Anónimos

#kiriasuweek2019

Día 7: tema libre

Disclaimer: los personajes de esta historia no me pertenecen son del mundo de Sword Art Online, propiedad de su creador, esto es solo un fanfic sin ánimo de lucro, hecho desde el respeto, cariño y admiración a su trabajo.

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<<Mi adorada Asuna:

Hoy quise robarte un beso, pero no me atreví.

No tuve valor, lo reconozco, soy algo cobarde cuando se trata de ti.

No porque te tenga miedo, eso nunca, a pesar incluso de que tu carácter sea tan fuerte como tu entereza en el campo de batalla.

Es más bien timidez, falta de seguridad ante todo lo que significas para mí y que, a veces, me hace creer que no eres real.

Y, ojo, me levanté esta mañana convencido de que hoy lo lograría, había soñado contigo, con tus sonrisas solo para mí. Eso siempre me envalentona.

Pero luego llegué al Instituto y ahí estabas tú. Flotando etérea entre todas las demás. Tus cabellos con sus propios rayos de sol iluminaban hasta el más pequeño recoveco del lugar y, con esa magia tuya, todas las miradas se arremolinaban bajo el ala de tu presencia.

Y ahí me quedé yo, como un tonto más, observando a la muchacha más bonita ser arropada en la distancia por mis sinceros anhelos, sin que fueras consciente de las ganas de abrazarte que me acongojaban por dentro.

Fue duro empezar así el día.

Más tarde volví a verte, me sonreías y me llamabas desde lejos para que os acompañara a las chicas y a tí en el almuerzo. Rehusé.

Como te he dicho, hoy me desperté con ganas de robarte un beso y sabía que no podría contenerme viéndote saborear la comida con avidez o compartiendo conmigo esos bocados de ambrosía que tu misma preparas. Otra oportunidad pérdida.

Llegó la tarde y mi mirada inquieta te buscó por las instalaciones. Hoy no tenías ninguna actividad extraescolar, ni habías quedado con las chicas. Era perfecto. Podría secuestrarte y robarte ese beso. Iluso de mí.

Cuando el rastro de tu aroma me advirtió de tu presencia, caminabas hacia el auto de tu familia, habían venido a recogerte, sin motivo ni excusa que me hubiera permitido afrontar aquel infortunio mío con entereza.

Tendiste tu mano sin rozarme y, como si de una caricia se tratara, tu dulce voz me preguntó si nos veríamos mañana.

"¡Sí, sí, por supuesto qué sí! Si por mi fuera te vería cada día despertar y cada noche caer rendida entre mis brazos por el sueño. Te vería durante la mañana y durante la noche. Cada hora, cada minuto y cada segundo del día."

Seguro habría podido robarte ese beso de haberte contestado así, pero no. Ahí estaba ese bochorno, anudando mi lengua a mi estómago, para reducirme al ridículo con aquella mueca y triste asentimiento.

Patética respuesta la mía que no hizo más mella que apagar un poco la luz de tus ojos y, con ella, mi esperanza. Lo siento.

Eso si, prometo que no cesaré en mi empeño. Porque quizá hoy no fue el día por algún motivo que ignoro, pero nadie dice que mañana no lo sea.

Eso es, mañana... ¡prometo que mañana será el día en que logre robarte un beso!

Fdo.: Tu admirador secreto. >>

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<<Estimado admirador:

¿No te han dicho nunca que los besos no se roban? ¡Menudo descaro el tuyo!

Además, no sé si lo sabes pero mi corazón ya pertenece a alguien... Él no es muy expresivo en lo que a sus sentimientos se refiere, más bien torpe y tímido, si te soy sincera. Pero me da igual, porque sé que su afecto es sincero y único.

Así las cosas, he de rogarte que ceses en tu empeño, ya que mis besos, como te he dicho, tienen dueño.

Aun así, he de reconocer que tu historia me ha conmovido un poco y creo, creo sinceramente, que si no conseguiste tu objetivo es porque, me temo, desconoces lo que es un beso de verdad.

Por ejemplo, ¿sabías que hay muchos tipos de besos? Y no me refiero solo a los que se dan con la boca.

Mi novio me besa cada día de mil maneras diferentes. Me explico.

Todas las mañana me da los "buenos días" con un mensaje, lo que me reconforta y aviva mis ganar de acudir al Instituto y verle.

Cuando estoy allí, miro a mi alrededor y siempre me cruzo con su mirada que se siente templada y suave, como la mejor caricia.

Siempre que comemos juntos se sienta a mi lado. Devora con devoción mis platos, y el sonido que hace cuando algo le resulta sabroso, que suele ser casi siempre, me arropa y reconforta como el mejor de los abrazos.

Luego están esos roces. Nuestras manos chocandose al caminar, cuando me ofrece algo para que lo coja y así poder sentir mi tacto o, simplemente, sus dedos rozando los míos en un fingido descuido. Esos besos sin besar son los que más me gustan, pues siento un escalofrío recorrer mi espalda de principio a fin.

Aunque, ya que estamos siendo sinceros, no niego que, a veces, me gustaría oírle más decir cuánto me quiere. ¿Qué tontería verdad? Para que necesito palabras si cada uno de sus gestos se siente como un beso de verdad. Un beso de amor verdadero. Misterios de la naturaleza humana...

Pero lo cierto es que él es así, y me gusta tal y como es.

Por eso te digo, querido admirador, que los besos no se roban, no son tuyos si has de robarlos. Los besos se reciben y se demuestran en cada gesto y momento en el que la complicidad entre dos amantes se hace piel.

Lamento que mi respuesta no sea la que esperas, aunque estoy segura que te convencerán mis argumentos para que, por favor, no me robes un beso.

Atentamente,

Tu novia, Asuna. >>

Cerró la nota al tiempo que el divertido repiqueteo de unos dedos demandaban su atención desde su espalda. Se giró, guardando la carta en el bolsillo de su chaqueta.

—¿Qué escondes ahí, Kirito-kun? —rio coqueta.

—Una nota de una chica que me ha dado calabazas.

—¿A sí? ¿Y cuales fueron sus motivos?

—No quiso que la robara un beso.

—Vaya... Pobre Kirito-kun...

Antes de que fuera consciente de la burlona sonrisa que asomaba por la comisura de sus labios, la muchacha se acercó a él con determinación, rodeó su cuello con sus brazos y, alzando sus talones al tiempo, besó con suavidad sus labios.

Suaves y templados, invitaron a sus brazos a acompañar esa caricia rodeando la estrecha cintura de su novia.

No duró mucho, pues no era el lugar para perderse, pero fue lo suficientemente intenso para que, al separarse, les embriagara cierta sensación de azoramiento.

—¿Me acabas de robar un beso? —sus manos seguian aferradas a su cintura.

—No... Nada más lejos de la realidad. Yo, simplemente, te lo regalé. ¡Feliz cumpleaños Kirito-kun!

~fin de la kiriasuweek 2019~

Muchas, muchísimas gracias a todos por leer y compartir sus historias. Ha sido un evento maravilloso ☺

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