[Dos]

—Muchas gracias por acompañarme, Theo.— Shai le agradeció a su mejor amigo con una sonrisa en los labios mientras Theo estacionaba el auto.

—No hay de qué, Shai.— ambos miraron la casa pintada de blanco que se hallaba al otro lado de la calle, la poca luz que ofrecía la luna la hacía terrorífica, pero Shai sabía que por dentro daba más miedo. Ella suspiro pesadamente. Theo tomó su mano.

—¿Estás emocionada?— le preguntó.

Ella se apartó el cabello del rostro y sacudió la cabeza con pena, nunca pensó que a pocos días de una gran celebración su ánimo estuviera tan decaída.

—Vamos, Shai, es tu boda.— le insistió Theo sacudiéndola con entusiasmo y la chica no pudo evitar reír al ver que su mejor amigo estaba más alegre ante el día en el que se vestirá de blanco.— No puedes estar tan... tan... tan amargada.

Soltó una carcajada y sacudió la cabeza, rodando los ojos.

—No digo que no esté contenta, solo que...— volvió a suspirar y tuvo que morderse la lengua para no contarle a Theo nada.— no es como lo imaginaba de niña.

—Obvio no, has crecido y tus ideales solo...— Theo hizo señas con las manos, intentando darse a entender.— cambiaron, es todo. Encontraste al amor de tu vida. Nahko te hará muy feliz.

Theo casi se ahogó con esas palabras, celoso. Shai tragó saliva, nerviosa.

—Si...— fue lo único que pudo murmurar la chica.— ¿Tú para cuando, eh? Ya tienes 28 años. Eres joven, guapo, amable y caballeroso, quitando de lado lo egocéntrico, vanidoso y algo irritante, pero ¡hey! Con eso puedes conseguir algo. — la chica rió, se sentía bien reír ¿por qué había dejado de hacerlo?

—Ja, ja y más ja.— Theo rodó los ojos pero una sonrisa le bailaba en la comisura de los labios.

—Y hoy conseguiste el número de Martha.— la chica se quedó pensando unos segundos.— ¡No es cierto, ella te lo pidió! Que atrevida. Ahí está, tú siempre dices que quieres a una chica valiente.— Shai asintió frenéticamente con los labios fruncidos y las cejas alzadas.

—Si, si, bueno, la chica que te estaba probando los vestidos para tu boda no es precisamente una opción de pareja.— Theo sacudió la cabeza.

—¿Por qué no?— inquirió Shai con el ceño fruncido. Theo la miró a los ojos, Dios, ¿qué por qué no? Quiso decirle que estaba ella. Solo ella. Su mejor amiga, su Shai... no, espera, estaba a unos días de casarse con Nahko ¿Dónde quedaba él?

—No lo sé, solo no.— se encogió de hombros.

—Ay, Theo.— Shai suspiró lentamente.— Bueno.— se aclaró la garganta.— me tengo que ir, otra vez muchas gracias por acompañarme a las pruebas finales.— le sonrió ampliamente a su mejor amigo, Theo pensó rápidamente que tenía una sonrisa hermosa, pero sus ojos decían otra cosa.

—No hay de qué, al menos ya elegiste el vestido para el gran día.— dijo. Recordó el bello vestido de manga larga de tipo encaje, y escote de corazón que se dejaba caer hasta los tobillos con delicadeza. Se veía preciosa y creo que ella pensó lo mismo, ya que sus ojos se empañaron de manera casi inmediata mientras asintió con cierta seriedad, todavía meditaba su expresión cuando escuchó que la puerta del copiloto se abría.

Shai besó su mejilla antes de bajar del auto y cruzar rápidamente la calle con el bolso en mano, sus manos temblaban y sus piernas flaquearon al ver que la luz de la cocina estaba encendida. Nahko estaba en casa, la chica respiro profundamente y dio media vuelta para despedirse de su mejor amigo, Theo seguía en el auto y la observaba con detenimiento, ella sacudió la mano como despedida, Theo le regresó el gesto, los ojos de ella se empañaron de nuevo, no lo había notado. Obvio no lo iba a notar, era una marca muy pequeña.

Con los pies de plomo entro a la casa, intento hacer poco ruido, pero las llaves no dejaban de tintinear mientras daba los primeros pasos dentro de la casa. Shai cerró la puerta, dándole un último vistazo al carro de Theo.

La casa estaba en total oscuridad, excepto por la luz de la cocina y la luz de las farolas que había fuera, su resplandor se colaba por las ventanas. De la cocina se acercaron los pesados pasos de su prometido.

—¿Dónde estabas?— inquirió Nahko en tono molesto. Shai se quedó sin aliento.— Dijiste solo un par de horas, y ya van a dar las 11 de la noche, Diann.

—Lo siento, es que... yo...— su lengua no conectaba con su cerebro, no sabia que decir, siempre que ella se encontraba frente a su imponente figura el miedo se disipaba por todo su cuerpo, su mente se bloqueaba y sus extremidades parecían no reaccionar.

—¿A dónde fuiste?— inquirió Nahko mientras se acercaba más y más a ella, Shai sintió pánico al pensar que podía desmayarse.— Te estoy hablando.— exclamó: le tomó fuertemente por el brazo, sin importarle los gestos de dolor que ella hacia ante los toques de él.— ¿Dónde estuviste toda la tarde, Diann?

—Fui a...— intentó retirar la mano de Nahko de su brazo, la estaba lastimando, aunque no era algo nuevo, su prometido aferró sus dedos al delgado y frágil brazo de Shai. Ella gimió.— Fui a las últimas pruebas de vestido...— soltó el aire que contenían sus pulmones de golpe.— Por favor, suéltame.

Nahko lo hizo, Shai dio un par de pasos de costado, intentando huir hacia la escaleras, pero se detuvo. Su prometido intentó contener la furia que lo arremetía contra su futura esposa ¿Por qué siempre se sentía tan enfadado con ella? Seguro era culpa suya, todo lo era.

—¿Cuál elegiste?— le preguntó con cierta obligación, a fin de cuentas ambos se iban a casar.

—El de manga larga.— respondió ella en un murmullo y con la mirada baja. Escuchó a Nahko bufar y tuvo que agarrar valor para prepararse para lo que venía.

—Te dije que ese no me gustaba.— estaba enojado, oh si, bastante enojado, Shailene solo pensó en las palabras de Theo mientras ella daba vueltas lentas en la plataforma.

Te queda precioso, Shai.

—¿Me estas escuchando?— la voz ronca y molesta de su prometido la devolvió a la realidad.— ¡Te dije que ese no me gustaba! ¡Maldita sea, parece que haces todo solo para molestarme!—mientras estas últimas palabras salían de los labios de Nahko Shailene sentía que iba a colapsar, su prometido la tomo de la nuca de manera brusca y la lanzo con fuerza hacía las escaleras, Shai gimió y soltó un ligero grito al caer, pero no dijo nada, sabía que a él no le gustaba que hablara.— ¡¿Por qué carajos continuas haciendo cosas estúpidas?! ¡Te gusta verme enojado, es eso!—Nahko convirtió sus manos en puños y las estrelló contra el costado de su prometida. Ella lloraba con desesperación, le dolía todo el cuerpo, no podía pelear y no quería darse por vencida, pero su alma se desgarraba poco a poco.

—¡Es el único puto vestido que cubre todos mis golpes!— exclamó después de ponerse de pie en el momento en el que Nahko le había dado la espalda.—¡Mis brazos estan llenos de moratones y cicatrices por tu culpa!—soltó una bocanada de aire antes de intentar respirar hondo, se arrepintió de sus palabras cuando vio a su prometido dar media vuelta con la furia marcada en el rostro.

  — ¿Que dijiste, zorra?

Shai se quedó en blanco, sus ojos derramaban lagrimas como nunca, estaba cansada, ya no podía más.

  — Yo...

  —Repítelo...—la desafió en un susurro ronco— Repítelo, hija de puta.— el silencio gobernó la casa.—Ahora si te quedas callada ¡Maldita zorra!— Shailene, quien había empezado a subir las escaleras con el rostro contraído de dolor, gritó, aterrada, cuando vio a su futuro marido caminar de manera amenazante hacia ella.

Theo vio a Shai entrar a la casa y soltando un suspiro sonrió al recordar verla vestida de blanco, aunque no fuera para él, se vestirá de blanco para Nahko, eso lo ponía de mal humor y algo triste, obviamente nunca lo comentó con Shai, no le iba a quitar las ilusiones. Su celular vibro en su bolsillo antes de que pudiera arrancar en dirección a su solitario apartamento.

  —¿Diga? — respondió con duda al ver que era un número no registrado.

  —Señor James, no deje a la señorita Woodley en casa, por favor, llévela a otro lugar...—Martha hablaba de manera rápida y preocupante, Theo tardó en captar las palabras.

—¿Qué? No entiendo que dices, explícame, tranquila.—Theo frunció el ceño y, confundido, apagó el auto.

— Se lo suplico, durante las pruebas del vestido noté que... que tenía un punto negro pintado en la palma de la mano. ¡No la deje en su casa!

Theo no entendía, la cabeza le daba vueltas.

  — ¿Qué significa eso?

— El punto negro, significa que la víctima está pidiendo auxilio pero en silencio, sin llamar la atención, ya que su agresor es sumamente violento y puede correr peligro su vida si se entera.—   el oxígeno dejó de llegar a los pulmones de Theo.—¿Ya la dejó en casa? ¡Sáquela, ya!— la chica se escuchaba desesperada.—Acabo de ver lo que significaba, no la deje en casa, dicen que lo mejor que se puede hacer es... es llamar a la policía. Llame, pero sáquela rápido de ahí, puede correr riesgo si su prometido se entera de que salió con el punto negro pintado en la palma de la mano.

Theo no dudo ni un segundo, abrió rápidamente la puerta del conductor mientras la ligera niebla de su mente se disipaba: por eso lucía tan incómoda cuando hablaban de la boda, Theo creía que era amor, recordó con algo de enojo todas las señales que le dio con la mano, se recogía el cabello constantemente, le palmeaba las mejillas, lo empujó varias veces, pero cuando él le regresaba el empujón ella gemía de dolor, pero casi de manera monótona sonreía y decía que estaba bien.

¡Maldición, es su mejor amigo y no se dio cuenta de las señales! Sus ojos lucían hinchados, apagados, su forma de vestir ya no era igual y ya no era tan atrevida como antes. Cruzó la calle de manera rápida.

—¡Eres una puta!— Shailene sollozó y corrió con sus pocas fuerzas en dirección a la habitación, intento cerrar la puerta, se colocó detrás de esta y empujó, pero el pie de Nahko se lo impidió; su prometido empujó la puerta soltando un gruñido, arrojando a Shailene contra la pared.

La chica lloraba en el suelo de forma desgarradora, con escuchar sus alaridos de dolor bastaba para saber que estaba harta de todo. Nahko, furioso, la levanto del cabello, Shailene gritó, su prometido la arrojó contra la pared del cuarto, ella cayó al piso con un sonido seco.

—Ya no eres tan valiente ¿verdad, estúpida?— Nahko soltó una carcajada y se limpió la sangre de su futura esposa en la camiseta antes de tomar a Shai del cabello y soltarle una fuerte bofetada, Shailene se derrumbó.

Nahko se acercó rápidamente a la ventana para cerrar las cortinas para que los vecinos no estuvieran de fisgones. Antes de cerrarla vislumbró un auto negro estacionado al otro lado de la calle, conocía perfectamente ese auto. Giró la cabeza hacia la chica, con una sonrisa malévola en los labios. Shai se intentaba apoyar en el brazo para levantarse, se agarró de la colcha de la cama, manchándola de sangre y gimió.

—Así que te fuiste con James.— el agresivo chico cerró la cortina de un jalón y Shai sollozó con miedo al ver a su prometido acercarse enojado.— ¡Fuiste con James, hija de puta!— Shai alzó las manos al ver que el golpe se aproximaba, se quedaría seca de tanto llorar.

—Y traes el punto negro...— resopló Nahko, Shailene ya se estaba declarando oficialmente muerta. Su futuro esposo la obligó a levantarse jalándola del brazo, la estampó contra la pared y la puso de espaldas, se pegó a ella. Le desabotonó los pantalones y cómo pudo se los quito, era suerte la suya el que los zapatos hubieran desaparecido desde la carrera en las escaleras.

—¿Qué estabas haciendo con él, eh, mi amor?— murmuró en su cuello, Shai soltó un alarido que le desgarró la garganta. Nahko tomó entre sus dedos el cabello castaño de su futura esposa y estrelló el costado de su rostro en la pared, ella gimió con lágrimas en los ojos, sangre brotaba de su labio partido y de su nariz.

La otra mano de Nahko le alzó la blusa y empezó a arañar la espalda baja de la mujer, causando que gotitas de sangre se quedaran en sus uñas, al igual que pedazos muy ligeros y pequeños de piel. Shailene gritó y Nahko volvió a estrellar su rostro contra la pared y lo único que Shai pudo hacer fue llorar, no se podía apartar, ya que el cuerpo de Nahko la tenía apresada contra la pared.— Esto me pertenece ¿entiendes? ¡Tú me perteneces!

—¡No me toques!— gritó la chica al sentir las asquerosas manos del imbécil dentro de sus pantaletas, sus dedos eran rasposos y ásperos.— ¡Suéltame, suéltame!—entre lágrimas se revolvió, ganándose el ser estrellada contra la pared una vez más, él con la mano dentro de sus bragas, su vista se nubló, pero no quería desmayarse, sería la peor desgracia. El hombre sacó la mano de la ropa interior de la chica y la dirigió a las manos de la chica, se las sostuvo detrás.

—Creí que las putas estaban acostumbradas a este trato.— Nahko la arrojó hacia la cama, calculó mal y Shai termino en el suelo por milésima vez en la noche, él bufó y vio como la muchacha luchaba por mantener los ojos abiertos, aunque seguía llorando como niña pequeña.— Que estés inconsciente lo hace mucho mal fácil.— el hombre tomó el cuello de la camisa de Shai y jaló, causando que se abriera por completo, sacando volando los botones, su abdomen estaba lleno de moretones, algunos tomando tonalidades verdes, morados, rosados y rojos, los más recientes.

Los ojos de Shai se abrieron, reunió las fuerzas necesarias y su puño se estrelló contra el rostro de su futuro... su futuro nada.

La cabeza del hombre rebotó en la base de la cama y Shai tuvo oportunidad de salir de debajo de Nahko. Se arrastró entre quejidos lejos de él. El hombre se puso de pie, Shai estaba agotada, los sollozos la cansaban, él la cansaba.

Fue cuando ambos escucharon el ruido abajo. Ambos guardaron silencio, pero no por tanto tiempo.

—¡Ayuda!— gritó Shailene con las fuerzas que le quedaban, no eran muchas, pero rogaba que quien estaba abajo la escuchara. Nahko tiró de su cabellera, que en sus buenos tiempos había sido acariciada con cariño por las mismas manos.

—Cállate, maldita sea.— Shailene sollozó y él presionó la palma de su mano contra sus labios.

Theo quería morirse, había escuchado el grito de su mejor amiga, que no hacía más que confirmar lo que Martha le decía, tuvo que morderse la lengua para asegurarle a Shai que estaba ahí, que la iba a ayudar. Miro hacia la cocina y encontró varias latas de cerveza, quería algo para golpearlo: miro el palo de la escoba que estaba recargada en una esquina, eso podría servir.

Empezó a subir las escaleras lo más rápido y silencioso que le era a su sistema, vio los bonitos zapatos color crema de la chica en los primeros escalones, lo que le preocupaba es que tenían gotas de sangre; su respiración estaba agitada, su mente preocupada y su corazón encogido, escuchaba los sollozos de Shai y las puertas del armario siendo abiertas, la puerta del cuarto principal estaba entre abierta, se acercó con cautela y el palo en alto, se colocó a un lado de la pared y la empujó, sin salir de su escondite.

  —¿Quién esta ahí?—  había logrado su cometido, se escuchaban los pasos de Nahko acercándose a la puerta, Theo inspiró, los pasos se volvían más cercanos; Theo no lo pensó dos veces antes de descargar el enojo en el idiota de Nahko, el palo de madera golpeó las manos que sostenían el arma, no a Nahko, quien salió a encarar a James.— No puedes hacer nada, Kinnaird...

No lo dejo terminar, soltó un golpe en la mandíbula del imbécil que había estado dañando a su mejor amiga desde hace tiempo, no estaba seguro de cuanto, pero eso no importaba, Nahko jadeó y el bueno entre ellos le pateo el abdomen, Nahko dio dos pasos hacía atrás y el siguiente golpe fue suyo, su puño se estrelló justo en su mejilla, de la boca de Nahko empezó a salir sangre a borbotones. Él soltó otro par de golpes y uno de ellos le sacó el aire al mejor amigo de su futura esposa, haciéndolo sonreír, aunque esa sonrisa no duró mucho.

Otra patada golpeó a Nahko, justo en las costillas, Nahko, en vez de caer de dolor, tomó el pie antes de que James tuviera la oportunidad de bajarlo y tiró fuerte, tirando a Theo al suelo, Theo jadeó, el estúpido prometido de su mejor amiga lo empezó a jalar de ambas piernas y él, estirándose, tomó el palo que había terminado en el suelo del pasillo de la casa donde Shai había llorado, gritado y sangrado sin que nadie la escuchara, sin que nadie la ayudara, por que ese imbécil le había inyectado el miedo en las venas.

Sus dedos tocaron el palo de madera y se aferraron a el, Nahko estaba demasiado ocupado para darse cuenta, así que el arma que Theo había tomado por buena se estampó contra la cabeza de Nahko, éste se desplomó a sus pies, literal, Theo retrocedió para liberarse de su agarre ya flojo. Se puso de pie, pasó su mano por su rostro y vio como ésta se manchaba de sangre, pateó la espalda del idiota que tenía en las manos sangre de Shailene.

— ¡Shai!— su voz era ronca, ella ya lo escuchaba en eco, todo parecía ir lento, estaba tirada en el suelo y con sangre por todo su cuerpo al igual que los moretones que marcaban su piel de un tono muy poco bonito.— Shai, Shai, quédate, no te desmayes, anda, ven.

Unos brazos la sostuvieron desde la cintura, ella soltó un gemido encontrado con un sollozo, Theo se sentía como la mierda, ¿cómo había permitido que le pasara algo así a su pequeña Shai? Estaba semidesnuda, con moretones por todas partes y las mejillas húmedas, de sangre y agua salada.

  — Tranquila, soy yo.— su voz masculina la calmó, pero el dolor le consumía el cuerpo, la mente y el alma. Theo acomodó a su mejor amiga en su regazo, no soportaba verla así, desacomodó la cama con una mano mientras con la otra sostenía a su amiga por la espalda, aunque sus manos se mancharan de sangre, no importaba, nada importaba, solo ella. La cubrió lo mejor que pudo, sin lastimarla, Theo ya estaba llorando, ella luchaba con la oscuridad, no quería perderse.

Theo sacó el celular de su bolsillo, con los ojos nublados marcó al 911, en lo que la línea conectaba besó repetidamente la frente y la coronilla de Shai.

— Línea de emergencia...

— Necesito una ambulancia y a la policía...

— Señor, necesito que me indique que esta pasando.

— ¡Mi mejor amiga...—  se ahogó con sus palabras—  mi mejor amiga era... golpeada por su prometido! Esta... está sangrando, esta muy herida, Dios, todo esta lleno de sangre, por favor, rápido.

— ¿Dónde esta el prometido de su amiga?

— Esta en el pasillo, esta inconsciente, lo... lo golpeé en la cabeza con un palo.

— Calma, yo soy Brooke ¿Cómo te llamas? ¿En que parte de la casa estás? ¿Estás con tu amiga?

— Theo.—  tragó saliva y aferro a Shai contra su pecho, ella gimió, cosa que alegro a Theo por que así le daba señales de vida.—  Theo James. Estoy con ella en brazos, estamos en la parte de arriba, en la habitación principal.

— Tranquilo, Theo, ya rastreamos tu número, van a ir a ayudarte ¿de acuerdo? Por favor mantente en línea. ¿Cuando llegaste estaba siendo golpeada?

— Si, fuimos a que se probara el vestido para su boda y la señorita que nos atendió se...—  inhaló profundo, su corazón bombeaba sangre como loco.— se dio cuenta de un punto negro dibujado en la palma de su mano.

— ¿Ella sabía lo que significaba?

— No, lo investigó después y me marcó para decirme que no la dejara en casa.

— ¿Te dijo lo que significaba?

— Entré a la casa en cuanto me lo dijo, ya cuando llegué, ella estaba...—  sollozó, Theo veía como su compañera de así toda la vida sangraba.—  Ella gritaba por ayuda, la había empezado a golpear en cuanto entro a casa...—  el chico notó como la sangre empezaba a empapar la cobija, pero no era de ninguna herida visible, el aire abandonó sus pulmones.

Shai dirigió ambas manos a su vientre, estaban llenas de sangre, magulladas, pero en una de ellas un pequeño punto negro estaba pintado; acarició suavemente su estómago y sollozó, Theo la miró a los ojos, rogando en silencio que no le estuviera dando el mensaje que él creía que le estaba dando.

Pero Shai asintió. Le rompió el corazón.

— Theo, no cuelgues, ¿sigues ahí?  

  — ¡Maldita sea, dense prisa!— exclamó Theo, su mejor amiga sollozó, intentó jalar aire, pero un alarido abandonó sus labios.— Puta madre... Shai, Shai.—  Theo empezó a sollozar, pego a Shai a su cuerpo y acomodó el rostro el la curva de su cuello.

—¿Theo? ¿Theo? Ya están cerca, tranquilo, todo va a estar bien.— Brooke habló; Theo mecía a Shai en sus brazos, Shai gemía por el ligero dolor que eso le causaba, pero no dijo nada, estaba en sus brazos y eso era lo único que importaba, se sentía a salvo.

—¡Rápido, por favor!—  tomó a su amiga por ambas mejillas, ella le regaló una mirada triste, pero una pequeña chispa de esperanza brillaba, ardía como nunca antes.— ¿Por qué nunca me lo dijiste? ¿Por qué, Shai? ¿Por qué?

— ¿Theo? ¿Sigues ahí? ¿Qué está pasando?

— Señorita, necesito que se den prisa...

—Te aseguro que ya están en camino, mantén la calma 

—Brooke, creo que esta embarazada, por favor, necesito a la ambulancia ya.— la línea se quedó en silencio, la operadora estaba en shock.

—¿El prometido de tu amiga lo sabia?

—Shai, ¿Él lo sabía?—  le preguntó mientras lanzaba una mirada rápida al estúpido hijo de puta que estaba inconsciente en el pasillo.

El alma se le fue a los pies cuando Shai asintió de manera muy suave.

—Si, si... el hijo de puta lo sabía.— Shai empezó a gemir de nuevo, su gesto mostraba claro dolor, cortos alaridos empezaron a ser liberados de la garganta de Shai.— Tranquila, tranquila, pequeña, todo—  tragó saliva y beso su frente.—  todo va a estar bien.

— Theo, ya están ahí.

Y así fue, inmediatamente escucharon como abrían la puerta, las voces de los hombres uniformados inundaron el lugar, Theo acarició el cabello de Shai, tenia un ojo morado y algo hinchado y no dejaba de llorar, a lo lejos se escuchaban las sirenas, un par de ambulancias y dos patrullas. Los paramédicos llegaron y lo primero que hicieron fue retirar a Shai de los brazos de Theo, él estaba destrozado por dentro, pero físicamente no tenía nada, más que un moretón en la mejilla, eso es nada comparado con la golpiza que Shai recibió ese día.

Shailene preguntó por Theo durante el trayecto al hospital, los médicos le respondieron que no se preocupara por él, pero ¿Cómo no hacerlo? ¡Era su mejor amigo! ¡Le había salvado la vida! El problema es que ella no había sido tan fuerte como para salvar la de su bebé.

🌐🌐🌐

— Al fin te dieron de alta.

Theo estaba recargado en el marco de la puerta observando como Shai guardaba en una pequeña maleta las cosas que Theo le traía todos los días durante el último mes, solo para animarla. Los padres de ella se enteraron de lo sucedido, no podían creerlo al principio, pero terminaron viniendo casi todos los días con su pequeña. Los padres de Nahko fueron notificados, él, gracias al cielo y a las leyes estadounidenses, terminó en la cárcel.

—Si...—  la chica suspiro, aliviada.— fue un largo tiempo.

Ella no lo superaría, su cuerpo lleva cada marca, de cada pelea de los últimos seis meses, y pensar que todo inició con una mala noche, alcohol y una golpe que derribo a Shai.

—¿Estás enojado?—  preguntó ella con la mirada baja.

— No hay razón para estarlo,— Theo se enderezó y metió ambas manos en los bolsillos de atrás—  solo que si me lo hubieras dicho... podría haber ayudado, ¿sabes?

  — Tenía miedo.—  declaró ella con lagrimas en los ojos.—  Lo siento.

Él ya no quería verla llorar, era muy difícil que sonriera en las cuatro paredes de su habitación de hospital, pero él se aseguraría de que afuera volviera a ser la Shai alegre que conoció.

Se unieron en un abrazo, ella lloraba sobre su pecho como lo había hecho tantas veces en sus 14 años de amistad, ya que se conocieron cuando ella tenia 10 y él 12.

— Hey, tranquila. Yo lamento no haberme dado cuenta.—le acarició el cabello.

— Eso no importa.—  Shai sacudió la cabeza. Ya no quería llorar, pero el mundo se había estado desmoronando desde hace tiempo y ella no podía hacer nada, aunque ahora, con la perdida de su bebé, sentía que tenía que hacerse fuerte. Theo tomó la maleta de Shai y se la echo al hombro ante la atenta mirada de la chica, que pensaba en la posibilidad de un futuro, un mañana, una segunda oportunidad.

Aunque eso no indica que tuviera que hacerlo sola.

⚫️✋🏻😥

Segunda dosis

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¡Las amo!

Pizza para ustedes 🍕 (Gracias a TrisTobiasForever  🌚)

-Dana

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