Capítulo 34: ¡A muerte!

Otro empujón sintió sobre sus manos, obligándole a moverse tras ellos mientras se dirigían hacia el centro del poblado. Cuanto mayor era su enfado, mayor la sonrisa de aquel desgraciado, pero... estaba deseando ver a Naruto, necesitaba verle y sobre todo... decirle que él estaba perfectamente.

El resto de indios no se atrevían a decir nada y Sasuke supo que ese grupo con el que se encontraba, debía ser temible incluso entre los suyos. Saber que Naruto iba a enfrentarse a muerte por su culpa con estos tipos, le aterraba. Sin embargo, no podía hacer nada ahora mismo excepto acompañarles de mala gana para poder encontrarse con su esposo.

Al llegar al centro del poblado, los indios empezaron a apartarse de su camino, dejando pasar al séquito que custodiaba y prácticamente arrastraba a Sasuke tirando de la cuerda que enredaba sus muñecas. En el centro, Naruto y los suyos aguardaban, lo que hizo que Sasuke abriera los ojos y acelerase el paso, adelantando a sus secuaces.

- Naruto – gritó su nombre.

Pese a que Naruto hizo el amago de ir hacia él, se detuvo en seco al darse cuenta de cómo Yoji tomaba del cuello a Sasuke, apoyando la espalda de éste contra su pecho y le amaneraba colocando el cuchillo sobre su cuello.

- Que ni se te ocurra, nueve colas – sonrió aquel indio, aunque Naruto se calmó al ver que Sasuke estaba bien y medio sonreía.

- Sasuke, ¿estás bien? ¿Te han hecho algo? – preguntó Naruto hacia su esposo para asegurarse.

- Estoy bien. No me han hecho nada – le aclaró, lo que calmó más a Naruto.

Atreverse a poner sus manos sobre la esposa o, en este caso, esposo de alguien, era un delito grave entre los suyos. Ni siquiera Yoji era tan estúpido como para pasarse con él. Para tenerle... primero tendría que matarle. No había leyes que prohibieran volver a casarse, ni tener acceso al que había sido esposo o esposa de otro indio si su pareja fallecía. Todos allí lo sabían.

- No somos tan idiotas, sigue casado... aunque por poco tiempo – sonrió Yoji.

- Suéltale ahora mismo, no te pertenece.

Yoji sonrió de mala gana y no parecía estar dispuesto a apartar ese cuchillo del cuello de Sasuke, lo que ponía de los nervios a Naruto. Por suerte para él, otro cuchillo apareció en el cuello de Yoji al instante, lo que le obligó a alejar el cuchillo de Sasuke con lentitud.

- Aparta ese cuchillo de su cuello o te rajo yo mismo. Neji, llévate a Sasuke – susurró Sai a la espalda de Yoji, todavía amenazándole con el cuchillo.

El cuchillo empezó a bajar del cuello de Sasuke, por lo que el moreno pudo apartarse del hombre que lo retenía y caminar hacia los suyos. Neji, que le esperaba a mitad del camino, le empujó ligeramente hacia su jefe movido por ponerle a salvo antes incluso que liberar sus manos.

- No sabéis con quién os estáis metiendo – sonrió Yoji.

- Lo sé muy bien – le amenazó Sai – pero tú sólo te fijas en los movimientos de Nueve colas, has bajado la guardia frente a los demás.

- Mis hombres aún pueden matarte – sonrió al ver cómo todos le apuntaban con las lanzas, pero tanto Neji como Menma estaban allí preparados para contraatacar si se movían hacia Sai.

- No lo harán, porque puedo rajarte el cuello antes de que ellos me maten y no me importaría en absoluto. No tengo miedo a la muerte.

Con cuidado y viéndose protegido por los suyos, Sai empezó a soltar el agarre, alejando el cuchillo del cuello de su enemigo y acercándose a los suyos.

En cuanto Sasuke pasó tras Neji, salió corriendo en dirección a Naruto, quien también aprovechó para correr hacia él. Iba con tanto impulso, que ni siquiera se lo pensó dos veces, no quería frenar hasta llegar a él. Se empotró contra su pecho, derribando a Naruto al suelo y cayendo de culo con Sasuke encima. Todavía tenía las manos atadas, pero eso no le impidió acercar su rostro hasta ese rubio que correspondió al instante el beso, colocando sus manos a cada lado de su rostro y profundizando todo lo que pudo. No había pasado ni un día sin él, pero la agonía le había carcomido y por fin... volvía a tenerle entre sus brazos.

- Deja que te quite esto – comentó Naruto mirando las cuerdas que ataban sus muñecas y empezando a desatar.

- Sí, por favor.

- Aún estás ardiendo – susurró con preocupación al tocar su frente.

- Estoy bien, sólo... preocupado por ti.

- No te preocupes por mí.

- ¿Cómo no voy a preocuparme cuando me dicen que les has retado a un combate a muerte?

- Sólo a Yoji – aclaró Naruto.

- Me da igual, yo no quiero que te ocurra nada y menos por mi culpa. ¿Qué haría sin ti? No puedes hacerme esto.

- No estoy pensando en perder, Sasuke – sonrió Naruto.

- Pero hay probabilidades y me preocupa.

- Sasuke, te quiero y no iba a dejarte en sus manos de ninguna de las formas. Ésta era la única salida para encontrarte rápido y evitar que te pudiera pasar algo.

- Ese tío de ahí – dijo Sasuke señalando a Yoji – quiere follarme y luego cuando se aburra, tirarme a sus hombres.

- Voy a ganar, Sasuke – le aseguró Naruto – no te van a tocar, te lo prometo.

- No puedes prometer algo así, idiota, tú no lees el futuro.

- Sólo... confía en mí – aclaró Naruto, juntando su frente hasta la de su esposo – sólo necesito eso, Sasuke, sentir que confías en mí.

- Yo siempre he confiado en ti y seguiré haciéndolo. Así que ni se te ocurra perder.

Naruto sonrió pese a tener los ojos cerrados. Quería sentir un poco más la frente de su esposo sobre la suya, estar seguro que él estaría a salvo entre los suyos, aguantar ese momento antes de ir a enfrentarse a ese desgraciado que se había atrevido a ponerle las manos encima y llevárselo. Lo único bueno era que su palabra y su honor habían quedado en entredicho entre los demás guerreros al haberse llevado a una persona ya casada, esas cosas no estaban para nada bien vistas aunque se aceptase el "Rapto" como medida para el matrimonio.

- Acabaré enseguida y volveremos a casa, ¿vale? – le susurró Naruto, acariciando la mejilla de ese moreno que también mantenía los ojos cerrados, apoyado contra su frente.

- Vale.

Se separó lentamente de su esposo y dio los primeros pasos hacia el centro de la plaza. Allí elegirían las armas con las que se enfrentarían y estaba convencido de que aquel indio no elegiría el arco precisamente. La gente empezó a apartarse para dejarle paso, sin embargo, se giró una última vez hacia Sasuke y sonrió.

- Sasuke... el halcón que viste... siempre te protegerá – dejó escapar, aunque sabía que Sasuke no se quedaría contento con esa simple frase, lo que hizo que corriera de nuevo hacia él y se agarrase con fuerza a su espalda impidiéndole seguir caminando.

- ¿Qué quiere decir eso? – se quejó Sasuke.

- Cuando vuelva de esta batalla... te lo diré – sonrió Naruto, dándole motivos a Sasuke para que supiera que no moriría sin contarle aquello.

Quiso abrir la boca, decirle que no lo hiciera, que no fuera a ese combate, pero las palabras se quedaron en su garganta. ¡No podía hacerlo! No podía ir contra una decisión de su esposo y menos rebatirle algo frente a otras tribus. Tan sólo podía esperar y confiar en él y en su decisión, así como también hacían Menma, Sai y Neji.

Volvió a caminar pero Sasuke tan sólo pudo permanecer en silencio, observando aquella espalda libre en cuanto Naruto apartó el arco y el carcaj para pasárselo a Neji a su lado. Su contrincante hizo lo propio, dando su arco a un compañero próximo y sacando un cuchillo de su cinturón. Con algo de temor, observó cómo Naruto buscaba el suyo también y lo empuñaba con destreza.

Todos se habían colocado en un corro, delimitando la zona donde ambos lucharían pese a que era un círculo bastante amplio. El corazón de Sasuke se encogió al ver a ambos mirarse con cierta paciencia. Desde luego, Naruto parecía esperar el primer ataque del rival para hacerse una idea de a qué atenerse. Había entrenado incontables veces con él y sabía su modus operandi.

El primer movimiento hizo que el corazón de Sasuke se encogiera súbitamente, pero se alegrase al ver cómo su esposo había conseguido esquivarle y volvía a observarle con cautela, esperando acostumbrarse a los gestos. Pronto la batalla real dio inicio. Los puñetazos, los agarres y cómo trataban el uno al otro de matarse frente a los gritos de ánimo y apoyo de todos los guerreros de la tribu.

El cuchillo se deslizó nuevamente hacia delante, siendo esta vez Naruto el que agarró con rapidez la muñeca del contrario inmovilizándole y tratando de herirle con el cuchillo que sostenía en su otra mano, pero también fue agarrada por su adversario. Sus ojos se encontraron un segundo antes de que Naruto cambiase la táctica, agachándose y golpeando con su hombro la cintura de su rival para intentar derribarle.

A cada golpe que se daban, a cada corte que recibían ambos en sus ataques... el corazón de Sasuke se estrujaba más y más. Sin embargo, aquella cuchillada que recibió de lleno en el costado, hizo que abriera los ojos con fuerza y tratase de pasar entre un par de fornidos indios que cerraban su paso.

"Levántate", era lo que quería gritarle a Naruto, porque en el suelo estaría perdido, también Naruto lo sabía y para colmo, su cuchillo había caído a cierta distancia de él. Su agresor esperó unos segundos, tratando de reponer el aliento y sacando fuerzas por su brazo herido. Ambos tenían heridas, unas más graves que otras pero no se rendían.

Naruto respiró en el suelo un segundo y observó primero dónde había caído el cuchillo. Aquel último movimiento le había pillado completamente por sorpresa y su mano estaba envuelta en sangre. El corte era profundo pero no parecía haber tocado ningún punto vital pese al dolor. También su rival se resentía. Tenía una puñalada suya en el hombro y otra en uno de los costados, además de numerables cortes en sus piernas.

Tenía que levantarse, pero su vista se difuminó unos segundos. Movió la cabeza a los lados con violencia, como si eso pudiera hacer que recuperase la visión, sin embargo, al elevar la cabeza, sólo vio a Sasuke tras los brazos de aquellos indios que no le permitían pasar al círculo donde él competía.

Sonrió, era mejor así. Nadie debía interferir en ese tipo de peleas y además, no quería que a él le pudiera ocurrir nada. Lo malo... es que si él moría allí, Sasuke estaría perdido. Con esa idea en su cabeza, sacó el cuchillo de repuesto de su bota y esperó hasta escuchar el grito de aquel individuo que empezaba a correr hacia él, con cuchillo en mano dispuesto a clavárselo.

Esperó y escuchó el grito de Sasuke casi avisándole cuando le tenía ya encima, por lo que se giró con rapidez hacia su enemigo, bloqueando sus muñecas con el antebrazo para impedir que el cuchillo impactase en él y clavó el suyo directo al corazón.

Durante unos segundos, todo el ambiente se tornó en un tenso silencio. Nadie sabía muy bien lo que había ocurrido, hasta que el cuerpo de Yoji cayó sobre la arena justo al lado del de Naruto. El rubio aún tosía, pero eso le indicaba a Sasuke que estaba vivo. Intentó volver a abrirse camino, esta vez consiguiendo pasar bajo los brazos ahora relajados de los indios que antes le bloqueaban el paso y permitiéndole ir hasta Naruto para tirarse sobre él en un abrazo que demostró la preocupación que había tenido todo ese tiempo.

- Idiota – susurró Sasuke sin soltar su cuello – eres un maldito idiota.

- Estoy bien, Sasuke, sólo... un poco dolorido. Nada más.

- No vuelvas a hacer algo así, ¿me oyes?

- Sasuke.

- ¿Me has oído? – gritó esta vez enfadado, aunque Naruto supo que estaba llorando al sentir algo húmedo resbalando por su cuello hacia su pecho.

- No volveré a hacerlo, te lo prometo – le aseguró para que se calmase.

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