90. Boleto de avión
Marco
Me siento un fracasado por no haber podido hacer algo tan simple como tomar un avión a New York y asistir a la universidad. La rabia no me deja dormir, tampoco ver el boleto de avión que estaba ubicado en mi escritorio.
El reloj marcó las 3:00 am.
¿Qué pasaría si tomo el avión mañana o ahora? ¿Y si compro un nuevo pasaje con mis ahorros? Así papá no tendría un cargo adicional conmigo. Sé que feliz no estará con la noticia de que no estoy pero no puedo seguir perdiendo clases por haber tenido un estúpido ataque de pánico.
Me vestí a esa hora y busqué en internet la aerolínea disponible hasta el momento. En dos horas hay vuelos, tengo que irme. Por suerte no saqué nada de las maletas.
Algo me dice que no haga tonterías, me relaje y cierre los ojos para dormir pero a pesar de estar exhausto sin ganas de nada me levanté para luego ir de puntitas al piso de abajo. Lo que no esperé fue ver a Liam sentado en el sofá viendo la televisión sin volumen.
- ¿Liam? - extrañado me acerqué.
- ¿Marco? - copió mi pregunta.
- ¿Qué haces acá?
- No, ¿tú que haces acá? - con mi cara pudo ver que no estaba jugando. - ¿No es obvio? Estoy castigado en letras grandes y es la única opción que me queda. Todos duermen o eso creía, el minuto perfecto.
- Que inteligente...
- Lo sé, pero no se te ocurra delatarme...
- ¿Quién crees que soy? ¿Ryan? ¿Tu mellizo? - bromeé y reímos. - Esto es cruel, nos estamos burlando mientras él duerme...
- Cambias de tema tan rápido que es como si pensaras que no te conozco, bro. - caminé a la cocina para no levantar sospechas.
- ¿En qué andas? ¿Por qué estas vestido?
- La ropa es cómoda.
- Podría chantajearte con llamar a papá pero ambos salimos perjudicados aquí...
- Tú lo has dicho. - bebí jugo de la nevera.
- Cuéntame Marco, vamos confía en tu hermano.
- Mira si abres la boca... - pensé si contarle o no. - Voy a irme ahora, Liam.
- Pero si papá dijo...
- Te pido que no le cuentes, no quiero seguir dándole problemas. Es momento de irme y adaptarme a una nueva vida. Tengo a Daniel esperándome para recogerme allá. Estaré bien te lo prometo.
- ¿Y ahora tu nos dejarás solos en los exámenes? Papá estará con la presión baja mañana.
- Maldita sea, mientras más lo pienso veo los errores. Necesito crecer y el miedo no me va a vencer ¿comprendes?
- Fuerte y claro. - me abrazó. - Cuídate idiota, manda fotos no lo olvides.
- Que sí. - rodé los ojos. - Vas a tener un sueño que ni levantarte de esa cama podrán.
- Pues estos son los sacrificios para la diversión y no me arrepiento.
- No se metan en problemas, hagan lo posible para que no los esté regañando.
- Pides lo imposible...
- Se hace tarde. - fui a buscar las maletas. - Si pregunta cuéntale discretamente, no se lo digas de golpe.
- Si Marco, ve rápido.
Salí por la puerta de la casa mentalizándome que los miedos se vencen y que era la mejor decisión. New York me espera y mi primo también.
Liam
¿Cómo no meterme en problemas si ellos me llaman?
Sin querer me dormí en el sofá pero eso no es lo peor, subí el volumen de la televisión a ochenta sin percatarme de que mi pie era lo que estaba presionando el control remoto. Me asusté claramente y de los nervios no podía bajarlo, se me cayeron las pilas, por poco la televisión también.
- ¡No, no, cállate! - corrí a buscar el enchufe. - ¿Por qué me pasa esto? Dios, que mala suerte.
Los pasos retumbaron en la sala y fui directo al baño a esconderme. Seamos realistas, si papá me encontraba haciendo una travesura como usar tecnología estando ya advertido que no lo podía hacer estaría en su regazo ahora mismo.
Pero ya tengo la excusa, un fantasma y si no funciona pues fue el perro, aprendió por arte de magia a hacer trucos.
- ¿Quién fue el condenado que encendió esto? - la voz de Emily hizo que la valentía volviera a mi cuerpo así que salí. - ¡Tu! ¿Ves la jodida hora?
- ¿De qué hablas? Venía a ver lo mismo. - mentí con facilidad. - Me despertaron...
- ¿Entonces?
- Fue un fantasma. - tosí para generar tensión. - Te lo juro, hasta una sombra como la que está en la cocina...
- ¡¿Dónde?! - miró a todos lados. - No juegues que me asustas.
- Es verdad, incluso en la escuela me contaron una leyenda de este barrio. - inventé la historia más rápida de toda mi vida en mi cabeza. - ¿Conoces a la anciana que vive cerca?
- Si...
- Dicen que compraron esa casa porque la nuestra estaba embrujada y que todos los que venían a verla no podían estar mucho tiempo aquí, se mudaron familias, parejas, pero siempre se terminaban mudando porque escuchaban voces...
- ¿Niños? - aterrado me volteé y gritamos al mismo tiempo con Emily.
- ¡Vete, piedad fantasma!
- ¡Llévate a Liam, soy muy joven! - nos escondimos detrás del sofá.
Un corte de luz fue repentino y el perro ladraba sin parar.
- ¿Viste los arboles? Se mueven mucho. - sacudí sus hombros. - ¡La sombra se acerca!
En este punto los dos lloriqueábamos del miedo, al parecer me creí mi propia historia.
- Niños salgan de ahí...
- Perdón hermano. - de una patada caí a los pies de alguien y trague saliva.
- ¡Traidora!
- Dejen de jugar y levántense del suelo. - papá encendió la luz de la sala. - ¿Saben qué hora es?
- ¡Papi! - Emily corrió. - ¡Vimos sombras, hay un fantasma en la casa!
- ¿Cómo? - disimuladamente caminé hasta las escaleras y alcancé a subir tres escalones cuando escuché mi nombre. - Liam baja, acércate.
- ¿Si papá? ¿Te han dicho que hoy amaneciste diferente? - levantó las cejas. - Si, como nuevo...
- ¿Me quieren explicar por qué razón y circunstancia están despiertos?
- Liam estaba...
- Nosotros dos escuchamos... - le corregí la frase a mi beneficio. - Un fuerte ruido.
- Pero bajé primero y él estaba aquí. - dijo analizando la situación.
- En fin una historia desagradable, ¿alguien tiene sueño? Porque yo sí, adiós.
- Supongo que mi hijo no desobedeció las reglas de su castigo y por coincidencia estuvo aquí, lo mismo para una señorita quien no ha justificado tampoco.
- Sacaste las palabras de mi boca papá, justo eso tenía que decirte. - asintió no creyendo absolutamente nada de mi fantástica historia.
- En una hora voy a llamar por si hay alguna disponibilidad de horario hoy para los exámenes, en el caso de que digan que si los quiero listos antes, no a los cinco minutos de salir.
- Ajá...
¿Cómo le digo que Marco no se presentará porque puede que esté en New York en este minuto? Me dejó entre la espada y la pared.
Lo llamé por telepatía, eso quiero creer porque mi celular sonó en alguna parte de la casa donde no puedo pasar por reglas exactas. Será evidencia en mi contra si papá ve los mensajes por la barra de notificaciones.
Inventando un plan para alargar el tiempo fui hacia donde mi mellizo por ayuda pero fue muy tarde porque papá entró al cuarto de nuestro hermano mayor.
- Déjame dormir... - se quejó Ryan somnoliento. - Vete.
- Yo también te quiero hermano. - dije con sarcasmo y me acosté en el otro extremo de la cama.
- Joder.
- Shh, te contaré esto muy rápido porque estoy contra el tiempo. - este abrió un ojo. - Marco se fue, papá no lo sabe y acaba de ir a su cuarto. Estamos fritos.
- ¿Por qué lo dices en plural como si estuviera involucrado?
- Porque ahora sí, ya te conté, somos dos lo que sabemos.
- ¿Broma? ¡No me hubieses dicho!
- No pasaría por la angustia solo, te aguantas mala copia de mí. - me estiré y con una almohada me pegó. - ¡Hey!
- ¿Ahora que se supone que diremos?
- Nada Ryan, mentiremos y todos felices.
A los segundos papá entró al cuarto por lo que me acomodé lo más lejos de la puerta.
- ¿Chicos saben dónde está Marco? No lo veo por ningún lado. - papá dijo preocupado.
- No...
Si el universo me castiga por mentir quizás me arrepienta así que siempre con la verdad.
- Bueno si, Ryan sabe. - mi mellizo se dio la vuelta como el exorcista.
- ¿Entonces, dónde está su hermano mayor? - ante aquella pregunta sentí que Ryan me pellizcó la mano el muy desgraciado.
- ¡Ay! - chillé. - ¿Lo viste papá? Mira como intenta silenciarme...
- Ryan no molestes a tu hermano e insisto, responde.
- ¡Se fue, Liam sabe todo!
- ¡Eres un maldito! - se abalanzó sobre mí y yo lo empujé. Es una pelea absurda pero asegurada por ser tan traidor como la bestia que me arrojó a los lobos hace un rato.
- Dije basta. - oí a papá y por quedarlo mirando por un microsegundo me derribaron, perdí la batalla. - Obedezcan una orden.
- Perdón papá. - dijimos al unísono y me levanté del piso que por cierto no es muy cómodo.
Al sentir un líquido bajar por mi nariz y ver mi mano con gotas de sangre sonreí queriendo sacarle provecho a esta oportunidad. Ryan me miraba horrorizado y me le acerqué para molestarlo.
- ¡Vete! - retrocedió.
- Liam. - mi nombre resonó en la habitación. - Al baño, andando.
- La venganza es dulce hermanito. - cuando papá me fue a buscar preferí cooperar yendo al lugar que me indicó.
Como era de esperarse me regañaron bien feo por estar molestando a Ryan, pelear y ocultar información muy importante respecto a Marco. Prácticamente por cubrir los errores de otros salí perdiendo. Nada estuvo a mi beneficio.
Connor
Es increíble que mi hijo mayor se haya ido sin decirle a nadie. No sé si no pensó en el ataque de pánico que tuvo o que se le pasó por la cabeza para tomar una decisión tan apresurada. En estas circunstancias no puedo tomar un avión e ir a buscarlo, es mayor de edad pero no apruebo sus acciones.
Luego de ayudar a uno de los mellizos marqué a su número celular y al primer tono me contestó.
- ¿Papá? Hola.
- ¿Hola? ¿Eso me vas a decir Marco Andrés? - molesto caminé de un lado a otro.
- Sé lo que hice y tranquilo. Calculé hasta lo más mínimo, ya estoy en el departamento con Daniel, me fue a recibir.
- ¿Es que tu no piensas caramba? ¿Cómo se te ocurre irte así como si nada por la mañana? ¿Qué pasaba si tenías otro ataque de pánico en el aeropuerto? ¿Crees que estuvo bien tu actuar?
- Escúchame...
- Mira Marco, las cosas están hechas pero estoy muy molesto contigo. No hubiera pasado nada si te demorabas un día más en ir. Saltaste la conversación que ahora quedará pendiente y los exámenes.
- Me sentía un fracasado papá, un idiota a quien le dio miedo irse a otra cuidad. No pude con eso.
- Ser impulsivo no es bueno siempre Marco. - se quedó en silencio. - ¿Y mi abrazo de despedida? ¿Se te olvidó?
- Perdón, sabía que si me acercaba no estaría en New York temprano. - suspiré. - Tengo clases en la universidad en unos minutos, deséame suerte.
- Claro que si campeón, mucha suerte y éxito en todo este año nuevo para ti. Te amo, cuídate y abrígate si es que hace frío...
- Si papá y yo también.
- ¿Esa fue tu manera de escaparte del chequeo completo? - sonreí negando con la cabeza.
- Puede que sí, puede que no.
- Cuando vuelvas de todas formas irás jovencito.
- Que divertido, no puedo esperar a llegar a casa. - dijo con sarcasmo. - Bueno me tengo que ir.
- Mira para ambos lados.
- Lo sé, no me lo repitas cada año, pa. - una bocina de un auto sonó en la línea. -Ups.
- ¿Estas bien? Cuidado, mucho cuidado. - este carcajeó. - No te rías jovencito que te lo digo en serio.
- Es que me tratas como si fuera Mateo, entiendo papá. Pero me tengo que ir ahora.
- De acuerdo cariño. - colgó la llamada.
Intenté relajarme, pensar todo con calma.
Concentrándome en deberes del hogar aproveché de lavar algo de ropa y llamar a Ethan para que deje al sol sus zapatillas que limpió ayer. Mientras que me mantenía ocupado recibí la llamada de la clínica con horarios disponibles y seguido de eso, una invitación de parte de Nick este viernes por la tarde a una pequeña junta.
Tengo planes, por primera vez en muchos años me voy a ver con alguien y es Valeria. Aquella enfermera que conocí hace un tiempo. Conversamos de muchas cosas y hemos postergado un poco una posible cita ya que ambos tenemos niños celosos que nos consumen diariamente.
Hablando de uno de ellos, el menor estaba brincando en la cama pero no estaba solo si no con sus hermanos, me quedé aguantando una sonrisa desde la puerta. Si les daré su advertencia porque pueden provocar un accidente o romper la cama. Pero esperaré el momento correcto debido a que según ellos yo les quité la diversión absoluta y necesitan distraerse.
- ¡Mateo hace trampa! - Ethan mintió.
- Es imposible ser tramposo en esto. - dijo Emily. - Lógica.
- Te equivocas, según estudios... - Ryan iba a dar un discurso cuando su mellizo lo interrumpió.
- Aquí la pregunta es lo que se ganará, ¿entonces?
- Un boleto a que te importa. - respondió Emily y le lanzó un zapato.
- Hey, no jueguen así. - Mateo perdió el equilibrio.
- Papá estamos aburridísimos. - Liam me abrazó.
- Niños vayan a las duchas porque en media hora salimos a la clínica. - pusieron muecas. - Y por favor les pido que se comporten, un escándalo no sería lo ideal chicos.
- No prometemos nada.
- Que hijos de... - Emily se tapó la boca. - Nada, nadie escuchó nada.
- Menos mal. - sonrió y todos fueron a hacer lo suyo.
Mateo
Con el shampoo en la mano lavé mi cabello mientras pensaba tranquilamente en la ducha como le haría para salir de casa. Mi amigo Jacob me invitó el otro día a una pequeña feria, según él será muy divertido y no podía faltar. Pero aquí estoy, con un límite de permisos y encerrado.
Hacerle un berrinche no salió muy bien la última vez por lo que arriesgarme no es mi preferencia ahora.
Necesito a Marco aquí, es extraño no verlo en los pasillos para molestarlo. Y peor aún tener que ir a un lugar que detesto por la preocupación de papá.
Subí el volumen de la música para cantar a todo pulmón.
- Hypnotic the way you move
Let me acknowledge the way you do
And I would not lie or play you
Beam me up like Scottie
It's so hypnotic, the way you move
That's why I wanted to get to you
And I would not lie or play you
It's so hypnotic.
Una fiesta, una buena fiesta para bailar esta canción seria espectacular y usar el auto, si le menciono esto a papá lo tomaría como una locura por mi edad aunque yo me encuentro muy maduro. Bueno siendo sincero, un poco.
- ¡Mateo voy a usar tu bufanda! - gritó Liam.
- ¡La dejas en su lugar al volver, no como...! - oí cuando cerró la puerta. - Idiota.
- Faltan las luces y ya. - comentó Ryan y me espantó. - ¿Qué? Es una idea buenísima, color por todos lados.
- ¿Qué haces aquí? - me sequé el cabello. - Vete, fuera.
- Espera que quería pedirte el perfume...
- ¿Todos quieren algo de mí? - rodé los ojos. - Bien, llévatelo pero déjame tranquilo.
- Gracias hermanito.
Pude vestirme en poco tiempo y aproveché de buscar mis auriculares en el desorden. Debajo de unas sudaderas los encontré. Mi sonrisa se esfumó cuando me llamaron para ir saliendo.
Emily venia leyendo cuando la topé en el pasillo, ni me miró solo se concentró en esas estúpidas líneas.
- Hay un zap... - se tropezó y no aguanté la carcajada.
- Ya cállate, no ayudas.
- Te lo dije. - bajé los escalones riendo.
Quiero comer pero no puedo, más bien está prohibido por unas "horas" ya que hay que ir en ayunas, malditos exámenes.
Tampoco pudimos encender la televisión en la corta espera porque nada de tecnología es ley. Liam no parece afectarle y creí que sería el que lo llevaría peor porque que pase dos horas sin celular significa solo una cosa, se le acaba el mundo.
Nos miramos todos, como si nos comunicáramos mentalmente. Yo miré a Liam, él a Ethan, Emily a Ryan y por ultimo terminamos en papá quien negaba con la cabeza.
- ¿Por qué tanto drama chicos? Es de rutina, ustedes lo saben, no hay nada de qué alarmarse o preocuparse.
- Mientes. - dije queriendo hacer alguna escena que lo conmoviera lo suficiente para que se retractara de su decisión.
- Es que como a ti no te van a agujerear... - Liam susurró.
- Sufriremos allá - puse mi mejor puchero. - ¿Quieres que vernos sufrir?
- Dios, Mateo ¿de que estas hablando?
- Mis hermanos tienen razón, además los apoyo papá, es cierto. - Emily se sentó junto a Ryan.
- No hay vuelta atrás, las horas están pedidas y nos esperan. - un plan rápido nunca se vino a mi mente, en estas circunstancias de estrés es difícil idear algo.
- De seguro me desmayo, digo con tanta sangre... - exageró Ryan aunque creo que es sincero.
- No pasará, el pesimismo no sirve chicos. - bufé. - Lo mismo digo para ti, Mateo.
- Si veo una aguja...
- Cierras los ojos. - concluyó. - ¿Alguna objeción? - levantamos las dos manos.
- Muchas.
- ¿Ninguna? Andando entonces. - sonrió y caminamos a pasos de tortuga. - Si, demórense todo lo que quieran...
- Si papá.
- Hijo es sarcasmo. - me quedé congelado en la entrada o fingí hacerlo. - Por favor tesoro, camina.
- Pero ¿y si me rompen una vena? - mi respiración fue siendo más corta. - Es una posibilidad.
- Pues olvídala porque no pasará.
- ¿Y si pasa? - chillé. - ¡Quiero tener mi brazo completo!
- Estaré contigo.
- Eso no me garantiza... - quitó la llave de la cerradura y fui entrando en pánico.
- Mateo. - se agachó a mi altura. - Quédate tranquilo que nada de eso va a ocurrir, tendrás mi compañía en todo momento. Nunca te dejaré solo, te lo prometo.
Liam
Recuerdo los viejos tiempos en los que imaginaba planes de mierda para evadir ciertas cosas como esta, además fracasaba, muy típico de mi parte.
Mi mellizo se muerde las uñas a mi lado y es irritante, me tiene nervioso.
- Ryan para, ¿quieres?
- No estoy de humor. - se volteó a ver la ventana del auto.
- Tengo sueño. - hablé en voz alta sin darme cuenta de aquello y me estiré en el asiento.
- ¿Liam dormiste? - papá me dejó completamente helado. - ¿Por qué pones esa cara?
- ¿Cuál cara? ¿Por qué no dormiría? No pienses que anoche me escabullí de mi cuarto en la madrugada a ver la televisión... - analicé lo que acaba de salir de mi boca. - Joder.
- ¿Eso hiciste jovencito? - de manera disimulada le toqué el hombro a Ryan esperando a que me diera una mano. - Porque si tu no lo mencionas jamás se me habría pasado por la mente.
- No. - carraspeé.
- Si me mientes...
- ¡Tengo una buena explicación!
- Que estúpido, debías decir que no... - Ethan dijo a mi lado pero en un susurro casi inaudible.
- Ethan Miller puedo oírte perfecto desde aquí. - papá nos observó por el retrovisor. - Y Liam, no quiero llegar al extremo de desconectar todo, así que si llego a saber en otra instancia que estas rompiendo las reglas de tu castigo ya no serán palabras ¿entendido?
- Sí.
- Correcto, nada pasó. - di una sonrisa. - ¿Quieren escuchar música?
- Pero la elegimos nosotros. - asintió.
- Mañana es la prueba de conducir. - le recordé y abrió los ojos en grande. - Estudié mucho ¿recuerdas?
- Por supuesto cariño, te acompañaré antes de pasar por la empresa.
Fue lamentable que los minutos pasaran tan rápido, en un abrir y cerrar de ojos estábamos caminado por el pasillo tenebroso de la clínica. Hace un tiempo no veíamos y se me encogió el corazón cuando pasamos por al lado de la puerta donde vacunan, no sé cuál es menos dolorosa, si recibir una o que te saquen sangre.
Nos sentamos a esperar, ya nos habían registrado y solo teníamos que ir pasando, dudo que sea uno por uno, a lo mejor todos entramos.
- Ya me duele el brazo. - Mateo lloriqueó.
- Y a mí el estómago, quiero vomitar.
- Respiren. - con unos mimos de papá los nervios fueron desapareciendo por segundos. - No sentirán nada.
- ¿Es muy grande la aguja? - preguntó Ethan.
- No le digan que yo no quiero saber. - se adelantó Ryan un poco angustiado.
- Vuelvo a repetirles, todo estará bien...
- Mateo, Ethan, Emily, Liam y Ryan Miller. - mencionaron mi nombre, no me interesa el de mis hermanos sino el mío.
- Me llamaron...
- A todos, genio. - la única valiente se levantó y acompañó a la enfermera.
- Esa es la actitud. - tragamos saliva y caminamos.
Íbamos a mitad de pasillo cuando el chillido de Mateo retumbó en la sala. Papá no podrá hacer mucho, sabíamos que esto pasaría de alguna u otra forma.
- ¿Ahora se supone que nos sentamos? - Ethan fue detrás de nosotros demostrando la cobardía.
- Ni modo que te quedes parado...
- Para su tranquilidad iré primero. - le dijimos un "gracias" los tres.
Pudimos deducir que el menor no está cooperando en lo absoluto, no han aparecido y están casi terminando con Emily. El problema es, ¿quién sigue?
- Anda tú. - empujé con cuidado a Ethan.
- Ni en broma...
- De verdad no quiero. - Mateo venía sollozando en los brazos de papá.
- ¿Qué fue lo que hablamos? - le ordenó el cabello.
- Lo hice. - nuestra hermana orgullosa enseñó el brazo con el algodón.
- ¿Duele?
- Como la mierda. - me quedó un nudo en la garganta y carcajeó con nuestras caras. - Mentira, no es nada.
- Ya me asustaste, desgraciada.
- Liam, acércate.
Si pudieran ver lo que estoy sintiendo comprenderían que el colapso queda pequeño con esto. Mi cabeza duele, dar un paso también.
- Puede ir Ethan. - sugerí.
- ¡Que sea él!
- Piedra, papel o tijera. - un duelo de miradas, una sola oportunidad. - A las tres.
- Uno, dos, tres.
- ¡Tijera!
- ¡Papel! - gritó feliz y los dos enfermeros que estaban ahí rieron por nuestro espectáculo. - ¡Gané, gané!
- Ya niños, Liam ve a sentarte.
Que alguien me ayude.
Ryan
Estoy pálido.
También aterrado para ser exactos. Mi fuerte no es ver sangre y menos si es propia. Con decir que Liam se quejó en todo el proceso provocó que se nos intensificara el miedo.
Me colocaron una cinta alrededor del brazo y sentí cuando papá me tomó la mano libre lo cual agradecí.
Estoy un 98% seguro que de aquí salgo desmayado o corriendo, así me encuentro. Poco probable es que no pase nada.
- ¡Espere, espere! - detuve la mano del chico desconocido. - ¿Puede contar hasta diez?
- Si, no hay problema.
Lo hizo jodidamente rápido, necesito más de diez segundos para prepararme mentalmente. Además su voz es muy grave, me molesta.
- Nueve y diez. - iba acercándose cuando por reflejo coloqué mi mano derecha sobre el antebrazo.
- Ryan. - papá me habló suave. - Quítala, cariño.
- No, no puedo. - dije con la voz entrecortada.
- Prueba con relajarte...
- ¿Crees que no lo he intentado? - admito que estoy siendo grosero con el enfermero y un poco egoísta porque él solo hace su trabajo pero tengo una mezcla de sentimientos. - ¡Tampoco lo voy a hacer, déjenme tranquilo!
- Hijo. - bruscamente salí del asiento.
- ¿Estas sordo o qué? - sin medir el tono de voz mis hermanos me miraron como si estuviera loco por responder así.
- A mí no me hablas así jovencito, menos delante de la gente. - no esperaba un regaño en público. - Te vuelves a sentar y es una orden.
- Pero...
- Ahora el que contará seré yo. - advirtió.
Las cosas se están complicando, que él cuente es una mala señal traducido en unas palmadas por el show en casa.
- ¡Me da miedo!
- Lo sé, créeme hijo pero...
- ¡No me vas a hacer cambiar de opinión!
- Ryan Miller no hagas perder el tiempo a las personas de aquí. - se oían el llanto ahogado del menor desde lejos porque sabe que es el siguiente. - Por favor.
Un portazo nos desconcentró y nos dimos cuenta que Mateo se había ido. Gran día para papá, lidiar con mi fobia y un hijo perdido.
¿Qué sigue ahora? ¿Un apocalipsis?
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top