50. Amigdalitis y regaños

Emily

Es terrible no poder haber dormido bien durante toda la noche por el dolor de garganta, parece que la tos se esfumó, estoy casi segura que es un simple resfriado por lo que no tendría que comentarlo como algo importante porque son muy exagerados.

Para disimular por la mañana llevé el desayuno a mi cuarto y ni lo pude comer, tragar me dolía demasiado, además sentía que la cabeza me explotaría en cualquier minuto.

Mi mejor opción para despejar mi mente un poco fue ver televisión luego de ordenar mi cuarto por completo, se notaba a lo lejos que algo me ocurría ya que todos me lo preguntaron, literal.

- ¿Emi? - Ethan tocó la puerta. - ¿Puedo pasar?

- Mhm.

- Con los demás hablamos y hoy queremos comenzar las bromas, ¿te unes?

- No. - susurré.

- Pero tú eras la que más quería.

- Hoy no.

- ¿Qué te pasa? - se acercó. - ¿Estás en tus días o algo?

- No es por eso, tonto. - sonreí. - Anoche ni dormí por este dolor de garganta que tengo.

- Puedo traer a papá, dará el diagnóstico en menos de cinco minutos. - negué. - Te aseguro que es mucho mejor que quedarse así.

- Estoy perfectamente.

- No decías eso hace dos segundos, eres una mentirosa.

- Quiero estar sola, cierra la puerta cuando salgas. - me acurruqué y abracé una almohada.

Estaba dispuesta a dormir toda la tarde o la mayor parte del día, estaba a punto de caer en un sueño profundo cuando tocan la puerta y la abren, era papá que llegó a mi habitación preocupado.

Ethan estas frito, que solo espere a que lo vea para darle un buen puñetazo por hablador.

- ¿Te sientes mal, princesa?

- No papá, ignora al chismoso de mi hermano. - escondí mi cara en la almohada.

- Puedes decirme, te escucho. - se sentó a mi lado y los chicos llegaron en segundos también.

- ¿Y esto es...?

- Un apoyo emocional. - les sonreí.

- Papá escuché perfectamente hace unos minutos que le dolía la garganta.

- Yo digo que lo que necesita es una inyección.

- Mira mal hermano... - estaba a punto de lanzarme sobre Liam.

- Era broma. - se puso a reír. - Aunque si lo encuentras conveniente...

- Ya, paren.

- Chicos se van a ir de la habitación. - papá les dijo y ellos sonrieron inocentes. - ¿Qué pasa, cariño?

- Nada, déjenme tranquila.

- ¿Entonces no hay problema para que bajes a comer? Perfecto. - abrí la boca sorprendida y la cerré sin decir ninguna palabra. - Vamos a almorzar.

- No tengo hambre.

- Si quieres la llevo en mi hombro.

- No me jodas, Marco.

- Esa boca... - abracé a papá. - Ya tesoro, vayan a lavarse las manos para sentarse a la mesa.

Arrastrando los pies fui lentamente por el pasillo y con mis hermanos molestándome de buena forma, hacían pequeñas "bromas" y me abrazaban hasta llegar al comedor.

- ¿Dónde te quieres sentar querida hermana?

- ¿Qué traman? Joder no es normal. - coloqué en dudas sus actitudes.

- ¿Por qué lo dices? - Ryan levantó la ceja. - Siempre somos así de cariñosos.

- ¿Puedo reírme? - sus caras fueron de total indignación.

- Niños hace cinco minutos que les estoy repitiendo que se sienten. - corrimos a su dirección y el almuerzo comenzó.

Sudaba por los nervios, tenía que comer un poco pero ni pasaba por la garganta. Me levanté más de seis veces a vaciar y rellenar el vaso con agua.

- ¿Emily?

- ¿Si, pa?

- Come. - me miró seriamente. - Voy a poner en duda si realmente llevaste el desayuno y lo comiste jovencita.

- Es que de verdad quedé súper satisfecha y...

- Tres cucharadas.

- ¿Ah?

- Solo tres y te puedes levantar.

- Hmm.

No creo que sea tan difícil, ¿cierto?

Hice exactamente eso, la primera acabó conmigo, tal como la mañana no pude pasarla y bajé la cabeza en forma de derrota. En vez de seguir dando excusas decidí contarle lo que me ocurría y recibí varios regaños por no decirle el día de ayer.

Para mi sorpresa Ethan estaba exactamente igual pero a diferencia de él no le dio tos en ningún momento y coincidimos en no querer decir nada. Todos se levantaron para recoger la mesa, en nuestro caso fuimos a la sala a esperar que papá llegara con sus cosas de medicina para ver que teníamos y tratar de curar rápido esto.

- ¿Eso es un palito?

- Si, hijo.

- Agh. - colocó una mueca. - Yo no quiero me da asco.

- Pues no es una decisión que tengas que tomar cariño y no quiero berrinches.

- Es un insignificante resfriado, ¿podríamos tomar algún medicamento?

- Vamos a ver eso en unos minutos. - sacó una pequeña linterna. - Emily tenemos una conversación pendiente.

- ¿Qué? - me asusté. - ¿Hice algo malo?

- Omitir información quizá.

- ¿Lo dices por...?

- La ficha de salud, hoy me puse a revisar algunos papeles y no sé por qué razón me ocultaste una posible anemia. - quedé en blanco. - La próxima semana vamos a ir a una clínica que me recomendaron y pediremos un examen de sangre.

- Papá no es necesario, fue hace meses.

- Me preocupa cariño, no tomarán más de cinco minutos. - miró a Ethan el cual tenía los ojos llorosos. - ¿Qué pasó?

- ¿Nos vas a llevar también? - puso un puchero.

- No tesoro. - soltó un suspiro exagerado. - Y abre la boca un segundo.

- Vuelvo a decir que me da asco. - alargó la última palabra.

- Ethan.

- ¿Si, papá? - levantó una ceja y él abrió la boca enojado.

- Tienes amigdalitis, por eso no pueden tragar bien.

- Ya vuelvo, iré a vomitar. - dramatizó con una arcada de por medio y reí.

Conmigo no fue problema aunque ni niego que salieron algunas arcadas, ambos estábamos con lo mismo por lo que seguramente papá iría a la farmacia a comprar los remedios.

Liam

Me ganaron el juego y no sabían lo molesto que me encontraba, era una injusticia que los demás buscaran técnicas por videos para quitarme el puesto del mejor.

- ¡Ya Ryan, eres un maldito tramposo!

- No sabes perder, eso es lo pasa.

- ¿Seguro? Yo no soy el que busca técnicas.

- ¿Quién mierda te dijo?

- Mateo no guarda secretos como tú.

- Mejor terminemos el partido. -dijo mirando la pantalla atento. - Liam es hoy no la próxima semana.

- Cállate que me desconcentras.

- Ustedes no pueden pasar dos minutos sin pelear. - Marco negó sonriendo y sacó un perfume.

- ¿Te bañaste? - dije falsamente sorprendido. - ¡Que milagro!

- Que chistoso andas hoy hermanito. - me sacó la lengua burlándose.

- ¿A dónde vas?

- Eso no se pregunta, ¿nos llevas? - Ryan me interrumpió.

- Voy a una cita, los llevaría pero en otra ocasión.

- ¿Con Vanessa? - Emily entró a la sala de juegos corriendo. - ¡Lo sabía!

- Shh. - se arregló. - No se llama así.

- Pero según el...

- Se equivocó, si las cosas funcionan les diré su nombre.

- No nos dejes con la intriga. - coloqué en pausa el juego.

- Deberían interrogar a Emily de su noviecito, no a mí.

- Hablando de eso... - ella se mordió el labio.

- ¿Terminaron? Mierda, que buen día.

- No Liam, lo van a conocer más pronto de lo que pensaba.

- Tiene prohibida la entrada a esta casa.

- Ay que celoso.

- ¿Yo? Todos estamos de acuerdo.

- Chicos no vayan a tratarlo mal si es que viene, sean amables.

- Ajá.

- Hablo enserio pendejos, si me quieren un poquito pongan de su parte.

- No, te amamos pero a ese chico jamás.

- ¿Les dije que se llama Anskar?

- ¡Dime que es una maldita broma! - dijimos todos a la vez.

- S-Sus caras. - se puso a reír a carcajadas. - Obvio que es mentira, ¿olvidaron la declaración de guerra?

- Mañana compramos municiones.

- Bien pensado. - mi mellizo sonrió. - ¡Ahora mira el puto juego o desconecto la play!

- ¿Escuché groserías? - papá se paró en la puerta.

Nos hizo una seña de "los estoy vigilando" para luego llamarnos a tomar jugo natural recién hecho, apenas nos avisó bajamos casi corriendo por ellos.

- Voy a salir un momento, no quiero problemas con los vecinos o peleas entre ustedes al llegar. Cierren las puertas con llave por precaución, no creo que tarde más de media hora.

- Bueno, pa.

- Liam quedas a cargo. - sonreí y Ryan reclamó.

- ¡Es mi turno!

- Ambos entonces.

- Pero papá...

- Cariño por favor. - trató de buscar comprensión con la mirada por lo que accedí no muy convencido. - Marco va a salir por eso no los dejo con él.

Ryan

Casa sola y quedar a cargo es lo mejor.

Si quiero pedir el control remoto los menores no pueden hacer nada más que pasármelo o si se me antoja un alfajor y justamente es el último es de mi propiedad, quizás eso sea abuso de poder de hermano mayor pero me vale.

Lo bueno es que Liam siempre me apoya entonces no hay problemas.

- ¿Mateo me traes un jugo?

- Ya empezó. - puso los ojos en blanco.

- Le diré a papá que...

- Si, si. - se fue hacia la cocina levantando el dedo del medio.

- Más respeto. - reí.

- Sus formas de expresarse son tan... - Emily analizó a todos. - Nada, olviden eso.

- ¿Quién se atreve a lanzarse a la piscina ahora con ropa y todo? - cruzamos miradas entre Mateo, Liam y Emily antes de correr como el viento hacia el patio.

- ¡No creo que sea buena idea, Emi! - Ethan venía detrás gritándole.

- ¡Hay que divertirse! - sonrió y nos metimos a lo más profundo entre risas.

- Ven, no pasará nada malo si te nos unes.

- ¿Qué parte por estoy resfriado no entendiste? Voy a empeorar y ni loco me arriesgo. - salió a pasos lentos de aquí. - Es mía la televisión.

- ¡Solo diez minutos!

- ¡Si mandón!

Era genial compartir de esta manera con todos, si hubiera estado Marco esto se pone más divertido. Los minutos pasaban y escuchamos ruidos raros provenientes del patio de al lado, la curiosidad nos iba a ganar y nos asomamos un poco para ver que hacían.

- ¿Creen que nos quieran hacer una broma?

- La última vez resultó mal, así que lo dudo. - respondió Mateo.

- Bájate de ahí, papá debe estar por llegar.

- Ayúdame Liam. - este me empujó un poco sin dejarme caer obviamente y corrí tras él.

- ¡No, no! - dijo dándose la vuelta por el patio. - ¡Me rindo!

- Eso esperaba oír.

- Chicos. - escuché a lo lejos. - ¡Chicos!

- ¿Ocurre algo?

- Mateo. - fue lo último que pronunciaron antes de correr en dirección a la casa.

Quedé en blanco pero copié su acción, pensé lo peor al entrar. Cuando lo logré ver este sollozaba en el sillón con la mano presionando su tobillo.

- ¿Qué te pasó?

- Me corté, un v-vaso... - habló entre hipidos.

- Hey, tranquilo.

- Liam trae el botiquín para curarlo.

- ¿Y si es profunda?

- Emily no ayudas. - dije bajo porque mi hermanito menor lloraba a mares y con pucheros de por medio.

- Papá debe llegar pronto.

Connor

Caminé fuera de la farmacia ya con los medicamentos para tratar esa amigdalitis. Esperaba que no hubiera ningún tipo de problemas en mi ausencia.

Pronto tendría que ir a matricular a los niños a algún colegio, mis hermanos me recomendaron en el que sus hijos estudian y después de pensarlo mucho creo que lo consideraré.

Si ellos eran un poquito problemáticos sin sus primos no me imagino juntos en dirección. Nick me contó muchas veces que casi los expulsan y eso me frenaba. También veía el lado positivo, uno de los mejores establecimientos aquí en Miami.

De camino a casa me imaginé mil escenarios de berrinches que ocurrirían la otra semana por ir al dentista, con eso se comportaban mucho peor y colocaban todo más difícil porque ya en esa instancia no podía ayudar a la dentista.

El año pasado cerraron la boca más de seis veces, acabaron con mi paciencia y temblaban antes de cruzar la puerta. Nunca he tenido idea de por qué le tienen terror si no es nada.

Quizás sea únicamente por los "instrumentos del mal" según sus Mateo.

Al estacionar en casa, sacar las bolsas y entrar algo me pareció raro, un silencio absoluto.

- ¿Niños?

- ¡Papi! - apareció Mateo lloriqueando y me abrazó.

- Amor, cálmate.

- ¡Me corté, me estoy desangrando!

- Ay no exageres. - contestaron los demás.

- ¿A ver ese gran corte? - pude apreciar esa pequeña curación y sonreí internamente. - Pero si es muy poco tesoro, con un par de besitos se cura.

- ¿De verdad?

- Si mi niño. - me levanté para darle uno en la frente. - ¿Pasó?

- Sí.

- Muy bien. - dejé una bolsa en la mesa. - Acérquense.

No sabía si regañar a todos o no por verlos con el pelo mojado y su ropa empapada, apostaba que se metieron todos a la piscina.

- ¿Me podrían explicar por qué están mojados? - no respondieron. - Niños la ropa se mancha con el cloro.

- ¡Fue idea de Ryan!

- No seas hablador, Ethan.

- Se van a ir a cambiar y luego secar, miren como tienen esto aquí.

Sin duda me estaba enojando con el desastre de agua, faltaba pisar mal para resbalarse aparte de ensuciar el piso.

- ¿Saben mal? - Ethan preguntó curioso mirando el contenido de la bolsa y viendo ese medicamento.

- No, tiene sabor a fresa. - mentí.

- Iugh.

- Ya que estás en la cocina trae una cuchara para tomarte esto.

- Espera, se ve asqueroso.

- No agotes mi paciencia, Ethan.

- Pero...

- Pero nada. Te lo tragas y no quiero verte escupiendo...

- Yo jamás...

- Te conozco.

- Papi. - puso un puchero y Emily entró.

- Uy, ¿tan mal sabor tiene?

- El peor.

- Niños hablo en serio. - me apoyé en la mesa y puse una mano en mi frente.

Dios mío, necesito paciencia.

_______________♡_______________

¡Holaa!

Disculpen esta gran tardanza en actualizar, durante la semana tuve muchas pruebas y trabajos además de no tener un poco de inspiración. Pero volví y ya estoy escribiendo el próximo capítulo jaja.

Espero que comenten que les pareció, un abrazo💖

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top