46. Declarada la guerra
Ethan
- ¡Me niego! - Liam se levantó del asiento.
- Prácticamente no puedes hacerlo. - ella se puso a reír.
- Supéralo, hermano.
- Es que eres una niña. - insistió.
- Con un año menos que tú. - volteó los ojos. - Dios que exagerado.
- Aún eres pequeña tesoro y aunque no me guste mucho la idea claro que puedes tener novio pero quiero conocerlo.
- Si, lo voy a invitar uno de estos días. - a los demás se les notaba en la cara esos celos y prefirieron abandonar la sala.
Durante la tarde los chicos decidieron ir a ver que pasaba con los vecinos, si realmente podrían completarse bien las bromas y sin inconvenientes por lo que convocaron una reunión rápida.
- Hay que comprar algunas cosas, faltan unos globos aún. - me dieron la razón.
- ¿Y si la hacemos con lo que hay? Son un buen blanco.
- Me parece. - Mateo le sonrió a Ryan.
- ¿De verdad? Les van a dar un castigo si es que...
- Marco deja atrás la mala energía, ¿qué podría pasar?
- En las películas siempre ocurre algo malo al decir esa frase.
- Pero esta es la vida real, bro.
- ¿Entonces qué vamos a hacer? - hubo un silencio absoluto y como no entendí sus señas seguí hablando. - Papá va a sospechar.
- ¿Qué tendría que sospechar? - me dieron escalofríos desde la cabeza hasta los pies.
- Nada.
- Niños si me entero de alguna travesura más estarán en serios problemas. - nos miró a cada uno.
- ¿Tanta desconfianza? - mi hermano menor lo miró con un puchero.
- Sobre todo tú, Mateo. - se alejó. - Vengan a comer unas galletas que les dejé en la mesa.
- Si, pa. - asentimos. - Ya vamos.
Todos se lanzaron a mí, literal.
Quedé aplastado por cinco personas y a ellos les divertía.
- ¡Salgan que me dejan sin aire! - reí. - Ayuda.
- Niños. - nos llamaron y entramos abrazados los seis mientras que Max saltaba a las piernas de los chicos.
Mateo
Después de comer algunas galletas mi plan de salir seguía en pie pero esta vez sin Max ya que lo podía perder o algo, si venía un perro más grande que él seguramente no lo podría defender.
Papá fue a su habitación y ahí fue el momento perfecto para salir, el lugar era bastante grande, las casas un verdadero lujo como la nuestra. Aproveché de mirar hacia el objetivo y al parecer eran como nuestra copia.
Traía suficiente dinero para comprarme algún helado, ahora tengo que ser independiente, ya soy bastante grande para cuidarme y salir solo sin vigilancia.
Mostrando mi adulto interior seguí el camino supuestamente al centro pero no logré encontrarlo lo cual fue raro pero avancé a un más con la esperanza de llegar. Se veía que el sol se escondía y aún no había nada, estaba en un lugar sin mucha gente.
Me comencé a asustar de verdad porque ni el sol me acompañaba ahora, las personas me causaban desconfianza y al no haber traído algo para abrigarme el frío traspasaba mis huesos, literal.
Sin duda estaba muy nervioso, rápidamente busqué el celular pero no lo encontré por ningún lado y entré en pánico. No sabía cómo volver ya que no presté atención al camino en la mudanza.
¿Y si me secuestran o me roban?
- Niño, ¿estás bien? - una mujer mayor se acercó y me alejé por miedo.
A los metros había un asiento y me quedé por mientras a pensar pero no duró mucho ya que un llanto intenso me atrapó.
Jamás debí salir solo.
No sabía cuánto tiempo había pasado exactamente pero si el viento era cada vez más peor, empecé a creer incluso que no les importaba al no ver señales de ellos. Un auto se estacionó y mi miedo creció.
- Me van a secuestrar. - susurré en medio del llanto.
Quiero a mi papá.
Connor
Perdí la calma, en el minuto en que mi hijo mayor me dijo que no encontraban a Mateo mi mundo se vino abajo, no hubo lugar de la casa en que no se registrara ni pasáramos por alto.
Temblaba de la angustia y mis dos hermanos venían para acá. Mi duda era en que minuto salió y no me avisó en lo absoluto.
- Papá cálmate. - dijo Marco al verme desesperado y con la respiración irregular.
- ¿Dónde puede estar? - coloqué una mano en mi frente. - Los dejo solos por un minuto y se me pierden.
- Debe estar en casa, no te preocupes.
- Lo hemos estado buscando por horas. - algo en el pecho no me dejaba respirar.
- Ya no doy más, necesito encontrarlo, es mi niño.
- Lo sé, va a aparecer te lo prometo
Una vez más me levanté del sofá para ir al patio y tratar de relajarme un poco, no podía seguir esperando por lo que en un segundo tomé las llaves del auto.
- Marco cuida a tus hermanos, volveré pronto.
- ¿No vas a esperar a los tíos?
- No cariño. - abrí la puerta y aparecieron sus caras.
- ¿Ya te ibas? - Nick levantó una ceja.
- ¿Y sin nosotros? - Alex negó.
- Se demoraron muchísimo y no puedo seguir esperando a que algo le pueda pasar.
- Sube al auto, lo buscaremos. - asentí.
Las calles estaban casi vacías, mi corazón latía al mil y no habían rastros de él.
Me estuve culpando todo el camino hasta que me pareció conocido un chico de pelo castaño y ojos celestes llorando abrazado de si mismo en una esquina.
- Alto, es Mateo. - bajé del auto lo más rápido que pude y este al verme lloró como si no hubiera un mañana.
- Papi.
- Ya mi vida. - lo llené de besos por toda la carita y abrazos apretados. - Me asustaste.
- Lo siento. - dijo soltando sollozando y aferrándose aún más a mí.
- Tranquilo, respira.
- Pensé que me perdí para siempre, nunca más volveré a salir solo lo prometo.
PLAS
- Au.
- No jovencito, primero me avisas. - lo llevé a pasos lentos hacia el auto que nos esperaba.
Sus tíos lo regañaron y mimaron en el camino a casa, no pudieron quedarse más pero como nos veríamos mañana no existía tanto problema.
Mi hijo al entrar a casa sus cinco hermanos lo abrazaron sin querer soltarlo por largos minutos.
- Bueno, es hora de que todos vayan a la cama, fue un día muy largo. - asintieron subiendo las escaleras. - Recuerden colocar alarmas temprano.
- Agh.
- ¿Es necesario ir? - preguntó Ryan en el pasillo.
- Si, vayan a dormir. - antes de apagar la luz les volví a hablar. - Pero como dice la palabra, nada de celulares ni computadores hasta tarde.
- Ajá. - respondieron al unísono y cerraron sus puertas.
Me cambié a pijama para acostarme y en menos de dos segundos tocaron mi puerta.
- ¿Quién es? - abrí pero no me esperé que los seis llegaran a mi cama. - ¿Y ustedes?
- Queremos quedarnos aquí. - dijo Mateo en una manera infantil.
- De acuerdo pero déjenme un espacio. - reí.
- No me aplasten. - Ethan reclamó.
- Tienes que comprarte una cama más grande, papá.
- Eso creo cariño, a dormir.
_____A la mañana siguiente _____
Las armas sonaron a lo lejos en las habitaciones de cada uno porque dejaron sus celulares antes de venir anoche.
- Despierten, cada uno a bañarse para desayunar.
- Nooo. - Emily en la esquina se tapó hasta la cara.
- ¡Tengo sueño! - Liam copió su acción pero dejando a los demás también debajo.
- Me ahogo, maldición.
- Los estoy escuchando, traeré un vaso con agua si no se levantan ahora.
Molestos obedecieron y yo aproveché de hacer mi cama antes del desayuno.
Emily
Lo bueno de este lugar es que cada uno tiene su propio baño y no peleamos por eso, así que ordené todas mis cosas sin ningún inconveniente.
El día iba bien y hasta el viaje a la casa del tío fue tranquilo.
- ¡Abuela! - Mateo corrió a saludarla junto a Liam.
- ¡Mis pequeños tesoros! - se abrazaron. - ¿Dónde está mi princesa?
- Admiren quién es la favorita. - les saqué la lengua.
Saludamos a todos los que se encontraban allí y nos quedamos en el patio conversando pero pasó algo que ninguno imaginó en la vida.
- ¿No son los vecinos?
- ¿Me estás jodiendo? - respondí el comentario de Liam.
- ¿Qué hacen ellos ahí?
- Supongo que junto a su familia. - dijo Daniel. - ¿Por?
- Que coincidencia.
- ¿Están pensado lo mismo que yo? - Ethan sonrió.
- No, definitivamente no.
Por curiosidad salimos a ver un poco al parque que estaba ubicado afuera de la casa, nos juntamos en grupo para salir y un chico de ojos oscuros me quedó mirando.
- Hey guapa. - abrí la boca sorprendida.
- ¿Qué te pasa, imbécil? - Ryan contestó enojado antes que yo.
- Cuida tus palabras. - Liam lo amenazó.
- ¿Y a ustedes que mierda les importa? - pésima idea la de hablarles así.
Esas bestias que tengo de hermanos fueron a su dirección a pesar de que los tratamos de frenar.
- Chicos, no. - tomé a ambos de las muñecas. - No vale la pena.
- Se pasa de listo.
- Déjenlo.
- De acuerdo pero si vuelve...
- ¿Y si les digo que parece puta se enojan? - sin pasar ningún segundo Ryan le pegó un puñetazo en seco.
- A mi hermana no le hablas así. - levantó el brazo para devolverlo.
- ¡Ni te atrevas a tocarle un pelo! - le grité al chico.
- Déjalo en paz o yo mismo te pego otro puñetazo. - Liam se iba a abalanzar sobre él.
- Te espero. - lo retó e inmediatamente se acercó pero una mano en su hombro lo detuvo.
- Puede solo. - Marco negó. - Lo vas a humillar si entras a pelear.
- ¿Tú crees que no puedo defenderme? - Ryan le rompió la nariz prácticamente. - Idiota.
- ¡Eso hermano! - le gritaron los menores.
- Tienen que separarse. - nuestro hermano mayor intervino. - Y tú cálmate.
- ¡¿Qué le hacen a mi hijo!? - una señora llegó asustada a ver al chico que sangraba por la nariz en el piso.
- Él empezó. - reclamé. - Enséñele a ser respetuoso con las mujeres.
- ¡Hablaré con sus padres! Que niños más malcriados.
- ¿Disculpe? - papá llegó sin previo aviso a nuestro lado. - Son mis hijos y no tiene que hablarles de esa manera.
- ¿Ve lo que le hicieron a mi pobre niño?
- ¡Papá me tenía en el piso agarrado del cuello e insultó a Emily! - Ryan buscó su ayuda con la mirada. - ¡Me defendí!
- Silencio. - susurró y mostró la mirada de que estábamos en problemas.
- ¡No me voy a quedar así! - siguió exagerando la señora.
- Le creo totalmente a mis hijos y sé que dicen la verdad, no fue la manera correcta ir a los golpes pero ninguna persona puede insultar a la otra, menos a una mujer.
- Es imposible que Anskar haya insultado a su hija, ¿cierto?
- Si mamá. - nos miró con un aire ganador.
- Nos vamos, que gente con poca clase. - abrí la boca para decirle sus par de cosas pero me quedé callada al ver que avanzaban hacia la casa.
- Hablaremos de esto más tarde.
Nadie comentó nada en el almuerzo, mis otros primos ni enterados y menos sus padres.
Pensé horas en que yo debí pegarle su buen puñetazo a ese estúpido por lo que si llegaban a castigar a mis hermanos sería mi culpa.
Como era tanta la culpa fui hacía el lado de la piscina donde papá hablaba con sus hermanos.
- ¿Tienes un tiempo? - este asintió y se apartó del lugar.
- ¿Qué pasa?
- No fue su culpa, ese hijo de... - levantó una ceja. - Bueno, me llamó puta para molestarlos a ellos.
- ¿Qué te dijo qué?
- Eso...
- Vamos. - quedé confundida en mi puesto. - Adelante Emily, le dejaré claro a ese niño que a mi hija nadie...
- No. - lo detuve. - Ya pasó.
- Nunca debes permitir aquello, no me importa lo que digan las otras personas pero si te dicen algo como eso o te molestan lo primero es defenderte.
- ¿Igual tendremos una conversación todos?
- Si.
Ryan
Me quedó doliendo la mano por lo que busqué un hielo, aún seguía molesto, esa situación no se podía volver a repetir. Es de poco hombre hablarle así sin ningún motivo en específico.
- Te juro que me iba a meter. - mi mellizo se sentó a mi lado.
- Lo sé, tranquilo.
- ¿Te duele?
- Un poco.
- Hermanos. - llegaron los cuatro que faltaban. - Desde hoy esa familia tiene declarada la guerra.
_______________♡_______________
*Saben no me convence del todo el capítulo así que quizás lo borre y cambie* 🤔
¡Holaa!
Espero que se encuentren muy bien, gracias de verdad por sus votos y comentarios, me dan una sonrisa cada vez que los veo, es muy lindo ver ese apoyo para que siga la historia.
Les mando un abrazo y que tengan un hermoso día❤
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