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Tres meses después.

Mi mano sostenía el ramo de lirios con fuerza, mientras que la otra se concentraba en contestar a Jisung y seleccionar la música. Mi novio solo tenía que dejar un trabajo y firmar su asistencia a esa entrega para por fin ser libres de tareas, por su parte.

Hace una semana atrás Jisung había entrado a exámenes finales. Jisung estaba demasiado estresado y yo también, por lo que decidimos dejar de lado no solo los celulares, sino también nuestra relación, tal y como habíamos hecho durante los parciales y tal parece que funcionó, pues en esta ocasión no lloró ni nada por el estilo, al contrario, salía con una sonrisa después de dar cada examen.

Dejé de lado mi celular y puse pausa a la música cuando Jisung me mandó un mensaje anunciando que ya estaba saliendo y que no esperaba por abrazarme y más cosas tiernas, que me encantaban tanto a él como a mí.

Crucé la calle y me detuve al frente de las puertas de la universidad. Vi a lo lejos a Jisung y a sus amigos, quienes por cierto sonreían igual que él. Esperé por él y cuando por fin me notó, comenzó a correr en mi dirección. Lo recibí con los brazos abiertos y dispuesto a besar sus labios, sin embargo, lo primero que hizo al estar delante de mí fue enredar sus piernas alrededor de mi cintura y luego dejar besos por todo mi rostro, para así terminar en mis labios. Sus amigos llegaron haciendo más ruido del necesario y separándolo de mí con la excusa de que deberíamos conseguirnos un hotel, a lo que Jisung solo les sacó la lengua y les dijo que sí lo haríamos. Reí y tan pronto como se bajó, le entregué el ramo de lirios, ahora ha maltratados.

—¿Qué pasó Lee? ¿Quieres ser el chico romántico esta tarde? —preguntó en un tono coqueto, mientras observaba el ramo.

—En realidad sí, cariño. —Mis manos acogieron su cuerpo y él solo se apoyaba en mi pecho, mientras observaba los lirios—. Estaba pensando en ir a cenar a mi casa. Mis padres están fuera y Jennie no vendrá a dormir porque tiene una pijamada con sus amigas de la universidad. —Jisung se alejó tan pronto como le propuse la idea de la cena y sonrió, tal y como antes lo hacía, cuando aún estábamos en la secundaria.

—Me encanta la idea Honnie. —sus ojos brillando y su sonrisa resplandeciente opacaron a todo nuestro alrededor. Ahora me encontraba en el mundo Jisung, mi lugar favorito, el lugar donde me perdía constantemente.

Su mano tomó la mía y caminamos hasta la parada de autobuses, encontrándonos con sus amigos en este lugar. SeWook y la otra chica, de la que no recuerdo su nombre, se encontraba ahí y no dejaron de verme en ningún momento. Realmente no tenían ni un poco de vergüenza. Jisung estaba hablando de lo más feliz con Shin Young, pero cuando se dio cuenta de sus "amigos" me propuso irnos en un taxi, a lo que no me negué.

—SeWook es un estúpido. —susurró Jisung, estando ya dentro del taxi y con los brazos cruzados, prácticamente enojado.

—Cariño, no deberías hablar así de tu amigo.

—Él no es mi amigo, es el novio de mi amigo, que es muy diferente. —el puchero y el ceño fruncido, más sus brazos cruzados y su altura solo me daban ternura y eso era porque parecía un niño haciendo berrinche. Jisung era mi niño.

Llegamos a casa en un silencio muy cómodo para ambos, pues el enojo de Jisung desapareció cuando tomé su mano. Él me sonrió y luego de apoyar su cabeza en mi hombro, ambos nos quedamos sumidos en una tranquilidad... que fue interrumpida cuando el auto se detuvo y el taxista nos anunció que habíamos llegado.

Entramos a casa una vez que le pagué al taxista. Jisung no dejaba de decir que había pasado tanto tiempo desde la última vez que vino y yo no dejaba de admirar la sonrisa de mi novio y su asombro ante algunas cosas de mi casa que cambiaron de lugar, como, por ejemplo, algunos recuadros o adornos.

—¿Entonces qué piensas cocinarme? —susurró con mucha coquetería, acercándose a paso lento y posando sus manos en mis hombros.

—Lo primero que debemos hacer es poner en agua esos lirios. —tomé el ramo de la mano de Jisung y caminé con este hasta llegar a la cocinar y tomar un jarrón, que mamá guardaba para alguna ocasión especial, y llenarlo de agua, así colocar el ramo y entregárselo estar vez a Jisung.

—Colócalo en el centro de la mesa.

Jisung sonrió y asintió, para luego darse una media vuelta y alejarse. Reí al verlo caminar como un soldado con el jarrón delante suyo y cuando él volteó y me guiñó solo reí aun con más fuerza.

—Cuidado que se te vaya a caer el jarrón. —grité una vez que desapareció de mi vista.

—No te preocupes. —grito por igual. Negué con la cabeza, mientras pensaba en lo bien que se sentía esto, es decir, en lo bien que me sentía a su lado, en lo excelente que se veía esto en mi cabeza. Jisung ayudándome y yo, cocinando para él en alguno de nuestros aniversarios, como era esta ocasión. Definitivamente quería una vida su lado.

Él llegó poco después y tras doblar los bordes de su manga, me sonrió, tal y como un niño lo haría al entrar por primera vez a la cocina para ayudar a su madre.

—¿En qué puedo ayudar? O tal vez debería preguntar, ¿Qué vamos a cocinar?

—Estaba pensando en hacer Bibimbap o tal vez algo más fácil para ambos... —lo rodeé y abrí el refrigerador—. como ramen. —saqué dos razones de ramen instantáneo y los ingredientes del Bibimbap, pero Jisung me detuvo de inmediato.

—Ya estoy cansado del ramen, mejor vamos por el Bibimbap. —la sonrisa que me dedicaba era algo parecida a: no me importa el peligro, asumiré las consecuencias, por lo que decidí hacer su voluntad y meter el ramen al refrigerador y sacar todos los ingredientes que necesitaríamos.

—Espero no incendiar la cocinar de mi madre. Ella me mataría. —soy consciente de todas las advertencias que recibí de mi padre sobre tener sexo sin protección, pero también sobre todo lo que dijo mi madre respecto a su cocina.

—No lo haremos, además, si estamos concentrados en esto, posiblemente todo salga bien. — asiento sin saber muy bien a dónde nos llevará nuestros intentos de aprender a cocinar.

Jisung comienza a lavar algunos ingredientes y me pide que encienda la cocina. Yo solo me quedo como bobo al verlo tan concentrado en su labor que por un momento me traslado a otro mundo, un mundo donde Jisung y yo ya estamos casados y cocinando para nosotros o para nuestros hijos. No es una mala idea, me dice mi mente y también, el pequeño regalo que tengo para él en el bolsillo de mi mochila. Amo a este chico y no lo dejaría ir por nada.


➜᎒minsungpapas.

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