Capítulo Cuatro - Torpe


Siendo honesta pienso que podría quedarme en la laguna para siempre aunque mi piel se viera de la forma en que se debe de ver la de una abuela de ochenta años. Siempre estoy tan alegre aquí. Es tan simple nadar sin preocuparse del mundo exterior. Hasta se siente como si el tiempo se detuviera y que este momento existe para siempre.

Siempre amé la película de La Sirenita y pienso que ella en verdad, en verdad debió amar a Eric para dar su mundo bajo el agua por él. En serio ¿puedes amar tanto a alguien como para dejar tu hogar? Sí creo en el amor pero tenemos instintos supervivientes y dejar el lugar que te mantiene seguro no parece seguir esa teoría. No sé, es un pensamiento. Sin embargo, nunca he estado enamorada. Solo he leído acerca de ello y lo he visto en películas así que no sé. Tal vez el amor es más fuerte que la propia protección.

Sigo nadando mientras mi mente sigue deambulando entre diferentes temas. Siempre es así, siempre estoy pensando en algo, preguntándome. Es por eso que es fácil para mí distraerme en cualquier momento. Veo esas pequeñas cosas que los demás tienden a dar por sentado e ignoran. Les presto atención a esas cosas y las analizo.

— ¡Hey!— Escucho un grito mientras sigo flotando, viendo a las estrellas y tratando de ver las constelaciones como se suponen que son.

Asustada, me hundo en el agua y me apresuro a salir a superficie de nuevo, tosiendo el agua que entró en mi nariz por accidente. Veo alrededor, mis ojos completamente abiertos buscando a quien gritó. No imaginé eso, en serio escuché a alguien.

— ¡Hey, tú!— vuelvo a escuchar, una voz de hombre y empiezo a entrar en pánico, viendo a todas partes.

Finalmente lo encuentro, parado en el muelle, moviendo sus brazos. Estoy un poco lejos de donde está así que no lo reconozco, pero estoy segura que no es mi padre. Mi papá no es delgado y alto como ese hombre y obviamente no así de joven. Mi papá apenas tiene cabello y este chico tiene mucho.

¡Oh Dios! ¿Qué está haciendo aquí? Es tarde, se supone que nadie debe estar aquí a estas horas de la noche.

Miro alrededor, asustada y con mi corazón martilleando en mi pecho ¿Y si es un asesino? ¡ENTONCES SERÉ UN CASO DE CSI!

Me hundo en el agua, escondiéndome de él y nado alejándome. Es una gran laguna, puedo huir de él. Conozco este lugar como la palma de mi mano, puedo perderlo si viene detrás de mí. Quien sea que sea y lo que sea que quiera, no lo obtendrá.

Llego al lado de la laguna cerca de los árboles que forman un pequeño bosque que separa las dos propiedades, así que uso los arbustos y árboles para esconderme al tiempo que dejo el agua. Me escabullo, goteando agua helada y sintiendo el aire frío abrazándome y haciéndome temblar. Sigo mirando alrededor, buscando al hombre y cuidadosa de no hacer mucho ruido.

Estoy escondiéndome detrás de un árbol cuando lo veo venir del muelle, corriendo, buscando a su alrededor... ¿buscándome? Oh Dios ¿Qué si en serio quiere matarme? Me escondo todavía más, arrodillándome y tratando de desaparecer entre la oscuridad del bosque. Pero viene en esta dirección. No puede saber dónde estoy ¿cierto?

— ¿Dónde estás?— pregunta y mientras más se acerca finalmente puedo reconocerlo... y su voz.

¿Qué está haciendo Harry aquí? ¿No debería estar en el centro, descansando?

—Sé que estás en alguna parte. Por favor—, habla nuevamente pero sigo escondiéndome. No creo que vaya a matarme pero aun así, no quiero avergonzarme en frente de él al tartamudear como una gran idiota.

Sigue aproximándose, caminando más a dentro del bosque y batallando con las ramitas y raíces en el suelo. Haciendo a un lado ramas y arbustos. Aun buscando.

Cuando vez a Harry Styles en fotos y videos se ve tan... confiado y elegante, como si fuera el dueño del mundo. Pero luego lo vez caminando en el bosque, peleando contra la madre naturaleza y perdiendo, en serio perdiendo. Se tropieza una y otra vez, cayendo más de una vez en sus manos y rodillas.

Mierda.

Joder.

Ouch.

Sigue maldiciendo mientras se pone de pie de nuevo y sigue buscando mientras yo sigo escondiéndome. Es tan sencillo para mí, este es mi reino, lo conozco a la perfección y él no tiene idea donde está parado y es claro que no está acostumbrado a este tipo de lugares.

En un momento dado se para en una rama caída que se rompe y hace un ruido estruendoso, asustando a Harry que grita tirando sus brazos en el aire y perdiendo su balance para caer sentado otra vez. No puedo evitarlo, me río cuando lo veo caer de nuevo. Es bastante torpe, tan diferente de esa imagen que tenía de él. Por un momento pienso que debería dejar mi escondite y ayudarlo antes de que se mate.

Y pensé que quería asesinarme. Parece que solo es un peligro para sí mismo.

Pero el hecho de que reí lo alerta de mi presencia.

—Sabía que estabas aquí ¿Dónde estás?— pregunta, aun sentado en el piso pero buscando por todas partes. —Por favor, solo quiero hablar, no te haré daño.

Río otra vez cuando dice eso porque es él quien está sentado en el piso luego de que se asustó cuando una rama se quebró.

—Sé que tú me ayudaste ayer. Salvaste mi vida y solo quería agradecerte—, dice y contengo el aliento. Es por eso que está aquí ¿pero por qué ahora? Es muy tarde. Probablemente media noche. —Por favor.

Aunque lo pide de esa forma no me muevo ¿Qué pasaría si mostrara mi rostro? Sonreiría amablemente, se presentaría y agradecería pero yo me sonrojaría como si toda mi sangre estuviera en mi rostro, contendría el aliento y temblaría como un Chihuahua y no podría decir una sola palabra y él pensaría que soy retardada o algo.

¿Quién en su sano juicio estaría dispuesto a embarazarse en frente de su amor platónico?

Soy tímida pero no soy ni una idiota ni una masoquista de algún tipo. No me gusta la idea de las personas riéndose de mí y no me gusta hacer el ridículo, así que me quedo donde estoy, escondiéndome como una cobarde.

Estoy segura que Ariel, la princesa, saldría de detrás del árbol y le sonreiría con tanta ternura como ella, haciendo que él se enamorara de ella con un movimiento de pestañas. Pero no soy esa Ariel, solo tengo el nombre y algunas similitudes. Soy la más joven de siente hijas. Mi padre es viudo. Mi reino es por el agua y cuando estoy en la laguna me siento como una sirena. Salvé al apuesto príncipe, pero eso es lo más lejos que llego. Tengo las piernas para ser parte de su reino, pero no tengo la personalidad para hacerlo. Fallo en ese departamento.

Deseo, deseo tanto que pudiera dejar este miedo a humillarme en frente de él —o cualquiera. Que pudiera salir y presentarme. Y mientras lo veo aún en el piso, aun desenado que salga y muestre mi cara, deseo aún más fuerte que pudiera ser alguien diferente. Deseo que pudiera ser un poco más como la Ariel real. Apuesto a que ella no tendría este dilema.

Supongo que Harry se da por vencido porque suspira profundo y menea su cabeza antes de pararse y limpiar sus ropas. Siento una pequeña punzada en mi pecho y sé que es porque se irá y esto será todo. Perdí mi oportunidad de hablarle.

—Está bien, solo quería agradecerte por salvarme—, Harry habla una vez más y sonríe con tristeza a nadie, porque no está viendo en mi dirección.

Después de eso mira alrededor pero esta vez no está buscándome, si no la salida. Quiero ayudarlo y mostrarle la dirección correcta, pero sigo ocultándome. Al final se orienta y se va, aun tropezando y casi cayendo mientras se aleja.

—De nada—, susurro una vez no puedo verlo y estoy segura que no me escuchará.

Me pongo en pie y el aire frío me golpea, haciéndome temblar. Me abrazaba mientras estaba arrodillada, protegida por los arbustos y ahora que estoy en pie puedo sentir lo helado de media noche.

Corro al muelle donde dejé mis cosas y me apuro a vestirme. Es solo un vestido y un suéter, pero es mejor que solo mi húmedo traje de baño. Una vez vestida y como mi vestido comienza a empaparse también, miro en dirección al bosque, sin saber si deseo ver a Harry o no.

Vino aquí para buscarme, para agradecer y no pude enfrentarlo. Había aceptado con totalidad que no soy buena socializando, que tengo este desorden de ansiedad que no me deja interactuar con otros, pero esta noche, mientras veo a los árboles, deseo que fuera diferente.

Sabía que era mejor que el apuesto príncipe no viniera y se presentara en mi mundo porque no podría hablarle aún si quisiera. No sé si Harry sea mi apuesto príncipe, pero es como uno y bastante guapo. Pero aun así. Lo salvé y ni siquiera puedo verlo a los ojos y decirle que fue un placer ayudarlo.

Bien hecho, Ariel.

Sacudiendo mi cabeza, me abrazo y camino a casa, donde mi padre debe estar durmiendo. No gano nada deseando que las cosas sean diferentes. No puedo cambiar quien soy y no importa, en serio. Lo salvé, él está bien. Eso es todo lo que en realidad importa.

Esa noche tengo un sueño divertido y creo que es porque pensé demasiado en la película. Soñé que era Ariel, La Sirenita. Soñé que vivía bajo el mar y podía ir a donde quisiera. Vi el barco donde el apuesto príncipe estaba. Y claro, el príncipe era Harry.

El barco estaba en llamas y salvé a Harry, lo ayudé y lo llevé a la playa pero no podía cantarle como en la película. Traté de cantar pero nada salió de mi boca. Ni siquiera un pequeño sonido y fue ahí cuando me desperté, tomando mi garganta, asustada de haber perdido mi voz completamente.

— ¡Oh Dios!— digo y suspiro aliviada cuando me escucho a mí misma.

Aun puedo hablar.

Aunque no hable mucho, me gusta saber que tengo mi voz. No sé qué haría si no pudiera cantar, aun si solo canto para mí.

Esa es otra cosa en la que la Sirenita y yo diferimos: nunca cambiaría mi voz por nada o por nadie. 

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