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El silbato sonó y los chicos dejaron de correr, la pelota quedó en manos de Su Woon y este más que enojado, lanzó el balón, para luego avanzar hacia las duchas, tal y como el entrenador estaba ordenando.
Fui testigo de cómo todos se reunían con sus más allegados y entre risas se dirigían al vestidor. Pensé que alguno se me acercaría para hablar sobre nuestro fin de semana, tal y como sucedía en mi antigua escuela, sin embargo y a pesar del tamaño, que me hacía más notable que cualquiera en nuestro grupo, nadie se me acercó o siquiera dirigió la mirada durante el partido o al comienzo de este y al parecer sería lo mismo al final. Traté de no darle mucha importante al asunto y tomé mi maleta, propia de un deportista o en este caso, adecuada para los entrenamientos de baloncesto, y seguí de cerca a los chicos, sin importarme que entre ellos se encontrara Hyunjin.
Me adentré a la ducha una vez que me despojé de mi camiseta y también del short, quedando así en ropa interior. Los chicos seguían ignorándome y hasta cierto punto entendía el porqué.
Hyunjin no era tan sutil al hablar, tampoco es como si los chicos no hablaran con gritos al estar dentro del vestidor o en cualquier otro lugar, sin embargo, en esta ocasión parecía que mi supuesto amigo quería gritar todo lo que pensaba sobre mí o sobre Jisung.
—¿Es cierto que quieres tirarte al hermano de Hyunjin? —susurró uno de los chicos cuando salí de la ducha. Miré a Hyunjin, quién ya tenía puesto sus pantalones, y negué de inmediato. Esto estaba yendo demasiado lejos.
No le contesté a nadie, por más que algunos de ellos comenzaron a reírse del tamaño de Jisung. Salí lo más rápido posible de los vestidores, no sin antes darle una última mirada a Hyunjin, quién parecía más que alegre con sus estúpidos rumores sobre nosotros.
El camino a casa fue acompañado por una música suave, algo relajante para estos momentos y la cual ocasionó que en más de una ocasión mi cabeza golpeara la ventana del autobús, por tal razón me vi en la obligación de quitarme los audífonos hasta llegar a mi paradero.
Bajé con rapidez al notar que ya era muy tarde y que posiblemente mi familia estaría cenando y tal vez hubiera seguido corriendo, tal y como lo venía haciendo desde que baje del autobús, sino fuera por ese característico tono que les había colocado a los mensajes y llamadas de Jisung. El día sábado no solo intercambiamos pensamientos o momentos agradables, sino también números telefónicos, por lo que ahora nos encontrábamos más comunicados y un poco más unidos a diferencia de la primera vez que lo vi.
"Mañana habrá una exposición en el Museo de Arte de Busan, ¿Quieres venir conmigo?"
Sonreí como un tonto al terminar de leer su mensaje y sin dudarlo contesté que sería interesante y que lo esperaría a la salida de la escuela. Él solo contestó que nos veríamos al día y siguiente y que lo mejor sería llevar un abrigo extra, porque las calles de Seúl por la noche eran mucho más frías que en la mañana y aquello lo estaba comprobando al estar de pie contestando sus mensajes y sin un abrigo demás que pudiera entregarme calor en aquel momento.
Llegué a casa en menos de diez minutos y es que el correr mientras gritaba o saltaba de emoción me ayudó mucho. Tal vez algunas personas pensaron que estaba loco, pero ellos no arruinarían mi felicidad, mucho menos ese tipo de miradas que me dirigían.
La cena estuvo más agradable que de costumbre o así lo vi yo al decirle a mis padres que llegaría tarde al día siguiente porque saldría con un amigo, Jennie no dudó en reírse y comenzar a molestar y mis padres no tardaron en iniciar con un interrogatorio para averiguar de qué amigo se trataba. Sin embargo, no dije palabra alguna, pues ya suponía lo que diría mamá o mala cara que colocaría papá al saber que era el chico que "agredí".
Mantuve mis manos dentro de los bolsillos de mis pantalones y miré nuevamente por si Jisung salía por la puerta principal de la escuela. Sin embargo, ya iba más de diez minutos de retraso y la mayoría de sus compañeros del taller de danza habían salido y él era el único que faltaba. Pensaba ir a buscarlo una vez que me cansé de estar de pie a un lado de las escaleras, más al subir el primer escalón lo vi salir corriendo. Él sonrió al verme y al llegar a mi lado se disculpó por la tardanza.
—Quería ayudar a un compañero para mejorar sus movimientos y que no perdiera con facilidad... lo siento, no pensé que eso me llevaría más tiempo del pensado. Espero no te hayas enojado. —su voz fue como una brisa de verano: suave, lenta y un tanto confortante, no lo sabía muy bien en realidad, solo podía decir que cada vez que me encontraba a su lado me sentía bien, tal y como lograba sentirme al estar al lado de mis amigos de la otra escuela.
—En realidad no esperé mucho. —susurré en respuesta, terminando por mirarlo. Él me sonrió y pasó a sacar su billetera al llegar al paradero de autobuses— Y-yo tengo el dinero suficiente para ambos... —dije de inmediato.
Jisung me miró y negó.
—Yo también tengo dinero, Minho, no es necesario que me trates como una chica. No lo soy... —yo creo que esa fue la primera vez que caí en la realidad de que Jisung no era alguien que necesitaba protección, tanto como se lo estaba dando.
—Lo siento. —musité con algo de vergüenza, desviando la mirada y fingiendo buscar algo en mi mochila para no tener que verlo. Sin embargo, al sentir un ligero toque en mi brazo lo miré. Él me sonrió desde su lugar y negó.
—Sé lo que todos piensan sobre mí, incluso mi padre piensa que merezco protección por ser un poco más bajito que los demás, sin embargo, medir un metro cincuenta no es una enfermedad o algo parecido. Soy igual que ustedes, incluso puedo decir que soy mejor que otros —su sonrisa rectangular no tardó en hacer acto de presenciar nuevamente y yo no pude sentirme más perdido— Solo trátame igual que los demás, yo hago lo mismo contigo, a pesar de medir lo mismo que un poste.
Iba a darle la contra una vez que salí de mis ensoñaciones, pero el autobús llegó y no me dio tiempo ni siquiera de sacar mi billetera y pagar cuando Jisung ya lo estaba haciendo por mí.
—A la siguiente pagas tú. —me dijo.
Y hasta ese punto no podía creer que Hyunjin había crecido junto a una persona tan especial como Jisung. Él era muy bueno, carismático, alegre e incluso podría asegurar que lo que no tenía de estatura lo tenía de maduro. Él era muy diferente a todos esos amigos que se ganaron el nombre de "hermanos".
En Daegu los museos no eran muy populares y no es porque no hubiese alguno, solo que la mayoría de chicos de mi edad no gustaban de ir a lugares culturales, preferían ir a una pizzería, a los bolos o incluso a un parque de diversiones y hasta cierto punto los entendía, pues en la escuela nos llenaban de diferentes saberes y exámenes que teníamos que rendir para demostrar nuestra inteligencia. Sin embargo, y todo lo contrario a la ciudad de donde provenía, los museos en la capital eran muy llamativos, por lo menos al que Jisung me había traído en esta oportunidad.
—¿Te gusta? —susurró él a la par que su mano sacudió la mía. Bajé la mirada un poco y asentí.
Las obras de arte eran tan llamativas como la fachada del museo y el parque de esculturas al aire libre era realmente muy interesante. Habíamos visitado prácticamente todo el lugar, visto demasiados retratos de naturaleza muerta que hasta cierto punto no tenían un significado para mí y también tomado algunas meriendas, que consistía en unas galletas integrales que Jisung había comprado en la escuela.
—Pensé que no te gustaría... antes a mí no me gustaba, hasta que mi mejor amigo me trajo aquí. Y me gusto... —ríe recordando— que recuerdos...
Miré a Jisung de soslayo sin saber a qué se refería exactamente, si al museo en general o a las pinturas que albergaba este.
—Ay, lo siento... —rió para luego sonrojarse. Algo muy tierno, a decir verdad— Me refiero al museo, no tengo tantos amigos que gusten venir aquí a pasar el rato o siquiera acercarse para observar una pintura y divagar un poco hasta encontrar su significado... excepto Lixie. Ni siquiera papá tiene el tiempo o interés necesario para traerme aquí y quedarse. La última vez que vine fue con Hyunjin y su novio, ambos se quedaron en la sala de arte experimental besándose, mientras que tuve que andar solo por estos tres pisos hasta prácticamente aburrirme y regresar con ellos. No fue nada divertido... —susurró lo último y nuevamente tenía una mala imagen de Hyunjin. Ya no podía ni verlo. Realmente pensé que era una buena persona, pero con su hermano parecía ser otro tipo de ser, uno un poco más molestoso.
—Pues, en mi opinión, sí me gustó... jamás había visitado un museo de este tipo, los profesores de mi antigua escuela nos llevaban a museos de la antigua Corea o simplemente a palacios. No era algo tan llamativo como esto. —sonreí y no tardé en ver el mismo gesto en Jisung.
—Gracias por venir conmigo...
Asentí y sin pensarlo dos veces, lo rodeé con un brazo por los hombros. No pude ver su rostro, pues el bajó la cabeza, sin embargo, suponía que estaba sonrojado, en especial por la cercanía que estábamos manteniendo al estar de esa manera.
Caminamos juntos hasta llegar al paradero de autobuses nuevamente y en esta ocasión fui yo el que pagué. Jisung consiguió dos asientos libres y se acercó a la ventana, apegándose a esta como si fuera un niño pequeño. Durante todo el viaje no entablamos conversación alguna y solo cuando fue mi turno de bajar él me miró.
—Nuevamente gracias. En verdad quería visitar ese museo.
Su sonrisa (la cual resaltaba sus mejillitas) fue el mejor premio que recibí o eso creí hasta que un beso fue dejado en mi mejilla.
—Hasta mañana.
—Ha-hasta mañana... —susurré por igual, teniendo que correr al final a la puerta trasera para bajar
Espero les haya gustado el maratón<3 nos vemos
➜᎒minsungpapas.
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