Capítulo II: "Un latente peligro."
Un latente peligro.
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Era una mañana fría y húmeda, Quil estaba en el Porche de la casa de los Cameron en la espera de la pelirroja como le había dicho. Jared se burló de él en cuanto salió de su guardia esa mañana, lo nombró como: "El perrito faldero".
La puerta se abrió, una cabellera algo despeinada de un color rojizo se vio, Quil se removió ansioso. La muchacha vestía unos jeans azules y un chaleco impermeable de color rojo, también tenía unas botas de lluvia de color amarillo chillón.
—¿Listo, Cara-Bobo?.—Preguntó Sarah, poniéndose a su lado.
—Buenos días a ti también.—Burló Quil, con una sonrisa divertida.—¿Debemos ir por tu amiga?.
Sarah negó con la cabeza.—Ha salido a buscar por otros lados con su padre, ella cree que un Chihuahua del tamaño de una mosca es capaz de irse hasta Seattle.—Comentó con burla en su voz.—Así que, seremos tú y yo en el bosque, buscando a un perro con menos sentido de orientación que yo.
Quil rió levemente y comenzó a guiar a la menor por los árboles, adentrándose al bosque. Obviamente sabía por dónde debía ir y donde evitar pasar, dado a que sabía las ubicaciones de sus amigos que estaban de guardia. La pelirroja miraba por todos lados buscando al perro de color café claro, ella denominó que el color del pelaje del canino era de un tono Café con un poco de leche, diciendo que era color Diarrea. El castaño se reía de las incoherencias que solía soltar la chica, le parecía la niña más divertida del mundo.
—Entonces, ¿Tú fuiste quien le dio un laxante al profesor de deportes hace dos años?.—Preguntó Quil, anonadado de las travesuras que la chica contaba.
—Tenía examen de resistencia física, y no soy buena en deportes.—Se defendió.—Fue una jugada inteligente ponerle un laxante en su botellón de agua. ¿Nadie le dijo que es mala idea tener un botellón de color negro, donde no puedes ver el contenido?.
—Aún así, estuvo mal.—Regaño como un hermano mayor.—Podrían haberte expulsado si se enteraban que fuiste tú.
—No es nada comparado con lo del año pasado.—Elevó sus hombros.—Con Maca le pegamos el trasero a la profesora de literatura en la silla, y luego le pusimos una bomba de pintura en el cajón donde tenía los exámenes.—Contó con aires altivos.
Quil negó con la cabeza, totalmente resignado.—Son de lo peor.
—Lo mejor es tenernos de amigas, que de enemigas.—Dijo Sarah, chasquendo con la lengua.
—Concuerdo.—Le dio la razón.
Siguieron buscando, adentrándose más al bosque, el Aterea iba atento a su alrededor en caso de algún peligro que dañara a su impronta. En el camino iban hablando de temas variados, Quil se sentía engañado con Jared, pues el muchacho había descrito a su prima como alguien insoportable y desagradable, cuando era todo lo contrario, era divertida y muy buena para las conversaciones. Aunque, dos por tres, la regañaba por utilizar malas palabras en sus quejas.
—¿Cómo se les perdió un perro en el bosque?.—Preguntó el mayor.—Mejor dicho, ¿Qué hacían en el bosque?.
—Para empezar, el perro se perdió solo. El solito se fue en medio de la investigación.—Explicó.
—¿Investigación?.
—Con Maca, habíamos oído que habían cosas raras pasando en el bosque.—Ajusto el agarre de su mochila.—Y queríamos ver que era, y la muy tonta de Maca, no tuvo mejor idea que traer a su perro, según ella serviría como "Perro rastreador".—Hizo comillas en lo ultimo.—Cuando nos dimos cuenta, el perro ya no estaba.
—¿Son suicidas?.—Preguntó con sarcasmo.—¿Van al bosque aún sabiendo que hay algo que podría matarlas?.
—Una alma curiosa muere por su curiosidad, y no por la duda.—Respondió Sarah. De repente, paro su caminata de golpe y miro a un lado.
—¿Qué ocurre?.—Preguntó Quil.
—Creí ver algo, pero debí de imaginarlo.—Murmuró confundida, volviendo a caminar. El lobo se tensó al sentir otra presencia junto a ellos.—Debo dejar de leer esos libros de terror, todo el tiempo pienso que hay un asesino detrás de mí.
Quil se acercó a ella con cautela, y fijo su vista entre unos árboles. Alguien los estaba mirando.
—Será mejor que volvamos, Sarah.—Aconsejo, con un leve temblor en su cuerpo.
—Ni siquiera llegamos al lugar donde perdimos a Puppy.—Se quejó Sarah.
Quil tomo su brazo y la hizo caminar más rápido para el lado contrario del que iban. Sentía el olor dulzón de un vampiro desconocido, y no quería poner en peligro a la niña que iba a su lado quejándose. Quería sacarla de allí lo más rápido posible, y luego darle aviso a la manada.
Quil llevo a la joven a la casa de su Alfa, sabía que no había lugar más seguro que ese para dejarla. Cuando entraron, Brandy y Collin, estaban sentados en la mesa comiendo como si no habían probado bocado hace meses. La pelirroja caminó hasta una silla junto a los jóvenes, y los miraba con una mueca de sorpresa al verlos comer. El Aterea se acercó a Sam, el cual estaba saliendo de la cocina junto a Emily.
—Tenemos un problema.—Susurró para que su impronta no oyera. El Alfa lo miro, y le hizo una seña para que salieran de la casa, Quil se volvió a la pelirroja y habló.—Ya vengo, no te muevas de aquí.
La chica solo asintió y le robó una patata a Collin, ambos lobos pequeños eran unos años más grandes que ella, así que ya se conocían y se llevaban bien.
Los mayores salieron al Porche, donde Quil estaba inquieto.
—¿Qué ocurre?.—Preguntó Sam.
—Estábamos en el bosque con Sarah, en busca del perro de su amiguita.—Relató con nerviosismo.—Cuando ella notó que había algo en unos árboles, luego sentí el olor asqueroso de un chupasangre.—Dijo con asco.—Sentí como nos siguió hasta que salimos del bosque, luego ya no percibí su olor.
Sam suspiró. La llegada de un nómada vampiro era el claro significado de Problemas, y luego de dos años de tranquilidad, era agobiante volver a la rutina de tener guardias dobles otra vez para vigilar.
—Bien, dile a la niña que se quede aquí, que deber ir a buscar a Jared para algo, y llamaremos a todos a una reunión en el bosque.—Ordenó Sam.—Llamaré a Jacob, él y los Clearwater deben estar atentos del otro lado del tratado.
Quil asintió y entró a la casa nuevamente, la escena con la que se encontró debió parecerle divertida a no ser que debían estar al pendiente de un nuevo problema en la reserva.
Sarah estaba jugando a piedra, papel o tijera con Brandy por un plato de patatas fritas. Siendo la ganadora invicta y canturreando que había ganado mientras hacía un baile raro y comía las patatas con una sonrisa victoriosa.
—Sarah.—Llamó Quil. La pelirroja lo miró.—Debo ir a buscar a tu primo, no te muevas de aquí hasta que volvamos.—Pidió.—Te quedarás con Emily, en un rato llega Kim, la novia de Jared.
—¿Por qué?.—Preguntó curiosa.
—Porque sí, tú no te vayas de aquí hasta que volvamos.—Repitió.
Luego, los dos lobos que estaban allí presentes, salieron de la casa tras Qui. Dejando a una pequeña de trece años con mucha curiosidad.
Emily sabía que algo estaba pasando, dentro de ella decía que un latente peligro se avecinaba, y que todo se pondría nuevamente intenso.
Diez minutos después, diez lobos estaban en la línea del tratado. Tres de un lado, y siete del otro. Todos sentían tensión, un nuevo peligro, en el aire.
《Quil sintió el hedor de un vampiro en el bosque cuando estaba de excursión con su impronta》Explicó Sam, a los demás lobos.
《 ¿Qué hacían en el bosque, Quil?.》 Preguntó Jacob, al lobo que estaba frente a él.
《Larga historia. La cosa es que ella lo vio, pero dijo que lo había imaginado, cuando luego sentí ese feo olor》 Habló Quil.
《Seth también lo sintió, minutos antes de que Sam me llamara》 Dijo Jacob, mirando a su Beta.
《Debemos estar atentos, no sabemos que es lo que busca, y no pondremos en peligro al pueblo por esta asquerosa rata.》 Habló Leah.
Todos se pusieron de acuerdo, aunque no fueran de la misma manada hace años, eso no significaba que no hicieran un gran equipo cuando los problemas llegaban al pueblo.
Por otro lado, Kim estaba hablando con Sarah de los nuevos teléfonos que te mostraban a que tanta distancia estaban las otras personas. Para ese año, 2009, era algo que flipaba en la época. Mientras que Emily terminaba de hornear unos grandes panecillos, la mujer estaba feliz de tener a una niña por la casa, desde los años que estaba con Sam, no habían podido tener hijos dado a que cuando el lobo del espíritu Guerrero estaba activado, y no estaba cien por ciento activado su lado humano, cosa que imposibilitaba la Concepción de un hijo.
—¡Están que molan!.—Chilla Sarah.—¿Se podrá buscar a un perro con mala orientación?.—Preguntó, mirando el teléfono nuevo de Kim.
—No, Sarah.—Negó Kim, divertida.—Solo ubica a las personas con un teléfono, y que tengan su ubicación activada.
—Oh, ya estaba que llamaba a Maca para decirle que debíamos robar un banco y comprar un teléfono de esos.—Bufo la pelirroja, sacándole una risa a ambas mujeres.
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