IV
Narra Shadow:
He pasado mucho tiempo lejos de Rose a causa de la última misión que me asignó G.U.N. Pero finalmente llegó el día que podré estar con ella de nuevo. Es una sensación extraña considerando que nunca antes me preocupaba tener un lugar al que llegar o una persona con quien estar. El vuelo se me hace largo y eterno, lo único que puedo ver a través de la ventana es el cielo nocturno adornado con algunas estrellas y una gran cantidad de nubes, no logro captar ningún encanto en aquella vista. De hecho es un escenario que no hace otra cosa que hacerme sentir solitario, casi como un soplo helado golpeando mi corazón. Es bastante obvio para mí sentir todos los cambios que he tenido en mi vida desde que comenzamos nuestra relación. Tuve que aprender a bajar un poco mi guardia cuando estoy con ella, también entendí lo importante que es alimentarse correctamente, algunas veces parece incluso que pone a prueba mi paciencia con algunos de sus berrinches. Pero junto a todo eso vinieron momentos muy agradables, ya no tengo miedo a la noche ya que sin importar lo horribles que fueran mis pesadillas la tenía a ella para reconfortarme, abrigarme entre sus brazos y con esa voz delicada decirme que todo estaba bien y que no me encontraba solo.
Al estar enfrascado en mis pensamientos el viaje terminó por ser mucho más llevadero, hasta que por fin aterriza. Tomo mi equipaje y me dirijo a la salida, me fijo en la hora y es algo tarde. A esta hora Rose de seguro debe de estar dormida. Lo mejor será llegar cuanto antes y tratar de ser silencioso para no interrumpir su sueño, de todas formas ya podremos conversar mañana por la mañana. Me apresuro a dirigirme a casa y como lo esperaba me encontré con todas las luces de la casa apagadas. El lugar está en completo silencio, pero nada de eso me inquieta ya que pronto podré descansar junto a ella. Abro la puesta de la casa y en cuanto cruzo el umbral, de manera repentina, las luces se encienden y una pequeña eriza rosa corre en mi dirección.
—¡Bienvenido a casa Shadow! —grita llena de alegría hasta aferrarse a mí en un abrazo —Felicidades por tener éxito en tu misión. Debes de estar hambriento así que te hice algo de cenar. Deja la maleta y date prisa que no quiero que la comida vaya a enfriarse. y no olvides contármelo todo, quiero saber todo lo que hiciste fuera.
La pequeña rosa no dejaba de parlotear mientras se aferraba a mí en un abrazo. Un abrazo con el que sentí una calidez parecida a los primeros rayos del amanecer. No me lo pensé mucho más y estrechando mucho más aquel abrazo fue que pude probar sus labios después de varios días sin hacerlo. Al separarnos me encuentro con sus rostro levemente sonrojado y una enorme sonrisa que adornaba su expresión mientras me observaba. Le devuelvo la sonrisa par aluego decirle:
—Estoy en casa.
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Holiwis mis sensuales lectoras y lectores.
Aquí otro pedacito de Shadamy para alimentar el alma.
Espero que les gustara y de ser así no olviden picarle a la torpe y sensual estrella, también dejarme sus comentarios y opiniones.
Sin más que decir...
...Eve cambio y fuera.
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