Capítulo 06

Jisung se despertó lentamente, con una sensación extraña en su cuerpo. Intentó recordar lo sucedido el día anterior, prometiéndose no volver a tomar tanto. Últimamente, había estado olvidando algunas cosas y eso le preocupaba. Miró su ropa y se sorprendió al ver que llevaba puesta lencería. Algo había pasado con su vecino Minho, y solo de recordarlo se avergonzaba. Minho era guapo, pero esperaba que, estando borracho, no se hubiera sobrepasado ni hecho nada que no deseaba.

Al salir de su habitación y dirigirse a la sala, se sorprendió al ver todo ordenado. Junto a una nota de Minho que decía:

"Gracias por la invitación. Te quedaste dormido, así que te dejé en tu cuarto descansando. Apenas puedas, ven a mi casa para poder conversar."

Sin mucho que hacer, Jisung decidió tomar una ducha antes de ir a la casa de Minho. Una vez listo, se dirigió a la puerta de su vecino y tocó el timbre. Minho abrió la puerta, adormilado, luciendo un pantalón de cuadros de color azul y sin camiseta, mostrando su trabajado cuerpo. Jisung se sonrojó y le sonrió mientras Minho se hacía a un lado para dejarlo pasar.

— ¿Sobre qué querías hablar? — preguntó Jisung mientras tomaba asiento en el sofá.

Minho sonrió y se sentó frente a él.

— Quería comentarte sobre lo de ayer — empezó a decir, pero Jisung lo interrumpió.

— Lamento si hice algo inapropiado o que te haya incomodado. Estaba borracho y no pensé en lo que hacía — dijo rápidamente, sintiendo el rubor subiendo a sus mejillas.

Minho soltó una carcajada.

— Estuviste a punto de hacerme un show en lencería. La verdad, me hubiera gustado verlo, pero te quedaste dormido.

Jisung se tapó el rostro con las manos, avergonzado.

— Dios mío, no puedo creerlo — murmuró.

Minho se inclinó hacia adelante y le dio una palmada en el hombro.

— No te avergüences. Es normal que la gente actúe así cuando está borracha.

Aunque aún sentía vergüenza, Jisung asintió.

— Está bien — dijo, tratando de sonreír.

Mientras Jisung pensaba en lo que Minho había dicho, su vecino se levantó para preparar dos tazas de té. Jisung aún estaba absorto en sus pensamientos, tratando de recordar si realmente había ofrecido un show de lencería. ¿Minho había accedido a verlo? No podía imaginarse qué más habría hecho.

Volviendo a la realidad, Jisung vio a Minho regresar con dos tazas de té, ofreciéndole una.

— Gracias — dijo Jisung, aceptando la taza.

Minho se sentó nuevamente y, tras un sorbo de té, dijo — Mientras dormías, instalé algunas cámaras de seguridad por si alguien intentaba secuestrarte de nuevo o algo similar.

Jisung sonrió agradecido.

— Gracias por hacer eso, Minho.

— No hay problema — respondió Minho, sacando su celular —. Dame tu celular un momento.

Jisung le entregó su teléfono sin pensarlo dos veces. Minho instaló una aplicación y se lo devolvió.

— Ahora podrás ver las cámaras desde tu celular. Solo cuatro, en lugares estratégicos.

Jisung miró la aplicación y asintió.

— Está bien, gracias.

Minho sonrió y se levantó.

— Voy a ponerme una camiseta, ya vuelvo.

Minho se dirigió a su habitación y, una vez allí, encendió rápidamente su computadora. Había obtenido acceso completo al celular de Jisung. Cada vez que Jisung abriera la aplicación de cámaras, Minho podría verlo a través de ella. Podría leer los mensajes de Jisung, rastrear sus movimientos y ver todo lo que hacía.

Minho regresó a la sala con una camiseta puesta y se sentó junto a Jisung.

— He agregado mi número a tu celular. Escríbeme por cualquier cosa.

Jisung sonrió y miró su celular para ver la hora.

— Debo irme ya — dijo, levantándose.

Minho lo acompañó hasta la puerta. Jisung se despidió con un beso en la mejilla, haciendo que Minho sonriera, y se fue rápidamente.

Jisung se dirigió hacia su carro y fue al departamento de los dos menores, Jeongin y Félix, para ver cómo se encontraban. Al llegar, se topó con una gran sorpresa había un invitado. Notó esto al ver los zapatos de alguien más afuera del departamento. Llamó a la puerta varias veces, pero nadie respondió. Se sentó junto a la puerta y sacó su celular para enviarles un mensaje de texto. Luego, por curiosidad, decidió revisar la aplicación de cámaras para ver qué había pasado en su casa.

Abrió la opción "Cámara Uno", que mostraba un ventanal en la cocina, y no vio nada fuera de lo normal. De repente, recibió una notificación de la aplicación.

"En cámara cuatro se detectó un movimiento."

Jisung seleccionó la cámara cuatro y vio una silueta. Era una persona que entraba caminando hacia su casa. La cámara apuntaba hacia la entrada principal, y vio cómo el hombre abría la puerta con una especie de llave. Esto sorprendió a Jisung, ya que solo él tenía una copia de la llave.

Con miedo, tomó una captura de pantalla y se la envió a Minho con el mensaje: "Alguien entró a mi casa. Si estás ahí, revisa. Voy en camino."

Jisung se levantó rápidamente, bajó las escaleras del edificio y corrió hacia su carro. Condujo hacia su casa lo más rápido posible. Al llegar, vio que la puerta estaba abierta. Entró y allí estaba Minho, vestido de negro, tal como el hombre en la cámara.

— ¡Oye, Minho! — dijo Jisung, acercándose con miedo.

Minho se giró y le sonrió.

— Era una falsa alarma — dijo con calma —. Estaba verificando si las cámaras funcionaban.

Jisung lo miró sin estar muy convencido, especialmente al saber que Minho tenía una copia de sus llaves.

De repente, Jisung se sintió mareado. El olor del lugar lo estaba oprimiendo; no podía respirar bien. Escuchaba cómo Minho repetía su nombre varias veces, y luego todo se volvió negro.

Nuevamente.

Jisung se despierta en un lugar extraño. Ya no es una habitación oscura, sino un cuarto blanco. Está recostado en una cama, atado, con un suero en su brazo derecho. Al voltear la cabeza, ve que Minho está atado a una silla.

Asustado, lo observa, descartando cualquier duda sobre si Minho pudo haberlo estado acosando. Susurra el nombre de Minho y este lo mira al escuchar su nombre. Antes de que cualquiera de los dos pueda decir algo, alguien con una máscara entra en la habitación.

— Ahora los tengo a los dos aquí, — dice el enmascarado. Luego de reír, añade, — Por fin podré ver la película porno más retorcida que he deseado.

Jisung y Minho se miran. Jisung intenta liberarse, pero es en vano. El enmascarado se acerca a Minho y lo libera de las cadenas que lo mantenían atrapado. — Pequeño niño, creíste que yo fui el que te manoseó la vez pasada, — dice el enmascarado mientras ríe. — Fue el que estás viendo justo ahora. — Jisung, confundido, no entiende lo que está ocurriendo. Observa a Minho, esperando que golpeara al enmascarado o hiciera algo, pero el mayor se queda parado, observándolo.

El enmascarado se quita la máscara, revelando sus bellas facciones y cabello azul.

Jisung se atreve a hablar. — ¿T-tú fuiste quien me obligó a bailar? ¿No fue un sueño? — pregunta, asustado. El enmascarado, con la máscara en la mano, se la entrega a Minho y dice, — Yo no fui, fue él. — Le pasa la máscara a Minho, quien le dedica una sonrisa a Jisung.

Jisung solo puede sentir lágrimas salir de sus ojos. — Eso es imposible. No te creo, — le dice Jisung al de cabello azul. Este ríe y responde, — Qué ingenuo eres. — En ese momento, Minho comienza a llorar y a rogarle al enmascarado, llamado Chan, que los libere y que deje de inculparlo. Se acerca a Jisung, fingiendo intentar quitar las cadenas que lo sujetan. Chan solo mira a Minho, confundido. Eso no era parte del plan. El peliazul saca una bomba de cloroformo y arrastra a Minho fuera de la habitación.

Chan le dice a Minho, — ¿Qué pasó? Eso no era parte del plan.

— Lo estaba asustando. ¡No se supone que revelaras que yo lo obligué a eso! — responde Minho. — Mierda, Chan, casi la cagas.

— ¿Ahora qué harás? — pregunta el peliazul. Minho lo mira y dice, — Tú dirás que no nos dejarás salir hasta que lo folle.

— Estas enfermo. — dijo Chan, Minho le sonrió y contestó. — Por el.

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