Tu historia se metió en mis entrañas

removiendo fibras adolescente

incapaz de comprenderte.

Te volviste obsesión,

deseo y realización,

análisis de luces en mi entumecida razón.

Maltratada, pisoteada,

vejada, abandonada.

Amada, glorificada,

vestida con estrellas de dignidad.

Tu Tierra humedecida

por la sangre que te hizo

mestizos, españoles,

africanos, indígenas 

dieron frutos de libertad.

Pero, ¡cómo cuesta entenderte Venezuela!

¡Cómo cuesta no querer sacrificarse por ti!

Son tus leyendas y vivencias

las que terminan colándose en mí,

has humedecido mis huesos,

mis tuétanos están hechos de ti.