[Cinco]
(A/N: Escucha la canción en multimedia y repítela las veces que sea necesaria para que acabes el capítulo con sentimiento)
Ella lleva desaparecida casi seis meses, él no deja de culparse todos los días.
Theo da una última calada al cigarro que sostiene entre los dedos y lo arroja al suelo con furia, mete las manos a los bolsillos y camina en dirección a casa con la mirada fija en el suelo; estaba enojado con ella, con Shailene. Regresaba de su trabajo temporal y, como cada vez que salía a la calle, esperaba encontrarla.
Después de años de amistad, después de tantos momentos juntos ella no se ha preocupado por él, no ha vuelto a casa... no después de lo que vio. Theo recuerda ese día a la perfección.
Él caminaba por los pasillos de la preparatoria, en aquellos últimos días todos parloteaban sobre el "Último baile", así que Shai no era la excepción, él la escuchaba atentamente, ella hablaba de vestidos, estrellas y música, él reía ante sus locas ideas.
—No, pequeña, no puedes hacer que todos vistan de blanco y de repente hacer una guerra de pintura.— Theo no pudo contener la carcajada.
—¡Piénsalo! Sería genial, cada quien iría a de vuelta a casa con un gran diseño de vestido o de traje.— llegaron al casillero de él.
—Ok, ¿Y como convencerás a todos?— preguntó él, ya más interesado. Abrió su casillero mientras la chica pensaba como hacer que todos utilizaran blanco aquella noche tan especial. Dentro del locker del chico había unas cuantas fotos, con sus amigos, con sus padres, pero la más importante y las que conservaba con más cariño son las que tiene con Shai, en una están él y Shailene en un parque cerca de casa de ambos, ella está sobre sus hombros, riendo con la vista en la cámara y él la toma de las manos, con la vista en ella.
—De hecho, en clase de química estaba aburrida y estaba haciendo un boceto de una papeleta para repartirla por los pasillos y que le pongamos más color a nuestro baile.— ella da brinquitos, emocionada. Él la contemplaba totalmente divertido: su mejor amiga estaba loca.
— Pues puedes hacerlo, a fin de cuentas, eres la presidenta del comité de alumnos.— Shai era muy inteligente, era la típica chica de buenas notas, la primera en todas las clases, aunque eso no le quitaba lo popular; toda la escuela la conocía por su alegría, por su cariño y su empatía, asistía a fiestas, tomaba y salía con chicos, pero siempre mantuvo sus calificaciones a la perfección.
—Lo hablaré con el director.— sonrió — Es más, iré ahorita mismo, solo tomaré de mi casillero el boceto del volante.—y subió sus gafas con rapidez. Él lanzo una mirada rápida a sus muñecas, se alivio al verlas sanas: aparto la mirada, sabia que a ella le incomodaba que le viera sus viejas cicatrices, que le recordara su pasado.— ¿Te parece si ahorita nos vemos?
Él asintió.
—Ve, te espero, mientras guardo esto.— señalo sus libros, ya que era momento en los que tienes que ir dejando los cajones vacíos para los chicos de un grado menor.
Shai dio media vuelta y caminó con paso tranquilo entre la multitud de gente que se reunía en los pasillos, la mayoría la saludaban, otros solo le sonreían, pero nadie la ignoraba, como solían hacerlo en su otra escuela. Dobló la esquina y llego a su casillero y lo abrió con rapidez, no tardo en encontrar el cuaderno designado a su materia favorita y arranco de un tirón el borrador del anuncio. Se quedó admirándolo por unos cuantos segundos cuando alguien cerró suavemente la puerta de su locker.
— ¿Qué tal, Woodley?— el chico sonrió, ella le regreso el gesto.
—¿Que tal, Elgort?— ella subió tímidamente sus gafas.
—Pasaba por aquí, y bueno...— se rascó la nuca, algo nervioso.— Quería saber si tú... si tú ya... ya tenías pareja para el baile.— soltó de golpe, Shai se impresionó, sonrió de lado.
—No.
— ¡Que bien!— exclamó, aliviado, el chico de cabello castaño.—Yo... quería saber si querías ir conmigo. — se mordió el interior de la mejilla.
Ella rió.
—Sabes que no busco pareja.— dio media vuelta y comenzó a caminar, bueno, tal vez si buscaba pareja, pero no quería a Ansel precisamente.
—Oh, ¡Shai, vamos!— él la siguió, esquivando a las personas que se arremolinaban cerca de ellos. Ella soltó la carcajada.— Hazle un favor a tu soltero amigo.
—Hazle un favor a mi amiga e invítala, Violetta se muere por ti.— Shai señaló a la chica pelinegra, él posó la mirada en ella, quien le saludó con nervios.— Ve y habla con ella, seguro y acepta, no vengas conmigo llorando como bebé.
—¿Segura que se muere por mi?— ella asintió con entusiasmo, Ansel se sonrojó y suspiro.— Es que yo también me muero por ella.
—¿Y por qué no le preguntaste a ella?— Shai rodó los ojos.
—¿Qué tal si me rechaza?
— Cállate y ve.— lo empujó en dirección de la chica.
— Hola, Vi...
Shai no detuvo su camino, camino con una sonrisa triunfante al verlos hablar, dobló la esquina, donde alcanzó a ver a Theo hablando con alguien, aunque la multitud de estudiantes no le permitían ver quien era. Chocó con alguien.
—¡Lo siento!— se disculpó con Zöe, a quien le había golpeado el hombro sin querer.
—Esta bien, tranquila. — le sonrió y recogió la hoja de papel que había caído al momento del impacto.— ¿Qué es esto?
— Oh, es una idea, justo iba a mostrárselo al directo a ver si la aprueba.— Shai sonaba emocionada cada vez que hablaba de ese proyecto.
— ¿Fiesta de pintura? ¡Me fascina la idea!— exclamó la morena.— El director acaba de subir a la sala de maestros si quieres te acompaño.
—Va, va, me parece.— Shailene sonrió y Zöe la tomo de un brazo mientras cuestionaba a la rubia sobre su idea, ella respondía con tranquilidad. Su mejor amigo podía cuidarse un rato.
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—Nos vemos dentro de un par de días en mi oficina, señorita Woodley, a ver que tan rápido los chicos aceptan la idea de un baile a todo color.— el director le sonrió.
—¡Claro que si, señor Becket! Le aseguro que será un éxito.— la chica cerró la puerta de la sala de juntas y bajó de manera apresurada las escaleras, rogó por que Theo no la hubiera dejado. Casi corrió en dirección a el pasillo donde el casillero de su mejor amigo se encontraba, la vista la bloqueaban unos chicos del equipo de americano, unas cuantas porristas y otros más. Shai se alegró al ver el cabello castaño que tanto le gustaba.
—¡Theo, Theo...!— se quedó a la mitad de sus emocionados gritos, detuvo sus pasos y su sonrisa desapareció.— Theo...— susurro, casi como si fuera su último aliento.
El chico sostenía a Ruth Kearney contra su locker: sus labios estaban unidos y se movían en una danza bastante sensual, aunque algo grotesca, las manos de ella se enredaban con desesperación en el cabello del chico y las manos de él acariciaban su cintura y bajaban constantemente hacia sus piernas, Shai parpadeó.
De repente, todo estaba lleno de sangre, las ambulancias sonaban a todo lo que daban.
Shai parpadeó una vez mas, sacudiendo la cabeza.
—Todo está bien.— susurró para su interior, cerró los ojos con fuerza.
Los abrió de nuevo: ésta vez Ruth ya había alzado una pierna y la mano de Theo la sostenía contra sí. Cerro los ojos una vez más y respiro con fuerza.
Volvió a abrirlos, el infierno se abría ante sus ojos, las luces brillaban demasiado, se quitó, con las manos temblando, las gafas.
— Todo está bien.— volvió a susurrar.— Yo estoy bien...—para asegurarse de ello rozó con un dedo sus muñecas, alzo la mano: estaba llena de sangre.
Sacudió la cabeza, dio dos pasos para atrás. Su corazón palpitaba con fuerza, con más fuerza que nunca antes, más fuerte que cuando lo veía a él, a Theo.
—No, no de nuevo.— sintió sus ojos nublarse, sentía que se ahogaba.
—¡Ey, Shai!— la llamó Maggie, la psicóloga escolar, a sus espaldas.— ¿Cómo va todo? Escuché tu idea para el baile ¡Y es simplemente brillante...! ¿Eh...? ¿Shai? ¿Está todo bien? ¡¿Shai?!
Maggie se acercó con rapidez, la chica lucía perdida, respiraba con dificultad, estaba sudando y temblando. Tenía sus lentes rotos en una mano y de ésta corría sangre: los vidrios se le habían clavado.
—¡Shai! Shai, mírame.— la psicóloga sabía que pasaba, la tomó por los hombros.— Shai, estoy aquí, estoy contigo.
—¡¿Shai?! ¡Shai!— era Theo, era él. Había dejado a Ruth sin respiración, pero ahora él no sabía como respirar al ver a su mejor amiga de nuevo con sus ataques de pánico, se acerco corriendo, la chica no despegaba la vista del suelo— ¡Shai, Shai!— llamó a gritos a su mejor amiga, los chicos que todavía estaban en la zona no podían creer lo que veían, comenzaron a murmurar; nadie sabía por todo lo que había pasado, por cuantos meses estuvo en el hospital.— Llame a su madre y a un ambulancia, ¡rápido!— le pidió a la maestra, Maggie asintió y sacó su celular con rapidez.— Shai, mírame, mírame, aquí estoy, por favor, vuelve...— la tomó por las mejillas y la obligó a mirarlo, sus pupilas estaban dilatadas, sus ojos húmedos.
—No, no, no...— empezó a murmurar, dio unos cuantos pasos para atrás, fijo sus ojos por unos momentos en su suéter de manga larga manchado de sangre.— Lo siento...— soltó sus lentes y salió corriendo.
Theo estaba sentado en la orilla de su cama, movía los lentes rotos de Shai de un lado al otro. La policía intentó de todo para encontrarla, pero nada había funcionado. El chico, frustrado, dejó los lentes sobre su escritorio, donde con cariño conservaba todas las fotos que tenía con ella, tomó su chaqueta y bajo las escaleras de su casa corriendo.
—¿Theo? ¡Theo, cariño! ¿A dónde vas?— era su madre quien lo llamaba a gritos.
— Vuelvo en un rato.— se limitó a decir antes de cruzar el umbral de la puerta y salir.
Camino con las manos en los bolsillos, el sol ya comenzaba a ocultarse en el horizonte, sus pasos eran pesados y su mirada captaba todo movimiento a su alrededor.
—Eres un paranoico.— le habría dicho ella riendo. Theo llegó al parque donde tomaron la foto, aquella foto que el admiraba todos los días; esa foto la tomaron el día en que ella salió del hospital después de una dura recuperación, su intentó de suicidarse dejo sus muñecas destrozadas, la dejo inconsciente en el piso de su baño.
Se sentó en la primera banca que vio y coloco los codos sobre las rodillas, se pasó las manos sobre el rostro y tiro del nacimiento de su cabello. Ya no sabía que hacer para tenerla de nuevo a su lado, para escucharla reír de nuevo y hablar sobre sus locas ideas; su idea de una guerra de pintura se llevó a cabo, todos vistieron de blanco aquel día, hicieron la guerra de pintura tal y como lo hubiera querido ella y, al final de la noche, todos con vela en mano de dirigieron a lo que era su casillero y lo mancharon tiernamente de colores, algunos pusieron su mano completa, otros solamente una huella y aún con la pintura fresca manchamos un vestido blanco.
Sonará estúpido ¿Por qué tanto por una chica? Simple, era reconocida por todos, ella estaba mal internamente, pero siempre trato de alegrar a todos con su sonrisa, trato que la preparatoria no fuera algo tan pesado y llenaba las aulas de risas, sin importar que por dentro estuviera llorando.
Sonó su teléfono, cortando el silencio; dejó que sonará, en esos momentos estaba meditando en que había pasado con su mejor amiga, en a donde pudo haber ido. Su teléfono no dejaba de vibrar en el bolsillo de su pantalón, decidió contestar.
Era el hermano de Shai.
—Tanner, en serio no quiero...— su voz comenzó a romperse, el chico al otro lado de la línea no lo dejo terminar.
—Theo, está en casa: Shai está en casa.
Le costó asimilar esas palabras.
—¿Q-qué quieres decir, Tanner?— se puso de pie.— ¡Si estás tomado y esto es una broma...!— las lágrimas corrían por sus mejillas, se talló los ojos y se apretó el puente de la nariz.— No puedo...
—¡Theo, no te estoy mintiendo, está aquí!— la respiración del chico estaba acelerada.
Theo jadeó, el oxígeno dejó de llegar a sus pulmones.
— Ma-manténla ahí, voy para allá...— soltó el aire poco a poco, intentando calmar los latidos de su acelerado corazón.— ¿cómo... cómo luce?
Tanner se dejó caer en el sofá, resignado.
—Mal...— Theo torció los labios y aceleró el paso.—Tocó la puerta, mamá abrió y al verla se puso como loca, Shai no dijo nada, dejó que mamá la abrazara y la llenara de preguntas, no respondió nada y solo subió las escaleras, entró a su cuarto y se encerró en el baño.
Theo estaba un par de casas de la casa de su mejor amiga.
—James, está mal, luce mil veces más delgada que la última vez que supimos de ella, tiene ojeras, está pálida, roza lo amarillo...— se callo.— Ma, ¿Qué está pasando...?
— Estoy frente a tu casa, abre.— soltó Theo al ver el jardín lleno de flores que su amiga cuidaba con mucho cariño, al parecer la señora Woodley se había encargado de mantenerlo, ya que lucía perfecto.
—Pasa, pasa.— me pide Tanner al abrir la puerta.— No se que está pasando allá arriba.
Theo entró a la casa sin dudarlo y subió los escalones de manera rápida, ya escuchaba a la señora Woodley.
— ¿Shai? Shai, mi niña, ¿por qué no sales y hablamos?— estaba hincada frente a la puerta de baño, su frente estaba recargada en la puerta.— Shai, te he extrañado mucho... hicimos de todo para encontrarte, no sabes cuanta gente se preocupó por ti...— el chico se colocó a su lado, ella tenía las mejillas bañadas en lágrimas, a Theo se le oprimió el corazón; ella siempre había sido como una segunda madre para él, desde pequeño la conoce y por ende conoce a Shai, de hecho, una de sus fotos más especiales es en la que Lori sostiene a Shai y Jane a Theo, recién nacidos.
—Shai...— Lori se limpió las lágrimas y toca suavemente en la puerta, se escuchó un sollozo al otro lado.—Shai ¿Puedes abrirme, bebé?— colocó una mano en la puerta.—¿Puedes?
Theo se colocó a su lado, encapsuló su mano y le buscó la mirada. Lori lo entendió.
—Mi niña... Theo está aquí, él...— la madre de la chica sollozó.— Él ha estado muy preocupado por ti, él también quiere verte.
Shai sintió como el corazón se le aceleraba, se miro las muñecas una vez más, recordando. Se levanto lentamente del suelo, sus piernas eran muy débiles, mientras tanto Theo hablaba del otro lado de la puerta.
—Shai...— Theo suspiró, cansado.— Shai... mira, no puedo más, te conozco desde que eras una niña, te vi caerte, te vi levantarte y te vi seguir jugando, ¿lo recuerdas?— Shai se contempló en el espejo que había en el baño, de piso a techo. — Recuerdo mucho aquella cicatriz que te hiciste en la resbaladilla, jugando conmigo, la tienes justo a un lado del hueso de tu cadera.— el chico sonrió ligeramente, aunque el agua salada le rodaba por las mejillas; ella hizo a un lado sus pantalones y vio la marca que tenía.— Recuerdo cuando le escribiste esa carta a tu hermano recién nacido, recuerdo como bailabas en pijama cuando te preparabas para la escuela.— el chico sollozó, ella también.— Te he visto enamorarte, desilusionarte y seguir adelante, te he visto lastimarte— Shai lanzó otra mirada a sus muñecas.— te he visto llorar, reír, cantar, bailar... pero nunca te había visto fallarle a alguien, nunca lo habías hecho.
Shai gritó de impotencia, coloco una mano sobre el espejo. Theo bajo la mirada.
— Me duele, me duele estar así, me duele verte así...— sacudió la cabeza ella se cubrió los oídos, llorando.— Quiero que me escuches, ¿de acuerdo? Quiero que abras la puerta, te lo ruego, Shai...— él chico espero. —No sé que me has hecho— susurro con la frente pegada a la puerta—¿Qué me has hecho? Me tienes mal, Shailene, estoy... estoy enamorado de ti ¿de acuerdo? Me tienes vuelto loco. Mis pensamientos día y noche son sobre ti, me he estado matando para volver a verte y cuando regresas...— Theo sollozó de nuevo.— Solo abre la puerta; quiero verte, quiero abrazarte...— el silencio se hizo, ella lloraba con la espalda recargada en la fría pared. — No voy a quedarme con los brazos cruzados, o abres esa puerta, Diann, o la abro yo.— la amenazó, no le quedaba opción.
Shailene se quedó con la mirada perdida en su reflejo, llorando en silencio, se acerco de poco en poco al espejo, alzo una mano: se vio fijamente a los ojos.
—¿Qué soy ahora? ¿En que me he convertido? — se preguntó, le dolió más responderse a sí misma.
—Shai, yo te amo ¡Yo te amo! Entiéndelo, por favor, solo quiero ayudarte, quiero amarte...
—Tu estás enamorado de la antigua Shai, no de quien soy ahora.— la chica hablaba muy bajito, pero Theo la escuchaba.
—No, escucha, princesa...— se pasó la lengua por los labios .— Te quiero, te amo sea aquí, en China o en otro planeta, seas rubia, morena o pelirroja: ¡Shai estoy enamorado de ti!
—No puede ser cierto, no me has visto...— las manos de la chica se convirtieron en puños.— ¡No me mientas!— golpeó el espejo.
— Shai, Shai, no te miento.— comenzaba a ponerse nervioso, le lanzó una mirada a Tanner, quien observaba a Theo recargado en el marco de la puerta.— Shai, hay gente que te ama, hay gente que a esperado tu regreso, no solo yo, por favor... abre la puerta.
— ¡No!— golpeó de nuevo el espejo, Theo escucho el golpe.
—Sis, te quiero de vuelta, por favor, sal...— Tanner también estaba llorando, se colocó al lado de Theo.— Sal ¿Si?
— No soy la misma de antes, estoy loca, nadie me va a querer así.— Shai sollozó, se miro al espejo con odio.
— Shai...— Theo comenzó a forcejear con la puerta.
La chica golpeo el espejo con los puños, una, dos, tres veces.
—¡Shailene, abre la maldita puerta!— Theo alejó a Tanner y comenzó a patear la puerta, Shai a golpear a su reflejo.
—¡Te odio, te odio, te odio!— la chica le gritaba a su reflejo, se odiaba a si misma.
—¡Shailene!
—¡¡Te odio!!
La puerta se vino abajo, Shai golpeo el espejo con todas sus fuerzas, este se quebró, al igual que el corazón de la chica; Theo se abalanzó sobre su mejor amiga y la tiro al suelo, protegiéndola con su cuerpo mientras los trozos de cristal caían como copos de nieve.
—Yo te amo, yo te amo, yo te amo...— susurro el chico.
⚪️🎨🗡
¡Quinto shot!
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Hoy Theo cumple 32 años, entonces yo también tengo 32 años 😍😍
Pizza para ustedes🍕
-Dana
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