Capítulo 8: Rito de iniciación
Sasuke siguió a Sai por el campamento dispuesto a conocer finalmente la verdad sobre ese apodo que le habían dado a su esposo. Reconocía una cosa... últimamente estaba muy bien con Naruto aunque seguía echando de menos a su hermano. Ni siquiera había podido despedirse de él y eso era lo que más le dolía.
- Entra – comentó Sai abriendo la tela de uno de los tipis del centro del campamento.
- Pero... aquí sólo entran los guerreros – exclamó sorprendido.
- Y te lo has ganado. Nueve colas va a enseñarte a cazar, ¿no? Eres uno de los nuestros entonces.
Una sonrisa fue lo que se le dibujó. ¡Lo había logrado! Había conseguido que le aceptasen como a uno más del grupo de cazadores, como a un hombre y eso era todo un halago para él.
- Vamos... ellos te contarán el rito de iniciación de tu esposo. ¿No es lo que querías saber?
Al ver esa sonrisa algo falsa por parte de Sai, entró en la tienda encontrándose a todos los guerreros fumando de una de las pipas, pasándosela entre ellos y hablando sobre la cacería de esa mañana. Era extraño que Naruto no estuviera allí pero era posible que hubiera ido a ver a su madre. Estaba muy unido a ella.
- Siéntate y fuma con nosotros – comentó Sai cogiendo la pipa para sentarse.
- Yo... - intentó decir que no fumaba, pero al ver la mirada de todos, se calló y cogió la pipa, dando una honda calada y tosiendo después con brusquedad mientras los indios reían.
- Es su primera vez – sonrió Sai.
- Siempre pasa la primera vez, tranquilo, te harás a ello – sonrió otro de los guerreros.
- Aquí el pequeño cuervo quería conocer el motivo de que llamemos a su esposo "Nueve colas" – sonrió Sai dando otra calada y pasando la pipa de nuevo a uno de sus compañeros.
- ¿Qué sabes sobre el rito de iniciación? – preguntó uno de los guerreros veteranos.
- No mucho – comentó Sasuke – es cuando un adolescente pasa a convertirse en hombre. Soléis hacerlo sobre los dieciséis años, creo.
- Naruto era muy prometedor – susurró de nuevo el veterano de cabello blanquecino, seguramente mezcla de algún tinte hecho con ceniza de las hogueras – es costumbre que un adolescente deba cazar un búfalo en solitario aunque no es tan fácil, debe haber estados tres días en ayunas y se le administra unas hierbas que alteran sus sentidos. Naruto tardó nueve días en cazar el búfalo, ha sido el segundo más rápido en lograrlo. Sólo su padre fue más rápido que él lográndolo en ocho días.
- ¿Por eso le llamáis "nueve colas"? ¿Porque tardó nueve días? – preguntó Sasuke algo confuso.
- Eso sólo es el rito de iniciación para pasar de adolescente a hombre entre los guerreros – sonrió Sai – luego está pasarlo realmente a "hombre" – sonrió todavía con mayor énfasis pero Sasuke no terminaba de entenderlo.
- Sexualmente hablando – le aclaró Kakashi, también apodado como el colmillo blanco – deben de mantener relaciones sexuales con una mujer elegida de la tribu.
- Tuvo nueve orgasmos con Naruto – sonrió Sai – es todo un demonio en la cama, aunque ya debes de saberlo. Por eso le llamamos el "nueve colas".
Un tenso silencio se hizo en el tipi. Sasuke no podía creerse aquello aunque ahora todo tenía sentido. Las burlas sexuales que había estado recibiendo no eran por él, sino por Naruto y por lo que todos sabían que podía hacer en la cama. Eso hizo que riera también, entendiendo el motivo por el que todos habían estado riéndose durante los últimos meses.
- ¿Por qué me pusisteis "pequeño cuervo"? – preguntó Sasuke entonces algo dudoso.
- Eso es mejor que se lo preguntes a tu esposo – dijo Kakashi entre sonrisas – aunque lo más seguro es que cuando vayas a preguntarle acabe montándote de nuevo.
Era posible que esas bromas sexuales antes le hubieran afectado a Sasuke creyendo que eran un insulto hacia él, pero ahora... ahora sabía que no era por él, sino por Naruto y eso le hizo sonreír.
- ¿Qué esperabais? Tiene nueve colas. No puedo quitármelo de encima – les siguió la broma Sasuke, consiguiendo que Kakashi le pasara la pipa nuevamente.
Durante casi media hora, Sasuke se quedó allí con aquellos guerreros que parecían darle una oportunidad de encajar. No le quedó más remedio que fumar con ellos, habría sido una ofensa no hacerlo después de lo que habían compartido con él, sin embargo, cuando llegó a su tipi, Naruto se encontraba ya allí cepillando su caballo.
- Vaya... hasta que regresas – sonrió Naruto - ¿Dónde estabas?
- Fumando con los otros guerreros.
- Eso está bien.
- Me han contado algunas cosas interesantes sobre ti.
- ¿Ah, sí? – sonrió Naruto – no les hagas mucho caso, a veces exageran.
- Me han dicho el motivo por el que te llaman Nueve colas.
- Oh... eso. Podía habértelo contado yo mismo.
Sasuke se acercó hacia Naruto y colocó la mano contra el poste, evitando que pudiera seguir cepillando a su caballo y encarándole.
- Yo también quiero experimentar a un Nueve colas – sonrió Sasuke con un toque seductor.
- Es complicado, Sasuke. Las mujeres pueden empalmar los orgasmos, los hombres rara vez lo hacen y no podría darte nueve orgasmos seguidos.
- Seguro que encuentras alguna solución para eso.
- Estás juguetón, ¿no? ¿Qué te han dado?
- No sé... esa hierba que fuman sabe horrible.
- Oh... has fumado con ellos – sonrió Naruto como si todo tuviera sentido – vale... no puedo darte nueve orgasmos seguidos pero sí por separado, podríamos quedarnos todo el día de mañana en la cama y te penetraría las nueve veces que deseas. Será un trabajo cansado, puede que me causes rozaduras en cierta parte pero... si es lo que deseas, te penetraré todo el día si es necesario.
- Lo quiero – sonrió Sasuke – quiero probar al nueve colas.
- Te daré diez si es lo que buscas – le susurró Naruto cerca de sus labios pero sin llegar a besarle.
Aquella fue una larga noche para los dos y al amanecer, continuaron en aquella tienda haciendo caso omiso al sol que aparecía en el horizonte. Naruto reconocía que ese chico había cambiado, ya no estaba asustado y prácticamente le provocaba para el sexo.
No fue hasta el anochecer y tras repetidas veces de sexo desenfrenado, cuando Naruto se durmió pese a la atenta mirada de Sasuke. Quizá ese moreno acababa de entender algo, una cosa muy importante. Daba igual su esfuerzo, sí... sería cazador, le veían como un hombre pero... su esposo seguía viéndole igual, sólo un chico blanco al que follarse cuanto quisiera y como quisiera. Siempre iba a ser ese pequeño cuervo enjaulado en la tienda del gran jefe. Ni siquiera era merecedor de un beso por su parte, jamás se habían besado y empezaba a entender que jamás lo harían, porque Naruto no le amaba ni lo haría, sólo era sexo, sólo lo retenía allí para mantener la paz.
Con cautela y sigilo, Sasuke apartó la gran manta de piel de búfalo de encima y buscó su ropa. Estaba exhausto, las noches con Naruto le dejaban temblando y agotado. Sexo y más sexo... eso era lo que buscaba su esposo de él. Salía de madrugada a cazar y cuando volvía de la cacería, prácticamente lo empotraba contra el primer mástil de madera que tuviera al alcance y le hacía suyo una y otra vez. Quizá ya sabía desde hacía tiempo que eso sería toda su vida, pero sólo ahora empezaba a aceptarlo. Él sólo era un blanco entre ellos, alguien a quien su jefe se follaba cuando quería.
Salió de la tienda favorecido por la oscuridad de la zona y caminó entre los tipis hasta salir fuera del poblado. Sintió que alguien le seguía, pero no se giró, sabía que sería alguno de los guerreros del poblado, asustado de que intentase escapar, porque puede que estuvieran aceptándole, pero seguía siendo su prisionero quisiera o no.
Buscó entre los caballos hasta que encontró el de Sai. Sólo esperaba que no se enfadase mucho por eso, puesto que para ellos, los caballos eran lo más importante. Cabalgó durante largos minutos, sintiendo todavía la presencia de aquel guerrero a su espalda pero él no se detuvo hasta llegar al a colina encima del fuerte de su padre.
Quizá pensaban que escapaba, que volvía con los suyos, pero se desvió del camino subiendo hasta lo más alto de la colina, junto a los últimos árboles y desmontó del caballo, atándolo a uno de los árboles y sentándose en la hierba para mirar el fuerte desde la distancia. No podía ver a nadie, no desde esa distancia, pero sabía que su hermano estaba allí aunque no pudiera verle.
Una vez volteó hacia atrás observando entonces a ese guerrero, Neji, uno de los más fuertes de la tribu y que seguramente hacía la ronda de vigilancia junto a sus compañeros. No se movió de allí, ni se acercó a él.
- No voy a escapar – le dijo Sasuke – esto es lo más lejos que llegaré – intentó calmarle – ¿Cómo iba a escapar la puta del jefe? – preguntó con una sonrisa irónica pero Neji habló al no identificar esa palabra.
- ¿Puta? ¿Qué es una puta? – preguntó extrañado.
- Es... cuando una mujer se acuesta con hombres por dinero.
- Naruto no te paga – le dijo Neji intentando encontrar la lógica.
- Es una forma de hablar – le aclaró Sasuke – es como decir que Naruto sólo quiere sexo conmigo.
- Eres su esposo. ¿Por qué no querría sexo contigo? – preguntó extrañado Neji.
- No es eso... es... da igual, déjalo, no lo vas a entender – aclaró Sasuke.
- ¿Crees que Naruto sólo quiere sexo de ti? ¿Es eso? – preguntó Neji de nuevo.
- Sí. Desde que nos casamos... sólo ha sido sexo y más sexo, entra en la tienda y ya me la está metiendo, al despertar vuelve a buscar sexo, creo que...
El relincho de un caballo captó la atención de ambos quienes cesaron toda conversación al instante. Prácticamente, Naruto desmontó de un salto y ató las riendas al árbol de abajo, subiendo corriendo la colina y dejando que Neji se retirase.
- Ey... A Sai no le gustará que hayas cogido su caballo.
- Yo... lo siento, se lo devolveré. No tenía uno para venir pero lo entiendo... no queréis que escape así que es más fácil si...
- Te conseguiré uno – se adelantó Naruto consiguiendo que Sasuke abriera los ojos.
- ¿Lo conseguirás? ¿No tienes miedo a que escape?
- Claro que puedes escapar, lo harías igualmente con o sin caballo pero no lo has hecho, creo que no lo has hecho por algo.
Naruto se sentó a su lado, mirando el fuerte del que él venía. Nunca había estado tan lejos de su territorio, no tan cerca del de los blancos.
- Sé por qué has venido, les echas de menos.
- No... sólo a mi hermano.
- Lamento oír eso, Sasuke, yo fui el culpable. Estaba tan dolido por la muerte de mi padre, de los míos que... quise privarte de la oportunidad de despedirte de los tuyos. Sé que no cambia nada ahora pero...
- Da igual, sé que él está bien. Papá lo adora y...
- Tú eres mejor – le dijo Naruto.
- No es cierto pero da igual – sonrió con melancolía Sasuke – sigamos – se giró hacia su esposo, pasando sus manos por su pantalón para abrirlo ligeramente, como si fuera a quitárselo pero Naruto detuvo su mano.
- ¿Qué haces?
- ¿No has venido por sexo? – preguntó Sasuke – siempre vienes a buscarme para...
- Estaba preocupado por ti. Me desperté y no te vi, sólo eso.
- Pero...
- Sasuke... me gusta el sexo, no puedo negártelo, tengo necesidades pero... no todo gira en torno a eso, no quería sexo ahora mismo, sólo saber que estabas bien y veo que no lo estás.
- Yo... no sé cuál es mi papel aquí.
- Eres mi esposo.
- Pero nunca me besas – se quejó Sasuke – soy como...
- ¿Como qué?
- Como un agujero donde puedes meterla cuando quieres – le dijo sin más mientras se levantaba para irse.
Aquellas palabras, hicieron entender a Naruto que algo iba mal. Era cierto que Sasuke se había esforzado mucho en aprender a hablar su idioma, que aún le costaba y a veces cometía errores en las palabras, errores que ellos debían intentar deducir lo que él quería decirles, pero había hecho el esfuerzo de aprenderlo, de aprender a pelear con sus armas y saber que sólo se sentía como algo sexual le dolía. No sabía cómo remediar eso, era costumbre de ellos que la mujer complaciera al hombre tras un duro día de cacería y quizá... ése era el problema, todos sus guerreros tenían mujeres pero él... él tenía un hombre. ¿Cómo hacerle sentir importante entonces si no era con el sexo? ¿Si no era demostrándole cuánto le excitaba y cuánto lo amaba que siempre le buscaba? ¡Los blancos eran raros!
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