95. Juegos y estrategias
Marco
Conté hasta diez y salí en busca de los niñatos que había en casa, estaba por explotar en carcajadas ya que quisieron jugar a las escondidas como lo hacíamos hace unos cinco años atrás. No me considero un niño pero siento como uno estando en casa, tampoco tengo tanta edad, solo un año más que los mellizos.
Son las doce de la noche y se convirtió en un juego improvisado ya que llevamos varias advertencias de papá, nos ha insistido en que nos vamos a dormir pero a mis hermanos no se les agota la pila.
Me quedaré poco tiempo, tengo que volver al departamento y seguir con mis estudios, tal vez haga un intercambio a este estado, no lo sé, tengo que ver y analizar antes de tomar una decisión.
Corrí escaleras abajo en busca de Mateo quien se escondía detrás del sofá de la sala y me tropecé en el último escalón.
— Carajo —dije cuando caí al piso de rodillas y me empecé a reír.
— ¡Voy a ganar! —exclamó el menor de felicidad y le alcancé a tomar el pie cuando pasó por mi lado y todo esto para que no avanzara— ¡Suéltame, noo!
— ¿Huelen eso? Se llama aire a victoria —Liam habló a mis espaldas— ¿Qué se siente perder? Mhm.
Se burlaba en nuestras caras y esta vez no fui yo quien lo detuvo sino Ethan pero de un empujón el cual no midió su fuerza.
— ¡Con ustedes aquí el campeón! —nuestro hermano tomó a Liam desprevenido y este cayó en cámara lenta.
— Si, si pero me quebré algo.
— Si te hubieras quebrado no estarías hablando... —Liam me fulminó con la mirada.
— Perdedores —sonrió Ryan colocando una mano en la pared indicando que había obtenido ventaja por nuestra absurda pelea.
— ¿Ganaste? ¡Yo gané! — dijo el menor cuando Ryan sopló su mano.
Entre todos lo logramos derribar.
— ¡Hiciste trampa! ¡Te escondiste atrás de las escaleras!
— ¡Fui estratégico, no tramposo!
Los mellizos hicieron el intento de tomar otro pie pero nunca se percataron de que no era de ninguno de nosotros sino de papá quien tenía las manos en las caderas como analizando la condena de cada uno, me incluyo porque estoy en la escena del crimen, ahora ni podré salvarlos.
Esperamos en silencio que dijera algo.
— ¿Ustedes no piensan en que su padre también quiere jugar? —sonreímos todos.
— Los viejitos no juegan —Mateo le mostró la lengua y papá fue a hacerle cosquillas que lo dejaron riendo al punto de rogar piedad.
— Y agregar que quiero dormir porque ya son las... —miró su reloj con una seriedad repentina— Doce y media.
— No tenemos sueño.
— Pero a esta hora se duerme Mateo, no importa si tienes sueño o no, así que vayan a sus habitaciones.
— Mañana es sábado...
— Lo tengo claro Marco —con un gesto caminamos todos con la cabeza agachada.
— Se ven como si los hubiera regañado cosa que no hice —bostezó y apagó las luces— Mañana el que no se levante a ayudar a ordenar queda sin paseo a Disney.
— ¿Es una broma? ¿Nos llevarás a Disney? Ahí van los críos...
— Idiota es Disney ¿Qué parte no te gusta?
— Emily no trates así a tu hermano —la regañaron.
— Yo quiero ir, buenas noches —Mateo corrió feliz de la vida por las escaleras y papá solo carcajeó.
— Hablando enserio, si no suben todos tendrán una charla en mi cuarto del por qué es malo no dormir las horas suficientes, andando.
— Uy, ya me extrañaba que no nos dijeras algo —me desordenó el cabello y caminamos todos, papá apenas porque tenía a Liam colgado en su espalda.
— A este ritmo quedaré con canas a temprana edad.
— Papá ya las tienes... — susurró Ryan en broma y papá abrió los ojos asustado.
— Sigo siendo joven, hasta me confunden que somos todos hermanos, no inventen niños.
— ¿Qué pasaría si no me acuesto...?
— ¿Ethan tu eres tonto o...?
— ¡Marco!
PLAS
Joder, es que tienta su suerte pero salgo yo perdiendo.
— Sus "insultos" entre ustedes no me están gustando.
— Au —dejé mi mano sin pudor atrás— Eres malo.
— Si, el peor de todos —entrecerró los ojos y negó sonriendo— Y no querrás saber Ethan, a dormir, todos pero ya.
Connor
Desperté con un pie y dos manos en mi cara, no sabía por qué estaba tan incómodo hasta que de un empujón caí al piso abriendo los ojos por completo. Todos estaban acostados en mi cama, no los sentí llegar anoche.
Miré el reloj y marcó las 6 de la mañana, no podré seguir durmiendo y dudo que seis adolecentes ocupando por completo almohadas, cobijas y el colchón me dejen pasar devuelta a mi puesto.
De puntitas me fui hacia el pasillo, todo estaba oscuro, ni me percaté cuando me pegué en el dedo pequeño del pie con un zapato de Emily en el suelo. Les digo siempre que sean ordenados con sus cosas pero no, en esta casa reina el desorden.
Encendí las luces y la televisión para ver las noticias de última hora.
"Ya finalizando con el tiempo empezamos con malas noticias para los lados de Miami hasta Los Ángeles, se acerca un huracán el cual tardará dos días aproximadamente en aparecer, se ruega como siempre cuidarse, buscar protección y abastecerse pero con completa consciencia. Se viene el reporte de la semana con los supermercados repletos de personas en busca de agua y madera para sus hogares..."
— Dios... —susurré mientras caminaba a la cocina.
Tendré que ir a comprar lo más pronto posible las cosas esenciales y sí que es un caos cuando esto ocurre porque dejan vacíos los supermercados.
Busqué el azúcar por todos lados sin embargo no lo logré encontrar, me pareció extraño y salí a pasos lentos hacia la sala de estar.
Por alguna casualidad rara encontré el azúcar en la mesita de centro.
¿Será que alguno de mis pequeños está rompiendo la regla de no utilizar ningún tipo de tecnología hasta nuevo aviso?
Algo me dice y porque los conozco a la perfección que debe ser uno de los mellizos, las pantuflas de Liam estaban a media escalera al igual que la manta favorita de Ryan.
— Papi... —puse una mano en mi pecho cuando vi a Mateo detrás de mí abrazando una almohada.
Me asustó.
— ¿Pasó algo? Ve a dormir, cariño.
— Te fuiste —mostró un adorable puchero—, ya no quiero dormir.
— ¿Quieres leche con galletas? Puedo prepararla ahora y desayunamos juntos —asintió feliz y se fue a recostar en el sofá.
— Tengo frio, amaneció con mucho viento, mira los arboles...
— Vendrá un huracán, de seguro llueve más tarde —le hablé desde lejos.
— ¿Vamos a ir al supermercado? —preguntó con ilusión.
— ¿Dijiste vamos? Como que esa palabra es muy grande —me asomé por la puerta— ¿no crees, jovencito?
— A mí me gusta acompañarte...
— Pedirme cosas Mateo, di la verdad —lo oí carcajear desde la sala.
— Bueno, eso también.
Su sinceridad es tierna y descarada a la vez. Nos quedamos desayunando y conversando temas de la existencia del mundo, Mateo ama hablar de aquello.
Más tarde los demás fueron despertando poco a poco y bajaron todos en pijama sin ánimos de nada, para ser un día sábado deberían tener toda la energía posible, son jóvenes y los veo desganados.
— ¿Emily tu echaste anoche a la lavadora una sudadera morada? —asintió bajando las escaleras—, hija estaba lavando ropa blanca...y todo quedó de ese color.
— Ups, perdón.
— ¿Marco sigue durmiendo? —asintió y me dio un abrazo— ¿lo podrías ir a despertar, princesa?
— Si papá.
— ¡Que no es cierto! —los gritos que tenían en el segundo piso me puso alerta y nos quedamos mirando con Emily.
— ¡Chicos, no! —subí las escaleras apresurado para ver lo que estaba pasando y alcancé a detener un puñetazo directo hacia Liam.
No podía creer lo que estaba viendo, por un lado tenía a Ethan furioso con su consola de videojuegos en sus brazos y a Liam con los ojos llorosos.
— ¿Qué fue eso Ethan? —dije con voz autoritaria—, respóndeme ya.
— ¿Qué no ves? ¿Eres ciego?
PLAS PLAS PLAS
— Cansado estoy de tus faltas de respeto.
Sus hermanos voltearon la cara y otros carraspearon mientras que Ethan me intentó empujar con todas sus fuerzas para huir de la escena.
Me molesta que se desquite conmigo cuando no le he dicho absolutamente nada, soy su padre y no es como que en cualquier ocasión me pueda tratar como él quiera, hay algo que se llama respeto y mi hijo detesta recordarlo.
Le di tres azotes bien merecidos.
— Ethan, Liam y Ryan, caminen.
— ¿Qué hice yo? Papá no tengo nada que ver... —dijo uno de los mellizos asustado.
— Lo sé cariño pero quiero saber todas las versiones, no solo una.
— ¿Mateo sacaste mi gel para el cabello? —el mayor salió de su cuarto que está al final del pasillo con audífonos, dos sudaderas y una manta cubriéndolo— ¿Dé que no me enteré?
— Peleas entre gorilas —susurró Emily y Liam se quiso devolver para decirle unas palabras.
— Hey, cálmense ambos —los tres siguieron el camino del pasillo y les indiqué que entraran a mi cuarto.
— Genial, un castigo que no merezco, todo está de puta madre.
— No te dejaré pasar otra palabrota Ethan —le advertí.
Se sentaron en la cama y yo me quedé en frente de ellos esperando que comenzaran a hablar pero no lo hicieron.
— Bien —les llamé la atención—, primera y última vez que quiero ver a uno de ustedes intentado golpearse a base de puñetazos, no corresponde siendo hermanos. Sea la razón que sea, ¿escucharon?
— Me rompió mi play... — dijo Ethan separando cada palabra— ¡La destrozó!
— ¡Fue un accidente!
— Ryan cuéntame lo que pasó —sus hermanos se quedaron callados.
— Iba saliendo del cuarto, comenzaron a discutir e intenté separarlos, es todo.
— Ve a cambiarte —se levantó y cerró la puerta luego de salir—, ahora quiero sus versiones.
— Versiones y una mierda... —escuché el susurro del menor y agotó sus oportunidades.
— Liam te voy a llamar después, anda con Ryan.
Fue como si le hubiera dicho lo peor del mundo a Ethan porque se levantó como un resorte.
— Espera... querías escucharnos, no es justo —dijo no sabiendo donde meterse— ¡Liam tu dile!
— Es una orden —su hermano levantó los hombros con una mueca y salió sin rechistar.
— Papá...
— Una advertencia Ethan Miller, solo una —con un gesto con la cabeza lo llamé para que se acercara y en vez de eso se alejó.
— ¡Me vas a castigar!
— Si y creo que sabes muy bien las razones, ven aquí.
— Pero si no dije nada —negó todo lo que salió de su boca hace un momento.
— ¿Seguro? —miró sus pies, luego sus manos y le tembló el labio.
Quiere llorar, lo conozco, por lo mismo sé que si no corrijo esas faltas de respeto las seguirá haciendo, son repetitivas y dejarlas pasar no está siendo muy efectivo.
Su actitud me hace pensar mucho ya que de un momento a otro esa chispa de rebeldía se esfuma para transformarse en un niño que solo necesita mimos y abrazos pero siendo consciente de sus malos actos.
— No, si lo dije, perdón.
— Me enorgullece que reconozcas tu error —sus ojos brillaron como si se hubiera liberado de lo que viene ahora—, pero era una advertencia.
— No seas así —lloriqueó desde la esquina del cuarto— No me castigues que no lo volveré a hacer.
— Último llamado o iré por ti —las lágrimas le caían del rostro—, Ethan.
A este punto me sale lo de ser un papá "blando" y se me quita lo estricto, no me gusta verlo llorar pero en el fondo sé que no siempre puedo ser tan flexible con ellos.
Se quedó abrazando sus piernas en el piso y también una almohada que tenía cerca.
— Cariño, hablemos, no hay por qué llorar.
— No me trates como un niño —lloriqueó sorbiendo su nariz.
— Mhm —lo abracé— ¿Me podrías explicar por qué estas llorando?
— No —respondió de manera infantil.
— Uy difícil saberlo entonces —se limpió con la camiseta.
— Ya pedí perdón...
— Si uno pidiera perdón por todo y nunca tuviera consecuencias la gente viviría haciéndolo —se quedó pensando con mi frase— ¿Comprendes?
Le di una mano para que se levantara y la tomó.
— ¿Es un castigo por todo?
— No jovencito, uno aparte —bromeé y no se lo tomó bien— Dios mío Ethan, basta de llorar que te quedarás sin lágrimas.
— No es cierto... —dejé un beso en su frente— ¡Fue para distraerme!
— ¿Funcionó? Yo creo que sí.
Di dos palmadas a mis rodillas y se fue acercando de apoco hasta recostarse.
— Muy bien, espero no volverte a repetir que las groserías están prohibidas jovencito y que no dudaré en tener una "charla".
PLAS PLAS PLAS *Auu* PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS
— Las cosas materiales se recuperan, no hay que discutir a golpes y me pudiste haber dicho antes de reaccionar impulsivamente.
— Lanzó el balón en pleno juego... —me quedé callado por un segundo—, no papi, me equivoqué.
— ¿Además desobedeciste? ¿De dónde en primer lugar sacaste la consola? —maldije mentalmente porque no pensé eso.
— Del cuarto de juegos con la llave... — dijo muy bajito.
PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS
— ¡Ay, lo lamento!
— No Ethan, así no se puede, te estoy hablando recién del respeto y ahora me sales con esto.
— Tenía muchas ganas de jugar.
PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS
— ¡Liam ve televisión por la noche y a él no le dices nada! —se tapó la boca con las manos—, yo...
Lo presentía.
Admito que desde que les quité la tecnología sabía que no se mantendrían mucho tiempo alejados, era demasiado perfecto para ser verdad y ellos aman estar pegados a sus celulares.
— Te irás a disculpar con Liam por aquella pelea, sin reclamos.
Bajé su pantalón y pataleó desesperado porque no se lo esperaba.
— Ya aprendí...
PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS
Sus sollozos fueron apareciendo a medida que le di esas palmadas, fueron pausadas, no rápidas y se notaba un poco el color rojo en la zona. Quiso taparse pero sujeté su mano.
No quiero que este castigo sea eterno por lo que voy a terminar lo más pronto posible para aliviarlo. Las ultimas fueron cerca de los muslos ara que aprendiera bien tres lecciones en el día, el respeto, cero agresiones y obedeciendo cuando algo se le ordena.
PLAS PLAS PLAS *Snif* PLAS PLAS PLAS *Ayy* PLAS PLAS *Perdón* PLAS PLAS PLAS
Sorbió su nariz y se removió desesperado.
PLAS PLAS PLAS
— De acuerdo cariño, todo perdonado y espero que no se repita, ¿eh? –asintió abrazándome al instante.
— Ya no quiero regaños...
— ¿Entonces?
— Mimos... —sonreí pensando en que hace un momento no quería ser tratado como un "niño" y aproveché.
Le hice cosquillas, repartí besos en su frente y lo abracé durante un buen rato. Se reía tanto que sus hermanos se fueron asomando.
— ¡Yo quiero! —dijo el menor de todos con las mejillas rosadas.
— Todos Mateo, todos —le corrigió Marco a carcajadas y se abalanzaron sobre mí en busca de cariño.
Liam
Fue menos de lo que esperaba aquella charla con papá, no cometí nada grave además de romperle la consola de videojuegos a mi hermano destacando que fue sin intención alguna, no como lo cuenta en su versión.
No me atreví a sentarme minutos después, Ethan tampoco por lo que noté cuando lo invitaron los demás.
— ¿Mocos? —cambié a una mueca de asco cuando Ryan sacó aquel tema— ¿Qué? ¿Te los comes también?
— Asqueroso.
— Era broma, era broma —se acostó en su cama y Emily hizo burbujas desde el escritorio con ingredientes que encontró en la cocina.
— Para bruja, me caen en la cara —Ethan musitó y ella no tardó en hacer muchas más para fastidiarlo.
— ¡Niños última vez que los llamo!
— ¿Qué mosca le picó?
— La de la paternidad —siguió mi mellizo.
— Andaba feliz y ahora...
— ¡Después no quiero quejas de que no los llevé! —oímos desde el segundo piso— ¿Quedó claro?
— ¡El super! —entre dientes corrí escaleras abajo.
Esto parece una carrera, bajé rápido y con pasos firmes para no caerme, mi único objetivo es detener a papá porque quiero ir con él. Estaba saliendo por la puerta principal cuando coloque mi mano sin pensar y me la apretó por accidente.
— ¡Liam! —abrió los ojos en grande preocupado y yo no supe cómo reaccionar.
— Y-yo...
— Cariño... no puedes venir y colocar la mano —puse un puchero y me mordí la lengua aguantando lloriquear del dolor—, no te vi, perdóname hijo.
— Estoy... ¡ay!
— ¿Te duele mucho? ¿Acá? —movió un dedo y aparté la mano como si mi vida dependiera de ello—, voy por hielo, quédate aquí.
— No es necesario, sobreviviré.
— Claro que sobrevivirás Liam —dijo negando con la cabeza.
Se demoró la nada misma en traer el hielo y se alivió un poco la molestia luego de un rato. Me preocupa un poco el hecho de que lo estoy atrasando para ir de compras y no quiero que no alcance a traer nada por mi culpa.
— Anda papá, puedo solo.
— Yo decidiré el momento hijo, me quedaré, no pasa nada.
— No...
— Es importante que me avises si te duele mucho —cerré los ojos y saqué la lengua bromeando—, Liam hablo enserio.
— ¿Qué me puede pasar? —se quedó callado— ¡Papá dímelo!
No me quiere asustar, maldición, ni google tengo para aclarar mis dudas.
¿Y si la pierdo? Dios, dios...
— Tranquilízate que no la perderás —dijo al ver mi cara—, no sé qué historias te estarás inventando pero no es nada grave.
— ¿Puedo ir aun?
— Si Liam, vamos pero ahora fíjate bien donde pones las manos.
— ¿Me lo recordarás toda la vida?
— Si es necesario...
Me fui con una sonrisa y mueca al auto, siento que se caerá ¿y si pasa? No puedo llegar sin una mano al supermercado.
Estoy delirando, es lo más seguro.
Marco se subió a mi lado y con mis hermanos no faltó la burla. Todo estaba bien, perfectamente.
Cuando nos bajamos en dirección a las puertas automáticas quedamos impresionados por la cantidad de gente comprando como locos, la madera se iba en segundos de las estanterías y la comida también. Este lugar debe estar ganándose la lotería.
— ¿Qué iremos a buscar cada uno? —preguntó Mateo el cual caminaba a mi lado.
— Nada hijo, nadie se separa hoy porque luego no los podré encontrar entre tanta gente. Sería mejor que se quedaran en el auto.
— No vinimos hasta aquí por nada...
— Liam, Ryan, entiendan niños.
— A mí me da lo mismo —Emily se encogió de hombros y pidió las llave del carro—, los espero.
— ¿Alguien que acompañe a su hermana?
— Yo iría pero tiene pésimo gusto de música, tendré que aguantar que mis oídos exploten allí.
— Envidia es eso, escucho a los mismísimos ángeles cantar —rodé los ojos.
— Yo —Ethan se quedó con ella—, Marco también.
— Bien, ¿ustedes?
— Contigo —suspiró y nos hizo una seña para que lo siguiéramos.
Mateo
La brillantina es una buena elección para hacer bromas, hace mucho tiempo que no las retomamos y por qué no volver a la tradición estos días de encierro por el huracán. Me quedé pensando en cual es más colorida para echarla a las compras cuando papá se me perdió de vista.
¿Qué hago?
Comencé a buscarlos por los pasillos y pedí disculpas alrededor de seis veces a las personas para que me dejaran pasar.
¿Dónde se metieron?
Creo que me perdí y lo peor no es eso sino que el auto de papá no está en el estacionamiento. Dudo que se hayan dado cuenta de mi ausencia o a lo mejor la desesperación de no encontrarlos me está jugando una mala pasada.
***
Holaa espero que estén muy bien, disculpen la tardanza, tenía que estar muy enfocada en mis estudios y no tuve tiempo de escribir pero he vuelto <3
Espero que les haya gustado el capítulo, nos leemos pronto
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