70. Exageración
Connor
Acostar a todos hoy precisamente fue un problema. Mateo colocó mil y una excusas por quedarse viendo su serie en Netflix. Sacarlo del sofá un reto total.
- Hijo son las once y media. El cuerpo tiene que descansar ocho horas, sobre todo tú que eres un adolescente.
- Son vacaciones. - recalcó y quiso deletrear.
- ¿No tienes sueño acaso? - levanté una ceja y le hice cosquillas.
- No, nada de nada.
- Pues eso cambiará jovencito, apaga la televisión.
- Ay pero si tengo energía como para dos días.
- Entonces el internet se desconecta y colocaremos control parental, ¿te parece?
- Que sueño tengo. - se estiró en medio de un falso bostezo. - ¿Hoy...?
- No, a tu cama pollito. - abrazó la almohada. - Esa carita no me convencerá.
- Papi...
- ¿Por qué no quieres dormir solo, eh? - me senté. - ¿Alguna película de terror?
- No.
- ¿Pesadillas?
- Tampoco.
- ¿Algo te preocupa? - volvió a negar. - ¿Tienes papitis aguditis?
- ¡Sí! - me abrazó. - Quiero muchísimos mimos.
- Pero mi vida... - reí a carcajadas.
- ¿Puedo decirte algo?
- Todo lo que quieras, hoy y siempre.
- Ya te pusiste sentimental.
- Cuidado como le hablas a tu padre. - besé su frente.
- ¿Te importa nuestra opinión...? - preocupado lo miré directamente a los ojos.
- ¿Cómo me preguntas eso? Claro que si Mateo.
- ¿Y si te decimos que no queremos a nadie?
- Hijo.
- Es posible, no estamos listos. Tres años son pocos...
- Bebé. - bajó la cabeza. - Hey, mírame.
- No quiero que te vuelvan a lastimar. Tener que adaptarnos a alguien nuevo, me da miedo.
- Presta atención, nadie absolutamente nadie pisará esta casa si ustedes no están de acuerdo, ¿bueno? - asintió. - Si en algún momento de la vida quiero integrar a alguien les preguntaré porque no vivo solo. Tengo a seis chicos conmigo a los cuales amo.
- ¿Crees que somos egoístas?
- Un poquito.
- Pero te cuidamos.
- Y no lo necesito, a los que tienen que cuidar son a ustedes y aquí estoy para eso. - acaricie su cabello. - Ahora a dormir.
- Que aburrido...
- Puedes venir a la cama. - finalice y quedó contento.
- ¿Sabías que el concierto será uno de los mejores? Estrenarán su nuevo álbum, una canción en realidad.
- ¿De verdad?
- ¡Y vendrán con un invitado especial! - me contó escaleras arriba.
- Te acompañaría...
- No, no. Tengo que ser independiente, salir solo.
- Con alguien. - sentencie.
- Sabes a lo que me refiero. - gruño.
- ¿Ah sí? - abrió los ojos exageradamente y corrió a mi cuarto.
- ¡Papá me persigue, ayuda! - le dijo a sus hermanos tocando las puertas como loco antes de lanzarse literalmente a la cama con los brazos abiertos.
- Cuidado, después te caes.
- No es cierto.
- ¿Los dientes? - se quejó en silencio. - Ve, te espero.
- Nooo. - encendió la televisión.
- Otra vez no, apaga eso.
- Si ves el lado positivo necesito aprender y los canales tienen eso, son educativos. Es enseñanza a la comunidad, tanto de vocabulario como...
- Una palmada si no me obedeces.
- Uy. - se colocó los zapatos. - Te enojas por todo.
- Cinco minutos o a tu cama. - sonrió.
- Me encantan los retos.
Es muy tierno ver el esfuerzo por querer ganarme y salirse con la suya. Aunque le repita mil veces que no puede hacer una cosa lo sigue pensando, es una tentación el "no".
Los demás están acostados desde temprano. Antes de apagar todo fui a ver a Emily que por suerte no tenía ningún efecto secundario aún y a su hermano que se recupera un poco.
- Listo, tres minutos cuatro segundos. - se acostó.
- Buenas noches pollito.
- Buenas noches, pa. - quedó acurrucado en las mantas.
•••
Más temprano de lo normal entré a la oficina para organizar algunas cosas de la junta que se viene en un par de horas. Mi calendario dice que hay un viaje de negocios programado para la semana que viene y es de un día, probablemente tenga que asistir ya que me he retirado bastante.
Un correo electrónico a mitad de plantilla me causó curiosidad y era una lista de las compras realizadas este mes cosa que me extrañó ver tantas. Supuestamente compré en un juego y es una cantidad no muy pequeña de dinero. Decidí llamar a la empresa correspondiente para hallar respuestas. Me informaron que a nombre mío fue todo y creo que ya sé quién lo hizo sin ningún permiso.
Admito que me molestó que lo hicieran a escondidas, pensé en darles una cantidad considerable de dinero mes a mes y creo que es el momento. Hablaré con los chicos para confirmar mi teoría.
Nick me mandó un mensaje por si íbamos a asistir al cumpleaños de mis sobrinos en unos días y no me pude negar porque di mi palabra además mi madre estará allí y presiento que mis hijos tomarán ventaja de eso. Ella los consiente en exceso, los caprichos que tienen se los cumple sobre todo con el menor que es quien roba su corazón.
Los hijos de Alex y Nick son un poco cercanos, los míos parecen una goma de mascar cuando de la abuela se trata.
Emily
Desperté con mucho volumen en el cabello y preferí plancharlo. Nunca lo hago en realidad ya que siento que se maltrata demasiado pero me gusta hacerlo de vez en cuando.
Mientras conectaba el mini parlante en el baño escuché el grito típico de Ethan por perder en el juego. No entiendo lo que le ve al futbol, lo puedo ver unos minutos y me cansa.
- ¡Odio todo! - se escuchó el sonido de mi cama.
Pagando el precio por estar al lado de la sala de juegos.
- ¡Sea quien seas, fuera!
- Agh.
- Hablo enserio, acabo de ordenar.
- Te pago si haces esta magia en mi cuarto, es un verdadero desastre.
- No, aprende y no seas perezoso. - busqué el aceite de almendras en mi mueble. - ¿Dónde lo dejé?
- Hablas sola, wow.
- Cállate y no molestes Ethan.
- Perdí la copa. - se quejó. - Mundial.
- La ganas mañana y punto. Ahora fuera porque quiero...
- Son niveles que tengo que pasar, interminables.
- ¿Me dejas el libro en la cama? Gracias. - entré a mi baño.
- ¡Emily me aburro!
- Pues dile a Marco, no lo sé.
- No, ¿lees esta basura?
- ¡No toques nada!
- El romance apesta, lo mismo de siempre, te prometen cielo, mar y tierra para después decirte que te usaron.
- Algunos terminan bien.
- Ojalá la vida fuera tan fácil como esto. - lo sacudió. - ¿Y esto?
- ¡Ethan! - quise alcanzar la foto pero por alguna extraña razón es más alto que yo.
- Silencio enana.
- ¿Te encanta molestarme?
- Mi pasatiempo favorito. - me sacó la lengua y se volvió a acostar mirando detalladamente. - Es feo, ¿lo viste?
- ¿Harry Styles? Que mierda dices...
- No, hablo de esto. - en sus manos apareció la foto de mi ex. - ¿Qué le viste?
- Pasado pisado.
- Le hubiera roto la maldita nariz pero no nos dejaste ir a su casa, tenía tantas ganas de hablarle...
- No a la agresividad. - reí. - Te pasas.
- ¿Ese es papá? - paré con lo que estaba haciendo. - ¡El paquete!
- No entiendo.
- Mateo te lo explicará, tengo que irme.
- Sí, sí. - cerré la puerta. - Hombres...
Marco
El ejercicio es lo fundamental en la vida, eso lo comencé a pensar hace un año atrás cuando logré superarme a mí mismo y conseguir el cuerpo junto a esa autoestima que quería.
- Por eso las manzanas son mejores que los duraznos. - le hablé al celular con Julián conectado en una video llamada.
- Primo, no. Que te guste uno más que otro es diferente, ambos son buenos.
- Ajá.
- ¿Vas a la casa del tío Nick? - se tomó un batido de frutas.
- Depende de papá, no tengo idea.
- Ojala puedas, tengo vodka en la mochila preparada.
- Siempre tú y el alcohol. - comencé los abdominales.
- Deberías unirte al club, hay espacio para un integrante más.
- Recuerda moderarte o te van a dejar sin universidad.
- Si, mamá me lo dice cada hora. - suspiró - Saben que mi debilidad es esa, quiero la profesión.
- Entonces esfuérzate, nadie lo hará por ti.
- ¿En qué minuto hablamos de mí? Cambiaste el tema, bro.
- Te dejo, me llaman para preparar la mesa.
- Me mandas el mensaje.
- Y tú la dirección.
- ¿Del bar? Uy.
- ¿Para qué me castiguen de por vida? No. - a carcajadas corté la llamada.
En la cocina preparaban el almuerzo y lo interrumpí sacando los vasos. Un pequeño paquete estaba en la esquina y me causó curiosidad.
- Hola pa, ¿cómo te fue en el trabajo?
- Cariño, bien. - sacó el aceite. - ¿Ustedes?
- Igual que siempre.
- ¿Quién de tus hermanos compra cosas en los juegos? - preguntó.
- ¿Ah?
- Si, un mensaje al correo me dijo que ocuparon una tarjeta que causalmente no está en mi billetera.
- Mhm.
- ¿Sabes algo?
- No, pero no los castigues, ayer Liam no quiso hablar nada.
- Es difícil. - hizo una mueca.
Ethan corrió a mí con una cara de "ayúdame" en cuanto entré al cuarto después de ayudar a papá. Lo intenté ignorar pero es tan pesado que no se movió hasta que me saqué los audífonos.
- Ya, cinco minutos que tengo que hacer una llamada.
- Dime que no lo recibió.
- ¿Qué cosa? - me cambié la camiseta.
- El puto vaper de Mateo.
- ¿El qué? - encendí el televisor.
- ¡Marco contesta!
- Creo que si, en la mesa...
- Me van a castigar por su culpa, lo odio. - puso la mano en su cara.
- No entiendo, ¿Mateo, el más chiquito e inocente comprando eso?
- Le debo un favor. - habló angustiado. - Y me condenaba si le decía que no, pero tu...
- Si crees que asumiré la culpa te equivocas pero le puedo rebajar la condena a Mateo.
- Joder.
- ¿Qué hiciste? - me senté. - Habla.
- Mi boca está cerrada con un candado.
- Hay confianza, bro.
- Eres como el infiltrado de papá, le dirás.
- Nunca. - carraspeé.
- Mantengo mi respuesta.
- Ethan, ¿tan poco me quieres? - lo manipulé. - Wow.
- No es eso. - movió la cabeza. - Los juegos...
- ¿Si...?
- ¡Manipulador!
- Lo intenté. - reí.
Como lo imaginé no se atrevió a decir ninguna palabra en la comida, en la tarde menos. Me tuvo practicando maneras de decirle y que no lo castigaran.
Horas y más horas de estrés.
Todos estaban en su propio mundo excepto Liam que es el único que no puede levantarse de esa silla en el comedor hasta terminar sus dos horas de estudio, peor para él, papá lo tiene en la mira desde su computador.
- Es el momento, rezare por ti. - lo empujé. - Ya me cansaste.
- ¡No puedo! - lo dijo tan fuerte que llamó la atención.
- ¿Ethan? - papá lo llamó. - Ven hijo.
Connor
Hace nada recibí unos documentos más por revisar y me quedé trabajando en la mesa del comedor junto a Liam. El silencio en esta casa no es normal y ya sospechaba hasta que uno de los menores le gritó a alguien desde la sala.
Mis llamados no sirvieron porque no se movió de su lugar. Ir a buscarlo justamente ahora es imposible porque me quedan quince minutos para enviarlo a mi secretaria.
- Ven por favor. - suspiré. - ¿Qué le pasa a tu hermano?
- Desde la mañana que no habla con nadie y pasó pegado a esa puerta.
- ¿De quién es el paquete?
- Puede que se hayan equivocado de casa. - se encogió de hombros. - ¿Por qué las señales no pueden ser de otros colores?
- La verdad no lo sé, cariño.
- ¿Tengo que hacer otra prueba? ¡Mismísima mierda!
- Liam.
- Lo siento, lo siento.
- Ethan te hablé, si no vienes te voy a buscar. - dije con el límite de paciencia.
- ¡Es que me vas a pegar!
-Que palabra tan fea hijo, por supuesto que no. - quité la vista de la pantalla. - Te estoy esperando.
Después de esa frase me puse a pensar y ¿por qué tendría que darle unas palmadas?
Algo hizo, estoy seguro o no tendría esa inseguridad. Se acaba de delatar solo, espero que no sea el culpable de la tarjeta porque no podría prometer que no habrá un buen regaño.
- Sé lo que hiciste. - mentí. - Y está muy mal, no te enseñé eso Ethan Miller.
- ¿Te lo dijo?
- Aquí no importa quién fue el que me dijo cosas sino tus actos. - su puchero me hizo sentir mal.
- Y-yo... - sus ojos se cristalizaron. - Era una tentación, se te cayó y la ocupé para cosas puntuales en el juego. Te lo iba a decir pero...
- Hijo primero que nada...
- ¡No puede ser! - llorando entró Emily con un libro en sus manos. - Te odio Stefan, hijo de su madre.
- ¿Hija? - me preocupé con sus sollozos.
- ¡La encerró papá, el día de su boda! - suspiré.
- Amor es un libro, no...
- Estás loca. - su hermano la ofendió y se calló con una sola mirada.
- Pura crueldad, toda la razón tesoro. - besé su frente. - Luego me cuentas que pasó.
- Fue Francisca...
- ¿Qué? ¿No se había mudado?
- Eso decía yo. - Ethan resopló aburrido.
- Tengo un asunto pendiente con tu hermano. - asintió y salió junto a Liam.
- Me tienes que pedir las cosas, ¿ves en lo que gastas el dinero? - puse una de mis manos en los bolsillos. - Te quedas sin mesada.
- Pero si no nos das...
- Desde hoy sí. - abrió la boca indignado.
- ¡No es justo! - golpeó el piso con su zapato. - ¡Quieres arruinar mi vida!
- Ethan.
- ¡Me quitas la posibilidad de ser feliz! - exageró. - ¡Podría haberlo ocupado para salir con una chica!
- Castigado estabas antes, por fumar ¿recuerdas?
- ¡Si tengo la estúpida oportunidad lo vuelvo hacer!
- Basta.
- ¡Es la verdad! La pasé bien con Katherine, ¿me prohíbes eso también?
- Sabes bien lo que no tienes permitido hacer, nunca... - abandonó la sala dejándome en blanco. - No hemos terminado.
- ¡Vete a la jodida mierda si quieres!
Esa actitud explosiva me supera, nunca piensa las cosas antes de decirlas y tiene que cambiarlo. Es parte de su personalidad, sí, pero a mí que soy su padre no me deja hablando solo.
- No me contestes así. - apretó los puños. - Conmigo no. Me respetas, ¿estamos?
PLAS PLAS PLAS PLAS
- ¡Hazlo que no me afecta! - de un solo tirón quedó en mis rodillas en la cocina y su pantalón desapareció.
PLAS PLAS PLAS PLAS
- ¡Suéltame!
PLAS PLAS PLAS PLAS
Las últimas dos se las di un poco más fuerte que sus patadas acabaron. Su hermano mayor entró sin querer y este corrió a encerrarse en su cuarto sin faltar el "te odio" de su parte.
- Papá no es cierto. - Marco notó mi expresión dolida. - Es un adolescente, te ama.
- Lo sé, es su comportamiento. De por si el trabajo me tiene estresado ¿y que venga a insultarme porque no tendrá dinero por un mes?
- Pasa por una etapa difícil.
- Sí, lo tengo bien presente pero le gusta hacerme enojar.
- Hablamos de Ethan, el muchacho rebelde de la familia.
- Tengo que aclarar las cosas...
- Después, no ahora pa.
- Tienes razón, gracias hijo. - asintió.
- ¿Te ayudo en algo?
- Traer a Liam para la prueba, es todo.
- Bien.
Con un peso encima terminé lo que tenía pendiente, le pregunté varias cosas a Liam relacionadas con la preparación de la prueba de conducción y finalmente cocinar la cena. Busqué a Ethan pero nunca salió de su cuarto, ni siquiera cuando le dije que viniera a cenar. Me quedé afuera intentando entablar una conversación pero colocó música a tope para no escucharme.
Ya cansado saqué unas llaves y sus ojos rojos me dejaron peor.
- Baja eso. - le pedí amablemente pero hizo lo contrario. - Hablemos hijo.
- No quiero compañía.
- Una pregunta no es. - me senté. - Ahora, enumerando las cosas que no debiste hacer...
- Que desperdicio de tiempo.
- ¿Eso crees? De los errores se aprende.
- Quédate contento, no saldré en mi vida. Tampoco tendré novia porque no te parece.
- Cálmate que por un mes no pasará nada. Debería darte el castigo pero no lo haré. Controlar tu boca, te lo he dicho toda la vida.
- Me salen...
- Pero piensa primero, un día de estos con cualquier palabrota se quitaran una hora de entretención en su celular y se reemplaza por estudio al entrar a clases.
- Mmm...
- Y sabes que cumplo mis promesas.
- ¡Lo admito, me equivoqué! Pero necesito el dinero, tenía planes...
- Ya te dije que estás castigado. - repetí. - Más de dos veces y agradece que no te quité la tecnología. Mejor ve descartando esos planes.
- ¡Ves que no me dejas hacer nada!
- Ethan Daniel sigue tu berrinche y hoy duermes boca abajo. - sus mejillas se tornaron color rojo intenso.
- Dormiré, te pido que me dejes solo.
- No comiste y sabes las reglas de esta casa.
- ¿Me ves con hambre? - dijo de manera sarcástica y respiré profundo.
- Baja.
- Métete en la cabeza que...
PLAS PLAS PLAS PLAS
Quedó paralizado y le di unas palmaditas que lo hicieron llorar. Fueron suaves, tampoco es como si recibiera lo peor de mí.
- ¡Auu!
- No te estoy dando fuerte, ¿te gusta llegar a este punto?
- ¡Me cago en la puta!
PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS
Lo había escuchado sollozar pero rara vez como ahora, él tiene algo especial que hace que me de una culpabilidad extrema y puedo notar cuando quiere utlizarla.
- Perdón. - dijo bajito.
- ¿Qué?
- Perdón papá. - repitió con la cara empapada en lágrimas.
- ¿Vas a ir a comer ahora?
- Sí pero me duele. - se quejó. - ¿Qué dirán los chicos si me ven así?
- Nada.
- Todo por Mateo. - no entendí lo que me quiso decir. - Y su estúpido vaper. No lo iba a delatar.
- ¿Ah?
- Él te dijo sobre la tarjeta... - susurró bajando las escaleras.
- ¿Vaper dijiste?
- ¿Acaso no miraste el paquete?
Otro problema, ¿hasta cuándo?
El menor tiene una gran conversación conmigo.
Es pan de cada día, aman meterse en problemas. Solo le ruego a Dios que no ganen una expulsión en el nuevo establecimiento educacional porque estuvieron a punto hace un año.
- Deja de llorar amor. - le fui desordenando el cabello.
- ¿Pastel de carne?
- Si, ahora te caliento un pedazo. - saqué un plato.
El resto de tarde se basó en ir de un lado para otro con cosas de la casa. Alcancé a lavar un poco y dejar una menor cantidad de ropa para planchar mañana. Falta detergente y eso significa pasar por el supermercado.
Durante la noche a Emily le dio una fiebre que no se le bajaba por los efectos secundarios de las vacunas y no dormí cuidándola.
4:57 AM
Estoy al lado de mi pequeña cambiando los paños tibios y cerrando mis ojos cada cinco segundos.
- Papi...
- Dime mi vida.
- No puedo dormir. - entre lloriqueos se acomodó.
- Inténtalo nuevamente, van a ser las cinco de la mañana.
- ¿Podemos ver una película?
- Hija en media hora... - hablé entre un bostezo.
- Tengo mucho frío.
- Si te sigues tapando más temperatura vas a lograr.
- ¿Dormiste? - asentí. - Mentiroso...
6:27 AM
Amaneció y decidí ausentarme por este día en el trabajo, ventajas de ser el jefe. Tomé café dos horas seguidas para mantenerme despierto y cuando bajé para prepararme un sándwich me dormí con la cara en la mesa de la cocina.
Que buen comienzo de día.
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