★ 彡 39: Ayuda

HoSeok

— ¡Nos vemos mañana, chicos! — me despido con una sonrisa de todos mis compañeros, quienes dejan de lado su conversación para sonreírme por igual y despedirse de mí.

El día de hoy no ha sido tan terrible como los demás, a pesar de ser viernes, por lo que la mayoría de mis compañeros se encontraban de un buen humor, que los llevó a planear una salida mañana por la noche junto a nuestra jefa. SunMi estaba más que encantada con la idea, pues desde que terminó con su último novio no había salido a divertirse o siquiera probado alcohol, según ella; trataron de integrarme, especialmente YongSu, pero me tuve que negar, pues prefería pasar mis días de descanso junto a mi pequeña SeolHyun. La sonrisa en mi rostro se mantuvo en cuanto pensé en mi hija, sin embargo, aquella sonrisa desapareció apenas salí del restaurante y me encontré con quien menos creía volver a ver, a menos que fuera estrictamente necesario.

— ¿TaeHyung? — susurré, entre algo confundido y sorprendido. Él estaba ahí, de pie, esperándome en plena noche fría.

— ¿Podemos hablar? — me preguntó, mostrando el mismo temor de hace unos años, cuando recién nos habíamos conocido. — Prometo que seré breve. — añadió, al no obtener una respuesta inmediata.

— Claro... — susurré, asintiendo con la cabeza. TaeHyung asintió por igual, aún sin saber qué hacer, al igual que yo.

— S-si quieres podemos hablar de camino a la parada de autobuses. — propuso y solo me quedó asentir de nuevo, pues no sabía cómo actuar en estas circunstancias. Había pasado mucho tiempo desde la última vez que TaeHyung y yo habíamos hablado de manera privada, hasta me causaba risa pensar que antes hablábamos con total normalidad y sin mucha tensión de por medio.

Comencé a caminar una vez que él lo hizo, ambos separados por un considerable espacio que evitaba cualquier tipo de roce.

Nos mantuvimos callados hasta que salimos del callejón al que daba la puerta para empleados del restaurante, el lugar no era tan tenebroso ni mucho menos peligroso, por lo que no había problema en si decidías salir por un momento a tomar aire o simplemente pensar o descansar.

— ¿Qué es de lo que quieres hablar? — pregunté, sin saber si recibiría una respuesta concreta, pues hasta el momento TaeHyung y yo nos habíamos mantenido en un silencio muy incómodo.

Vi de reojo la mueca de incomodidad en el rostro de TaeHyung y entonces quise retractarme de mis palabras. Tal vez lo que tenía que decirme sí era tan importante como lo hacía ver él.

— Y-yo lo siento, n-no quise... — realmente quise disculparme, pero antes de terminar, él ya había dicho lo que tenía que decir.

— Necesito tu ayuda, HoSeok. — no lo dijo rápido, pero tampoco se tomó su tiempo, solamente lo dijo, como quien habla del clima o de su día en la escuela.

Me detuve por un momento, sin saber cómo tomar esas palabras, pues él se veía un poco acongojado, incluso podía apostar a que se sentía algo avergonzado. TaeHyung también se detuvo, unos pasos más adelante, y volteo, para apenas mirarme, pues en cuanto cruzamos miradas él no dudó en evitarme.

— ¿Ayudarte en qué? ¿Tienes algún problema? — cuestioné sin malas intenciones, pues estaba más que claro que aún seguía preocupándome por él. — ¿Se trata de SeolHyun? ¿Algo ha ocurrido con ella? ¿Está bien? — esta vez sí me asusté un poco, a tal punto de acercarme a TaeHyung e invadir su espacio personal.

TaeHyung negó de inmediato y por un momento pude ver la sombra de una sonrisa asomarse a su rostro.

— ¿Entonces de qué se trata? — pregunté esta vez un poco más tranquilo.

— Necesito que cuides de SeolHyun por un tiempo. — me pidió, casi suplicó. — Y-yo... Yo no me encuentro bien, HoSeok.

Y entonces no supe cómo actuar o qué decir.

— Me han detectado depresión posparto y un cuadro muy avanzado de estrés. — su voz se hubo apagando y para cuándo me di cuenta ya se encontraba llorando. Me sentí muy mal, verlo llorar era lo que más odiaba. — H-hoy visité a un psicólogo y... y necesito tratamiento de inmediato, p-porque según el doctor es inaudito q-que no me haya hecho tratar cuando apenas nació SeolHyun.

Las lágrimas comenzaron a correr por sus mejillas, mientras que TaeHyung trataba de limpiarlas vanamente con sus manos.

— P-por favor quédate con ella un tiempo... — me pidió entre lágrimas. — s-solo será hasta que me sienta mejor y sin el temor a hacerle algún tipo de daño.

TaeHyung continuo llorando, hipando y tratando de limpiar sus lágrimas, aunque estas no quisieran dejar de salir de sus ojos.

— No tienes por qué pedírmelo, TaeHyung. — susurré, ignorando por completo a todas las personas que pasaban a nuestro alrededor y se nos quedaban viendo por unos segundos para luego seguir su camino. — SeolHyun es mi hija y tú, su padre, por lo que no dudaré en ayudarte y en tenerla conmigo todo el tiempo necesario.

Tal vez fue la emoción del momento o quizás solo mi subconsciente, que me pedía a gritos que lo hiciera, pero cuando me di cuenta me encontraba abrazando a TaeHyung, apretándolo contra mi pecho y él, llorando libremente, mientras se aferraba a mi cuerpo. Ambos permanecimos de esa manera hasta que el cuerpo de TaeHyung dejó de moverse violamente por los sollozos y pasó simplemente a estar quieto.

Caminamos hacia la parada de autobuses en un silencio, que luego de mucho tiempo, se había convertido en un silencio cómodo, como aquellos que teníamos cuando apenas éramos unos chiquillos inexpertos que conocían por primera vez el amor de pareja.

— M-mañana pasaré por tu casa con SeolHyun y alguna de sus pertenencias. — me avisó antes de subirse al autobús que lo llevaría a su casa. Asentí, sonriéndole finalmente.

Durante todo el camino a casa no dejé de pensar en TaeHyung, en sus problemas y en lo estúpido que fui al no darme cuenta que él se encontraba mal, que no era que él quisiera comportarse como un mal padre, solo que lo hacía sin darse cuenta, lo hacía porque se encontraba mal y nadie se había percatado de aquello. TaeHyung había estado gritando por ayuda durante mucho tiempo y lo único que recibió de mi parte fue indiferencia. Me sentí un completo idiota y la peor persona por nunca comprenderlo, y por sobre todo, no tomar en cuenta que él pudo estar padeciendo tanto tiempo sin ayuda. Lo juzgué y eso jamás me lo perdonaría.

Al llegar a casa me dirigí a mi habitación, aún con el tema de TaeHyung rondando por mi cabeza, un tema que no permitió avanzar con mis tareas. Solo estuve pensando en él durante toda la noche y en mi hija. Pudimos haber solucionado muchas cosas, incluso pudimos haber salvado nuestra relación si tan solo hubiéramos buscado ayuda profesional. Había tantas cosas de las que me arrepentía, pero el haberme rendido con TaeHyung era la que me estaba quitando el sueño en este preciso momento.

No pude dormir aquella noche, me mantuve con los ojos abiertos, pensando en la manera en la que podía apoyar y ayudar a TaeHyung, además de cuidar de nuestra hija durante toda su recuperación.

— A desayunar, Hoseok. — avisó JiWoo, sin ingresar a mi habitación.

Me tuve que levantar aunque no quería hacerlo realmente y enfrentar a mi familia, pues también estuve pensando en eso y ellos debían saber lo que padecía TaeHyung y la razón por la que mi hija viviría conmigo en estos meses.

Mamá colocaba todos los platos en la mesa, mientras papá parecía apresurado en terminar su desayuno; mi hermana, por su parte, estaba tan distraída en su celular, que ni siquiera se había percatado de que mi madre ya había dejado su plato frente a ella. Solté un suspiro y reuní el valor que no tenía para llamar su atención.

— Hijo, estoy algo presuroso, tengo una clase de último momento en la universidad, así que dilo de una buena vez. — me incitó a hablar mi padre.

Solté un suspiro y finalmente lo dije.

— SeolHyun vivirá con nosotros de ahora en adelante. — mi padre dejó de comer y entonces todos en la cocina me miraron con sorpresa.

— ¿TaeHyung está de acuerdo con eso? — mi madre fue la primera en preguntar. Asentí.

— ¿Qué hiciste? — preguntó esta vez mi hermana.

— TaeHyung tiene depresión posparto y un cuadro de estrés que le impide seguir cuidando de nuestra hija. — me atreví a contar, aunque no estaba en mí decírselo a mi familia.

Mamá abrió su boca, entre algo asustada y sorprendida, mientras que mi hermana solo demostraba algo de sorpresa y mi padre, él no expresaba nada.

— Lo siento tanto, cariño. — susurró mi madre, acercándose para darme su apoyo moral por un abrazo, un abrazo que recibí gustoso.

— Nosotros te ayudaremos, hermanito. — esta vez fue el turno de mi hermana mayor, quien también se acercó para darme un abrazo.

— Cuenta conmigo, hijo y dile a TaeHyung que también estamos para él. — papá me sonrió, pero no se acercó. Simplemente me sonrió y con aquello me dio el apoyo que tanto necesitaba, un apoyo que no le pude brindar a TaeHyung.

Definitivamente me arrepentía tanto de haberlo juzgado y no apoyarlo cuando más me necesitaba.

Sí, sé que tardé demasiado y perdón por eso, bebés. Estoy tratando de avanzar con el siguiente capítulo, así que por favor tenganme paciencia.

Por otro lado y antes de que me pregunten, la depresión posparto, si no es tratada a tiempo, puede durar hasta años, así que TaeHyung sí pudo haber seguido padeciéndolo, a pesar de que SeolHyun tuviera ya un año. En cuanto al cuadro de estrés, era obvio que entre las tareas universitarias, el cuidado de su hija y el poco tiempo que se brindaba para sí mismo todo se le vendría encima y llegaría un punto en el cual no podría controlarse ni controlar la enfermedad.

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