombros al darse cuenta que esta será la única forma de buscar alguna solución; le dio la espalda al castaño para dirigirse al armario más cercano:— ¡¿Qué haces?!.

— Preparándome. —abriendo el armario para dejar ver las herramientas de química, unas cuantas batas de laboratorio, gafas de protección, todo lo necesario para protegerse.

Así mismo tomo cualquier medida de seguridad, colocándose todo lo que había en el susodicho armario, poniéndose las gafas, los guantes de lates, la mascarilla, incluso la bata de laboratorio, para algo sirven, ¿no?. 

Al regresar al escritorio Blakk alzo una ceja:— ¿Y eso?.

— OBVIAMENTE, para mi seguridad. Medidas de seguridad que ALGUIEN debió tomar mas en cuenta a la hora de jugar con sustancias peligrosas. —el castaño rodo los ojos cruzándose de brazos.

— Nunca los necesite.

— ¿Y a que nos llevó eso?. —Blakk no dijo nada más, indignado se acercó al cuaderno para mirar los apuntes; el tomo los tubos para llevarlos al lavabo y echar el extracto, ya limpios y dejados de nuevo en el soporte, tomo ambos matraz llenos uno con extracto de babosa y otro con agua oscura, ambos con extremo cuidado y separándolos lo más que podía.



— ¡¡Chu, vete, lárgate!!. —el castaño grito molesto a la carnero, ambos haciendo fuerza por el pedazo de galleta:— ¡¡Maurice, háblale a tu babosa!!.

— Rocky, pórtate bien. —soltó, más para dejar de escuchar las quejas de Blakk por su carnero; estaba más concentrado en buscar más agua oscura.

El tiempo paso rápido al igual que las pruebas a medida, el agua oscura almacenada en el laboratorio de Blakk se había agotado, obligando al pelirrojo a la búsqueda de más de dicha sustancia en las reservas personales de su superior; en el camino, y es de esperar, el castaño chillo por tener hambre, no podía ir directamente a la cocina en ese momento, así que simplemente se limitó a darle unas galletas de chocolate que siempre lleva por aperitivo.

Blakk se ofendió ante la idea de estar dándole galletas tal cual como si fuera una mascota, pero a pesar de ello lo tomo; supuso que dejando al castaño sobre una de las mesas del almacén con las galletas y su babosa estaría en paz por un rato, pero se equivocó al escuchar sus quejas. Se limito a seguir buscando en el almacén el agua oscura, sabía bien que había dejado un pequeño contenedor en algún lugar del almacén, pero no recuerda donde; sin darse cuenta dejo al castaño atrás unos momentos.

En cambio Blakk estaba más metido en su pelea con la carnero, la babosa esa quisquillosa y malcriada, quería a fuerzas el trozo de galleta que quedaba y que él tenía; puede que este pequeño, pero no se va a dejar ganar, mucho menos por una babosa. Y así, de un tirón se llevó el trozo de galleta entera a su boca, dejando sin nada a la carnero. A la carnero no le gusto para nada esto, así que molesta tiro a morder.

— ¡¡Oye!!. —tuvo que retroceder, siendo perseguido hasta el borde de la mesa, al ver a la babosa cerca solo salto sobre lo que había abajo sin mirar, aterrizando un poco forzoso sobre una munición grande, lastimosamente aterrizo sobre el botón que permite la liberación de las babosas dentro de la misma; el movimiento lo hizo resbalar y caer de espalda al piso frio, pero por lo menos la caída fue ligera:— ¡¡Este día no puede ser peor!!. 

Y valla que si fue peor, las malvadas salieron de la munición y se acercaron al castaño que al escuchar los gruñidos se levantó solo para ver una horda de malvadas con los dientes afilados y con la mirada fija en él.

Maurice rio para sí mismo cuando logro encontrar el contenedor de agua oscura en el fondo del almacén, de regreso escucho un grito chillón cerca de donde había dejado a su jefe. Se levanto y fue a la mesa, pero se encontró al castaño en el suelo corriendo por su vida de unas malvadas.

— ¡¡MAURICE, MAURICE!!. —antes de que una tempestad le clavara los dientes el pelirrojo lo tomo del top. El castaño trabajo para recuperar el aliento, con una mano en su pecho y la otra sujetando con fuerza el guante de su ayudante:— .. Esto.. Es... Una pesadilla, tengo que.. Volver... A..

Maurice supone que al ser pequeño se cansa más rápido, llevo al diminuto hombre al bolsillo de la bata de laboratorio y se dispuso a regresar para seguir con los experimentos, debía regresar a su jefe a la normalidad antes de que se den cuenta de su ausencia. Y justamente, lo que temía ocurrió cuando al salir se topó con el mismo Diablos Nachos, primero lo mire con curiosidad de arriba y abajo, normal si lo ve puesto una bata de laboratorio, guantes y las gafas sobre su cabeza, más el contenedor de agua oscura.

El demonio negó bruscamente para dirigirle su típica mirada de desagrado:— ¡¿Dónde demonios esta Blakk?!.

— .. ¿Buscaste en la oficina?.

— ¡Sabes muy bien que no está en su oficina!. —el pelinegro se acercó, colocando su garra sobre su pecho:— ¿Me crees idiota?, nadie más que tu sabe dónde esta, siempre lo sabes, así que dímelo de una buena vez... —Nachos golpeo su pecho, simples tocadas como amenaza, pero su garra termino golpeando el bolsillo de la bata.

Obviamente al ser apuñalado en el vientre Blakk soltó un chillido de dolor, llevando una mano a la zona golpeada y otra a su boca para evitar volver a realizar sus insultos y ser descubierto; sin embargo, el chillido ante el ambiente pesado y silencioso se escuchó por parte de ambos presentes, Maurice frunció los labios y observo atentamente a Nachos que lo miro extrañado.

— ¡¡El Dr. Blakk tuvo una cita médica!!. —soltó sin saber que hacer, cualquier cosa para distraer al demonio del bolsillo de la bata:— No quería que nadie supiera que.. tiene problemas.. con.. aahm.. ¡Problemas de próstata!. —logro hacer que el demonio lo mirara en absoluto asco.

Blakk apretó los dientes ante lo que estaba escuchando, obviamente no tenía ese problema pero que se lo esté diciendo al demonio es humillante, se controló a sí mismo para evitar regañar a su ayudante por inventar esa excusa tan vaga.

— ¡¿Necesidad para decírmelo?!.

— Tu querías saber dónde estaba el jefe, pues aguántate la imagen de su trasero.

— ¡¡SI ESTA BIEN NO ME LO DIGAS!!.

El demonio alzo la mano en señal de que no dijera nada más, dejando atrás al pelirrojo entre quejas por darle aquella imagen. Tan rápido como pudo regreso al laboratorio, volviendo a encerrarse saco al castaño para colocarlo sobre el escritorio, apenas regreso a sentarse y ver las notas el hombre en miniatura se paró sobre el cuaderno y lo miro fulminante.

— ... ¿Que?.

— ¡¡¿EN SERIO LE DIJISTE A NACHOS QUE TENIA UN EXAMEN DE PRÓSTATA?!!.

Maurice llevo su mano al puente de su nariz a la vez que dejaba salir un suspiro cansado:— Fue lo mejor que se me ocurrió ara persuadir a Nachos, de no ser así descubriría su situación.

— ¡¡¿Pero de todas las excusas tenías que decirle un examen de próstata?!!.

Blakk siguió con sus quejas, el pelirrojo se limitó a no hacerle caso y seguir con las mezclas; la verdad es que las rabietas le resultaban demasiado tiernas debido al aspecto juguetón de la miniatura, más la voz ahora muy fina y chillona, no ayudaba tampoco la ropa de su babosa.




— ¡Por las elementales, ¿Cómo es que puede hacer esto?!. —el pelirrojo soltó los hombros cansado.

— Hay que tener paciencia, pero es interesante y satisfactorio ver los posibles resultados que puedes obtener. —soltó el castaño.

Maurice bufo derrotado, recostándose sobre la mesa, estaba cansado; lleva todo el día haciendo mezcla tras mezcla, medida tras medida, y todas ellas sin resultado alguno, para cuando miro la hora ya faltaba poco para ser media noche y no ha tenido nada de nada. Al mezclar el extracto de babosa con el agua oscura no ha obtenido cambio alguno, solo ha logrado que el extracto de babosa le quede poco. 

Estiro los brazos hacia arriba a la vez que dejo salir un bostezo, miro al castaño que estaba tranquilamente recostado sobre el escritorio a un lado del cuaderno, obviamente también estaba cansado pero era demasiado orgulloso para admitirlo.

— Supongo que tendremos que seguir mañana. —el superior no dijo nada, tomándolo como una afirmación se dedicó a quitarse toda las prendas de laboratorio, al terminar acerco su mano a la miniatura de su jefe, abriendo la palma para que este subiera por su cuenta; con pereza Blakk se levantó y se sentó sobre la palma, sujetándose del guante sin dedos y el pulgar del pelirrojo.

Sin más fueron hasta la habitación, dejando sobre la cama al castaño, se sentó sobre la misma. Concentrado en quitarse las botas y los guantes de lanzador, su babosa se posó en su hombro llamando su atención.

— Por cierto, ¿esa carnero es tu mascota o algo así?. —a  la carnero no le gusto lo dicho por el castaño, de todas formas no es como si a Blakk le importara:— Pensaba que te gustaban las malvadas.

— Jamás me gustaron las malvadas. —terminando de quitarse los guantes, dejándolos sobre la mesa de noche al lado de la cama:— Pero son parte del arsenal, así que solo las llevo encima cuando es necesario. 

Blakk hizo memoria para darse cuenta que no se había percatado de que su ayudante y guardaespaldas casi nunca llevaba arsenal encima, casi siempre estaba sin lanzadora de hecho. Es bien sabido de su parte que Maurice no es un gran lanzador como tal, pero si un gran luchador, así que es de esperar que prefiera defender y atacar a puño limpio que con lanzadora. Salió de su mente cuando su cama de repente se hundió, viendo como el pelirrojo había tomado su lado de la cama para acostarse.

Normalmente no soportaría que alguien este en su habitación, mucho menos que se acuesten en su cama, pero hasta él sabe que en estos momentos no tiene de que quejarse; además, debe agradecer que su ayudante se esté tomando las molestias de ayudarlo en recuperar la normalidad en vez de aplastarlo como cualquier otro haría. Inconscientemente confía en Maurice, en cualquier cosa puede tener la confianza para contarle cualquier secreto o contar para cualquier cosa por hacer, el pelirrojo es la representación de la palabra "Lealtad" sin duda alguna.

— ... Mañana a la misma hora laboral debemos seguir haciendo las mezclas. —Maurice solo alzo el pulgar en silencio, acomodándose mejor en la cama.

Tenían que descansar, así que se acercó hasta la ahora gigantesca almohada, colocándose cerca de la misma para acomodarse y poder dormir... Solo espera que es pelirrojo no se mueva mientras duerme y termine aplastándolo.




Al escuchar la alarma, sin abrir los ojos, estiro el brazo y la golpeo fuerte, logrando apagarla. Quería seguir durmiendo aunque sea un rato más, no es fácil abandonar una cama así de suave y acolchada; llevo su mano bajo la almohada y permaneció así por un rato más, hasta que poco a poco, mientras recuperaba la conciencia, se percató de algo extraño, y eso era como algo pesado estaba tras su espalda, y algo lo sujetaba con fuerza de la cintura.

Era extraño, pero no le dio importancia, así que no tuvo prisa y espero hasta que no estuviera tan somnoliento y entumecido; bostezo y como hacen los gatos estiro los brazos y los pies, sintiendo la grata sensación de sus músculos contrayéndose, rindiéndose de nuevo ante la suavidad de la cama otra vez. Seguramente al moverse hizo que el agarre de su cintura se apretara más, regresándolo a la realidad. 

De mala gana abrió un ojo y miro hacia su cintura para saber que era lo que lo estaba agarrando, miro extrañado el brazo que rodeaba su cintura. Esta vez llevo ambas manos a su rostro, estirando y estrujando ambos ojos para reposarlos de nuevo en si cintura y confirmar que lo que estaba viendo si era un brazo que rodeaba firme su cintura. Al recordar lo sucedido el día anterior se sentó de un salto en la cama y miro al lado suyo.

— ¡¡Jefe, Dr. Blakk,  despierta!!.

— Ya cállate, quiero dormir. 

— ¡¡Jefe, mírese!!.

Blakk estaba somnoliento, pero igual se sentó sobre la cama, tardo en mirar al pelirrojo pues abrió los ojos lento, tardo un poco más para poder divisarlo y darse cuenta de que estaba a la misma altura. Frunció las cejas y miro sus manos, luego su cuerpo completamente desnudo y de nuevo al pelirrojo. Había vuelto a su tamaño normal, parece ser que fue durante la noche mientras dormían; de un salto se paró sobre la cama, claramente animado al ver que había vuelto a su altura normal, pero al darse cuenta que el conjunto que tenía puesto había sido destrozado dejándolo desnudo otra vez, se lanzó y se ocultó entre las sábanas.

— ¡Esto es increíble!, acabo de descubrir un químico capaz de alterar tu tamaño. —el pelirrojo frunció las cejas ante lo escuchado:— Con las notas hechas puedo recrearlo y así yo. 

— ¡¡Debe estar bromeando!!. —interrumpiendo al castaño.

— Por lo visto es temporal, tal vez sus efectos se diseminan.

Antes de que el castaño continuara con su explicación, la puerta de la habitación fue abierta de golpe:— ¡Blakk, estuve buscándote desde ayer y tu estúpido ayudante no lo vi en la oficina, así que yo...!. —Nachos miro en silencio unos momentos a ambos.

El pelirrojo tenía el cabello suelto, seguramente su coleta de caballo se soltó debido al movimiento, estaba desalineado con la camisa arrugada, y el castaño estaba claramente desnudo bajo las sábanas, los dos sentados en la cama, solos. Nachos en silencio sostuvo el pomo de la puerta y cerro la misma, dejando a ambos solos de nuevo en lo que sea que estaban haciendo, según el demonio. Maurice y Blakk se miraron en silencio un momento, dándose cuenta también de la clara y fácil de interpretar imagen.

Maurice se levantó sin prisa:— No voy hacer parte de esto, si tanto quiere seguir experimentando pues hágalo, pero no lo voy a socorrerle... A menos que use las herramientas Y las medidas de seguridad. —Blakk apretó los dientes, él se limitó a tomar a su carnero aun dormida en la mesita de noche y a buscar la tira que sujeta su cabello.

— .. Bien. —derrotado:— Pide otro cargamento de esencia de babosa.

— Y una cosa más. —el castaño lo miro con una ceja alzada, encontró su tira:— Quiero un aumento.

— ... 15%.

— 30%, y quiero dos días libres. —demando.

Blakk se cruzó de brazos de mala gana:— ... Supongo que te lo has ganado. —el pelirrojo arrebato la tira, haciendo su típica coleta de caballo.

Se coloco rápidamente sus botas y sus guantes para salir de inmediato de la habitación, es más extraño ver al castaño desnudo y en la cama que verlo en miniatura; además, jamás olvidara lo pequeño y extrañamente tierno de sus expresiones y movimientos. Antes de salir sonrió burlón y miro al castaño.

— ¿Sabe?, creo puedo usar lo que Nachos piensa que paso para mi beneficio, espero lo entienda. —saliendo de la habitación, no sin antes ver la cara roja y enfadada de su jefe ante lo escuchado.

— ¡¡Dile a Nachos que no se atreva a mencionar nada, NADA!!.


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