Capítulo 30: El inicio del odio.
Itachi miraba a la lejanía desde el porche. Era raro ver a su padre tan tranquilo hablando con Naruto, pero supuso que simplemente... las cosas y hasta las personas... cambiaban. Su padre nunca había sido muy forofo de los indios, no se fiaba de ellos. Habían combatido tantas veces, que ya ni siquiera era capaz de dialogar, sin embargo, allí estaba hablando con Naruto como si nada.
Quizás los recientes acontecimientos con el séptimo de caballería habían hecho que Fugaku reaccionase de otra manera, podría ser que empezase a ver esta guerra de otra manera, con algo más de perspectiva, porque era evidente que esto no podía terminar bien con los Sioux. Había demasiado poco entendimiento entre ambas partes como para proclamar una paz estable y duradera.
Desde luego, a Itachi el que más le preocupaba en todo esto era su hermano. Estaba allí, a unos cuantos kilómetros de distancia, en mitad de una tribu india que por muy buena que le pareciera, seguía siendo un peligro si les atacaban otras tribus. Confiaba en Naruto y en su tribu, pero no confiaba en el resto y sabía de sobra el odio que tenían a los blancos como para tratar de aceptar a uno entre ellos. Eso sin duda alguna, acusaba sus pesadillas.
- ¿Qué te ocurre? – preguntó Sasuke a su espalda.
- Sólo miraba a papá hablando con tu esposo – sonrió - ¿Estás bien?
- Sí. Me ha pillado un poco por sorpresa eso de que invitasen a Naruto a venir a cenar, pero... creo que está bien un poco de acercamiento. Creo que si le llegasen a conocer como yo le conozco, todas esas rencillas se acabarían.
- Es muy posible. Es un buen chico. Se nota que te quiere.
- No creo que me quisiera al inicio.
- Tampoco tú le querías a él – sonrió Itachi.
- Ya, bueno... supongo que tenía que conocerle mejor. Aun así, te noto preocupado.
- No me gusta la idea de que estés tan lejos, menos con los Sioux por ahí. ¿Te has enterado de lo ocurrido?
- No. ¿Qué ha pasado?
- Los Sioux han derrotado a todo el séptimo de caballería liderado por el coronel Custer.
- Y no me sorprende del todo – comentó Sasuke – conocíamos bien a Custer, era un poco...
- ¿Imprudente? ¿Impaciente? – preguntó Itachi con una sonrisa – nos ha dejado un buen problema. Han fallecido casi todos los de su regimiento en Little Big Horn. Todo un desastre. Aún no sabemos cómo solucionar todo esto y papá está algo nervioso. Creo que intenta hacer las cosas bien ahora – dijo señalando cómo hablaba con Naruto.
- Ni siquiera sé cómo empezó todo esto.
- Tampoco yo – le confirmó Itachi – yo era pequeño cuando se inició esta guerra contra los indios que no parece terminar nunca.
- Ahí viene mi esposo – sonrió Sasuke al ver que tanto Naruto como Fugaku venían caminando de nuevo hacia la casa.
***
Los caballos caminaban con tranquilidad de regreso al poblado. Ninguno de los dos hablaba, simplemente se dejaban envolver en ese silencio y el piar de los pájaros que pronto se guarecerían. Al final habían salido algo más tarde de lo que esperaban, pero Naruto no quería irse demasiado pronto, sabía que a Sasuke también le gustaba estar con su familia y para las pocas veces que venía, cuando lo hacía le dejaba aprovechar el tiempo.
- ¿Te ha dicho algo desagradable mi padre? – preguntó Sasuke al final.
- No. Hemos hablado sobre lo que está sucediendo últimamente. Está un poco preocupado por la situación. Todo se descontrola por momentos.
- ¿A qué te refieres?
- A que los indios tienen un gran resentimiento hacia los tuyos y los tuyos... bueno... están en una guerra que quizá nosotros no podamos ganar pero... que deja muchas muertes en ambos bandos. Es un odio continuo.
- Ni siquiera sé de dónde viene todo ese odio.
- ¿Nunca te lo han contado? – preguntó Naruto.
- ¿Es que tú sí lo sabes?
- No sé si en otras zonas empezaría de otra forma... pero sé cómo comenzó en estas tierras. Fue hace años, me lo contó mi padre que fue quien vivió todo aquello. Mi abuelo podría darte detalles también. Yo era pequeño y no entendía mucho de lo que ocurría, pero ya nos criamos todos con este odio hacia los vuestros tras lo sucedido.
- ¿Qué pasó?
- Fue ese hombre al que llamabais Coronel Custer – dijo Naruto – me contaron que una vez atacó con unos setecientos hombres un poblado donde prácticamente sólo había mujeres, niños y ancianos. Los masacró. Evidentemente, esto no pasó desapercibido para el resto de tribus y todas se pusieron a la defensiva. Dio inicio esta guerra que ahora nadie sabe ya cómo pararla. Sólo hay odio y resentimiento. Le llamaron la batalla de Washita. Y la verdad... es que es una guerra terrible porque se han enfrentado directamente con los Sioux y los Cheyennes, son dos de las tribus más guerreras entre los nuestros. No creo que ellos vayan a parar.
- Pero... si no se detienen, podría haber muchas más victimas. Los míos utilizan armas de fuego, os van a herir desde la distancia, caerán muchos antes de que podáis llegar a ellos y lo sabéis.
- Sí, pero eso no es algo que les importe a los Sioux o a los Cheyennes. Ellos son guerreros hasta la muerte, atacarán con todo una y otra vez. No van a darse por vencido. Son testarudos y pagan el agravio recibido con sangre. Tienen mucho odio a los blancos y, en parte, lo entiendo.
- Yo también lo entiendo – dijo Sasuke algo cabizbajo – pero sigo pensando que si ambos bandos continúan, nada bueno puede ocurrir.
- El problema está en que la situación es insostenible. Sé que se firmaron unos acuerdos y que los vuestros no debían cruzar ciertas líneas, unas...
- ¿Fronteras? – preguntó Sasuke al ver cómo Naruto buscaba la palabra adecuada.
- Sí, eso, las fronteras – confirmó Naruto – los vuestros las cruzan constantemente sin respetar el acuerdo y eso hace que la tensión aumente en ambos bandos, creando estas batallas continuas. Creo que quieren algo de nuestras tierras... ¿Oro? – preguntó Naruto.
- Sí, dicen que en vuestras tierras hay yacimientos de oro.
- No sé, nosotros no es algo que utilicemos como tal pero... sí queremos vivir en paz. Por mí podrían llevarse todo eso y dejarnos en paz. Sin embargo, los vuestros quieren llevarnos a una cosa que le llaman "reserva".
- Las reservas, sé lo que son – comentó Sasuke.
- Y todas las tribus que se niegan... bueno... esto es lo que hay, guerra, batallas, supervivencia. Pero yo no quiero irme de mi tierra, éstas son nuestras tierras, nos hemos criado aquí y no tengo por qué moverme a ningún otro lado sólo porque ellos quieran hacerlo.
- Lo entiendo.
- Todos los que no queremos ir a las reservas nos llaman "hostiles". Lo que ha ocurrido con el séptimo de caballería de Custer... al menos lo que me ha contado tu padre y lo poco que yo sé de los otros indios, es que habían convocado una gran fuerza militar para exterminar a los indios "hostiles" que quedaban. Pero hay un jefe indio, se llama "Toro sentado" y pertenece a los Lakota, que dicen que ha convocado una gran fuerza, tanto por parte de los Sioux, de los Cheyenne como de otras tribus. Nunca antes había visto tantos indios reunidos por una misma causa, te lo aseguro – le confirmó Naruto – en sus reuniones debaten qué hacer con vuestra amenaza.
- ¿Son los que han masacrado al séptimo de caballería?
- Sí. Eso parece. Al parecer vuestro coronel Custer atosigó a sus tropas y llegaron bastante cansados, aparte de separar sus fuerzas y algunas cosas más. Estaban perfectos para su derrota y ellos lo sintieron como una amenaza, que realmente lo era, puesto que iban a por ellos. Ha sido... una masacre, dicen que los vuestros intentaron huir hacia donde Custer resistía como podía, pero... a los tres días cuando consiguieron llegar hasta ellos, vieron los cuerpos mutilados y algunos sin cabellera de soldados. Custer tenía varios balazos, pero te aseguro... que eso no pudimos hacerlo nosotros, no utilizamos vuestras armas – comentó Naruto – su fama ahora parece ir muy lejos, pero para mí, sólo ha sido un insensato que no tomó las mejores decisiones para sus hombres.
- Es increíble que sigan pasando estas cosas por este odio que no cesa.
- Yo ya no sé cómo parar algo así, Sasuke. Nos estamos manteniendo al margen junto con otras tribus, pero aunque algunos te acepten, sabes que otros seguirán guardando ese rencor. Los Sioux y los Cheyennes están muy dolidos con la primera masacre que hicieron los blancos y no creo que vayan a parar. Lo único que te pido es que no subestimes las fuerzas de los indios, son implacables y no quiero que te ocurra nada.
- Entiendo lo que ven en nosotros – comentó Sasuke – somos una amenaza, queremos apartarles de sus tierras y hemos demostrado que no cumplimos tratos cuando los hacemos, además de creer que sois una amenaza, es algo que yo no puedo cambiar, pero... te prometo que no voy a subestimarles y sigo pensando que quiero estar aquí a tu lado. Me da igual lo que ellos piensen, Naruto, me da igual que sigan teniéndome rencor sólo por el color de mi piel porque piensen mal de nosotros, aún con motivos, pero yo voy a seguir aquí y no van a moverme.
- Y yo no permitiré que te ocurra nada – le aseguró Naruto.
- A mi hermano no le caía muy bien el coronel Custer – comentó Sasuke – tampoco es que hubieran hablado mucho ni nada, él era pequeño cuando le conoció, pero decía que era un poco... egocéntrico.
- Me lo creo – sonrió Naruto - ¿Sabes que rechazó a los refuerzos? Dijo que le estorbarían y luego separó sus tropas, sin utilizar tampoco artillería. Llegó a decir, por lo que me dijo tu padre, que su escuadrón era suficiente para derrotarnos a todos. Desde luego creo que infravaloró demasiado a Toro sentado y la fuerza que ha conseguido reclutar.
- ¿Conoces a Toro sentado?
- Sí – dijo Naruto – estuvo en la asamblea cuando dije que me había casado contigo.
- ¿Y se lo tomó mal?
- No del todo. A ver... rompe nuestras tradiciones eso de casarme con alguien de mi sexo y no le gustó la idea de que fueras blanco, eso es obvio, pero en la segunda asamblea estuvo de mi parte, no termina de fiarse de ti por ser blanco, pero ve una oportunidad de limar ciertas asperezas. Él fue el que propuso lo de darte cierto margen y ver cómo iban reaccionando las cosas.
- Pero es el líder de los Sioux, ¿no?
- No, él es jefe de los Lakota – comentó Naruto – pero todos le respetan y es el que comentó lo de unir las fuerzas para una mejor defensa. Así que, bueno, ha reunido un buen ejército pero eso no quiere decir que él los controle, cada tribu sigue teniendo sus jefes y una alianza siempre se puede romper. Por ahora parece bastante sólida así que les funciona bien.
- ¿Tenemos nosotros alianzas con ellos?
- Con los Lakota sí, con los Sioux y los Cheyenne ninguna – sonrió Naruto – ahí está el problema. No termino de fiarme de los Sioux porque guardan demasiado odio hacia los blancos y tú estás aquí. No sé cómo van a tomarlo.
- ¿Crees que volverán?
- No lo sé. Somos tribus guerreras, Sasuke, es muy probable que tengamos enfrentamiento en algún momento. Nacemos y nos criamos para sobrevivir y batallar, todos los niños se entrenan desde pequeños y les enseñamos a cazar. Puede que no sepamos utilizar vuestras armas de fuego, pero somos buenos guerreros cuerpo a cuerpo y con arcos.
- ¿Vas a volver a enseñarme?
- Yo ya te he enseñado – sonrió Naruto.
- Sabes a lo que me refiero... quiero seguir practicando, no quiero ser débil y menos ante ellos.
- No eres débil, pero si es lo que quieres... de acuerdo, practicaremos.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top