[| Capitulo 1 |]
Todo terminó finalmente
Ahora podían descansar tranquilamente, sin preocuparse de estar pendientes de esta gente que se dedicaba a secuestrar y a hacer caos por la ciudad.
Algunos de los responsables quedaron encarcelados...
Otros fueron puestos en libertad a pedido del hijo del jefe de la organización a la que acabaron de destruir y eliminar del mapa.
"Un chico digno de admirar"
Pensó luego de la locura en la que vivió.Nunca pensó que, alguien como ese chico, portador del sol, podría cambiarse de bando al tener en cuenta las consecuencias de sus actos ante la traición.
"Todo termino finalmente..."
Sonrió mirando a su compañero, a su colega, a su amigo de gafas oscuras.Para luego sostener su arma con firmeza y empezar a subir a los camiones y autos, algunos de los secuaces y países que trabajaban para la mafia.
Pero mientras vigilaba que ninguno escapara, su mirada se había fijado en un muchacho de aspecto frío, sentía que ya lo había visto antes.
"Hey... ¿ese quién es?"
Preguntó, cosa que su colega miró hacia el de gran estatura.
"Oh... Well, Emm... he's only a communist of the sovietic mafia... if I remember it well, his name is Russia"
Respondió.
"Rusia..."
Susurró, mirando al de chaqueta negra con capucha de pelo.
El que estaba esposado y era llevado sin esfuerzo alguno, había levantado la mirada, mirando con sus fríos ojos grises a los coloridos ojos celestes brillantes del alemán.
El tricolor se sobresaltó, sintió que esa mirada se había clavado en él. Seguían con la mirada pegada el uno con el otro.
Hasta que metieron al más grande en el camión, y dejaron de verse, aunque la mirada del alemán seguía el vehículo
"Germany, are you okay?"
Observó el americano, mirando a su compañero europeo, sacándolo de su transe.
"Si... estoy bien"
No sabía si estaba mintiendo o no. Era difícil explicar cómo se sentía en esos momentos.Estaba confundido, se sentía algo diferente.No sabría explicarlo.Miró al suelo, para luego irse caminando del lugar...
Narrador/a:
Alemania iba calle abajo, hacia el cuartel, algo pensativo sobre lo que sucedió.
— Germany Wait! (¡Alemania espera!)—. Exclamó un estado unidense, haciendo que el alemán se voltee ante la mención de su nombre.
— ¿Qué pasa Estados Unidos?—. Dijo deteniendo su caminar, mientras miraba al americano.
— Sorry, but I notice you a little bit different, are you okay? Tell me the true.
(Perdón, pero te note un poco diferente, ¿estás bien? Dime la verdad)—.
— Te digo la verdad, estoy bien... no te preocupes por mi—. Finalizó para luego empezar a caminar nuevamente.
— Do not trust me? After all we've been through together as colleagues, don't you have the confidence to tell me what's going on? (¿No confías en mi? Después de todo lo que pasamos juntos como colegas, ¿no tienes la confianza suficiente para decirme que pasa?)—. Gritó desde su lugar.
Alemania se detuvo, soltando un suspiro pesado, para luego acercarse al estado unidense rápidamente, tomándolo por sorpresa, para luego agarrarlo del cuello de su camisa y chocarlo contra el muro de un edificio.
— Schau, lass dich nicht auf das ein, was dich nicht betrifft. Also geh weg und steck deine Nase nicht in die Angelegenheiten anderer Leute, hast du den Kapitalisten verstanden? (Mira, no te metas en lo que no te incumbe. Así que aléjate y no metas la nariz en asuntos de otros ¿entendiste capitalista?)—. Frunció el ceño, mirando con total enfado e irritabilidad al americano.
Alemania lo soltó y siguió su camino, dejando atrás a su compañero de trabajo.
El que se metan en sus asuntos llegaba a molestarlo, y más si insistían en saberlo, era alguien de un temperamento alto, con poca paciencia. Y era de esperarse, casi mata un pobre animal por la falta de paciencia.
Casi comete locuras por culpa de su temperamento, era fácil de provocar.
Pero también era fácil de quebrar, las palabras certeras que le había dicho un día un joven y ebrio argentino, lo había dejado reflectivo y triste, ya que todas las palabras que había dicho ese día, eran totalmente ciertas. Solo basta con unas propensas palabras para destruirlo y dejarlo vulnerable en cierta forma emocional.
Había llegado al cuartel, miró aquel edificio como la primera vez que había ingresado, no iba a retirarse, y menos a abandonar su trabajo, pero ya no había nada que hacer ahora.
Podía esperar a que todo empezara de nuevo, mafia por doquier.
Pero arruinaría la paz de la mayoría de oficiales que necesitaban un descanso de la misma y tortuosa búsqueda de esa ya acabada organización.
Sin darle más vueltas al asunto, el tricolor ingresó al lugar, y se fue hacia la armería.
Al llegar, dejó sus armas y se retiró del lugar.
Apenas salió, se fue a su casa a paso ligero, con un sabor agridulce en su boca.
Unos minutos más tarde...
El alemán ya estaba en casa, se había quitado su uniforme y se había quedado a pecho desnudo, con un short y unas medias blancas.
Paseaba de aquí para allá en su habitación, no se estaba quieto ni un minuto. El pensamiento lo había atrapado, las dudas lo emboscaron, y los recuerdos tardaban en llegar a su cabeza.
Seguía pensando en aquel chico de ojos grises, sentía que lo había visto en algún otro lugar, pero no recuerda donde.
Tal vez fue un deja vu de hace mucho tiempo, o fue un recuerdo borroso, o uno engañoso de un sueño.
Normalmente no sueña, siempre que dormía, dormía profundo y quedaba tieso en la cama hasta que no sonara su despertador.
Si algún amigo suyo estuviera de visita en su casa, no dudaría en decirle que se quede quieto. ¿A quién no le pone nervioso que alguien se mueva de un lado a otro? (Pues, a mi si)
Se tiró se forma brusca en su cama, sin encontrar respuesta a las preguntas que se planteaba; ¿Porqué le sonaba tan familiar? ¿Porqué se sintió diferente cuando lo miró? ¿Porque no despegaba su mirada de él?
Algo de apoyo moral estaría bien en esos momentos, pero el pecho frío del alemán no lo dejaba pedir ayuda, le gustaba hacer las cosas por cuenta misma; "Si quieres un trabajo bien hecho, hazlo tú mismo" le dijeron una vez hace mucho, mucho tiempo atrás; el orgullo lo hacía frío, y algo solitario, aunque tenía amigos, que no sabría de que milagro los consiguió.
Se quedó mirando el techo, hasta que cerró sus ojos y cayó en un sueño profundo, y un tanto intranquilo.
En otro lado...
Ahí estaba de nuevo, el titán de hielo que era más frío que la misma Antártida, sus ojos grises hacía que todos le tengan una mala sensación al estar cerca suyo.
El eslavo, mejor conocido como Rusia, estaba en una celda bastante segura, por petición de Estados Unidos y la ONU, aunque la organización tuvo que tener una pequeña charla con cierto argentino con respecto a que no todos sus amigos de su bando iban a ser liberados y perdonados de sus acciones, y menos siendo pertenecientes de otra organización mafiosa de la ciudad.
Ese era el caso del ruso, no solo era un país perteneciente a una sola organización, su organización original aún seguía en pie. Lo injusto de la situación fue que liberaron a algunos de sus hermanos luego de la destrucción de la guarida de la mafia italiana.
El de ushanka estaba haciendo unos abdominales, para matar el tiempo en ese lugar.
— ¡Rusia!—. El llamado de su nombre lo sacó de sus pensamientos, se sentó en su lugar para luego sonreír y ponerse de pie, acercándose a los tubos de metal que lo separaban de su libertad.
— Привет Аргентина (Hola Argentina)—.
— ¿Todo viento? Ahre, eu, perdóname por no lograr sacarte de esta chabon, hice lo que pude... literalmente hice lo que pude para convencer a la ONU de que te deje más libre que Cristina Kirchner—. Dijo agarrando los barrotes que encerraban al ruso.
— Xaxa, no te preocupes camarada, al menos hiciste el intento, puedo esperar hasta que me liberen de este lugar... es algo estresante si te soy honesto—. Sonrió.
— Yo voy a hacer que te saquen de aquí lo más rápido posible, solo dame... 3 meses por ahí, no sé. Negociar con la ONU es como que te enfrentes a un Boss final de los juegos, ¿viste?—. Río algo alto.
— Tranquilo, al menos que reduzcan a tres o dos meses mi estadía aquí...—.
— Eu, pero, ¿no te cagarian a palos cuando volvas con tu organización? Onda que te rompan la espalda a latigazos, o que te corten con un cuter, como a mi—.
— Planeo no volver con los demás, mi padre no es de los sujetos que solo te castigan y a los días te puede llegar a perdonar y a tener misericordia