Capítulo 1: Rehenes.

Aviso importante: Dar las gracias a Vonlane por su esfuerzo al diseñar la portada para este fic. Sólo puedo decir que es una excelente artista, tanto a nivel de dibujo como de escritura, ayudando a otros autores a dar sus obras a conocer por las traducciones que realiza. Por eso mismo, muchas gracias por la portada. 

Pequeño cuervo

Lentamente se movía el caballo entre las tierras desérticas de Dakota del sur. Sasuke miró hacia atrás, dejando el verde valle donde él se crió, sabiendo que jamás volvería a él y que su infierno comenzaba aquel día. Su padre, general del décimo cuarto pelotón de caballería, había perdido a su hijo primogénito en la última batalla contra los indios Dakota, situados al norte del país, al otro lado del río.

- Papá... - intentó hablar Sasuke hacia el general de elegante traje azul con sus galones al hombro.

- Encontraremos una solución, sólo es provisional – dijo con seriedad.

Sasuke agachó la mirada dándose cuenta de que él jamás sería importante, sólo su hijo primogénito lo era, por él hacía cualquier cosa, por él estaba en esta situación. Iba a ser el intercambio de rehenes. Itachi por él. Un intérprete de los indios había hablado de entregar al hijo menor del general en matrimonio al hijo del jefe indio de los Dakota.

- No estés nervioso, sólo es un matrimonio – dijo su padre como si eso le calmase.

- No sé nada de ellos, papá, son... bárbaros, ni siquiera puedo comunicarme con ellos, no hablan nuestro idioma.

- Sólo tienes que darle sexo, para eso no necesitas hablar – le dijo su padre – piensa en tu hermano, a él lo matarán sin miramiento alguno por las bajas que causaron en esa batalla, necesitábamos un trato de paz, tú traerás esa paz por ahora.

- Son auténticos salvajes, he oído muchas cosas sobre ellos.

- Sí, Sasuke, son salvajes, pero tú no perteneces a ellos.

- Lo haré en cuanto me case y no sé nada de sus tradiciones, ni de sus costumbres.

- Aprenderás. Tu esposo te ayudará.

Su padre dio una ligera patada al caballo y avanzó más rápido alejándose de un preocupado Sasuke. Iba a su infierno y lo sabía, todo por su hermano, porque él siempre sería más importante, porque él iba a casarse con una gran empresaria que favorecería a toda la familia, él no era nada, podían entregarle como un maldito rehén de esos indios, todo para que les dejasen en paz. Ni siquiera sabía cómo se llamaba su esposo, pero el intérprete se colocó a su lado, un indio vestido de soldado norteamericano.

- "Zorro rabioso" es el jefe de la tribu – dijo el intérprete – su nombre real es Jiraiya, van a casarte con su nieto, todos le conocen como "Nueve colas", perdió a su padre en una batalla contra los soldados norteamericanos, su abuelo cuida de él, es el futuro heredero a jefe de la tribu.

- ¿Cómo es él? – preguntó Sasuke intentando hacerse el fuerte pese a tener dudas y miedo en su interior.

- No sé mucho sobre él, pero... es un buen guerrero, eso dicen. Como su padre.

Sasuke detuvo el caballo dejando que el resto de soldados que les acompañaban le adelantasen, sin embargo, su padre se giró al verle allí detenido y le metió prisa para que continuase. Había pensado en huir, en mover las riendas... tan sólo un giro de muñeca, un golpe al caballo y salir corriendo pero... era un desierto y además, ¿dónde iría? ¿Qué ocurriría con su hermano si él se marchaba ahora? Estaba atado. Volvió a soltar riendas dejando que el caballo volviera a moverse y caminase tras aquellos soldados.

Al llegar al río, todos se detuvieron y, finalmente, observó a aquellos indios al otro lado, montados sobre sus caballos. Dos de ellos empezaron a caminar entrando en el río, cruzándolo hacia ellos. Uno de ellos llevaba una gran corona de plumas sobre la cabeza, era el jefe, Sasuke lo supo, pero sin embargo, se fijó en el otro joven que venía, con el pecho pintado, con sus pantalones de piel de bisonte, con una máscara en forma de zorro aterrador.

No quería iniciar la marcha, pero su padre cogió las riendas de su caballo y tiró de él hacia el río. Se agarró a las riendas con fuerza al sentir cómo el caballo se movía y tomó aire con lentitud, cerrando los ojos y dejando que su destino le llevase a su infierno.

Se centró en el ruido del agua que levantaban los pasos del caballo. No quería mirar pero tampoco pudo impedirlo, una parte de él quería ver exactamente lo que ocurriría en su vida. Abrió los ojos y se centró en la figura de aquel indígena con la máscara del zorro, con las plumas y su cuerpo pintado. Su corazón latía con fuerza, iba a ser entregado a unos bárbaros que a saber lo que harían con él, pero a su padre le daba igual.

Su caballo se detuvo frente a ellos, frente a esos dos hombres aunque sólo uno bajó del caballo tocando con sus botas el agua. El general también bajó y le indicó con el rostro a Sasuke que lo hiciera. No pudo hacer nada más excepto bajar de su caballo y caminar hasta el centro del río. Su padre se quedó unos pasos atrás mientras el intérprete de su lado esperaba a que hablasen.

El chico de la máscara le rodeó y metió sus manos en el trasero del chico consiguiendo que Sasuke se sobresaltase y pese a que su primera reacción era golpearle, se contuvo, sabiendo que sería mucho peor si lo hacía. Aquel zorro movió sus nalgas divirtiéndose, casi como si se asegurase que estaban en su sitio o si era terso. Pronunció unas palabras y el otro indio encima del caballo rió.

- Le parece bien el trato – dijo el intérprete sin aclarar exactamente las palabras que había dicho.

El zorro se alejó de Sasuke e hizo una señal con sus dedos a los miembros de su tribu que estaban a orillas del río. Todos se apartaron dejando un carril libre por donde llegó uno de sus hombres montado a caballo, tirando de una cuerda y al final de ella, Itachi caminaba tras el caballo.

- Itachi – susurró Sasuke antes de darse cuenta cómo el zorro se giraba hacia él y le miraba al haber escuchado su voz pese a que lo había dicho en voz muy baja.

El zorro sacó un cuchillo de su bota y cortó la cuerda soltando a Itachi. Sasuke trató de ir hacia él para ayudarle pero el zorro cogió con fuerza su brazo y le alejó de Itachi llevándolo hacia su caballo.

- No, no – gritó Sasuke intentando ir una última vez hacia su hermano y pese a que Itachi estaba débil, también trató de levantarse para abrazar a su hermano, pero su padre lo impidió, cogiéndole del brazo también y arrastrándole tras él hacia sus soldados.

- ¿Qué has hecho? – gritó Itachi hacia su padre al ver que los indios se llevaban a su hermano – suéltame, no dejes que se lo lleven – le gritó – SASUKE – gritó desesperado Itachi.

Sasuke lloró en aquel momento sabiendo que jamás volvería a estar la familia unida, que se olvidarían de él, pero... al menos sabía que su hermano estaría a salvo y eso era algo de lo que se alegraba en el fondo.

- "Pequeño cuervo" – dijo el intérprete – es el apodo que te han puesto – comentó hacia Sasuke, quien no entendía nada, pero imaginaba que era lo que habían dicho cuando se rieron aquellos dos.

"Pequeño cuervo", ni siquiera sabía el motivo por el que habían elegido ese apodo para él, no sabía por qué se habían reído con el apodo, pero estaba convencido de que en los próximos años de su vida se enteraría.

El zorro sacó una de las cuerdas y cogió con fuerza las muñecas de Sasuke atándolas. Aún se podía escuchar a Itachi gritando que soltasen a su hermano, discutiendo con su padre, pero todos los soldados empezaron a marcharse, alejándose de allí junto al interprete, se alejaban de él.

El miedo se acumuló en su cuerpo al sentirse solo y abandonado, todo lo que había conocido se acabó, se quedaba atrás, la civilización... ahora se iba con esos indios, con ese chico con máscara de zorro que le haría suyo esa noche o quizá a la siguiente... pero al final... sabía su final.

Notó el impulso que le dio aquel chico para subirle al caballo y cómo él subía tras él dando la vuelta al caballo para cruzar a sus dominios. Se acercaban hacia el resto de la tribu, soldados armados y pintados, algunos con máscaras, otros con plumas, unos con el cabello rapado, otros con crestas y otros con colas largas y trenzas.

Con una mano, sostenía la rienda del caballo, pero con la otra, aprovechó para colocarla sobre el muslo de Sasuke y acariciar su pierna en dirección a su miembro. Sasuke cerró los ojos y se contuvo al sentir cómo ese chico apretaba con cierta fuerza pero con cuidado su miembro, como asegurándose de que estaba ahí, casi como si quisiera saber cómo era. Unas palabras sonaron de su boca, un lenguaje que él no entendía pero que hizo que los de su alrededor se rieran mientras él seguía acariciando su entrepierna endureciendo su miembro y susurrándole algo al oído, palabras sin sentido que no podía entender.

- No me toques... - susurró Sasuke pero él no le entendía tampoco, tan sólo dejó que siguiera tocándole pese a que colocó sus manos atadas intentando ocultarlo de los demás, misión inútil porque todos se reían al ver cómo ese chico lo tocaba frente a todos.

Quería salir corriendo pero aquellos indios le habrían atrapado, quería pegarle a ese tipo, pero saldría perdiendo contra toda la tribu. No podía hacer nada excepto esperar una mejor oportunidad y tratar de escapar, jugarse su libertad o su muerte.

Veinte minutos estuvo encima de aquel caballo, dejándose manosear por aquel chico, mordiendo su labio inferior para evitar que se rieran más con sus gemidos o gritos. Odiaba sentirse débil y en este momento se sentía así. Él que siempre había sido fuerte, que había salido victorioso de tantos problemas y ahora... estaba allí, en mitad de una tribu de Dakotas que podían matarle en cualquier momento, de guerreros que sobrevivían mientras que él... él se había criado con soldados, tan sólo armas de fuego que ahora parecían inútiles entre aquellos tipos.

En la tribu, las mujeres estaban preparando la comida y los niños jugaban a pelearse con unos palos a modo de puñales, se perseguían entre ellos, se pintaban y se peleaban, seguramente practicando para ser buenos guerreros, para ayudar a sus padres en las cacerías. El zorro bajó de su caballo y tiró de la cuerda de las manos de Sasuke para bajarle. Un rubor subió a sus mejillas al notar su erección entre sus piernas y cómo los guerreros a su alrededor le miraban y se reían.

El zorro lo condujo hacia una de las tiendas del fondo y abrió la tela de la entrada, pronunciando unas palabras en su oído antes de apretar sus nalgas y empujarle dentro para cerrar la tela. ¡No entendía nada! No podía comprender qué le decían, no podía comunicarse con ellos y sabía que sería así durante mucho tiempo a menos que aprendiera a hablar su idioma.

- Mierda – susurró Sasuke antes de caer al suelo y llorar al recordar a su hermano. Ya nunca volvería a verle.

Unas mujeres entraron en la tienda dejando unos cuencos de madera con unas gachas. La verdad es que tenía hambre, pero no terminaba de fiarse del todo. Cuando se marcharon todas, abrió la tela de la entrada y miró al horizonte, frente a una gran hoguera estaba ese chico con la máscara de zorro hablando con una mujer de extraño cabello rojizo que le quitaba la máscara con dulzura.

Se sorprendió al ver a un chico rubio, de largo cabello por detrás atado en una trenza, un joven de bronceada piel, con unas rayas bajo sus ojos de pintura roja y negra. Sonreía mientras esa mujer posaba sus manos sobre sus mejillas y juntaba su frente a la de él. El chico rubio cogió los codos de esa mujer y sonrió antes de girarse hacia su tienda, viendo a Sasuke allí en el suelo sentado, con la tela en su mano.

- Ey – fue lo que escuchó de ese rubio que entraba en la tienda junto a él y miraba el cuenco de comida en el suelo - Naruto – dijo el chico señalándose.

- Lo siento, yo no...

- Naruto – le repitió el chico volviendo a señalarse y entonces le señaló a él, consiguiendo que Sasuke le entendiese.

- Ah... Sasuke – dijo él.

- No... "pequeño cuervo" – dijo en su idioma, aunque Sasuke recordó perfectamente que era la frase que había utilizado al principio, la que el intérprete le había dicho.

- Ya, claro... - dijo Sasuke sin más – "pequeño cuervo" – aclaró sin estar muy convencido, pero sabiendo que jamás le llamaría Sasuke, tan sólo... con su apodo.


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