79. Romper las reglas
Liam
Venir a este tipo de actividades me encanta, amo estar en la naturaleza, sentir el aire puro y rodearme de árboles de vez en cuando pero me gusta hacerla en compañía de mi familia. Quizás esto suene muy infantil pero quiero a mi papá ahora, aquí conmigo ayudándome a arreglar la carpa y corriendo por los alrededores. Soy muy dependiente, lo sé.
Ryan no se ha separado en todo estas horas que llevamos aquí, estamos sentados conversando alrededor de una fogata y con malvaviscos en el fuego. Marco por un lado ríe con los malos chistes de Daniel y mis otros primos hacen competencias con cartas, los únicos que se han acercado un poco son los gemelos para contarnos el plan a mitad de noche.
Se supone que a las tres de la madrugada debemos salir con las botellas de alcohol que trajeron a escondidas agregándonos por supuesto hacia un lugar más apartado. De pro si será épico pero también está la adrenalina de que no nos descubran.
- Hace muchísimo frio. – comenté abrazándome a mí mismo. – Ryan te estoy hablando.
- Y yo escuchando pero déjame terminar esto.
- ¿Cómo crees que esté Ethan?
- Adolorido, acostado, ni puta idea.
- ¿Qué tanto haces? No entiendo esas líneas en la tierra.
- La competencia. – dijo ilusionado. – Si hago un salto aquí y luego acá es posible que gane.
- Insisto que saliste hace...
- No lo arruines, ¿quieres? – rodé los ojos. – Bastante tengo con papá que me regaña por estupideces.
- ¿Cómo esta, verdad? – me fulminó con la mirada. - ¿Qué? – levanté las manos.
- Me voy a dormir.
- Hey. – corrí tras él. – No te enfades, era una broma. Sé que quieres ganarla pero con una lesión es peligroso.
- Para eso te tengo a ti. – asentí.
- Obvio hermano pero piensa, tu primero es riesgoso.
- ¡Pero no te aprenderías esto Liam! Tengo que intentar, es mucho dinero el que está en juego y son buenos competidores. Hablé con los chicos del parque y me contaron que ganó tres veces el mismo que vimos hacer esa vuelta rara.
- ¿El de azul? – recordé. - ¿Ese?
- Si, el mismísimo.
- Diablos. – levanté las cejas. – Está difícil ganar.
- Pero no imposible.
- Estamos recién aprendiendo esto de usar la patineta, solo imagínate lo que debe llevar en skate.
- No me importa, ganaremos.
- Si tú lo dices...
Entramos a la carpa la cual dormiremos los tres y miré mi celular que me entregaron hace nada, tiene mucha batería pero poca señal y es una de las cosas que odio en este tipo de lugares. Resoplé y me acosté.
- ¿Tan temprano? – Marco sacó una almohada. – Si piensan que los dejaré ir a tomar olvídenlo.
- ¿Eres nuestro papá...? – me llegó un golpe con la almohada. - ¡Auch!
- No pero les estoy evitando un castigo.
- ¿Hace cuánto...? – busqué una respuesta en Ryan y este se encogió de hombros. - ¿Los ves? No nos han pillado hacer travesuras.
- Después los quiero escuchar, "Marco tenía razón".
- Sí, sí.
Llegó la noche y nos fuimos preparando. Los adultos decidieron dormir temprano porque mañana recorreríamos todo el lugar y nosotros "también". Los gemelos tiraban pequeñas piedritas a la carpa.
- ¡Si, ya basta Adriel! – me quejé. – Que ya salimos.
- Vodka. – susurró Lucas, uno de los gemelos. – Fantástico.
- Adivina como lo compré. – Ryan sonrió. – Fue un puto reto.
Todos estaban reunidos en un círculo y los vasos rojos me hicieron sonreír, tarje especialmente para los retos un par de cartas que alegraran la noche.
- ¿Quién va primero? – levanté un vaso y lo llené de tequila. – Tenemos al primer participante.
- Que comience esta mierda.
Connor
Perseguir a Mateo a esta edad no es para nada fácil, es muy bueno al saltar de un lado a otro y evadir mis regaños constantes.
- ¡Es la última vez que te digo que te tomes esta pastilla! – Bajé las escaleras.- ¡Mateo!
- Me dan asco, iugh. – hizo una arcada falsa. – Me la tengo que tragar.
- No quiero escuchar tus quejas, te la tomas porque sí. Dos horas corriendo contigo, acércate. – se cruzó de brazos. – Corres otra y ni te darás cuenta cuando quedes en mis rodillas jovencito.
- Pero papi... - alargó la última palabra. - ¡Me va a quedar a mitad de garganta!
- No es cierto. – saqué un vaso. – Esto es muy pequeñito, pasará sin problema. Eres un exagerado, hijo.
- ¡Extraño a Liam! – Emily dio pisotones en la cocina. – No puedo pasar la partida y él me enseñaba.
- Ya vuelven mañana cariño. – le di una mirada de advertencia a su hermano. - ¿Cómo está Ethan?
- Durmiendo. – respondió.
- Me lo imaginaba. – suspiré. – Ya es tarde, deberían ir a sus camas.
Lavé algunos platos que quedaron de la cena mientras que cada uno hacia una cosa diferente. Pensaba en las cuentas, cosas del trabajo y muchas más pendientes cuando un pequeño chillido de Emily me alertó.
- ¿Pasa algo? – sus ojos se abrieron más de lo normal y bloqueó el celular nerviosa. - ¿Emily?
- No, nada.
- ¿Segura? – guardé los cubiertos.
- Si papá.
- Estúpido Ryan, debí sacar un bolso y acompañarlos.
- ¡Cállate! – le susurró a su hermano. – Te van a escuchar.
- ¿Qué tanto esconden?
- Están en plena fiesta y no me invitaron.
- ¿Qué? – dejé de ocuparme de lo que hacía. – ¿Cómo, Mateo?
A mi mente se vino inmediatamente lo que me dijeron antes de ir, creí que era una broma pero ya veo que lo decían muy enserio. Están en problemas y bastantes diría yo.
-Muéstrenme ese video. – me acerqué y reprodujeron uno de Instagram donde se echaban alcohol a la boca descontroladamente con unas que otras mezclas. – Los iré a buscar...
- No papá. – Emily me detuvo. – Es un día libre, recuerda la universidad.
- Para beber no, les dejé claro a todos y es una regla de la casa. Nadie consume ninguna cosa dañina para su cuerpo.
- Les vas a arruinar la noche..
- No señorita, les di permiso para una cosa no para otra.
Marqué el número de Liam y me ignoró alrededor de siete llamadas. Estoy muy enojado con su falta de responsabilidad y subiendo eso a las redes sociales. Su mellizo me contestó a la segunda.
- ¿Ryan me puedes explicar que está pasando? - esperé su respuesta.
- Estaba durmiendo...
- No me mientas que ahora mismo te voy a buscar.
- ¡Papá no!
- ¿Que son esos videos, eh? – dije molesto. – Responde caramba.
- ¡Te dije que no contestaras! – escuché a la perfección a Liam. – ¡No me haces caso!
- Dile a tu hermano que está castigado y se olvide del tiempo que esperó para tener su celular.
- ¡Le encanta joderme, ni beber tranquilo puedo!
- ¿Cómo? – abrí la boca sorprendido. – Suficiente. Entrégale el celular a tu hermano inmediatamente.
- Papá no, está borracho, no lo tomes en cuenta.
- ¿Dónde está Marco?
- Se fue a dormir hace rato.
- Arreglen sus cosas que estoy en cinco minutos allá. – saqué las llaves.
- Por favor, dale tiempo que se le quite lo idiota. – cerré los ojos. – Mañana nos llevarán temprano...
- Corrección, los iré a buscar temprano.
- Si papá...
- Cuídalo, que no beba nada más porque ni se imagina la que le espera aquí. – corté la llamada.
Los niños me quedaron mirando en silencio y yo negué con la cabeza. Luego de unos minutos cada uno se fue a su cama, alcancé a terminar algo importante del trabajo y cerré las puertas.
Ethan despertó cuando subía las escaleras y me pidió mimos, no se los negaría, mucho menos estando así. Por lo que me quedé dormido en su cama sin darme cuenta. Si no es por la patada involuntaria que dio en la noche hubiera despertado en su cuarto.
Marco
A mitad de noche sentí ruidos riendo de Liam quien pasaba a la carpa apenas apoyado en el hombro de Ryan. Nunca creí que fueran a seguir y pasarse de la cuenta, el trato antes de irme fueron dos vasos máximos.
- ¿Y ustedes? – abrí un solo ojo. – Joder Liam apestas a alcohol.
- Shh. – hizo una mueca. – Que nadie se entere.
- Papá lo sabe. – dijo su mellizo y desperté completamente.
- Dime que es una broma. – negó. – ¿Es que eres idiota?
- Quiero agua. – se sentó y bostezo. – Y gomitar también.
- ¿De qué hablas?
- Gomitar. – repitió y levanté una ceja confundido. – Vomi...
- Ya entendí pero afuera, no aquí, Dios. – lo ayudé a salir y casi me caigo de espalda al ver al tío Nick con las manos en la cintura regañando a los gemelos.
- Date la vuelta, Liam entra. – le tiré un poco la sudadera. – Apresúrate.
- No, no.
- Se darán cuenta, no seas estúpido. – se tapó la boca y devolvió todo llamando la atención alrededor.
- ¿Marco?
- Tío... – di una risa nerviosa. – Liam se sentía mal y...
- Mejor ni lo intentes, aquí llega el olor y su padre acaba de llamar enfadado.
- Mierda.
- Vendrá a buscarlos. – me quería unir a mi hermano menor. – Ya es de madrugada de todos modos.
- Pero...
- Ustedes se van a mojar esa cara y hablaremos el auto, caminen. – se dirigió a los gemelos que ya lloraban y preferí concentrarme en otra cosa.
- ¿Terminaste? – le pregunté. – En mis zapatos no por favor.
- ¿Qué quien viene?
- Estamos en problemas, a todo esto, ¿cómo es que se enteró?
- Un video quizás... – ahorré mis comentarios. – Ya, no te enojes tú conmigo.
Horas después amaneció completamente y tuvimos que desarmar todo, guardar algunas cosas y esperar el auto que nos venía a buscar. Tenía un dolor en el cuello y presente que el día se arruinó porque nos perdimos de actividades realmente geniales.
Los mellizos alcanzaron a dormir lo que yo no. Suponía que ellos estaban con los nervios a tope con solo verles la cara, en realidad Ryan no consumió nada y se preocupó por cuidar de Liam, me siento un pésimo hermano por haberme ido tan temprano.
El auto de papá apareció en el camino y cuando venía caminando hacia aquí por impulso solté todo de una.
- Fui un mal hermano, lo tengo presente. Yo no quería que todo esto ocurriera, tenía sueño y es mi culpa, no la de ellos. Te avisamos incluso, si hay alguien a quien castigar es a mí. – se quedó en silencio. – ¿Papá?
- Es muy lindo de tu parte querer asumir una responsabilidad que no te corresponde pero el que está en graves problemas aquí es Liam. - este bajó la mirada. – Niños vayan a arreglar las últimas cosas que yo tengo que hablar con su hermano.
- Pero...
- No Marco, vamos. – Ryan lo llevó a otro lado.
Liam
¿Tan borracho estaba que tuve que arruinar todo en unas horas?
- La puta madre.
- ¿Ya vas a subirle al castigo? Mil veces te he repetido que no hables así y mucho menos a mí.
- Puedo explicarlo.
- Creí que era una simple broma pero no lo fue, ¿cómo fue que compraste alcohol? - no quería delatar a mi mellizo así que me mordí el labio. - Te estoy preguntando algo Liam y quiero que me respondas.
- No.
- ¿Seguro que no me vas a decir? - jugué con mis manos. - Ve al auto.
- ¿Los espero?
- No jovencito, vamos a conversar ahora. - tragué saliva y abrí los ojos exageradamente.
- ¿Qué?
- Camina, Liam. - me quedé en mi puesto. - No lo repetiré dos veces.
- ¡Estuvo mal lo que hice lo admito! - me escuchó. - Pero te avisé, no me jodas.
- Segunda. - entendí a lo que se refería como advertencia. - A la tercera agregas diez.
- Papi...
- ¿Que son ese tipo de vídeos? Subirlos a redes sociales...
- Eso hacen los adolescentes.
- Hijo lo entiendo pero, ¿era necesario?
- Me entregaron en el celular, claro que sí. Si supieras...
- Es mejor no saber porque estoy seguro que no me va a gustar la historia. - era evidente que tenía miles de preguntas y no quería decirlas todas de golpe.
Si pido disculpas ahora quizás mi castigo no será mucho y pueda sentarme en unas horas. Sé que metí la pata bien al fondo.
- Las faltas de respeto.
- Y sigue con eso... - lo dije sin querer en voz alta.
- ¿Otra vez? ¿Recuerdas cómo me hablaste anoche?
- No, nada, debí estar con bastantes tragos encima - mentí.
- ¿Crees que no sé cuándo me mientes? Al auto Liam pero ya. - intenté por segunda vez quedarme hablando y no moverme pero supe que hablaba muy enserio.
Si me ponía a llorar iba a quedar como un crío frente a las personas que caminaban cerca del estacionamiento. Por lo que me las aguanté y maldecí internamente por haber dicho ayer que nunca se enteraba de nada.
- Espera, espera. – no entré. – ¿Y si vamos a casa?
- Te ganaste esto a pulso jovencito.
Tengo que asumir las consecuencias.
Wow.
Que maduro de mi parte estar asumiendo cosas. Nunca pensé que una frase así saldría de mi mente.
Connor
Soy un padre comprensivo, bastante diría yo. Les doy miles de oportunidades, las instancias para sincerarse y decirme lo que realmente pasa pero no funciona. Está bien, quizás debí prestar más atención a su petición y puede que un 50% esté justificado ante su acto pero desde eso a decirme palabrotas, no contestar mi celular e insistirle a su hermano que tampoco lo hiciera son muchas faltas.
Traté de razonar con él pero es como si colocara una barrera que separa la confianza y es como si me alejara a kilómetros. No es la mejor forma dejarlo en mis rodillas, en realidad no soluciona nada pero cuando sabe qué hace algo mal y no le importa lo que viene a continuación me hace pensarlo dos veces.
- Ven aquí. – detesta que diga eso y se puede notar por la mala cara.
- ¿Me vas a pegar?
- Es una palabra fea, Liam. Y te voy a castigar que es diferente.
- Ajá, adornar esa tortura. – con la cara roja de vergüenza se recostó y cerró sus ojos.
No es una parte favorita del día, la verdad odio tener que estar en este tipo de situaciones y cada uno lo sabe muy bien.
PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS
- No voy a hacerte enumerar todas las cosas que estuvieron mal pero si decirte que espero que sea la última vez, porque si hay próxima no será nada parecido. Hemos hablado mucho respecto a este tema, son sustancias que dañan tu organismo, de seis a siete veces te lo repito...
- Déjame ser feliz.
- ¿Crees que ese es el camino a la felicidad? ¿Me estás hablando enserio?
PLAS PLAS PLAS
- ¡Auu! - Dio un brinco. – No...
- Es un camino que no saben lo que trae a futuro. Cuando seas mayor de edad podrás decidir si lo consumes o no pero mientras no sea así aceptas las reglas, ¿estamos? – no respondió.
PLAS PLAS
- ¿Estamos?
- Si papá... - dijo bajito y se le escapó una lagrima. – Perdón.
- De acuerdo cariño, vámonos a casa. Me tuviste preocupado toda la noche.
- No fue un gran castigo. – dijo sobando un poco y levanté una ceja. - ¡No me malinterpretes! Me dolió, tienes la mano pesada.
- La finalidad es que aprendas y claro que no serán un par de palmadas suaves.
- Uy yo no sé ni cómo me voy a sentar.
- No exageres Liam, has tenido peores. – le desordené el cabello. - ¿Me dirás quien...?
- Yo fui. – se mordió el labio.
- Fue Marco, ¿verdad?
- ¿Qué? No.
- Ryan. – dije para mí mismo.
- ¡Pero no le digas! – confirmé mis sospechas. – Se molestará conmigo y además me cuidó toda la noche, no alcanzó a probar la botella.
- ¿Seguro?
- Bueno tal vez dos vasos...
- Ryan Miller...
Mateo
El vecino me invitó a jugar a su casa un partido de basquetbol, acepté sin problema y sin permiso también pero no creo que sea tan grave estando a metros de casa.
Mis hermanos duermen hasta tarde hoy mientras que yo busco el par de mis tenis que no sé dónde dejé ni como encontrar. Desarmé literalmente toda mi habitación, saqué ropa y la lancé al piso además de los zapatos que no me servían en ese momento.
- ¡Jacob! – le grité por la ventana. - ¡Espérame, ya voy!
- ¡Bien!
Levanté la ropa sucia que aún no voy a dejar a la lavadora y mágicamente apareció sacándome una sonrisa.
Corrí hacia la puerta principal y el perro me ladró desde el jardín. No me fui antes de dejarle comida y ya listo entré a la casa de mi vecino. Aun no conozco a sus hermanos, con suerte sé quién es Anskar, un idiota siendo ser sincero.
- ¿Tienes un gimnasio acaso? – reí cuando apareció con ropa deportiva puesta.
- Lamentablemente no, le insistí a mamá todo un verano pero me compraron un auto. No me quejo.
- ¿A tu edad?
- ¿Qué? ¿No tienes uno?
- Te diría que soy pobre pero estaría mintiendo. Papá no cree que sea el minuto correcto para conducir uno.
- Yo desde los trece que estoy aprendiendo.
- Sé un poco pero no me manejo bien.
- Comprendo. – se encogió de hombros. - ¿Apostamos?
- Te digo desde ya que soy un experto, estuve un año en un grupo de basquetbol y casi salimos campeones.
- Veremos que tal. – Jacob sacó un balón. – Me la quitas y Encestas 3, ganas.
- Fácil. – reí. – No sabes en lo que te metiste, vecino.
Me preparé, estiré y moví la cabeza antes de ser rápido logrando desequilibrarlo un poco para encestar perfectamente ganando mi primer punto. Según él y su orgullo fue suerte pero eso es poco convincente ya que sucedió lo mismo a la segunda pero no con la tercera ya que cambió de mano.
- Perderás esta, Jacob.
- Habla menos y encesta, Mateo. – rodé los ojos.
Intenté probar una técnica que me dijo mi entrenador hace unos años pero fallé y me golpeé la rodilla, eso no me detuvo, menos cuando es competencia.
- Acepta la derrota...
- ¡Piensa rápido! – una chica que no conozco se la arrebató y me hizo un pase que no logré atrapar. – Wow, que mal jugador.
- Mateo, te presento a mi hermana Sara.
- Así que tú eres el famoso chico del que tanto habla mi hermano. – Jacob la empujó y la fulminó con la mirada.
- No la tomes en cuenta, habla idioteces.
Seguro le habla de nuestra amistad, es primera vez que tengo un amigo tan cercano.
- Un gusto. – le di la mano amablemente y el auto de papá hizo voltearme. – Tengo que irme, disculpen.
Cuando quise pasar a saludar recordé que debía estar en cama y no tenían que verme. Pasar a mi ventana será un verdadero reto con Max ladrando sin parar.
¿Notarán mi ausencia si me voy por una hamburguesa?
Lo dudo.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top