60. Skateboard
Connor
Desperté temprano y tuve que cancelar los planes de hoy para poder charlar con dos de mis hijos en especial.
Dudo que quedarnos en el hotel otra vez sea un problema pero con Mateo nada se sabe, presiento que será un caos si no le digo apenas despierte. Él quería ir al acuario hoy y arrebatarle ese viaje desatará la tercera guerra mundial.
Ahora estoy en un gran dilema conmigo mismo porque ver a ese par durmiendo como niños tan tranquilos e inocentes y más tarde tener que castigarlos me parece cruel, obviamente sin comparar con el problema que hicieron anoche.
- ¿Cariño? Despierta. - el menor se tapó la cara.
- No.
- ¿Quieres seguir durmiendo o ir a conocer el centro con tus hermanos?
- Lo segundo. - habló entre bostezos. - Dile a Emily que lleve...
- Dos se quedan pero les daré dinero para que se compren algo por allá.
- Okay.
- El acuario probablemente sea mañana, amor.
- Pero papi...
- Hubo un inconveniente pero es promesa que visitaremos el lugar.
- Bueno.
Fue un milagro su buen humor. Le expliqué a Marco en resumidas palabras lo que ocurrió y no se negó en lo absoluto en dar un paseo.
- Quizás tuvieron un motivo muy bueno para tomar. - los defendió. - A veces los problemas, la depresión...
- ¿Qué? - casi suelto el teléfono. - ¿Tus hermanos tienen depresión yo no estaba enterado?
- ¡No! Digo, es un factor.
- Dudo que haya sido eso pero buen intento.
- ¡Cuídalos! - gritó antes de irse.
- Con mi vida. - le sonreí y cerré la puerta.
Sabía que no dormían, sus gestos nerviosos los delataban pero hice como si nunca hubiera notado nada. Arreglé la ropa, cama, zapatos y maleta.
- Pueden dejar de fingir.
- ¿Cómo supiste? - mi hija murmuró.
- Los conozco, son mis hijos.
- ¿Sigues enfadado?
- Un poco. - saqué mi reloj y lo dejé en la mesita.
- Lo sentimos por lo de anoche, no queríamos causar ese problema.
- De acuerdo. - en un suspiró me senté. - Se arreglan en cinco minutos para ir a desayunar.
- No tengo hambre. - Emily se sentó y lo comprendí.
- Pero yo sí. - Ethan velozmente salió de la cama y tomó el primer pantalón que encontró.
- De todas formas hablaremos tesoro y es mejor ahora, ¿no crees?
- ¿Y si lo dejamos para nunca? - miró una agenda imaginaria. - Ahí estoy disponible.
- Fuera de bromas creo que le debemos una disculpa a papá. - Emily se puso a toser falsamente. - ¿No, hermanito?
- Ah, sí.
Quise reír pero lo guardé, sé lo que tratan de hacer y es bajar su condena, quizás por el teléfono o la charla.
- Hablaremos. - el ambiente se colocó tenso. - ¿Recuerdan lo que les dije antes de venir a Orlando?
- Nada de problemas.
- Exacto Ethan, lo mismo. La idea de venir aquí era que pasaran las mejores vacaciones y así poder ponerlos a prueba si llevarlos a Cancún antes de ir a clases. - sus caras fueron de sorpresa total. - Pero con esto me demuestran una vez más que no se puede, el viaje se cancelará al igual que las vacaciones del próximo año.
- ¿Qué? Papá exageras, no fue mucho como para tener que cancelar algo tan importante....
- Si lo fue porque no voy a ponerlos en riesgo en otro país, menos pensando en que quieran hacer esto y les pase algo. Al parecer no entienden lo peligroso que es, imaginen que un grupo de chicos los invita a otro lugar...
- ¿Pues vamos? - Ethan le pegó un codazo a Emily.
- No señorita, no se acepta una propuesta así, menos con desconocidos. Supongo que había quedado claro con la primera charla.
- ¿Y qué pasa si tienen buenas intenciones?
- Nunca hay que confiar, nadie sabe las intenciones de las otras personas y qué podría llegar a pasarles. Perfectamente le podrían echar un tipo de droga en el trago o les roban en una calle sin salida, muchas cosas pueden suceder.
- Pero no pasó. - mi hija siguió. - Estamos aquí, sanos y salvos.
- Si no fuera porque ayer nos rescataron de la policía. - Ethan se cruzó de brazos.
- No ayudas.
- Lo que dice tu hermano es correcto. Ahora quiero que me expliquen con sus palabras de dónde sacaron el documento falso.
- ¿Qué? - hicieron como que no entendían. - No recor...
- Ni una mentira más jovencitos.
- Marco...
Lo nombraron y mil dudas surgieron en mi cabeza.
- ¿Qué hay con él?
- Tenía una, la encontramos y la usamos. No es mucha historia tampoco.
- ¿Por qué razón tendría algo así?
Claro, me contesté solo.
La tiene porque necesita comprar en algún lado al salir con sus amigos, no creí que fuera a tener una cosa así, mucho menos lo apruebo pero yo le di autorización de consumir en pequeñas cantidades para no prohibirle.
- Nunca más quiero que se vayan por la noche, tomen sin control viendo que les pudo pasar lo de Mateo con una intoxicación y usen cosas ilegales porque si hay próxima no detendré a los oficiales para que vayan a una celda a pasar la noche. Será una lección que van aprender.
- Si, papá.
- Aquí está la llave del cuarto de tus hermanos. - se la entregué Ethan. - Espérame allá.
- ¿Qué significa?
- Emily siéntate. - obedeció. - Después iremos por el desayuno.
- Bueno, me voy. - salió disparado por la puerta.
Su hermana me miraba con los ojos cristalizados desde su cama, nunca la castigo y lo admito, no soy bueno viendo a los más pequeños llorando, con ninguno la verdad.
Ella es una de las consentidas además que se comporta mucho mejor que sus hermanos, me cuesta creer lo que hizo y como faltó a su palabra de no caer de nuevo en el alcohol.
- Tuviste una situación difícil meses atrás, ¿no?
- Perdón.
- No Emily, pedirme perdón no hace que no deje de preocuparme por ti. No quiero que tengas algún día una dependencia y siento mucho no haber estado en ese minuto.
- Yo quise irme, no fue tu culpa. No te preocupes que no la tendré.
- Por una vez escúchame cariño. Tienes que cuidarte, antes de actuar ver las consecuencias que puede traer. La gente de este mundo es muy mala aunque no lo creas, la realidad no es como tú la piensas.
- Lo sé.
- Cuando salgas de casa por primera vez a estudiar te acordarás de lo que te dije. Necesito enseñarte las bases para que más tarde puedas salir adelante, la vida es dura.
- Nada es simple.
- Exacto. - besé su frente.
- No quiero convertirme en una carga.
- Jamás lo serás porque eres mi hija, mi pequeña, mi vida.
- Gracias.
- ¿Por qué?
- Por todo. - me abrazó.
Esto de por sí es difícil y más aún cuando me dicen esto. Soy el peor de todos para darles aunque sea un mínimo castigo.
- Te amo papá.
En este preciso momento me declaro un papá exageradamente blando que le daría muchos mimos y la llevaría a cualquier lugar olvidando lo que pasó.
- Yo más, princesa. Ahora tendré que ser el malo de la película pero alguien tiene pendiente una buena charla, ¿no?
- ¿Quién, Ethan? Ya lo decía yo.
- Ven aquí. - obedeció y me preparé para sentirme peor de lo que estoy. - ¿No se volverá a repetir?
- Jamás, bueno tal vez...
PLAS PLAS
- ¡Mentira, es mentira! - se tapó.
- Quita las manos que te puedo lastimar.
- Mhm.
PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS
- Ya les advertí a ambos sobre lo ilegal.
PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS
- Queda prohibido desde ahora el alcohol, definitivamente.
- ¡Me estás jodi...!
PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS
- ¡Fue un accidente!
- Menos mal.
- ¿Y cuándo podré volver a?
- Nunca.
- ¿Qué?
- A los veintitrés.
- ¡Es mucho! - trató de levantarse. - ¡Tengo apenas los dieciséis!
- Discutiremos en otro minuto eso.
- ¿Qué se supone que haré cuando me inviten a fiestas, negarlo?
- Si, princesa.
- Como diría mí querido hermano Liam es una injusticia.
- No lo creo.
- ¡Odio las reglas! No sirven de puta mierda.
PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS
- Ya, ya.
Liam
Las apuestas comenzaron después del chisme del año. El resumen más interesante que recibí en el año, esos malditos nos quitaron el puesto.
- ¿Mateo que decías?
- Allá está la chica de la que habla Ryan, esa morena.
- ¿Tan malos gustos tienen? Busca a uno de nosotros pero en versión femenina.
- ¿Que tonterías dices? Las latinas para mí son espectaculares. - se metió mi mellizo.
- No digo lo contrario, opino lo mismo pero ella se parece a tu ex, supérala.
- Cierra la boca.
- ¿Trajeron su patineta? - Marco nos interrumpió. - Miren el parque.
- Yo quiero, abran paso. - me uní a los chicos que se divertían allí.
Eran amables y no les importó prestarme una para practicar, demostrar pocos trucos y competir entre grupos.
- Mira lo que tengo. - mostró en su mano la patineta antes de subirse.
- Genial.
- ¿Nosotros nos vamos? - Mateo miró impaciente.
- Dejemos que se diviertan, después venimos por ellos. - bromeó.
- ¡Si!
- Ni lo sueñes, Liam. Es peligroso y como dijo papá tengo que cuidarlos.
- Entretiene a Mateo, nos sabemos proteger solos.
- Uy sí. - soltó una sonora carcajada.
- ¿Piedra, papel o tijera? - escuché a Ryan con un chico. - Si yo gano hago el salto.
- ¿De qué hablas?
- Este. - en su celular apareció un video de trucos extremos y me pareció lo mejor del día.
- Yo quiero.
- Si se rompen un brazo me dicen. - se sentaron los dos lejos para observarnos.
- ¿Nos deseas buena suerte? Hablas con los mejores hermanito. - le grité.
- ¿Listo?
- Tu primero. - tuve una leve desconfianza.
- Mira y aprende. - Ryan con una sonrisa de oreja a oreja se ubicó al lado de alguien con casco naranjo en lo más alto.
Aprendió primero que yo en esto y sé que puede lograrlo pero hay pocas posibilidades en un salto limpio a la primera. Al principio son dos vueltas antes de dar los giros tres veces por el aire
- ¡Baja mejor! - me ignoró. - ¡Ryan!
- ¡Puedo hacerlo!
- De verdad que lo espero... - susurré.
- Tiene potencial. - un chico de ojos verdes me habló. - Si se dedica más será uno de los buenos.
- Pasamos el tiempo en esto, ya casi es diario.
- Yo con mis amigos estamos aquí todas las tardes, pueden venir si quieren.
- Gracias por la oferta pero somos de Miami.
- Oh, genial. Hubiera sido fantástico tenerlos cerca.
- Por cierto soy Liam.
- Yo Gabriel.
Me acordé del seudónimo "Gael" y casi me rio en su cara.
- Va a empezar.
- Si se quiebra el brazo le pago el hospital.
- Generosidad ante todo. - sonreí. - ¡Eso Ryan!
- Como que lo veo rojo.
- De la vergüenza, odia que le grite cosas para alentarlo.
- Me hubiera gustado tener hermanos y no ser hijo único, se ve divertido.
- Si, espera a tener cinco más y pelearse por el televisor. Pan de cada día.
- Casi los confundo, son iguales, ¿gemelos?
- No, mellizos. - dije orgulloso. - Sacó mi belleza natural.
- Lo imaginé. - siguió el juego.
Colocaron un parlante a todo volumen y mi hermano se preparó para de una vez por todas lanzarse pero cambiaron de opinión yéndose a unas escaleras de cerca.
- No seas idiota, te puedes lastimar. - lo detuve.
- Liam en serio, yo puedo.
- No lo dudo pero las esca...
- ¿Eres papá ahora? - me empujó.
- ¿Qué te pasa? - se lo devolví.
- Nada, solo eres molesto.
- Te cuido que es distinto.
- No lo necesito, preocúpate por ti no por mí.
- Si caes con la puta cara al piso no te pienso levantar.
- Ni te lo pediría. - me alejé enojado y devolví la patineta. - ¡Liam!
- ¿Qué?
- ¿Estamos bien?
- Si, Ryan. - hice lo que pude para convencerme a mí mismo.
Ya sentado con los otros y el tomando nuevamente posición hizo lo que según él "podía".
- ¡Quince a que se cae! - Mateo sacó dinero.
- ¿Qué de qué? - A Marco casi le da un infarto al verlo con tanta seguridad. - ¿Tantas ganas tiene de caerse?
- Es idiota, ahí la respuesta.
- Opino lo mismo que Liam.
- ¿Ves?
Valiente saltó, lo hizo.
La bulla que se formó por parte de la gente y él brillaba de felicidad hasta que lo intentó por segunda vez. No funcionó porque con velocidad cayó al cemento doblando por completo su tobillo.
- Uuh.
- Se partió la madre. - dijo Marco.
- Si caía de cara le sacaba fotos. - el menor susurró y lo fulminé con la mirada. - ¿Qué? Gané la apuesta.
- Vamos a verlo. - nos aseguramos en revisar su estado.
Con dificultad lo pararon entre la gente pero descartó cualquier ayuda, no nos dejó ver nada y puso la cara más falsa que he visto en la vida.
- ¿Disimulas?
- Estoy bien.
- ¿Otra vuelta? - le propuso Gabriel.
- No pero gracias. - Ryan en vez de sonreír puso una mueca.
- Hasta la próxima. - se despidió el chico.
- ¿Mis quince dólares?
- ¿Apostaron? - mi mellizo nos miró ofendido.
- Yo no, Mateo sí.
- Creí que estabas de mi lado, peque.
- Si pero los negocios están primero.
- Jamás volveré a mostrarles esto, ¿sabías que si te partías el mínimo cabello yo no salía con vida de Orlando? - el mayor suspiró molesto.
- ¿Cuánto nos falta por llegar al hotel? - dijo inquieto.
- Mínimo una hora, ¿por?
- Mierda. - se apoyó en su pie derecho.
- ¿Puedes caminar? No tengo problema en llevarte.
- Dije hace un rato que estaba bien, solo siento que está muy lejos, es todo.
- Somos mellizos, nos conocemos.
- Liam me voy a enojar si sigues insistiendo.
- Muy bien, me largo. - caminé adelante.
- Hey, no avances sin nosotros. - el mayor me regañó.
- Si le dices que se deje de comportar como un verdadero imbécil no lo hago.
- ¿Trajiste palomitas? - Mateo dijo en un tono burlesco.
- Con un puñetazo te respondo.
- ¿Para qué tanta violencia? - Marco nos separó. - Sigan discutiendo para que papá se entere.
- No veo problema si nos quedamos callados.
- ¿Huelo a traición?
- Cállate de nuevo Ryan.
- ¡Querías que hablara y aquí me tienes, jódete!
- ¿Peleando en plena calle? Y en tiempo récord.
- Mateo no sigas.
No le dirigí la palabra en todo el camino y notaba como caminaba raro, si digo aunque sea una mínima palabra se enoja entonces no vale la pena intentar ayudarlo.
Nuestras personalidades son tan diferentes que chocamos al punto de no soportarnos por un corto rato.
Lo sentí eterno para ser sinceros y él aun así siguió en su postura de no tomarme en cuenta.
•••
¡Holaa!
Espero que se encuentren bien.
Hoy una vez más les vengo a agradecer por todo, ya somos más de 20k y vuelvo a decir que es algo que jamás pensé. Todo esto es por su apoyo, si no fuera así créanme que estaría acostada en mi camita leyendo jajaja
Un abrazo gigante, ojalá haya sido de su agrado el capítulo y no se olviden de dejar su voto que me ayuda muchísimo.
¡Nos leemos pronto!❤
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