99. Una cena desastrosa
Liam
¿Les ha pasado que se mandan una cagada monumental y temen por su vida?
Pues al que no, felicidades, has tomado buenas decisiones. No soy un ejemplo a seguir y nunca me he considerado uno la verdad. Mi hermano mayor siempre intenta hacer méritos, seguir al pie de la letra las cosas y poder ir por el camino correcto, aunque hay veces que actuamos por instinto de otra manera o por diversión, no todo en esta vida puede ser algo aburrido.
Cuando tomé esa copa en mis manos me pude percatar que la impulsividad no te lleva a ninguna parte. Podría haber obedecido y no seguir las burlas de mi primo, pero ocurrió todo lo contrario. Ahora no estaría metido en este problema.
Que me queden mirando fijamente me pone nervioso, sobre todo cuando papá lo hace y es un regaño telepático. Es como si la culpabilidad se acumulara y estallará de inmediato.
Un poco mareado no tuve más remedio que aceptar y enfrentar aquella situación. Él esperaba una respuesta y yo no la tenía. Sus manos en la cintura no ayudaban y esas cejas levantadas con una cara de decepción pura me hizo sentir terrible.
- Liam ¿qué fue lo que te dije antes de irme? -miré mis dedos como si fueran lo más interesante de la vida-. Te estoy hablando jovencito y espero que me respondas.
- ¿Qué quieres que te diga? Lo hice y perdón...
- ¿Es todo? Una disculpa no quita lo que haces Liam, tienes que aprender a obedecer cuando se te dice algo porque no lo digo para perjudicarte sino todo lo contrario.
- Lucas me dijo... agh -apreté la mandíbula muy molesto por todo.
- Me dijo que no era capaz de beber todo eso, pero si lo soy y quería...yo quería...
- Te entiendo cariño, pero déjame decirte una cosa -se acercó y me dio un abrazo-. Nunca tienes que demostrar nada a nadie, solo a ti mismo.
- ¿No estas enfadado? -asintió y la saliva me quedó a mitad de garganta. Debido a eso una tos interminable me invadió.
- Respira, respira -apoyó su mano en mi espalda para darme suaves golpecitos- ¿Te encuentras bien?
- Mhm.
- Por supuesto que estoy enojado Liam -me picaron los ojos con lágrimas que ya se avecinaban-. Piensa antes de actuar, te lo he dicho ¿sí o no?
- Si papá.
- ¿Entonces? Cada acto trae consigo diferentes cosas, ya con esto no puedo depositar toda mi confianza en que puedes beber solo cuando quieras y moderarte o en cualquier otra situación.
Me dolió el pecho.
- Entiendo, pero...
- No, ya está dicho. Desde hoy no tocarás ninguna botella de alcohol ni dentro de la casa ni fuera hasta nuevo aviso. No puedo prohibirte todo, pero es una regla que quise dejar pasar y cometí un claro error.
Quise largarme a llorar exactamente igual que un crío en la sala, digno de una pataleta, también las ganas de irme a mi cuarto y dar un portazo no me faltaron. No sabía cómo expresarle que estaba molesto, si soy de confiar, quiero que lo sepa.
- Vas a beber agua -confundido lo quedé mirando- Vamos.
- ¿Para qué?
- Hazme caso -dando pasitos hacia la encimera para sacar un vaso me tambalee y papá prefirió hacerlo él mismo.
- ¿Puedo ir a mi cuarto luego?
- Ya tendrás tiempo Liam, pero antes vas a pasar por el mío para una necesaria charla.
Trágame tierra y si me escupes en Egipto mejor.
Podría sobrevivir a base de agua por el desierto y mis mejores amigos serían los camellos, es mucho más fácil que la propia realidad. Estoy medio borracho, no del todo, pero si lo suficiente para que las palabras me salgan apenas de la boca.
Consciente de que su enfado no dura mucho quise poner de mi parte, pero estar en este estado no me beneficia.
A mitad de la cena me levanté importándome un carajo quien me miraba y me fui al patio ya que la lluvia haba parado. Estoy demasiado mareado para estar preocupándome por los demás. Necesitaba aire y fue peor.
- ¿Qué haces? -mi mellizo apareció detrás mío.
- Salir ¿qué no ves? -me abracé a mí mismo.
Fue una falta de respeto irte así joder.
- Déjame tranquilo -me senté en el césped.
- Quedarás todo mojado -sonrió y me dio una mano-, y también te vas a resfriar.
- ¿Crees que necesito tus consejos? -de mala gana acepté su ayuda.
- Muchísimo, bro.
- ¿Y si empujo a Lucas? -la idea no me pareció mala.
- ¿Y comenzar una discusión? No Liam, el que más está en problemas eres tú y maldición, me siento culpable por haberte dado esa copa.
- Todo está bien, me la hubiera bebido aunque no quisieras -sonrió y me surgió curiosidad- ¿Ryan?
- Dime, pero rápido Liam que me estoy congelando aquí.
- Qué te digan que van a tener una charla... ¿es lo que creo que es? -negó con una mueca en el rostro.
- El alcohol sí que te afectó hermanito, claro que es eso ¿Qué esperabas? ¿Un abrazo y felicitaciones?
- Gracias por tu respuesta de mierda. Deberías ayudarme ¿no? Eso hacen los hermanos.
- ¿Qué se supone que podría hacer?
- Decirle una versión más calmada de los hechos a papá, no lo sé -suspiré medio asustado y me tapé la cara.
- Si quieres lo hago pero sigues saliendo perjudicado.
- Ay no quiero castigos, soy tan idiota -me quejé en un momento de conciencia y lloriqueé.
- Liam me haces sentir mal... no llores.
No pude evitarlo. Mis lágrimas resbalaban como cascadas en los ojos, tenía un leve temblor en el cuerpo y abracé a mi mellizo desesperado por cariño. Intentaba consolarme de cualquier manera posible pero no sirvió de mucho. Me equivoqué, lo admito.
- No quiero Ryan, no quiero.
- Te la hubieras pensado antes de beberte la botella -dijo bajito con voz de reproche.
- ¿No es suficiente arrepentirse?
Gotitas de agua me cayeron en los brazos y miramos al mismo tiempo al cielo. La lluvia volvió, el tiempo sigue corriendo y yo tengo una condena que cumplir.
Que injusta es la vida.
Ojalá pudiéramos parar las horas cuanto quisiéramos, tener ese momento para pensar las cosas y ordenar tu cabeza, pero no existe. De todos modos el mundo sería un caos, tener un poder tan grande se convertiría en ambición, lo usarían para mal... que cosas ¿no? Parece que estar borracho me vuelve reflexivo.
- Me voy -susurré sin pensar-. Me largo de aquí.
- Eh, piensa bien las cosas. Si te vas como otras veces, recuerda cuando lo que pasa luego ¿te ha ido bien?
- Odio que tengas razón.
- Liam, Ryan -oímos nuestros nombres desde la puerta-. Entren idiotas.
- Muy gracioso Emily, vete al carajo.
- Que conste que fue papá quien me mandó -caminó lejos y decidimos entrar.
Pensé que todos se habían levantado de la mesa pero me equivoqué, nos aniquilaban con la mirada cada uno de nuestros primos como si tuvieran la obligación de estar sentados para comer en familia. Mi mellizo me acompañó y pedí las respectivas disculpas. Sé que papá le gustaría escucharlas y yo reconozco que hice algo que no corresponde.
Quise vomitar en cuanto me paré enfrente de todos.
-Eh... -tragué saliva nervioso-, hum.
-Liam quiere... -Ryan quiso hablar por mí pero lo frené antes de que lo hiciera.
-Perdón por levantarme, tenía que salir.
-No hay problema hijo -papá contestó.
-Tomen asiento, chicos -el tío Nick se levantó del asiento-, ¿Seguirán comiendo? ¿Les traigo la comida calentada?
-No, gracias.
-Entonces vamos por el postre.
Cuando salieron de la sala fue un caos. Todos comenzaron a quejarse y a culparme pero me valió, no pienso tomarlos en cuenta es una o la otra, el alcohol me está haciendo efecto o finalmente estoy madurando como persona.
-Es que es imbécil o se hace...
- Por ti estaremos dos horas más aquí.
- ¿Quién le dio un vaso con agua? Porque se nota que se emborracha con nada.
Mis hermanos no se pudieron quedar callados ante esas críticas y estuvieron dispuestos a defenderme. El mayor les dijo que era muy infantil de su parte estar culpando a un inocente y de pronto se le vinieron encima.
- Inocente mis pelotas, ahora no nos ahorramos la charla del respeto.
- Deberían ser más consientes, por algo son los mayores -Marco contraatacó a los gemelos.
- ¿Digo mentiras? Míralo, una botella de vino no emborracha a nadie.
- No hables lo que no sabes -Emily tomó un vaso bastante lleno y lo volteó en la camiseta de Matthew.
- ¡Bruta!
- ¡Matthew! -el tío Nick dijo su nombre y se volvió a sentar.
- Chicos... -papá con una sola palabra nos hizo entender.
- ¿Qué no pueden tratarse bien por un momento? Le pides disculpa ya a tu prima -él apretó los labios y no dijo ninguna palabra-. Discúlpanos, Connor, nos tenemos que ir.
- ¡Ella empezó!
- Última vez que te lo repito, discúlpate.
- Lo siento...
- Por favor, quédense. Los chicos se van a comportar ¿verdad? Porque nunca les he enseñado a ser irrespetuosos.
- ¡Nosotros no...!
- Emily... -papá dijo su nombre en manera de advertencia.
- ¡Pero es que ves solo nuestros errores! ¡Quítate la puta venda de los ojos y míralos, son unos primos de...!
- ¡Emily! -la regañaron-. Silencio, señorita.
Lo peor es que me está defendiendo, no tendrían por qué regañarla. Quise hablar, pero no lo hice por cobarde, no quiero ganarme más de las que ya tengo pero en el fondo sé que papá jamás nos castigaría por ayudar a un hermano o defender al otro.
- Gracias por avergonzarme -le dijo furiosa y se levantó botando al piso la silla. De seguro fue un accidente.
- Vienes y lo recoges ¿entendido? -los cinco tragamos saliva y quedamos observando discretamente.
No sé de dónde saca esa jodida valentía para responderle así a papá. Si que le gusta jugar con fuego.
- Hazlo tú.
- No vengas con altanerías Emily -le susurró-. Compórtate.
Callada cumplió la orden y se quedó con mala cara a nuestro lado. Dudo que pueda intervenir en la conversación a este ritmo, quiero hablar pero la manera desafiante y como le dice las cosas a papá terminará ganándose sola unos azotes.
- Ustedes siéntense, siendo primos no tienen que pelear -dijo el tío Nick a sus hijos y sirvió el postre para cada uno.
En la mesa los adultos siguieron conversando como si nada hubiera pasado y yo mientras más pensaba en lo que se venía después que se fueran más nervios aparecían.
- Tranquilízate Liam, estas sudando -Marco se preocupó.
- Es que... -quería llorar.
- No pienses demasiado.
- Mejor me voy a dormir, le diré a papá -asintió con una mueca.
Marco
Los chicos no entienden la manera de ganar las cosas con papá, mucho menos que reconocer sus errores los hace grandes. Piensan que volviéndolo a hacer la situación cambiará y se encuentran con la sorpresa de que es lo mismo. Lo único que podría cambiar es el castigo y a nadie le gusta que le agreguen o regañen.
Pensar que lo sabemos todo es una equivocación, no somos perfectos y hoy en día es un gran problema. Tenemos diferentes posturas frente a una conversación, pero la mayoría no posee buenos argumentos para debatir ciertas cosas fundamentales. Papá tiene la razón en decirle a Liam que se modere con algo que se ve inofensivo, pero es muy peligroso, también en corregir altanerías de Emily cuando hay gente presente.
Cuando genera constantemente espacios de discusión para enterarse de cosas que nos pasan es una de las cosas más positivas que rescato de su persona, se preocupa, busca soluciones y de alguna manera eso a todos nos alivia, nos saca un peso de encima no cargar con todo el problema.
Esta cena es un verdadero desastre. No tengo cómo ayudar a Liam y eso me desespera un poco. Bostecé al esperar una respuesta esperanzadora de mi hermana para poder quitarle un regaño.
- Entiéndeme, Marco -resopló-, no quiero pedir perdón.
- Agh que te impide hacerlo.
- Mis ganas de tener la razón -volteó los ojos.
- Entonces no puedo ayudarte.
- ¡Deja de intentar ayudar a todos Marco! ¡Preocúpate de tu vida y ya está! -papá se volteó de inmediato a verla ya que alzó la voz.
- A tu cuarto, Emily.
- ¿Dije alguna mentira? -le respondió furiosa- ¡Porque sabes que es la verdad
- Basta señorita, camina -papá la llevó fuera de la cocina para hablar con ella y todos los demás no disimularon su cara de incomodidad.
- Ya van dos -se burló Lucas.
- ¿Qué carajos te pasa? -Ryan le respondió en un susurro que logré escuchar a la perfección.
- ¿A mi? Nada -sonrió-, pero a tus hermanos... joder.
- Vete a la mismísima mierda Lucas, ya no me quedaré callado.
Ethan se atragantó con la comida cuando Ryan se dirigió al tío Nick muy confiado.
- ¿De verdad lo hará? -me preguntó impresionado.
- Créeme, sí que lo hará.
- Oye -dijo Lucas medio preocupado desde su asiento- Ryan, que mierda.
- Tío necesito decirle algo -prácticamente lo gritó para llamar la atención de todos incluyendo a papá quien salió a los pocos minutos de la cocina con Emily-, los verdaderos culpables de todo esto no somos solo nosotros, también Lucas y Adriel porque llevan trago en su mochila.
- ¿Por qué me metes a mí? -chilló uno de nuestros primos a la defensiva.
- ¿Cómo? ¿Qué ellos que? -Lucas se colocó de mil colores sin poder creer que Ryan lo haya dicho y se levantó bruscamente.
Connor
No pensé que fuera tanto problema una cena con mi hermano y sus hijos, cuando los chicos comenzaron a discutir detuvimos la pelea. Inmediatamente Nick quiso abandonar esta reunión para conversar con sus hijos y yo por supuesto con los míos.
Con un solo "silencio" de ambos bastó para que cumplieran aquella orden.
- Nosotros ya nos vamos Connor, tengo que llegar para la siesta de mi pequeña y el trabajo, por supuesto.
- Si... claro -me levanté-. Te acompaño hasta la puerta.
- Disculpa por todo lo que ocurrió, no pensé que...
- Tranquilo, son adolescentes. Hablaré de todas maneras con ellos.
- Si, mis hijos no quedan atrás -dijo un poco molesto-. Es que ¿alcohol? No puedo ni pensarlo.
- Quizás fue un accidente.
- No Connor, de que hoy se van calientitos a la cama, sin duda.
- Dios, pobres de mis sobrinos.
- Y de los míos también porque estoy más que seguro que también hay algunos de ellos metidos en problemas.
Nos despedimos y cuando finalmente salieron las rejas en su auto entré a la casa suspirando y pensando en lo que podía hacer.
Emily no me quiere dirigir la palabra luego de la conversación que tuvimos ya que por irrespetuosa le cayeron dos palmadas allí y hace todo lo posible por evitarme. Al reunirlos en la sala estuvo dispuesta a crear un escándalo para no quedarse.
- No tengo idea para que nos traes aquí, me voy -rodó los ojos.
- Basta ya jovencita, si los llamo a todos es porque todos van a estar presentes. Te sientas ahora mismo.
- ¿Es una obligación escucharte?
- Emily Miller hoy has pasado los límites como tú has querido. Una más y te vas a tu cuarto.
- ¡Eso quería desde un principio!
- Sube, señorita.
- ¡Lo hago porque quiero, no porque tú me lo digas! -aclaró pisando muy fuerte las escaleras y generando ruido en toda la sala.
Mis hijos son difíciles y muy complicados a la hora de entablar una conversación responsable y clara de por medio.
Liam bajó con sueño a la sala y por otro lado Mateo respiraba agitado desde el sofá por lo que me preocupé.
- ¿Cariño? -sus ojos brillaron y las lágrimas se acumularon- ¿Pasa algo?
Negó con la cabeza y la escondió entre sus brazos. Los demás se percataron de lo que sucedía y se apartaron un poco para que pudiera respirar sin embargo un llanto fuerte me puso alerta y caminé rápidamente hacia él.
- Mateo tienes que decirme que pasa, hijo -lo abracé y noté que tenía algo de temperatura.
- Me siento mal -lloriqueó en mi pecho- Me duele mucho.
- ¿Qué cosa?
- Todo -volvió a llorar más fuerte.
- Pero no lo vas a solucionar de esta manera mi vida, cálmate y respira. Con un medicamento pasará, tranquilo -le di unas palmaditas en la espalda-. Ve a mi cuarto, iré enseguida.
Asintió y se fue por las escaleras pasando más rápido que su hermana.
Ya un poco más tranquilo el ambiente para conversar con todos dejé la instrucción de que se quedaran sentados y quietos por un minuto.
- Chicos el comportamiento en la cena de hoy no fue el más apropiado. Me gustaría escuchar su versión de los hechos. Tengo que hablar con cada uno y con otros mucho más, pero necesito que se dé este espacio de confianza para poder entenderlos.
- Tenemos unos primos horribles y no eres muy inteligente que digamos para darte cuenta. Ahí está tu respuesta ¿me puedo ir?
- Emily Miller Parker -advertí con su nombre y estuve a punto de subir para darle unas cuantas palmadas.
- ¿Que hice ahora? gruñó furiosa.
- No te castigo aquí solo porque están tus hermanos, llega a tu cuarto antes de que cambie de opinión -dije con una voz autoritaria y corrió sin mirar atrás.
- ¡Ella solo intentaba defenderme! -Liam apareció.
- Está bien hijo, pero con insultos hacia mí y esa altanería no me parece -guardó silencio-. Y esto va para todos. Si vuelve a ocurrir un escenario así de gritar y no comportarse cuando hay gente no será un castigo pequeño ¿entendido?
- ¿Por qué eres así de pesado? - levanté las cejas cuando Ethan habló.
- ¿Como, Ethan?
- Deberías ponerte en los zapatos de cada uno, si no queremos cenar con esos idiotas de primos que tenemos es por algo y tú los invitas como si nuestra opinión no valiera nada.
- Alto ahí, jamás pensé que su relación fuera tan mala. Y no les podía cancelar de la nada Ethan, por esto mismo digo que haya una comunicación. Quiero saber cuándo algo no les parezca y entiendo, ¿vale? No son unos santos y la mayoría de ellos tuvo la culpa, pero intenten... les pido que intenten llevar la fiesta en paz.
- Papá tiene razón -Marco susurró.
- ¿Qué piensan los demás? -miré a Ryan.
- Lo mismo.
- Entonces ¿puedo esperar un pequeño cambio, chicos? -los cuatro me quedaron mirando y asintieron-. Muy bien, normalmente ya estarían todos castigados, pero hoy será una excepción. Tienen media hora para ver televisión e irse a dormir.
- ¿Yo también? -Liam preguntó ilusionado.
- Acompáñame -su cara se puso pálida y su labio tembló.
- Yo sé que no fue...
- Hablemos en tu cuarto -se quedó quieto en mitad de la sala llamando la atención de todos-. Liam, vamos.
- Perdón ¿sí? -sus mejillas se empaparon de lágrimas- No volveré q beber así e incumplir ordenes, pero...
- Hijo me alegra que pidas perdón, pero hay que conversar mucho más que eso, calma -le di la mano y se limitó a caminar.
- No quiero ninguna palmada -lo dijo sin vergüenza en la sala-¡Mañana no podré sentarme!
- Liam.
- ¡No quiero, no quiero!
Un berrinche ahora es lo único que faltaba. Respiré e intenté mil maneras de convencerlo que subiera, pero no podía prometerle que no habría unos que otros azotes porque le estaría mintiendo.
- Vamos a hacer lo siguiente, te vas a levantar de ahí porque en el piso no se arreglarán las cosas y tendremos una charla ¿mhm?
- ¿Y si no quiero?
Quisiera decirle que estoy muy agotado y para mi no es un momento agradable tener que conversar con cada uno y regañarlos pero es mi deber corregirlos de cierta manera. Hoy no me siento muy bien, he tenido un dolor de cabeza terrible durante la tarde pero no me gusta preocupar a mis pequeños.
- Dos azotes te vas a llevar si no cumples ahora mismo -se me agotó la paciencia.
- Nooo.
PLAS PLAS
Santo remedio. Caminó a pasos grandes hacia su cuarto y yo fui detrás de él pensando en todo. Antes de sentarme fui a ver a Mateo que me dejó preocupado y se estaba quedando dormido, le quite la sudadera para que no le subiera la temperatura y fui por el termómetro.
Si es que yo tengo una gripe será un desastre porque no podré cuidar de todos. Lo mas seguro es que cada uno se vaya contagiando y estemos los siete en cama. Ya cayó el menor y es uno de los mas difíciles de tratar.
- Ay noo -lloriqueó tapándose con una almohada la cara.
- Es solo la temperatura, no hay por qué tener miedo ¿eh? -saqué algunas cosas del maletín.
- Eso lo dices para que esté tranquilo pero luego vienen las agujas y...
- Lo conversaremos mas tarde, ahora coopera con papá ¿mhm?
- Ya me siento mejor -mintió descaradamente con las mejillas rojas.
- ¿Si? Bueno entonces es mejor prevenir que lamentar, anda, descubre el brazo.
- Ayudaaa -carcajeé.
¿Qué si mis hijos son exagerados? Para nada.
Esta será una larga noche. Por un lado tendré que ver a los castigados y por otro cuidar a Mateo. Mi madre siempre dice que tengo que ver por mi salud también pero cuando tienes seis pequeños eso ya pasa a segundo plano.
•••
Holaa❤
¿Cómo están? Espero que bien.
Mil disculpas por estar desaparecida tanto tiempo, les cuento que entré a la universidad y no he podido escribir nada, estoy bastante ocupada pero ojalá que eso cambie. Espero volver pronto y que hayan disfrutado el capítulo.
Un abrazo.
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