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1998
La guerra había dejado varias familias incompletas, heridos físicamente y emocional.
Voldemort había muerto y junto con el varios mortifagos.
Al igual que ellos varios héroes y guerreros y uno de ellos fue Ronald Weasley dejando a su familia incompleta y con un gran vacío no solo para la familia también para los amigos.
«El trio dorado ¿Que pasaría de ahora en adelante con ellos? Lo importante ¿Cómo se encontraba Hermione Granger? Era obvio había acabado mal.
—Herms, se que es difícil y que Ron era lo que amabas pero tienes que dejar está depresión y vivir.—la animaba un ojiverde con gafas redondas
—Harry es fácil para ti por qué estás con Ginny —suspiro y el ojiverde bajo la mirada — En cambio yo? Estoy sola mis papás ni siquiera me recuerdan y Ron...muerto —dijo con un hilo de voz.
Al pelinegro le mataba ver a su mejor amiga hundida en aquella depresión, había adelgazado tanto, sus ojos siempre estaban rojos e hinchados de tanto llorar, apenas y se levantaba a tomar un baño o a comer un poco.
—Prometeme que irás a la cena de navidad.—le miro serio mientras ella se terminaba el té que apenas y obligó el pelinegro a qué se lo tomara.
—No lo se Harry, no tengo animos
—Hermione la señora Weasley se pondrá triste no verte ahí con nosotros.—la castaña suspiro hondo y le miro e hizo una sonrisa de lado
Tenía razón la señora Weasley no se lo perdonaría además que desde el funeral unos meses atrás de Ron no le había visto ya que ella se había encerrado en su mundo.
—Esta bien Harry...
—Gracias Herms.— sonrió y la abrazo con fuerza— Tengo que irme pero te veo pasado mañana está bien?— el chico miro a la castaña y está asintió con la cabeza porfavor cuídate y come algo...
—Veras que si—aplano sus labios — Nos vemos entonces
El chico se levantó de la silla del comedor y la castaña fue detrás de él hasta llegar a la chimenea.
—Te veo allá he —le miro serio y después le sonrió — adiós.
Luego que desapareció el ojiverde la muchacha camino nuevamente a la cocina tomo la taza de té que había terminado y comenzó a lavarla. Mientras lo hacía miles de recuerdos inundaban su mente todos ellos de Ronald Weasley. De nuevo sus lágrimas volvían a salir de sus ojos, caían tan pocas que se dio cuenta que ya no había más lágrimas en ella.
«Ya basta Hermione» dijo para ella misma secando sus lágrimas con ambas manos las quito de sus rojas mejillas.
Salió de la cocina y se miro en el espejo colgado se veía terriblemente mal. Si cabello estaba esponjado totalmente, sus ojos estaban rojos e hinchados, la punta de su nariz estaba completamente roja al igual que sus mejillas.
« Patética.» ella subió a pasos rápidos las escaleras abrio la el grifo de la regadera esperando que el agua caliente saliera, mientras lo hacía comenzaba a desvestirse para luego entrar a la ducha.
Hoy saldría a comprar los regalos de navidad al igual que quizás y comprar algo despensa y demás.
Pasaron unos 40 minutos cuando salió en bata, camino a la habitación y miro todo a su alrededor estaban algunas fotografías de ella con Ron y otras con Harry y luego los tres. Dio un gran suspiro y camino a su clóset, tomo unos jeans color negro ajustados, una playera color azul y sus tenis converse negros. Al terminar echo un poco de su poción para el cabello y sus rizos caían sobre su espalda bien definidos. Coloco un poco de brillo labial y se miro al espejo, se veía un poco mejor a excepción de sus grandes ojeras.
. . .
La castaña se encontraba ya caminando en hogsmeade. Cómo siempre estaba casi lleno de magos y brujas buscando el regalo perfecto. No sabía exactamente que comprar pero ya vería.
Al ir viendo las tiendas cocho con una persona más alta que ella y muy elegante.
—Lo siento —se disculpo la castaña.
—Oh Granger. —aquella voz le hizo abrir los ojos y levantó la vista para encontrase con unos ojos color mercurio, sabía que empezaría con su arrogancia— Disculpame a mí no vi donde venía.
«Espera un momento, Malfoy se estaba disculpando con ella?»penso
—No pasa nada —sonrio amigable y cuando estaba dispuesta a seguir su camino el le tomo del brazo
—Granger podemos hablar un momento?—pregunto tímido mientras Hermione le miraba desconsertada
—Mm sí, claro.—dijo con algo de duda.
Los dos magos caminaban entre la multitud algunos los veían sin entender otros susurraban cosas ya que una heroína como ella con un ex mortifago como él era raro verles juntos.
Llegaron hasta las tres escobas, tomaron una mesa lejana a las demás y ahí se sentaron.
—¿Gustas algo?— la castaña negó con la cabeza
—Bien. — el joven solo tomo el pedido del rubio y se alejo— Bueno te preguntarás qué es lo que pasa? Quizás no lo creas pero quiero disculparme contigo Granger por qué se que fui un idiota y mimado todo el tiempo de Hogwarts además de que quería agradecer por lo que hicieron por mi madre —la ojimiel lo observaba cada palabra que decía
—Malfoy yo hace mucho que te perdoné sinceramente es algo que ya pasó y lo de tu madre no hay nada que agradecer ella ayudo a Harry
—De igual manera gracias —se quedaron en silencio mirándose el uno al otro y el rubio hablo— Siento mucho lo de Weasley...
Solto aquellas palabras por un tiempo había olvidado lo que pasó a Ronald.
Un mortifago le lanzó un hechizo pero nadie supo cuál fue, el pelirrojo poco a poco iba muriendo y nadie supo la cura.
—Tranquilo —suspiro y bajo la mirada no iba a llorar nuevamente. Ella estuvo los últimos momentos del ojiazul vio su sufrimiento en vida —Creo que yo mejor me voy.
—No, por favor Granger... Solo quiero ser amigable — soltó el rubio y le miro con esa mirada penetrante de sus ojos mercurio a los ojos miel de la castaña
—Lo siento tengo que hacer otras cosas, quizás después—ella se levantó y tomo el pequeño bolsillo que traía con ella
—Puedo acompañarte —insitio el rubio y se levantó al igual que ella. Él dejo unos galeones
—No creo que sea de tu agrado
—¿O es por mi pasado?¿ Es el miedo de que alguien como tú te vea con un ex mortifago?—susurro para ellos y la castaña clavó sus ojos en él.
— Es una estupidez pensar eso.
—¿Entonces?— ella camino a la salida y el fue detrás de ella
— No se, es raro que tu Malfoy me hablaras justamente así y no se que pensar
— entiendo...—al salir del lugar se quedaron frente a frente, la castaña levantó la mirada no había observado bien al rubio pero su mirada estaba cansada con grandes ojeras alrededor de sus ojos— Mi madre murió —susurro con un hilo de voz
La castaña abrió los ojos ahora entendía ...Malfoy no quería estar solo además que entendía el dolor de perder un ser amado.
—Y-yo lo siento mucho Malfoy —la castaña lo miro por unos segundos y lo abrazo tenía miedo de que esté le rechazara o alguna negativa reacción pero no fue así el rubio correspondía aquel abrazo. La ojimiel sentía como su hombro humedecía era las lágrimas del ojigris.— se lo que se siente perder a un ser amado.
Y ahí se quedaron unos segundos cuando el rubio se separó y limpio aquellas lágrimas que bajaban por sus mejillas.
—Era lo único que me quedaba.
Y era verdad su padre había sido condenado al beso del dementor. La señora Malfoy iba aparar a azcaban pero gracias a la ayuda de Harry que declaró a su favor ella salió libre junto a su hijo Draco ya que también este había sido amenazado y obligándolo a hacer un mortifago.
—Vamos a otro lugar —dijo la castaña mirando a las varias personas que los veían.
Ella tomo su mano y aparecieron en un bosque donde la ojimiel ya había estado con Harry cuando buscaron los horocruxes.
Al aparecer en el lugar Draco miraba con atención todo nunca había estado en un lugar como ese, buena suerte haber llevado con el aquella capa y abrigo para el lugar.
—¿Dónde estamos?—dijo curioso mirando el lugar.
—es un bosque. Venía de pequeña con mis padres...—hablo con melancolía
—¿qué pasó con ellos?— pregunto
—Antes de la guerra tuve que borrarles la memoria...no quería que les pasará algo los he buscado por todas partes y no los he encontrado.
—Siento mucho eso Granger.
—Tranquilo.—aplano sus labios y sonrió con dolor.— al menos se que están bien.
Se quedaron en silencio unos cuantos minutos mientras caminaban por el lugar hasta que llegaron aquel lago congelado.
—¿y qué hacías en Hogsmeade?—hablo el rubio quitando el silencio entre ambos.
—Buscaba unos regalos para navidad.
—Oh cierto navidad..—susurro para ellos.
— ¿Quisieras venir?— pregunto tímida
— No creo que sea buena idea... Hice mucho daño y bueno no creo que los Weasleys me vean bien.
—Ellos no son así Malfoy. Deberías de ir, será una buena noche y así olvidas un poco los problemas.
—Esta bien —dijo dudoso mirando la nieve a su alrededor—pero si me ven mal o algo me iré...
—bien, es hora de volver.
Los chicos se tomaron de las manos sintiendo una energía recorrer sus cuerpos. Ninguno dijo nada y aparecieron nuevamente el hogsmeade.
—Puedo acompañarte?—hablo con las mejillas sonrojadas.
—Claro.
...
Pasaron los días, Draco y Hermione cada día se llevaban mejor. Había salido los dos últimos días, tomaban café o salían simplemente a caminar. Hablaban de temas interesantes sin que ninguno de los dos tuviera problema; se entendían a la perfección.
Llegó el día de navidad y la madriguera se comenzaba a llenar George lleva a Angelina quien había empezado un romance, Ginny y Harry daban la noticia que pronto se casarian, Percy se iría un tiempo con su Hermano a Egipto, Billy llegaba con Fleur dieron la noticia que pronto tendrían a su primer bebé, llenando de emoción a cada uno de los integrantes.
Al llegar Hermione con Draco todos dirigieron sus miradas en ellos con gran sorpresa. Draco temía de que le reprocharan sus errores o le culparan. Estuvo apunto de no ir pero Hermione le ánimo a ir.
Todo fue lo contrario la señora Weasley estaba encantada con la idea, el señor Weasley le había dado mucho gusto, los demás también lo estaban. Harry quizás y dudaba un poco pero siempre es bueno dar segundas oportunidades.
Había terminado de dar los intercambios de regalos que habían quedado. Hermione y Draco salieron al patio mirando la gran luna.
—Este es tuyo Hermione, quise dártelo a solas — dijo ruborizado el rubio.
—¿Que es?— mordió su labio inferior y Draco le dio una caja de terciopelo color rojo.
Ella le dio una sonrisa sincera y la tomo con cuidado el rubio la miraba atento y con miedo.
Al abrilar se encontró con un brazalete dorado llevaba un león y una serpiente encrustrados en el. A la castaña se le llenaron los ojos de lágrimas y miro al rubio
—Es hermoso —chillo y se aventó dándole un gran abrazo.
Sus abrazos encajaban perfectamente, como si estuvieran echos para ellos dos, se sentía cómoda al estar así...escuchaba los latidos de su corazón
—Gracias por no dejarme solo Hermione...
—Gracias a ti por sacarme de mi soledad Draco...
Ambos se miraban directamente a los ojos y se besaron dulcemente sus labios encajaban perfectamente, sus corazón eran uno mismo, sus almas se conectaron.
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