109. La vida de Daniel

Daniel

La verdad papá es un poco comprensivo cuando quiere serlo, me escuchó un poco mi versión de los hechos, pero lo que más me tiene nervioso es su castigo, sé que esta vez no serán solo un par de palmadas y ese cinto que tiene va a caer en mi pobre trasero, maldición.

—¿Con que botellas de cerveza? ¿Sigues bebiendo? No comprendo la necesidad de hacerlo —dijo con una voz bastante autoritaria mirándome con desaprobación en el medio de la habitación—, ¿Hasta cuándo, Daniel?

—Me gusta y ya —respondí altanero.

—¿Te gusta y ya? ¿Esa es tu respuesta? No quiero que el día de mañana te vuelvas un alcohólico Daniel Miller.

—No lo haré, simplemente no te metas —gruñí por lo bajo.

—Oh jovencito, no me vengas con ese tono porque paciencia no tengo el día de hoy.

—Se nota —susurré.

—Basta ya, te levantas de ahí y vienes a mi regazo, despídete de tus pantalones. Tienes menos de un minuto para obedecer.

—¿Estoy en un regimiento militar o que mierda? —escupí con enojo. No controlo la maldita lengua que tengo.

—Eso te diré yo cuando vuelvas a casa intacto jovencito, ni drogas ni alcohol, te tendré controlado.

—¡Prefiero quedarme!

—No es una opción. Te me acercas o yo mismo te busco y te tumbo Daniel —ese regaño era esperable, no pudo huir de aquí.

Lamentablemente la puerta del jodido departamento está cerrada porque Alex es bastante inteligente como para prevenir que se me ocurra huir. Sabe cada uno de mis movimientos y lo detesto por eso, pero ¿Cómo no? Si es mi padre, más que un adivino es astuto.

—Pues me tomaré esos 50 segundos que me quedan antes de ir —carraspeé haciendo tiempo para que no me castigara.

—No te conviene hacerlo, ven acá y terminemos con esto.

—¿Me vas a castigar por esa simple cosita? ¿Por beber y drogarme? Alex por favor, me impresiona que te importe eso.

—Deja de tutearme Daniel, basta ya porque me parece una falta de respeto y no, no te castigo por eso simplemente, sabes que me llegó un correo de la universidad, que no me contaste todo, que preferiste huir en vez de enfrentar las consecuencias de tus propios actos, me mandaste mensajes mandándome a Dios sabe dónde y te has puesto altanero todo este rato que he intentado hablarte. Y ni olvidar esa actividad culinaria de los brownies.

—Pues si lo dices así si son un poco más... —tragué saliva.

—No tengo toda la tarde Daniel Miller, te me acercas, pero ya, se acabó el tiempo.

—Papá, por favor, si volveré a la universidad, es solo que la carrera era un asco.

—Me parece bien que desees volver Daniel, aunque eso no quita las otras faltas que tienes. Vienes a la una, a las dos...

—No iré, no dejaré que me castigues como un bebé, me iré de la casa...

—Suficiente.

—¡Me iré! —repetí—, ¡Hagan su vida solos, no me metan en sus mierdas!

—Mejor no sigas alargando esto, te conozco bien y este escándalo es para librarte.

¿Que come que adivina? Demonios si lo es, prefiero que no se preocupe por mí y se vaya a casa sin embargo aquí me tiene.

—Daniel a las tres —finalizó de contar y me trajo del brazo sin lastimarme hacia la cama en donde me recostó sobre sus rodillas.

Oh dios mío, no extrañaba en lo absoluto esto de los castigos, los odio con todo mi ser, siempre lograba irme antes de que Alex me diera la primera palmada, si no era un bus que tomaba, era refugiarme en la casa del tío Connor o mamá lograba interrumpirlo, pero nadie me salvará en estos momentos.

PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS

—Me obedeces cuando te habló ¿está claro? —me regañó.

—¡Duelen como el infierno! ¡Deja de pegarme! —intenté liberarme, pero lo único que logré fue que me sostuviera mejor y atrapara una de mis piernas para evitar las patadas que lanzaba.

PLAS PLAS PLAS PLAS *¡N-no!* PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS

—¡Ya entendí a la perfección papá! ¡Deja el teatro!

—¿Teatro? ¿Crees que no me importa ni en lo más mínimo que te pase algo?

PLAS PLAS PLAS *Oww* PLAS PLAS *Ayy* PLAS

—Te equivocas, me importa mucho Daniel por eso estamos aquí, pobre de ti que te vea con una cerveza en la mano otra vez ¿oíste?

PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS

—¡Nooo! ¡Me duele muchísimo!

—¿Vas a seguir bebiendo? —negué entre lágrimas—, palabras Daniel, respóndeme.

—No —lloriqueé aferrado a su pierna izquierda—, pero ya no me castigues.

—Recién estamos comenzando jovencito.

Mierda, había olvidado que los castigos de papá se me hacen eternos. Y esto no es lo peor, que son unas cuantas, pero tendré el culo colorado en un par de minutos más. Me está dando la zurra de mi vida.

PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS *Ayyy* PLAS PLAS PLAS PLAS *Espera* PLAS PLAS PLAS *Hgmf* PLAS

—La próxima vez que vea que consumes droga Daniel te vas a acordar de mí y del castigo que vas a tener.

—No es de tu incumbencia si lo hago —respondí con la voz entrecortada.

—Oh, claro que sí, eres mi hijo, Daniel.

PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS *Aaww* PLAS PLAS PLAS *Ouch* PLAS PLAS

—¡Lo prometo, ya papá! —me moví como una lagartija desesperado en su regazo pidiendo a llantos que terminara de una vez.

—Tus jueguitos de huir cada vez que pasa algo se terminaron, desde hoy te vas a comportar como corresponde.

—¡No saldré! ¡De verdad, pero ya! —tengo las mejillas empapadas en lágrimas rebeldes.

—Lamento mucho esta situación hijo, pero estoy realmente cansado de que siempre sea lo mismo contigo, es un tema que se debe terminar ahora.

—Se terminará —esta vez lo dije enserio, no porque su castigo esté siendo exagerado si no porque de verdad lo sentía—, ¡Perdón!

—De acuerdo, promételo ¿eh?

—Lo prometo papá —lloré a todo pulmón sin vergüenza alguna.

—Ahora el pantalón fuera —mi mundo se detuvo un mini segundo y el corazón casi deja de funcionar.

—Papi...

—No lo repetiré Daniel, fuera pantalón y bajas un poco el bóxer. No quiero llegar a lastimarte, sigue el castigo.

—¿S-sigue? ¡No, si ya prometí y recontrajuré que nunca más!

—Lo haré yo si no lo haces tú —con los labios temblorosos obedecí, maldición.

No puedo hacer mucho que digamos, si le digo que no a Alex es probable que él mismo me los baje y me dé una tanda de palmadas que no me deje ni respirar. Sé que está molesto conmigo y que este castigo lo pensó con la cabeza fría, ¿por qué? Pues viajó desde Miami solo para darme esta zurra que, si me merecía y para saber si estaba bien, claro.

—¿Contento? —sollocé tumbándome nuevamente—, ¡Ya me harté!

—El castigo no es nada lindo y tampoco lo estoy disfrutando Daniel, esto es para que te quede claro y que jamás en tu vida se te cruce por la cabeza de nuevo volver a hacerlo porque será el doble.

—¡¿El doble?!

—Si hijo así que quítate la mentalidad de volver a consumirlo.

—Pero...

—Pero nada.

PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS *Oww* PLAS PLAS PLAS PLAS *¡Y-ya*PLAS PLAS PLAS

—¿Estoy siendo claro en esta conversación Daniel Miller? ¿Estas comprendiendo la gravedad del asunto?

—Si papá, lo comprendo —llorando le respondí entre hipidos.

—Cinco más con la mano y te subes la ropa, te quiero inclinado en el escritorio porque estos sí que te los ganaste.

—¿Q-que?

PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS

Ay carajo, que me va a dar con el cinto y esto lo hace solamente cuando me pasé a niveles inimaginables, Alex no es una bestia hay que decirlo, es la zurra más grande que me he ganado en toda mi vida ahora mismo. Unas tres veces lo ha usado y no ha dado más que dos azotes. Si antes me quejaba que su mano me dolía ya quiero ver cuando me dé uno con eso.

—Papá —lloré con fuerza.

—Papá nada, Daniel. Van a ser cinco y ya, anda.

—¡N-nooo! —me levanté de ahí, me subí la ropa y enterré mi rostro en mis manos para llorar a gusto, di los sollozos que me salieron del alma.

—Diablos, no puedo ser malo contigo Daniel, ven acá —me abrazó con fuerza esperando a que me calmara—, me siento horrible en estos momentos por verte llorar así, pero tienes que entender que no es un simple juego.

—L-lo sé...

—Me vas a botar todas las botellas de alcohol que tengas guardadas en esta habitación.

Apreté mis ojos, dios, no quiero hacerlo, pero a la vez sé que es un tema para él.

—Bien —me acarició la espalda.

—Y toda la droga me la entregas porque también irán a la basura.

Quise protestar sin embargo no lo hice y me quedé callado, tiene razón, es un mal para mí mismo consumir este tipo de cosas.

—Ahora ve al escritorio ¿bueno? Serán tres, Daniel.

—¡No es justooo! —di hipidos.

—Ahí dejaremos claro y el tema se acaba —sin estar de acuerdo con esto obedecí a su orden.

—¿Sabes por qué van estos tres azotes con el cinto? Porque me preocupaste como nunca Daniel, temí lo peor por el solo hecho de que no decidiste responderme ni el más mínimo mensaje, estuviste incomunicado por días, días Daniel.

ZAS

Me replanteé mi vida entera cuando sentí el primero, el llanto que tenía antes fue nada comparado al que di ahora, jodida vida, me dolió.

ZAS

—¡Perdón, lo lamento papá! *Snif* ¡Lo siento!

—Ya Daniel, no te daré más, ya está —me abrazó nuevamente—, llora todo lo que quieras. Desahógate.

—Fuiste muy malo conmigo —balbuceé.

—Y tu fuiste muy irresponsable ¿mhm? Quería que el mensaje quedara claro y espero haberlo logrado, nunca más quiero darte un castigo como el de hoy.

—Yo tampoco lo quiero recibir —me dio dos palmaditas en la espalda en medio del abrazo.

—Te vas a lavar esa cara y ordenaremos este cuarto juntos ¿bueno? Iré por una bolsa de basura y te despedirás de todo lo que te hace daño.

—¿C-cuando nos vamos?

—Hoy Daniel, hoy mismo vuelves a casa. Luego vamos a venir a buscar lo que queda en el departamento.

—¿Me das mimos? ¿Puedes? —su cara de sorpresa fue notoria. Nunca le pido algo como eso, generalmente lo alejo, pero no quiero hacerlo hoy.

—No debes pedirlos, hijo, claro que te daré mimos —dejó un sonoro beso en mi frente y luego los repartió por toda mi cabeza.

—Si fui una molestia perdóname...

—Nunca lo serás, no digas cosas como esas. Tampoco me vuelvas a preocupar como lo hiciste ¿estamos?

—Si papá.

Nos quedamos un rato en el cuarto mientras él me contaba anécdotas de su pasado con el tío Nick y el tío Connor, me dio mucho cariño como nunca y luego cumplió su palabra. Botó cada cosa que encontró, desde lo más inofensivo a lo de mayor gravedad, no las consumía todas que va, pero en las fiestas si ganaba un dineral dándolas, sabía que estaba mal y con lo que me acaba de adelantar papá si es que me ve de nuevo en esto ya me quedó clarísimo como el agua que no está correcto.

Connor

No sé como le haya ido a mi sobrino y conociendo a mi hermano lo compadezco. Sinceramente nunca he estado de acuerdo con ciertos modos que tienen, sobre todo los de Nick, por lo general yo he sido el que más se preocupa que los niños se sientan cómodos y seguros luego de recibir algún castigo, darles mimos, saber que soy una persona de confianza en la cual se pueden apoyar cuando ellos lo estimen conveniente.

—¿Ordenaste todo? —le pregunté a mi hijo mayor—, si no, puedo ayudarte con el bolso para terminar mas rápido.

—Uhm, me faltan esos libros de por allá.

—Bien —los saqué de la repisa.

—Papá —le presté atención—, ¿Cómo estará mi primo?

—Supongo que sobrevivió —bromeé—, le debió salir caro, hijo. Tu tío suele ser un poco... ¿Cómo te explico?

—¿Malo?

—Duro para los castigos, peque —completé con sinceridad.

—Pobre...

—Nada de pobre tampoco, ambos hicieron exactamente lo mismo —entrecerré los ojos y bajó un poco la mirada—. Sin embargo, yo creo que conversando muchas veces se solucionan mejor las cosas.

—Uf, menos mal ¿no? —carcajeé junto a él.

—Por esta vez —advertí—, ya lo sabes.

Terminamos relativamente temprano de ordenar sus cosas y dejar todo listo en la maleta, como el departamento lo entregaron amueblado era dejar todo en orden e irse. A la hora llegó Alex con Daniel para arreglar sus cosas también. Quedamos en irnos al aeropuerto pronto porque ambos dejamos asuntos pendientes en la ciudad.

—¿Tienes los boletos? —mi hermano asintió—, ¿Cuánto falta?

—Tres horas así que es mejor que nos vamos ahora. Andando chicos, despídanse de New York hasta nuevo aviso.

—Marco no se te olvide llevar algo abrigador por si las dudas para el viaje.

—Si pa, lo sé.

—Daniel vuelve a revisar tu cuarto. No volveremos —le habló Alex.

—Yo digo que nos quedemos un día más —sonrió Marco.

—Imposible hijo, tus hermanos nos esperan.

—No quiero salir de aquí...

—Anímate, será una nueva etapa, tienes todo mi apoyo —colocó su cabeza en mi pecho—. Eres muy valiente, no todos reconocen que la carrera de sus sueños está en otra parte a pesar de todo, estoy muy orgulloso de ti porque por primera vez tomaste una decisión pensando en tu futuro y felicidad.

—Me vas a hacer llorar antes de irnos pa —se quejó.

—Hay que estar felices, verás a tus hermanitos, saldrás más conmigo y tendremos tiempo de calidad en familia.

—¿Qué dirán los mellizos? Les quitaré nuevamente su lugar de "grandes".

—Estarán más que contentos, no lo dudes y Mateo... ni decirte, saltará en un pie —reímos juntos— Además tienes a tu primo de vuelta también ¿no?

—Si, ¿verdad primito? —Daniel le sacó la lengua riendo.

—Tío déjeme quedarme un día en su casa —pidió y Alexander detrás de él me decía que no con la cabeza.

—Claro que si sobrino —no pude con la cara que me dio mi hermano—, siempre eres bienvenido. Tu padre estará feliz de que estes en buenas manos, ¿a qué no Alex?

—Ajá —bromeó—. La verdad si, Daniel siempre tendrá permiso para ir.

—Hay cena familiar mañana —le recordé—, mamá pidió reunirnos a todos en su casa porque van a celebrar su aniversario de matrimonio.

—Me enteré hace una hora cuando Nick colocó problemas —contó.

—No me digas que sus hijos...

—Si, al parecer... —me pidió acercarme—, se divorció.

—¡¿Qué?! —casi le grito y los chicos me quedaron mirando curiosos—, dime que es una broma, Alex.

—Me contó ayer por la noche que su matrimonio estaba por los suelos —nos alejamos para conversar mas en privado—. Está devastado, no quiere nada con nadie y lo peor es que ella les dejó a todos los niños a él incluyendo a Halsey.

—Dios, tiene tres años esa bebé.

—Por eso.

—Bueno, le toca ser padre soltero —asintió con una mueca—. Mas te vale cuidar a tu esposa Alex, tendrán un hijo dentro de poco.

—Lo sé, mi repollito —sonreí por el apodo—, será difícil volver a desvelarme por las noches, pero estamos muy emocionados.

—Me imagino, pero pobre Nick...

—Se saltará la celebración de mamá.

—No lo creo, jamás lo ha hecho —susurré—, ¿les habrá dicho a nuestros padres?

—Lo dudo.

—Dios, podríamos ir a visitarlo y así le ayudamos en algo.

—Es la mejor idea, Connor. No podemos dejarlo solo.

Marco

No logramos escuchar el chisme de la semana. Solo sé que el tío Nick es el protagonista y es algo triste por las expresiones de papá. Tengo un millón de teorías que podrían encajar a la perfección sin embargo prefiero enterarme con la realidad. Con Daniel nos fuimos riendo todo el camino hacia el aeropuerto y recorrimos todo el lugar antes de abordar.

Llegó el momento en el que nos fuimos a sentar y su cara se colocó roja. Joder, si que se ganó una buena.

—¿Primo?

—Mierda, Marco —chilló—, no puedo ni sentarme.

—¿E-estás bien?

—Con el culo rojo y adolorido —volteó los ojos—, ¿es que como te puedes sentar tan fácil? ¿No te castigaron?

—Pues sí, pero la nada...

—Te envidio, desgraciado —di una sonrisa—. A la próxima intercambiamos ¿vale? Yo me quedo con el tío Connor y tu con mi papá.

—Ja, ya quisieras bobo.

—¿Y bien? —levanté una ceja confundido.

—¿Qué, bien?

—¿Cuál es tu plan apenas lleguemos Miami? ¿Salir en el auto a festejar?

—No puedo creer lo que me estas diciendo, idiota. Quedarme en casa ¿Qué esperabas? La rebeldía no va conmigo.

—Ahora —bromeó riendo—, bueno tienes razón. Creo que con una semana ya estoy listo para volver a las calles...

—¿Quieres otra zurra, Daniel? —preguntó mi tío Alex volteándose del asiento. Está delante de nosotros y los colores de la cara de mi primo fueron sorprendentes.

—No papá, era una bromita.

—Mas te vale ¿eh? —tragué saliva como si me estuvieran regañando a mí.

—Calma, Alex. Mi sobrinito es un pan de dios —lo defendió papá.

—No rompe ni un plato —le siguió el juego mi tío.

—Son burlescos —se molestó Daniel.

—Aw, hijo, tómalo con humor.

—Si primito, eres un muy buen niño —recibí un codazo de su parte.

—¡Au! ¡Papá míralo! —fue tan infantil mi reacción que me coloqué rojo al ver que las personas del avión me quedaron mirando—. Ay trágame tierra...

—¡Ja! Que niñito...

—Cállate Daniel.

—Ya comenzamos las peleas —se hablaron mutuamente nuestros padres y pudimos oírlos a la perfección—. Es lindo tenerlos de vuelta.

—Son muy cursis, vomitaremos —reímos con Daniel.

—Me encantaría usar mi celular —probé por si las dudas y papá no tardó en responder.

—Que lastima ¿no Alex? Esos celulares estarán confiscados hasta nuevo aviso —arrugué las cejas—. Lo bueno es que los niños estarán muy ocupados en la empresa.

—Tienes razón Connor, ya nos ayudarán con el papeleo y se les pasará.

—¡Eso no era parte del trato! —reclamamos al mismo tiempo.

—¿Oíste algo Connor?

Dios, se están comportando como unos críos.

—Que están muy emocionados por comenzar este lunes, Alex.

Universo sálvame, no quiero trabajar y por lo visto tendré que hacerlo por este extenso castigo, aunque me fue bastante mejor que mi primo no puedo evitar encontrar injusticia en este asunto. A medida que pasaron las horas fui cayendo en un sueño profundo y con muchas ganas de despertar y encontrarme con mis hermanos.

Volveré a casa, mi hogar.

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