Capítulo 2
—Buenos días. Hay que ir preparándose chicas —anunció (TN), sin alzar mucho la voz. Había dado un par de golpes a la puerta de la habitación la habitación uno, donde estaban las tres más pequeñas—. Están preparando un desayuno riquísimo.
—Buenos días... —saludó la pequeña de cabellos naranjas, que acababa de sentarse sobre el colchón y se frotaba los ojos.
Las otras dos también murmuraron algo parecido, mientras se desperezaban y soltaban algún bostezo.
—Venga, os ponéis al ropa, os laváis las manos y la cara y al comedor —comentó la peli(t/c), al mismo tiempo que apartaba las cortinas para que entrar un poco de luz en la habitación.
Corazón, al mismo tiempo, había entrado en la habitación de los pequeños. Aunque no había sido tan cuidadoso como su compañera, más bien ruidoso. No obstante, todos estaban más que acostumbrados.
Los dos adultos se quedaron un rato por el pasillo, comprobando que los mayores también salían de sus habitaciones y que los pequeños que aclaraban con todo.
(TN) ya se estaba acostumbrando a aquella rutina. Era ya el quinto día que despertaba en ese lugar. La única diferencia es que era sábado y se marcharía a su casa en una hora.
Tras un animado desayuno, los pequeños se cepillaron los dientes y se reunieron en la sala común, junto con Corazón y la joven.
—Bueno, chicos y chicas. Yo me voy a mi casa —anunció la peli(t/c), una vez estuvieron todos reunidos—, pero el lunes para la hora del desayuno me tenéis aquí otra vez.
—¡Te echaremos de menos Rainbow! —exclamó Nami, abalanzándose sobre ella.
Las dos niñas de cabello azul no tardaron en hacer lo mismo, al igual que los cuatro más pequeños.
—Venga, venga... ¡Que nosotros tenemos cosas que hacer! —intervino Corazón, dando un par de palmadas—. Dejad que se vaya y recargue las pilas. Yo le acompañaré hasta la puerta. Vosotros esperadme.
—Vale... —murmuró la pequeña de cabello naranja, alargando la palabra y haciendo pucheros mientras daba un par de pasos atrás junto al resto.
—Nos vemos enseguida. No os va a dar ni tiempo a echarme de menos. ¡Hasta el lunes! —se despidió (TN), agitando la mano con energía, justo antes de salir de la sala común.
Camino junto al hombre de cabellos rubios hasta llegar a la salida y se despidió de Baby 5 al pasar por el mostrador del recibidor.
—Bueno, ¿qué tal la experiencia tras una semana con nosotros? —preguntó él.
—Ha sido increíble. He estado muy a gusto —respondió la chica, sonriendo con dulzura—. Tengo hasta ganas de que vuelva a ser lunes otra vez.
—Me alegra saberlo —confesó, con expresión de alivio—. Nos vemos el lunes entonces. Buen fin de semana.
—Sí, igualmente.
La peli(t/c) dio media vuelta y se dirigió con su pequeña maleta a la parada del autobús.
Por suerte, había logrado convencer a su madre para que no fuera a buscarla con el coche, que no era necesario. A veces era demasiado atosigadora, aunque no lo hacía a malas. Entre dos extremos... prefería que se pasara de atenta.
Durante los quince minutos de trayecto, no pudo evitar pensar en su amable compañero.
Corazón vivía a tiempo completo con aquellos niños, lo cual indicaba que no debía pasar mucho tiempo con su familia... Puede que no tuviera esposa ni hijos. De lo contrario no podría permitirse ese tipo de trabajo.
Oh, bueno. ¿Qué importaba la vida privada de su compañero? Lo importante es que estaba a gusto trabajando junto a él. Había tenido suerte.
—¡Ya he vuelto! —anunció la joven de cabellos (t/c) al abrir la puerta de casa.
—Bienvenida a casa, cariño —saludó su madre, que se había levantado del sofá nada más escuchar el sonido de las llaves al girar la cerradura—. Espero que estés preparada para pasar todo el fin de semana en familia.
—Oye, mamá... —se quejó Yumi, la hermana pequeña de (TN), que acaba de salir de su habitación para prepararse un zumo de naranja—. Estoy acabando todos los deberes para quedar con mis amigas. Nos vamos a comer y no volveré hasta después de cenar.
—Tranquila Yumi, ya tenemos todo el domingo para estar en familia —le tranquilizó la peli(t/c)—. Mamá y yo tendremos toda la tarde para nosotras solas.
—Sí. Hay que aprovechar ahora que estoy de vacaciones.
—Me voy a mi habitación. Creo que hoy por fin acabaré todas las tareas de vacaciones —comentó la pequeña de la familia, cogiendo el vaso de zumo de encima de la encimera.
—Ánimo, hermanita. —La mayor se acercó para darle un beso en la cabeza y, acto seguido se marchó con su madre al salón.
Yumi tenía dieciséis años. Estaba en el penúltimo año de la secundaria mayor y era todo lo contrario a (TN). Bueno, ambas sacaban notas decentes —aunque algunas asignaturas se les daban mejor que otras—.
Sin embargo, la pequeña de las hermanas era de las más populares de clase y pasaba todos los fines de semana fuera de casa, al contrario que la mayor.
No es que la peli(t/c) no tuviera amigas o algo así, solo que no solían hacer planes tan a menudo ni pasarse casi un día entero fuera de casa.
—Bueno, mamá. ¿Qué te apetece hacer entonces esta tarde?
—Podríamos... No sé. Ir al centro comercial y al cine. Hace tiempo que no vamos juntas al cine —propuso la mujer—. Además, creo que hacen una película de comedia que nos puede gustar a las dos.
—Bien, pues tarde de cine —aceptó (TN), sonriendo con dulzura.
Fue un buen fin de semana muy agradable. Con la familia, durmiendo en su habitación, tomando un batido con sus amigas... Pero ya tenía ganas de volver a ver a los pequeños.
A mediados de semana comenzarían el colegio y la peli(t/c) deseaba acompañarlos en el segundo trimestre del curso y ayudarles todo lo posible.
[•••]
Y allí estaba de nuevo. Con la maleta en la mano y llegando a la puerta del centro de acogida de menores.
Su compañero ya debía haberles despertado y estarían preparándose para el desayuno. En vacaciones solían despertarse sobre las ocho de la mañana, pero en un par de días tendrían que madrugar un poco más.
—Buenos días —saludó (TN), una vez dentro del edificio. Baby 5 le dedicó una amable sonrisa como respuesta.
La joven continuó su camino hacia la habitación que le habían asignado para dejar la maleta y ordenar en el armario la ropa que se había traído para aquella semana.
Fue al salir de la habitación cuando se cruzó con los pequeños, que ya estaban en fila para bajar a desayunar.
—¡Rainbow, Rainbow! —Nami fue la primera en exclamar su apodo y correr hacia su educadora, aunque las otras dos pequeñas de cabello azul no se quedaron atrás.
—Hola chicas y chicos —saludó la peli(t/c), con una sonrisa de oreja a oreja—. ¿Qué tal habéis pasado el fin de semana? Me lo contáis de camino mientras bajamos al comedor.
Ladeó la cabeza para saludar a su compañero, ambos intercambiaron dos enromes sonrisas a modo de buenos días.
Corazón no podía evitar estar lleno de felicidad. No solo volvía a tener ayuda, sino que aquella joven parecía involucrada de verdad. Le encantaría que aquello continuara así por mucho tiempo.
Durante el desayuno, el rubio puso a su compañera al día sobre lo que iban a hacer aquel lunes.
—Vamos a escribir unas cartas de apoyo a los mayores de una residencia de ancianos que hay por aquí cerca, y cada niño la acompañará de un dibujo —explicó Corazón—. El fin de semana iremos a dárselas en persona.
—Oh, eso es muy bonito —comentó (TN), con ojos brillantes por la emoción.
—Primero veremos unos vídeos que han grabado los mayores de la residencia y luego escribiremos la carta. Repartiremos los nombres de los ancianos al azar —continuó el rubio—. Ya después de comer que hagan el dibujo y les repartiremos los sobres.
—Perfecto. Ya tengo ganas de que empecemos —manifestó la joven.
—La próxima vez te mandaré por correo el planning de la semana —apuntó Corazón, con una sonrisa nerviosa. Se le había olvidado por completo—. Igual podemos hacer cambios si se nos ocurren actividades mejores. Podemos revisar juntos esta noche el de la semana que viene.
—Claro, estaría genial —aceptó la peli(t/c)—. Bueno, si quieres ahora voy revisando que se laven los dientes mientras preparas todo.
—¡Perfecto! —Al mover los brazos golpeó el vaso de cristal, que cayó de bruces contra el suelo arrancando carcajadas de algunos de los pequeños.
(TN) observó la escena, tratando de reprimir una sonrisa para que su compañero no pensara que se estaba burlando de él.
—Venga, chicos y chicas. A limpiarse los dientes y empezamos la actividad de hoy —anunció la joven, levantándose.
La peli(t/c) espero con paciencia a que todos y cada uno de los pequeños terminará de asearse.
Una vez listos, caminaron hasta la sala de las actividades.
—Ey, chicos y chicas —saludó Corazón, con una sonrisa nerviosa. Entre sus manos, el cable del proyector estaba demasiado liado.
—¿Necesitas ayuda? —preguntó la joven, mientras los niños entraban e iban tomando asiento.
—Estaba tomándolo con calma. Me da miedo romper el proyector —respondió él, con una risa nerviosa.
—No te preocupes, ya acabo yo de conectarlo.
—Gracias —suspiró el rubio, aliviado. Acto seguido se dirigió a los pequeños—. Vale, chicos y chicas. Tomamos asiento y nos vamos preparando para ver un vídeo muy interesante.
—¿Un vídeo de qué? ¿De dibujos? —preguntó Nami, con emoción.
—¿Una peli? —cuestionó Vivi.
—No puede ser. No podemos comer palomitas porque nos acabamos de lavar los dientes —manifestó Luffy, confundido.
Aquel pequeño no contemplaba poder ver una película sin acompañarla con aquel snack salado.
—No es una película —confirmó el hombre ce cabello rubio—. Es un vídeo que nos han mandado desde una residencia de ancianos, donde las personas mayores nos cuentan cómo es su día a día allí.
Los pequeños asintieron, algunos con expresión mas curiosa que otros.
—Todo listo —avisó (TN). El vídeo ya estaba proyectado en la pantalla y tan solo faltaba darle al botón para iniciarlo.
Los niños estaban en completo silencio y mirando la pantalla, así que la peli(t/c) puso el vídeo en marcha.
Duró unos tres minutos, en los que aparecían varios ancianos y ancianas contando las actividades que hacían, los horarios de comida, alguna excursión que habían hecho... Incluso lo solos que se sentían a veces porque sus familiares no iban tantas veces a visitarles como les gustaría.
—¿Qué os ha parecido el vídeo? ¿Alguien quiere comentar algo? —preguntó Corazón, una vez hubo finalizado.
Varios de ellos levantaron la mano. El rubio señaló a Nami para darle el turno de palabra.
—Pues que parece que estén yendo al colegio como nosotros. Hacen talleres, actividades y excursiones... —expuso la pequeña de cabello naranja.
—Pero tienen suerte... No hacen deberes —manifestó Luffy, con expresión de disgusto.
—Ellos ya habrán hecho muchos deberes a lo largo de su vida. Ahora estarán descansando —intervino Nojiko, haciendo un gesto con las manos, como indicando que era algo obvio.
—A mí me ha dado pena cuando han dicho que les gustaría que fueran más a visitarles —expresó Sanji—. Se sentirán muy solos.
(TN) no pudo evitar observar a los pequeños con ternura, sobre todo al pequeño de cabello rubio. Todavía no los conocía muy bien, pero solo de recordar por lo que había pasado cada uno de ellos...
—¿Pues sabéis lo que vamos a hacer? —Las palabras de Corazón captaron su atención—. Vamos a escribir una carta para ellos y se la daremos en persona este fin de semana.
Varios de los pequeños comenzaron a vitorear, alzando los brazos y aplaudiendo.
—Ahora os vamos a enseñar fotos de los ancianos y os diremos el nombre de la persona a la que le tenéis que escribir la carta, ¿vale? —les explicó (TN), cerrando el vídeo y abriendo un documento que había en la misma carpeta.
Una vez estuvo todo claro, entre los dos repartieron la fotocopia con líneas para que pudieran escribir la carta.
Los pequeños cogieron los lápices que había en el centro de su mesa y comenzaron la faena.
[•••]
El resto del día transcurrió tranquilo: un poco de juego libre antes de la comida, hacer el dibujo y ponerlo dentro del sobre junto con la carta, otro rato de juego libre y la cena.
—Venga, chicas. Ahora ya nos dejamos de risas e intentamos dormir, que mañana hay que aprovechar el último día antes de empezar el colegio —comentó la peli(t/c), mientras arropaba a las más pequeñas después de que se hubieran lavado los dientes y hubieran estado leyendo un rato.
Por suerte, las niñas obedecieron a la primera. Y es que no querían por nada del mundo que Rainbow se enfadara con ellas. Esperaban que se quedara allí para siempre.
—Ey, Rainbow —saludó su compañero, que salía de la habitación de los pequeños en aquel instante—. ¿Ya están en la cama?
—Sí, todos preparados para dormir —confirmó ella.
—¿Quieres salir un rato fuera? Podemos subir a la azotea. Hoy la noche está despejada y se verán las estrellas —propuso Corazón.
—Oh, sí. Estaría bien.
La joven siguió al hombre de cabellos rubios y subieron las escaleras hasta llegar a la puerta que daba a la azotea.
Estaba cerrada con llave, para evitar que alguno de los pequeños se escabullera por allí y ocurriera alguna desgracia.
—Vaya, sí es cierto que el cielo está despejadísimo —señaló la peli(t/c), alzando la cabeza y observando el oscuro cielo estrellado—. Es una lástima que no haya menos luz. Se vería todavía mejor.
—Eso es cierto... Pero igual nos viene bien un poco de aire fresco. ¡Auch! —Se había quemado el dedo al intentar encender su cigarro. Por suerte, lo había apartado a tiempo.
—¿Estás bien? —preguntó la joven, dando un par de pasos hacia él.
—Sí, sí... No te preocupes. Suele pasarme. Lo tengo ya casi controlado —respondió el, con una divertida sonrisa dibujada en su rostro.
(TN) no pudo evitar sonreír también. Apenas le conocía de una semana, pero podía asegurar que tenía suerte de haber coincidido con un compañero como él.
Se sentía a gusto a su lado. Esperaba poder conocerle mejor y pasar grandes momentos a su lado, y al lado de los pequeños.
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