14
Mis manos nuevamente se encontraban sudando y mi mente estaba atenta por si alguien comenzaba a hacer preguntas incómodas o algo parecido. Sin embargo, hasta ahora todo estaba yendo bien. Me encontraba sentado en uno de los sillones de la sala de estar de Tae Hyung. Su madre era una mujer cariñosa y se veía muy joven para el señor Kim, quien por cierto se encontraba al frente mío, no precisamente viéndome, pues estaba más atento a su periódico que a cualquier otra cosa.
En el lugar solo se podía escuchar mi respiración agitada y la hojas del periódico al ser volteadas, mas otra cosa no. Ya me iba sintiendo presionado y eso que el señor Kim no habían dicho nada al verme entrar a su casa y saludar con confianza a Nam Joon y con total respeto a su esposa. Él no se había pronunciado y yo ya iba temiendo de que lo único que saliera de su boca sea malas palabras.
— ¡La cena está lista! — avisó la madre de mi pequeño Tae.
Tae Hyung se levantó de inmediato, dejando a un lado su libro y extendiéndome su mano para así colocarme de pie. Tomé con mucho temor su mano y me coloqué de pie, siguiéndolo muy de cerca y tratando de alejarme de las "garras" de mi "suegro".
— Me alegra tanto que hayas decidido venir, Ho Seok — la madre de Tae era la más sonriente y feliz de todos en la mesa. Ella iba y venía de la cocina, trayendo más platillos y alguno que otro condimento.— Hace mucho que nuestro Tae no traía amigos y mucho menos un preten...
— ¿Cuántos años tienes, jovencito? — interrumpió el señor Kim. De inmediato dejé de sonreírle a la madre de Tae Hyung y miré a su padre.— ¿Qué intenciones tienes con mi hijo? ¿Te estás burlando de él? ¿No crees que eres demasiado alto para él? ¿Cuánto mides? ¿No deberías estar en la universidad?...
— Ya basta, papá — Tae interrumpió y no pude estar más alegre, pues estaba seguro de que su padre seguiría preguntando, hasta lograr colocarme más nervioso de lo que me encontraba.
Nam Joon rió, pero no se pronunció, solo siguió comiendo, como si yo no estuviera presente o como si su padre no me hubiera atacado con tantas preguntas.
— No estoy haciendo nada malo, Tae Hyung, solo quiero saber si tu novio es alguien correcto o solo ésta fingiendo con nosotros para luego llevarte a la...
— ¡Papá! — gritó mi "novio". Nam Joon nuevamente comenzó a reír y tuvo que tomar de su juego para fingir que ya no lo hacía, pues su padre lo miró mal. — Ho Seok vino a cenar, tú mismo lo invitaste, en ningún momento le dijiste que esto sería un interrogatorio.— me defendió.
— Tae Tae, tu padre solo se preocupa. No es algo de otro mundo el que pregunte lo necesario para conocer mejor a tu novio. — la señora Kim me miró y de inmediato me sentí avergonzado, pues el único que daba cara por nuestra relación era Tae y eso que el más interesado en lo nuestra era yo.
— E-en realidad, está bien. — susurré tratando de sonar firme, pero creo que no lo logré, pues el padre de Tae Hyung me miró con mucho más rencor que minutos atrás.— Tengo la misma edad de Tae, no busco burlarme de él, ni de su estatura, al contrario... — tomé su mano cuando lo mencioné y él no pudo evitar sonreír. — lo quiero mucho, me atrae y entre nosotros no hay diferencias. Su tamaño no ha sido ningún impedimento en todo este tiempo que hemos estado conociéndonos y creo que Nam es testigo de eso. — el mencionado me miró y negó rápidamente con la cabeza.
— ¿Tú sabías que este chico salía con tu hermano? — sabía que el señor Kim se estaba controlando para gritar, su mandíbula tensa lo demostraba y su mano apresando los palillos lo demostraba. — Se suponía que debías protegerlo, no incitarlo a salir con este gigante.
— ¡Papá! — Tae Hyung volvió a gritar, llamando la atención de este... en realidad de todos en la mesa y alejando su mano de la mía.
El señor Kim devolvió la atención a su plato y se mantuvo callado por un largo rato. Yo pensaba hacer lo mismo, pues no me veía hablando con él en un futuro y mucho menos mientras ingería mis alimentos.
— Me sorprende mucho que seas muy alto. — la madre de Tae Hyung me miró y de inmediato tuve que dejar de lado mi cena. Ella se veía muy agradable, todo lo contrario a su esposo, y emanaba una confianza propia de una madre. — Tae Hyung anteriormente estuvo con un chico alto, pero él ni siquiera le sobrepasaba a Nam Joon. — una risita, muy poco delicada, salió de sus labios y luego me miró, como esperando una respuesta.
— No sabría qué decirle. Yo tampoco puedo explicar el porqué de mi estatura. Mi padre tiene el tamaño promedio y mi madre por igual. — contesté con la verdad, pues tampoco sabía con exactitud qué había ocurrido. Mis padres pensaron que tenía alguna enfermedad cuando vieron que a los diez años ya media un metro sesenta y cinco, sin embargo no fue lo que ellos creían. No estaba enfermo.
— ¿No has ido a un doctor? — interrumpió el señor Kim y por un momento se me hizo que ese hombre leía la mente, pues era lo que justamente estaba pensando.
— Eso no es relevante, papá. — Tae contestó. Él parecía el más cansado con este interrogatorio y a pesar de sentirme algo nervioso, no se me hacia incómodo hablar de mi estatura.
— No te preocupes, Tae Hyung.— tomé su mano y al mirar a su padre deseé no hacerlo, pues su expresión no era de las mejores. — E-en realidad... en realidad sí, mis padres me llevaron cuando tenía diez años y no hay ningún problema. Creo que solo es parte de mi genética, una vez mi madre me contó que el abuelo de su abuelo logró medir un poco más que yo.
— ¡Qué cool! — Nam demostró asombro con esas simples palabras.— Yo hubiera querido medir lo mismo que tú. En el basket necesitamos más personas como tú. — me sonrió, a pesar de que su padre parecía querer sacarlo a patadas del comedor.
El silencio volvió a reinar después de las palabras de Nam y de la sonrisa que nos entregó la señora Kim. No teníamos mucho qué decir y ya veía un futuro en el cual la situación no iba a cambiar.
— Tae Hyung... — y ahí estaba el llamado de su padre. Entre cerré mis ojos y alejé mi mano de la de Tae, esperando alguna otra pregunta. — Ho Seok, ¿Cierto? — asentí de inmediato. — ¿En verdad son pareja? — su voz serena, muy baja, me sorprendió.
Tae de inmediato me miró, yo a él y no sabía qué contestar. Ambos habíamos quedado ante su familia como una pareja, pero lo cierto era que no llevábamos ni un mes juntos y eso no era bien visto, en especial sabiendo que nos besamos delante de su casa.
— Yo...
— No lo somos. — me apresuré a decir. — pero quiero serlo. Vuelvo a reiterar que Tae Hyung me gusta mucho, tal vez es poco el tiempo que nos conocemos, demasiado poco como para estar besándonos, pero siento algo muy fuerte por su hijo, algo que no sentí por nadie más en mi antigua ciudad y no pienso rendirme tan fácilmente sin intentarlo antes. No espero agradarle del todo o llegar a tener una conexión muy especial, pero sí espero que podamos convivir bien para que aquello no dañe la relación que quiero empezar con Tae Hyung. — respiré hondo al terminar y creo que todos lo notaron.
El señor Kim me analizó o así lo sentí yo. Esto no era bueno, ahora sí me arrepentía de todas mis palabras.
— Ya no tengo hambre. — esas fueron sus últimas palabras antes de que se colocara de pie y se marchara del comedor. La señora Kim nos sonrió de nuevo y al último nos ofreció pasar a la sala de estar para ver fotografías antiguas, en las cuales está más decir que eran de Tae y Nam cuando bebés.
[♥]
No logré ver al señor Kim después de la cena, ni siquiera cuando me despedí de Nam y de su madre.
Tae Hyung me acompañó hasta la parada de autobuses, según él por seguridad. Sin embargo, sabía que detrás de esa acción había otro tipo de intenciones y no de las malas.
— Papá te acepto. — susurró. Rápidamente lo miré y negué. — Claro que sí, él solo se fue porque creo que sintió que había perdido.
— Tu padre me odia. — contesté.
— Pero tus palabras fueron muy bellas... ¿Enserio sientes algo muy fuerte por mí? — asentí un tanto avergonzado.
— Tú me gustas mucho. — respondí a pesar de que deseaba decir muchas más cosas. Él sonrió y se alejó de la banca, que toda parada de autobuses tiene.
— A mí también me gustas mucho y este sábado tienes una cita conmigo. — sus manos tomaron del cuello de mi camisa y me obligó a agacharme un poco para poder rozar nuestros labios, sin darme tiempo a contestar, aunque ya sabía que tenía que dejar en blanco mi agenda para ese día.
Era increíble como un solo roce de labios me derretía y era casi imposible pensar que hace unos años atrás me repetía constantemente que las relaciones amorosas eran aburridas y que lo mejor era estar con los amigos. Sin embargo, me sentía feliz al saber que Tae Hyung era esa persona que había llamado mi atención y despertado un sinfín de emociones en mí con su actuar.
[♥]
Juro que ayer iba a actualizar, pero mi madre me sacó de mi cueva y pues, no pude. Lo siento en verdad, en especial por traer un capítulo un tanto aburrido.
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