Pequeño ángel (1)

El cielo poco se despeja y las nubes grisáceas muestran una fría agitación, pronto llegará una tormenta. Lo sabe con solo verlo y nada de sentir la piel erizarse o de querer cubrirse de aquello, no lo necesita; pues simplemente manifiesta su inmunidad a padecer cosas tan triviales como estas.

Presenciando días como este, sin poder evitarlo llega a recordar aquel día que fue marcado desde lo más profundo de su mente y que a pesar del tiempo no deja que sea vago.

Suspira y da su andar hacia el pequeño puente, acaricia la blanda madera de la barda y se da cuenta de lo viejo y húmedo que se ha vuelto con el tiempo. Le llena de aflicción no sentirlo joven ni entero como en algún momento lo fue, algo que, aunque sea un sencillo detalle le recuerda a sí mismo.

Sigue el camino de madera y se detiene al reflejo distorsionado que poco le ofrece la cristalina agua. Oh no... su reflejo, esa imagen que le hace recordar lo que ya ha perdido y que aún lo siente tan presente.

En él ve algo más de lo que ya está acostumbrado a notar y es que esos ojos oscuros fijos se lo dicen a menudo "cadáver" no quisiera, pero es la verdad. No obstante, es algo que decidió y que aún tiene que mantener en pie, el deseo de recuperar lo que considera le fue arrebatado es más fuerte que cualquier otra cosa, sea cual sea la situación.

- ¡Tch! - Aunque al menos una vez, quisiera no escuchar su propia voz recordando su propia naturaleza cada que se ve a sí mismo.

La brisa húmeda se vuelve fría y cruzó ambos brazos sobre la madera recargándose en ella.

"Existencia, vida" esas palabras, hace tiempo que dejaron de tener significado para él. Si de querer darse algún significado o algo parecido, solo se trataría de un alma sangrante encerrada en un cuerpo eterno, siendo custodiado por un demonio, esperando hasta que aquel anhelado calor lo libere.

Sin emitir movimiento, se contempla una vez más quedando la tez pálida sin ninguna señal de viveza. Inconscientemente llevó su mano derecha al rostro y como siempre se percata de lo helada que es por sí sola. Así es, una muestra más de que sigue muerto por dentro y la frígida esencia refleja el desolado camino que ha elegido.

Nada le queda ahora, más que ver y esperar.

-Esperar- Susurra conteniendo la frustración con el fuerte cerrar del puño- Esperar, esperar y esperar... "¿Cuánto más tendré que aguantar?"

Los truenos se hacen sonar y la lluvia comienza a caer sobre él empapándolo por completo. No se inmuta ni un segundo, al contario de molestarle levanta el rostro y deja que en él recorran cada centímetro viajando a su pasado.

Un remoto y doloroso pasado.

Cuando le vio por primera vez, cuando se sintió aprisionado por su mirada esmeralda, cuando se sintió derrotado a su gentil tacto, cuando supo que sus sonrisas no le pertenecían, cuando sintió que se alejaba... cuando por dentro agonizaba.

Tanto llega a su mente que duele.

"¿Cuándo será?"

"¿De verdad podré verle de nuevo?"

"¿Me amara algún día...?"

0O0O0

Inglaterra 1880

En unas extensas y verdosas tierras, el viento azotaba todo a su paso anunciando una próxima tormenta, pronto toda persona comenzaría a refugiarse de la tempestad. En poco tiempo ya se sentían las ligeras gotas chocar y la violenta corriente arrasaría con cualquier frágil cuerpo, y para ver las cosas nadie saldría hasta un buen rato.

En una gran mansión, un muchacho de vestidura elegante, cabello oscuro y mirada aburrida se asomaba mirando a través de la ventana. Con su codo apoyado al marco y su mano sosteniendo su mejilla miraba al exterior sin ningún interés en especial. Y para ser uno de los niños más ricos de la zona, con una y mil cosas a su disposición para deshacerse del aburrimiento optaba con solo mirar el amplio paisaje desde el segundo piso. Se sentía obligado a permanecer así, como si una lejana voz cargado de presentimiento le repitiera constantemente que no se moviera y solo observara.

Un par de minutos pasaron y la lluvia azotó sin piedad, las gruesas gotas dejaban la vista más difusa y al verla dejó ver una mueca. No se imaginaba estar sobre ella, se veía en verdad intensa y punzaría a cualquiera hasta el alma. Por suerte no se le veía a nadie rondar por ahí.

Sin despegar la vista, pero distraído con sus pensamientos, una pequeña y delegada sombra corriendo sobre los gigantescos charcos lo tomó de sorpresa.

-Pero que...

¿Qué era eso, eso era una persona? Se paró de su asiento y lo siguió con la mirada hasta que la misteriosa silueta desapareció adentrándose al viejo e inhabitado establo de su mansión.

Todo el suceso fue tan rápido que hasta por un momento creyó que lo había alucinado "¿Debería ir a averiguar?" De todos modos, no estaba seguro de si realmente había alguien ahí o lo que fuera. Aun con la mentalidad de un niño temeroso se reservó a no investigar y dejarlo pasar, ya nadie iba a ese mugriento corral, así que quizá no habría ningún problema...

El diluvio pasó y la noche apareció. El joven no dejaba de pensar en lo que había presenciado horas atrás, un debate interno lo fastidiaba y no dejaba de dar vueltas sobre su cama. "¿Qué debo hacer? ¿Y si nos quiere robar?" "Puede que ya se haya ido" Se giró sobre las mantas y sus ojos quedaron sobre la ventana descubriendo el hermoso cielo despejado lleno de estrellas, brillando ante su rostro como si quisieran decirle algo.

"No tengo opción ¿cierto?" No evitaba el presentimiento y sin querer pensarlo más, saltó de su cama y encendió el primer candelabro que encontró.

A hurtadillas rápidamente se dirigió a la puerta trasera de la cocina, era la única salida más cercana al establo. Dio un paso a la intemperie y el olor a pasto húmedo no lo pasó por desapercibido ¿Qué es esto que se sentía en el viento? Se sentía completamente atraído hacia ese lugar.

Llegó frente a la entrada del corral y tomó la manija abriéndola con lentitud.

-Oh no...-

Un niño, un pequeño abrazándose y con las piernas recogidas temblando sobre la vieja paja. Ahora entendía, esa inesperada personita claramente buscaba un refugio para la lluvia, no se le recriminaba, no era tan insensible como para correrle y más en su estado. La tensión de la incertidumbre que le aprisionaba desapareció y esta fue remplazada por una opresión en el pecho.

Desde su lugar notaba el sudor del chico en perlarle su frente y su flequillo rubio pegarse a él ¿Cómo es que no pudo venir antes? La imagen de enfrente le congelaba pensando de una posibilidad alterna de no haber decidido averiguar aquello, de haber sido descubierto muerto más tarde. Después de todo, seguía siendo un niño temeroso.

Tendría que llevarlo de inmediato adentro, llamar a su padre y quizá a algún médico. Apagó el candelabro y lo dejó para acercarse al pequeño.

-Oye, despierta – Lo movió agitado sin obtener respuesta, palmeó sus mejillas y estas ardían como no podía creerlo. El estado del blondo le espinaba el corazón y no podía permitirse dejarlo ir así, se sentía responsable de él. - ¡Si no te mueves vas a morir aquí, abre los ojos! – Espetó aun sin contestación, tenía que sacarlo de ahí y no contaba con la ayuda de ningún adulto cerca. Estaba asustado y no quería demorarse ni un segundo más- Vamos, ni ha de pesar tanto- Se dio ánimos así mismo sin otra alternativa, a su lado acomodó el pequeño tembloroso cuerpo entre sus brazos y lo levantó sin mucho esfuerzo "Esta muy delgado" pensó al sentir lo frágil y delicado que se sentía. Se encaminó con rapidez a la mansión y con desesperación gritaba a su padre o a quien le escuchase, por su puesto rápido logró tener la atención requerida.

-Anda, resiste- Le decía al más pequeño que soltaba ligeros gemidos.

Sin duda, la noche jamás olvidada de su vida.

0O0O0

El cielo oscureció y la lluvia siguió sin cesar. El joven ya se encontraba dentro de su elegante y muy acomodado hogar; peinó sus mechones negros y rojos con los dedos y se secó vistiendo el mismo estilo lúgubre de siempre. A pesar de su sombría apariencia, siguió teniendo el mismo elegante porte que siempre le ha caracterizado.

- ¿Ya cuánto tiempo ha pasado? – Pronuncio bajo liberando un poco su tristeza, aunque ya estuviese acostumbrado, los días de lluvia le deprimían más de lo que ya estaba.

De la nada, un aroma a azufre y a cenizas se hizo presente. Hacía tiempo que no lo percibía.

- ¿Que cuánto ha pasado? Como unos tres siglos más o menos, no estoy muy seguro de ello- Un hombre de aspecto joven, cabello negro y ojos infernales se apareció por detrás cual fantasma- Vivir tanto pierdo mucho la cuenta tú sabes, aunque no soy yo quien debería estar más al tanto del tiempo ¿o no, mi queridísimo amigo, Pete? – Sonrió de forma espeluznante y pasó su brazo sobre el hombro del otro.

-No somos amigos- Irritado se soltó bruscamente dando énfasis a su verdadera relación- Lárgate de aquí Damien, no estoy de humor para tus joterias-

- ¿Joterias? ¡Ja! Eres el menos indicado para decirme eso, cariño - Sin dejar de mostrar su aterradora dentadura, el demonio se apoyó a un lado del marco de la puerta.

- ¿Qué es lo que quieres, vienes a joderme haciéndole honor a tu nombre de idiota? - Le encaró cruzándose de brazos, sus visitas jamás le han sido en si gratas. Damien con clara sorna se acercó y apretujó su barbilla arañándolo con sus afiladas garras.

-En serio no sabes cuánto extrañaba tu atractiva y podrida personalidad después de ... ¿Un siglo? - Como respuesta el joven lo miró aborreciéndolo– ¡Oh vamos! No seas tan sentido ¡Es más! Estoy aquí para alegrarte el día, y por supuesto que se trata de algo que te interesa mucho, tanto a ti como a mí. Que incluye a cierto niño rubio de ojos verdes, como bien comprenderás – Pete arqueo una ceja no recibiendo bien la información, pero de un segundo para otro, el joven abrió los ojos creyendo haber escuchado mal ¿Acaso...? - ¿No vas a decir nada? -

- Espera... ¿Qu-qué me estas queriendo decir? – El anticristo no le respondió rodando los ojos, esperó a que él mismo descifrara su mirada- No me estas mintiendo ¿Verdad? –

- Pete, Pete, Pete... De verdad crees que perdería mi valioso y milenario tiempo para decirte "Oh lo siento, tu amadísimo ángel marica aún no ha nacido, lamento haber venido a recordarte lo jodido que estas. Adiós" Estoy muy ocupado acosando almas y divirtiéndome en el infierno como para venir solo a aburrirme con tu deliciosa y amargada cara – Terminó de decir con veneno en sus palabras-

-N-No lo puedo creer- El instante de saber que por fin tendría oportunidad de estrechar ese pequeño cuerpo una vez más, Pete por un momento sintió su corazón latir. Las piernas le flaquearon y calló de rodillas al suelo- Después de tanto al fin podré...-

- Ah-Ah, no tan rápido - Antes de querer terminar la frase, Damien se arrodilló delante suyo y lo calló con uno de sus largos dedos - ¿No te olvidas de algo importante? – Le interrogó mirándolo a los ojos, el sufriente joven de inmediato comprendió la pregunta.

- No - Se le borró la sonrisa recordando lo que antes habían acordado - No podría olvidarlo, si no fuera por ese contrato, yo...-

- Si no fuera por ese contrato, tu no tendrías la oportunidad de reencontrarlo. Me alegra que lo recuerdes - Completó el demonio atrapando entre sus dedos el mechón rojo de Pete- Conoces las reglas, sabrás y elegirás en qué momento la cuenta regresiva comenzara para ti– Lo soltó y se levantó dándole la espalda ya dispuesto a irse- Tu eres mi juguete Pete, ya sabes las condiciones del juego...-

- ¡Eres un verdadero hijo de puta, Damien! – Le gritó con frustración contenida, estaba realmente cansado de estar sometido ante un demonio ¡Demasiado! le enferma tener que soportar la podredumbre de su ser, que se aproveche de sus sentimientos y sea su objeto de entretenimiento.

- ¡Soy el anticristo, heredero del infierno! ¿Qué esperabas? Ya debiste haberte acostumbrado- Le dijo con simpleza restándole importancia su dolor- Además, deberías ser más agradecido, de no ser por mí no estarías aquí lloriqueando de la felicidad de tener la oportunidad de por fin cogértelo- La voz de Damien se fue disipando poco a poco-Yo no te obligué a nada, tú así lo has decidido y yo solo te ofrecí otra alternativa...- Ya no se sentía la presencia del demonio y Pete se quedó solo... como siempre.

El joven desde el suelo formó una amarga mueca ¿Qué más daba ya? Fue su deseo y amor lo que lo llevo a esto. Todo sea por tenerlo en sus brazos otra vez.

Retomó su postura levantándose del suelo y se miró al espejo. Seguía con un color pálido y los cabellos rojos de su cabeza no habían desparecido.

-No seré tu prisionero por siempre Damien, no si gano su corazón- Desvió la mirada hacia el ventanal y el cielo nocturno ya mostraba las pocas estrellas que las nubes permitían- Pronto mi pequeño ángel, pronto se romperá esta maldición y esta vez me asegurare de que nada ni nadie te arrebate de mi lado. Lo juro... -

Las nubes se desplazaron y la luna ya era completamente visible, su luz iluminó sus ojos y dentro su fulgor pudo apreciar por un instante la pálida piel de su amado rememorando su imagen, mientras estén en el mismo mundo ya nada lo detendría, la historia no se repetiría y se aseguraría de ser el único para él.

Pero había algo que ni él y posiblemente el anticristo no sabían, algo que en definitiva no notaron o al menos solo para Pete. Había otra alma sujeta al ángel de ojos esmeraldas, uno de zafiros oscuros que justo había reencarnado un poco antes que el pequeño, y para desgracia del sufriente joven de corazón destrozado era algo inevitable, pues ambas almas comparten ese vínculo inquebrantable del encuentro, ese del que todos llaman amor. 

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Holi :D Espero que les haya gustado ¡En serio! Ya tengo una parte del segundo capitulo, así que no me demoraría mucho en actualizar. 

Como ya dije, si es bien aceptada me motivaría a continuarla. Muchas gracias por leer.

Hasta la próxima, Esperare impacientemente sus lindos votos y comentarios XD 

Besos y abrazos! 

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