Pequeña Historia de Color Gris


Buen día, tarde o noche a quien lea esto.

Antes que nada, apreciado lector, debo advertirte que este OS es un complemento de otra historia. Para ser mas preciso, esta historia sería la continuación directa de "Visión Interna", así como parte de la precuela de "Decir Adiós", de tal manera, esta historia es, por así decirlo, "Visión Interna II", por lo que habrá muchas cosas que se darán por sentadas, asumiendo que las dos historias anteriores fueron leídas.

Dicho eso, creo que de todas formas este OS puede ser leído sin muchos problemas de manera independiente, sin tener que recurrir a las lecturas previas, aunque sin duda no tener el contexto completo hará de la lectura una algo torpe y puede que incluso difícil de seguir por momentos. Esto seguramente haga de este OS el mismo caso que "Visión Interna", es decir, prácticamente ninguna lectura, pero es lo que hay. XD

También cabe mencionar que, pese a ser una continuación directa, esta historia no ocurre inmediatamente después de "Visión Interna", hay un pequeño TimeSkip que pese a no ser relevante para la trama, creo que hace falta mencionar para evitar alguna confusión. Y creo que como una pequeña forma de explicar el enfoque, que es diferente entre ambas obras, basta con decir que mientras la obra antes mencionada se enfoca en abordar la serie de incidentes que llevaron a la familia a tener cierto recelo con Lincoln, mientras que aborda de manera somera la situación personal de las hermanas, en esta ocasión hay un único protagonista.

Me tomó un total de 200k palabras para contar esta historia hasta el punto de al fin poder decir el nombre de este personaje, que aun sin ser un secreto muy difícil de desentrañar, yo sentía que debía ser justo en este momento que se mencionara y no antes. Hablo de la gemela de Lincoln, de la cual al fin diré su nombre, el cual es...ta en los primeros párrafos. XD

Recordare a quienes hayan leído "Decir Adiós", que la gemela de Lincoln originalmente no seria parte de la historia, fue agregada de manera casi espontanea para poder hacer mas lógico cierto comportamiento de una hermana en particular. Originalmente quien debería protagonizar esta historia seria Lenna, y había planteado su trasfondo para ello, pero ya que la gemela de Lincoln cubrió ese puesto, tuve que hacer a Lenna de lado, pero aun así decidí contar rápidamente lo que habría sido su caso de ser ella quien protagonizara esta historia.

Respecto a la gemela de Lincoln, ya que la responsabilidad de expulsar a Lincoln de su habitación seria suya y ya no mas de Lenna, tuve que adaptar la historia de Lenna a ella, pero no me funcionaba demasiado eso, por lo que agradezco mucho a la usuaria lyncitacry por permitirme adaptar su historia, aunque francamente lo que hice fue tomar la historia y encajarla dentro de la mía antes que realimente adaptarla. Aprecio mucho el permiso para poder hacer esto.

Por supuesto, y como no debería ser sorpresa para nadie, esta historia tiene también un OST, el cual esta vez es muy cortito, contando con solo dos piezas musicales que no llegan ni a los tres minutos cada una. Por supuesto este OST no es relevante para la historia y solo sirve como una pequeña ambientación y un pequeño AddOn a la misma. Siéntete libre de omitir por completo la música que comparto aquí.

https://www.mediafire.com/file/3mb4mupz3jg9aid/VisionInternaIIOST.rar/file

Sin mas que decir, por ahora, espero que la lectura te guste, apreciado lector, y que te sientas en la libertad y confianza de consultarme cualquier duda que te surja sobre la misma, así como también compartas conmigo cualquier cosa que te haya gustado o incluso disgustado sobre la misma.

Cyberz Fuera.

Ja Ne.

***

               Pese a ser de entre todas sus hermanas una de las mas tranquilas, esa tarde, en ese viaje en la van familiar, ella iba mas silenciosa que de costumbre, y la razón era que se sentía un poco incómoda debido a un dolor notable, pero también tolerable en su abdomen. Le bastaba con ir sentada al lado de su hermano mayor y mirar por la ventana como él lo hacía para tranquilizarse un poco. Eso es algo que él hacía desde que ella tenia memoria, pero en ese momento entendía un poco sus razones.

Pero mantenerse tranquila y esperando que la incomodidad que la aquejaba fuera mas llevadera no era algo necesariamente sencillo, pues, aunque imitaba a su hermano mientras veía el paisaje pasar por la ventana, en silencio y tratando de pensar en cosas que la distraigan un poco de aquel dolor, el caos a su alrededor era mucho mas que notable, y en la escala normal de las cosas, era completamente molesto y abrumador. Pero ella tenia una tolerancia superior al ser parte de ese caos desde siempre. Y aun con eso, le costaba no sentirse agobiada en ese momento.

Pertenecer a una gran familia es siempre algo retador, y aunque es complicado encontrarle un lado bueno, al toparse con ello suele ser muy gratificante, y para ella no solía ser tan difícil ya que siempre estaba en compañía de su amado hermano mayor. Ese hermano mayor tan amable y adorable con el que ella aún seguía teniendo esa extraña fantasía de unirse, fundirse, incluirse a él y él a ella. Desde muy pequeña surgió esa idea en ella cuando comenzó a entender lo que significaba ser gemelos, y pese a que recientemente había entendido que ellos eran solo gemelos fraternos, y con ello sentía una desilusión enorme por aprender que ellos no eran realmente del mismo origen, aun así, en ella perduraban esas fantasías de vivir junto a su hermano por el resto de su vida y ser siempre los mejores amigos hasta que no tuvieran más futuro.

En casa, con tantas hermanas, sus padres y su hermano, era complicado tener tiempo a solas, pero ella realmente nunca se quejo al respecto, pues para ella era mas valioso pasar su tiempo a solas acompañada de su hermano que realmente en soledad. Ella y su gemelo eran, de hecho, unos hermanos muy peculiares dentro de esa numerosa familia. Él, para empezar, era el único varón de la descendencia, lo cual ya lo hacia diferente de por sí, pero además de todo ellos eran gemelos, y gemelos algo diferentes al ser fraternos, ambos tenían también esa condición genética que les daba aquel increíblemente característico color de cabello; aunque sería mas correcto decir que su cabello tenía una usencia de color, y no un color en realidad.

Eran también Hermanos Sándwich, aquel termino tan utilizado en su país para referirse a los hijos de una familia que estaban en medio de las edades de todos, y también tenían de los nombres mas interesantes de toda la familia, por no decir que eran de hecho los más ostentosos y patrióticos. Su hermano, Lincoln, fue nombrado de aquella forma como un gesto patriótico de sus padres en referencia al decimosexto presidente de su país. En realidad, los nombres de todos los hijos de esa familia tenían que ver con alguna referencia que su padre quería hacer a algo muy especifico que casi siempre solo él encontraba divertido o entretenido, pero seguían siendo nombres que a todos les gustaban y por lo tanto a nadie le molestaban. En especial, que sus nombres tuvieran casi todos un hipocorístico hacia para todos mas sencillo encariñarse y sentir pertenencia al mismo.

Para su hermano, aunque poco usado y en realidad bastante sencillo, era Linky el hipocorístico, mientras que, para ella, cuyo nombre era Liberty, también en referencia a algo patriótico de su país, su hipocorístico era Liby. Ese sobre nombre era tan usado por todos que para ella era incluso mas parte de su identidad que su propio nombre. Eran Lincoln y Liby, los hermanos de cabellera blanca de la casa ruidosa del pueblo, esa casa que tenía a una cantidad absurda de hijos, de los cuales la mayoría ya había demostrado ser especiales de una u otra forma.

Aunque a ella no le interesaba mucho el tema, llegó a intentar también encontrar algo en lo que fuera buena, guiada por su necedad de permanecer siempre al lado de Lincoln, pues era él quien decidió que quería encontrar su talento, ayudado de sus hermanas mayores. Mientras veía aun por la ventana, Liby sonrió al recordar como su hermano mayor se esforzó tanto por tratar de hacer bien aquello que sus hermanas le aconsejaban para tratar de encontrar su talento, y en seguida las comisuras de sus labios bajaron hasta una mueca algo triste, recordando como de afectado terminó él después de intentarlo por mucho tiempo y no conseguir nada.

Algo afectada por el recuerdo, incomoda por el dolor y algo agobiada por el escandalo de sus hermanas, Liby tomó la mano de Lincoln en busca de consuelo, y él, sin voltear a verla, correspondió aquel gesto entrelazando sus dedos con los de ella y estrechando aquel apretón de mano, lo cual la calmó un poco, pudiendo tolerar aquel dolor hasta llegar a casa.

Cuando al fin entró, Liby se dirigió de inmediato a su habitación y se recostó sobre su cama, esperando que nadie le pidiera nada ese día, pues el dolor que sentía la tenía fastidiada, especialmente porque había sido constante esa mañana. Aunque no fue su intención, ella terminó por quedarse dormida un par de horas esa tarde, y con ello perdiéndose algunas de las actividades normales que hacía con su hermana mayor inmediata, Lenna.

Al despertar, y sintiéndose mejor, lo primero que hizo fue recuperar el tiempo perdido y hacer su tarea pendiente, pues, aunque solo era algo sencillo, tenía por costumbre finalizarla en el momento en que llegaba a casa, especialmente ahora que había encontrado el gusto por la pintura que descubrió gracias a Lincoln, y que su hermana mayor Leni le ayuda a mejorar de vez en cuando con sus curiosos, pero efectivos consejos.

Esa tarde fue una muy lenta para Liby, pues, aunque normalmente tenía muchas cosas que hacer, dormirse le quitó la oportunidad de hacerlas, aunque agradecía que ninguna de sus hermanas decidiera despertarla para hacer algo, aunque también pudo ser que, si intentaron despertarla, pero ella no fue capaz de notarla por culpa del agotamiento que ese dolor le causó.

Cuando fue la hora de la cena, ella bajó al comedor sin muchos ánimos, no solo por su incomodidad, lo era también por la dinámica tan desagradable que últimamente sucedía en la cena y la sobremesa, momentos que por algún motivo su hermana Lori había convertido en los favoritos para atacar a Lincoln con una cantidad desagradable de comentarios pasivo agresivos y sarcasmo pobremente disfrazado. Algo que el resto de hermanas mayores no parecían estar dispuestas a defender, y que parecían estar más interesadas en solapar que otra cosa.

Podía entenderlas, no a todas de la misma forma, ni tampoco a todas por completo, pero consideraba que la molestia de todas ellas era justificada, incluso Liby estuvo furiosa con Lincoln por lo que hizo, pero creía que su molestia había perdurado ya por mucho tiempo y sin una razón que ella pudiera considerar válida, después de todo, cualquier persona puede cometer errores, y siendo que Lincoln siempre se esfuerza tanto por ayudarlas, creía que era justo que se le perdonaran los suyos.

Pero Lori no parecía estar dispuesta a eso, no aún. Por el contrario, cada día parecía arreciar mas y mas sus ataques contra Lincoln. Y aunque lo que su madre le dijo al respecto parecía tener sentido, a Liby en realidad no le parecía que fuera el caso, pues según la matriarca de la familia, lo que Lori estaba haciendo es desahogarse un poco por la falta de atención que Lincoln había tenido con todas recientemente, y al mismo tiempo tratando de llamar su atención.

Era verdad que cuando Lincoln empezó con eso de aprender de las chicas sobre sus talentos para encontrar el suyo, causó cierta separación entre él y ellas, era algo que incluso la misma Liby resintió y termino por disgustarle, pero ella había decidido perdonar a Lincoln por eso, mientras que el resto estaban bastante empecinadas en negárselo. Y el incidente con Luna parecía que solo empeoró las cosas, pues ahora tenían una excusa para decirle cosas horribles y tratarlo mal y justificar su crueldad.

Al final, recordar todo eso y sentir ese dolor en la parte baja de su estómago la hizo ponerse de mal humor. Miró a todos en la mesa, las hermanas menores comían tranquilamente mientras trataban de no perder la concentración en juegos para evitar que papá las regañara por no comer, mientras las mayores estaban todas en su mundo.

Lori, como siempre, atendía a Leni y todas las ocurrencias que ella tenía respecto a sus vivencias y sus ideas. Era en cierta medida algo enternecedor, después de todo Lori dedicaba mucho tiempo a cuidar de Leni ya que ella era una niña especial y si no estaba bien vigilada podía reaccionar de formas algo complicadas, ya fuese con una privación sensorial que la hacia entrar en shock, o bien convertida en un peligro para si misma y para otros por culpa de su conducta violenta. Y si bien era verdad que ninguna de esas cosas ocurría hace mucho tiempo, no había forma de descartar ninguno de esos escenarios.

Liby siempre pensó que lo que decían de Leni no era para tanto, pues nunca la había visto perder el control, y ya que Lori siempre estaba de buen humor cuando la cuidaba y le tenía tanta paciencia, pensó que las cosas malas sobre Leni eran invenciones de los médicos que la atendían. Por eso cuando ellas dos pelearon y Lori dejo de hablar con Leni, Liby se indignó tanto. Leni es alguien especial, pero no de la manera alegórica sino de la forma peyorativa, siendo "especial" mas un eufemismo que un adjetivo positivo, como muchas veces en la familia solían utilizarlo para referirse a ella. Y aunque Liby no veía eso con malos ojos, cuando comenzó a entender esa situación, sintió también una mayor empatía por la segundogénita de la familia.

Después de todo lo que dedicó a cuidarla y a quererla, que Lori simplemente se alejara de Leni por que ella decidió usar la ropa que ella preparó para una cita le parecía exagerado, después de todo Lori estaba acostumbrada a dejar que Leni usara su ropa. Era algo que la niña especial hacia como una de sus tantas particularidades para mostrar afecto en su extraña lógica la cual además de sus padres, se suponía que Lori también entendía.

Aun así, Lori usó eso de excusa para atormentar a Leni dejándola de lado, y eso enfureció a Liby, sus padres les enseñaban y recordaban cada día como debían tener mucha mas paciencia con Leni y tratar de ayudarla por ser especial, y a lo largo de los años, no solo Liby sino todos los hermanos, incluido Lincoln, vieron como es que Lori era la que mas se esforzaba en ello. Por eso fue decepcionante verla distanciarse por algo tan pequeño como usar su ropa una vez más. Lori fue tan estricta con ese comportamiento que incluso hizo que las hermanas se dividieran, tomando ya sea el bando de ella o el de Leni. ¿Cómo una hermana mayor podía permitir eso? Especialmente Lori quien siempre se esforzaba por tenerlos a todos bajo control y bien cuidados.

Cuando Lincoln la confrontó y ocurrió aquella discusión en la sala de la casa, fue que Liby al fin lo entendió, incluso entendió porque Luna y Lenna habían tomado el lado de Lori. Ella estaba cansada, cansada de tener que cuidar tanto tiempo a Leni, cansada de tener que soportar sus peculiaridades y sus pequeños pero asfixiantes ataques, cansada de ser quien deba cuidar de todos siempre, cansada de tener que dedicar su vida a su hermana menor inmediata y cansada de que, además de eso, el poco tiempo libre que tenía para divertirse siempre se veía comprometido por las necesidades de Leni.

Y, aun así, cuando mamá habló con ella y se lo ofreció, Lori no quiso dejar de lado a Leni, ella incluso lloró desconsolada cuando escuchó a su madre decirle que intentaría mantener a Leni alejada y evitar poner en Lori la responsabilidad de cuidarla. Era verdad que Lori estaba cansada de cuidarla, pero también amaba a Leni con todo su corazón y no quería separarse de ella, únicamente quería que alguien, quien fuera, entendiera lo difícil que era tener que cuidar de alguien como Leni y así mismo le ayudara con esa difícil tarea.

Incluso recordó lo emotiva que fue la reconciliación esa noche y como, tratando de evitar problemas similares, esa misma noche tuvieron todas una reunión donde acordaron que deberían hacer si las hermanas volvían a pelear. En aquella ocasión Lincoln no estuvo presente en la reunión ya que cuando discutió con Lori pareció sentirse mal y fue directo a su habitación a dormir. Pero, de alguna manera, en la mente de Liby se formó la idea de que Lincoln al fin podría reconciliarse con todas, o al menos comenzar a recobrar la relación que tenían, pues la distancia que había aparecido entre él y ellas cada día le parecía más incómoda.

La peor parte era ver escenas como las que ocurrían en la cena, con Lori cuidando y atendiendo a Leni, mientras aprovechaba algún momento al azar para hacer comentarios bastante agresivos contra Lincoln, mientras Lenna, dolida también por todo lo que ocurrió, la secundaba la mayoría de las veces. Aunque quien peor comenzó a tratar a Lincoln fue sin lugar a dudas Luan, y era entendible, ella quería mucho a Luna, y la forma en que ella quedo algo traumatizada por culpa de Lincoln no era sencillo de dejar pasar, especialmente para Luan quien siempre vio a Luna como su hermana favorita y era con quien mas solía pasar el tiempo.

Agobiada entonces por lo que pensaba, como se sentía y lo que recordó, Liby no pudo tolerar mas estar en la mesa, viendo a Lincoln lucir abatido mientras jugaba con su comida tratando de no ver al resto de sus hermanas. Mencionó su falta de apetito y se retiró a su habitación y vistió su pijama para sentirse un poco más cómoda, después aprovechó para lavar sus dientes y entonces volvió a bajar.

Se dirigió a la sala, esperando poder ver la televisión ahí, pero al bajar las escaleras notó a varias de sus hermanas acomodadas de manera ajustada sobre el sofá, viendo ya algún programa en el televisor que Liby no se molestó en identificar. Prefirió subir de nuevo a su habitación y, al no ver a Lincoln ahí, se acostó en la cama para quedarse profundamente dormida casi de inmediato.

***

Uno de los lugares seguros que tenía Liby era, sin lugar a dudas, su habitación, la cual compartía con su gemelo y su hermana mayor inmediata, Lenna. Tan apegada como era ella a Lincoln, no sentía ninguna molestia o tenía queja alguna de dormir compartiendo cama con él, por el contrario, ella disfrutaba esa dinámica que ambos tenían para dormir, pues la hacia sentirse cercana a él.

Ya que, en una ocasión en el pasado, y gracias a una pesadilla que tuvo, Liby había caído de la cama y llorado muy fuerte, Lincoln había decidido que ahora él y solo él dormiría en la orilla de la cama, dejando a Liby en el otro lado, donde la pared le impediría caer. El incidente había ocurrido cuando ambos eran muy pequeños y realmente el llanto de Liby se ocasionó más por la sorpresa que le provoco la sensación de caída durante su sueño, así como el golpe contra el suelo, que la magnitud del golpe como tal, o el haberse lastimado, pero Lincoln, incluso en aquella época, era bastante protector, por lo que le insistió para ese nuevo arreglo al momento de dormir, después de pedir ayuda a papá para que reubicara la cama y así hacerla más segura para ella.

Eso resultó en algo que a Liby le gustaba mucho, pues, aunque ya que ninguno de ellos dos era muy inquietos mientras dormía, solo bastaba recostarse y dormir para pasar una agradable noche, pero ya que Lincoln solía abrazarla, eso la hacía sentirse querida y protegida por quien ella consideraba su otra mitad. Las primeras noches después de aquel pequeño accidente, Lincoln durmió abrazado a ella pensando que, si ella volvía a tener una pesadilla, al estar abrazados podría notarlo de inmediato y ayudarla con eso, pero al final se volvió un hábito entre ellos al momento de dormir. Si bien era cierto que llegaban a dormir espalda con espalda en ocasiones, lo común para ellos era dormir frente a frente, mientras Lincoln la rodeaba con su brazo, o bien, ella mirando hacia la pared, dando la espalda a su hermano mayor mientras él la rodeaba con su brazo. Era esa su forma favorita de despertar, sintiendo el calor del cuerpo de su hermano detrás de ella, mientras su brazo la cobijaba y la mantenía a salvo.

Incluso ahora, entendiendo un poco mas cual era la situación en la que ellos eran gemelos, no dejaba de tener esa ocasional fantasía o sueño en que ella, durmiendo así con su hermano, terminaba por acercarse más a él, hundiéndose en su pecho y posteriormente fundiéndose, volviendo así a ser solo una persona. Esa idea le parecía encantadora de cierta forma, pues siendo ellos gemelos, eran en su mente una misma persona, alguien que en el vientre de su madre se había convertido en dos individuos, gemelos. Nunca se sintió incompleta al tener esa idea, pues la mayor parte de su tiempo estaba con Lincoln, su otra mitad, pero de alguna forma en su visión infantil de cómo era aquello, volver a ser solo una persona, uniéndose a Lincoln, seguramente significaría estar aun mas feliz y no separarse nunca de la persona que ella más quería.

Pero esa noche en particular no pudo tener nada de eso. No tuvo un descanso placentero, tampoco tuvo sueños agradables y se sintió incómoda al momento de despertar en medio de la noche sujetada por Lincoln. Sintiendo un extraño dolor de espalda y teniendo también algunas extrañas sensaciones, Liby despertó en medio de la noche manteniendo sus malestares, por lo que, tratando de ser cuidadosa para no despertar a su hermano, bajó de la cama y, sin prestar mucha atención a estar descalza, fue hasta el baño, donde trató de despejar un poco su mente de los malestares que le aquejaban empapando su rostro en abundante agua.

A pesar de lo atípico y molesto que era el malestar que tenía, Liby aun no creía que fuera necesario mencionar nada de eso a sus hermanas, así como tampoco a sus padres, por lo que una vez el fresco del agua sobre su rostro la tranquilizó lo suficiente, regresó silenciosamente a su habitación, esperando no despertar a Lenna o Lincoln y se acostó una vez más, esperando poder dormir sin problemas por el resto de la noche.

Sintiéndose rodeada una vez mas por el abrazo de su hermano, Liby pudo conciliar el sueño una vez más, pero al cabo de un buen rato, ella despertó una vez más por culpa de una sensación extraña e incómoda. Era a penas un poco antes de su hora habitual para despertar junto al resto de la familia, pero esa sensación le impidió mantenerse dormida, por lo que, curiosa al respecto, metió su mano por debajo del pantalón de su pijama y pudo notar con cierta sorpresa y mucha vergüenza como es que estaba húmeda.

"¿Por qué me pasan estas cosas a mí?" se preguntó ella, convencida de que había mojado la cama, lo cual era vergonzoso ya que ella era ya demasiado mayor para algo como eso, tenia ya nueve años después de todo, era absurdo y vergonzoso que alguien de su edad pasara por algo así. Una vez mas se levantó de la cama con la prisa suficiente para no preocuparse por su apariencia y fue directamente al baño, aun murmurando para si misma lo vergonzoso y lamentable que era mojar la cama a su edad.

Al entrar al baño de inmediato bajó su ropa interior para sentarse en el inodoro, dispuesta a expulsar de si cualquier residuo que aun pudiera permanecer en ella antes de intentar asearse, pero en cuanto estuvo sentada, un olor la distrajo. Era penetrante y no se parecía a nada que ella recordara percibir antes, pero por cómo estaban las cosas le era obvio de donde provenía el olor.

Bajó su mirada, pensando en mirar su entrepierna, segura que ese extraño olor provenía de ahí, y entonces se sorprendió mucho al ver su ropa interior. Tan impresionada estuvo al instante de toparse con aquella visión, que le fue imposible controlar la forma en que gritó ante lo que veía, un grito tan sonoro como para que Lori, y algunas otras hermanas, lo escucharan, haciendo que la mayor de ellas se preocupara y decidiera indagar en que es lo que sucedía. Después de todo ya faltaba muy poco para su hora de despertar habitual, así que tan preocupada como adormilada, Lori fue hasta el baño.

—¿Todo está bien ahí dentro?— con su voz algo ronca aún, Lori preguntó después de tocar suavemente a la puerta, esperando no despertar a nadie mas de sus hermanas, aunque algunas ya habían escuchado el grito de sorpresa.

—¡Si, si!— respondió algo apurada Liby, preocupada por haber llamado la atención de Lori con aquel grito— No te preocupes, solo me siento algo enferma, eso es todo.

Casi al mismo momento en que terminó su frase, Liby también llevo su mano hasta su boca para taparla, entendiendo lo que había dicho y molestándose por cometer aquel error. Lo único que pudo pensar en ese momento y al sentir el suave ardor que la casi bofetada que se dio a si misma fue: "Rayos".

—¿Liby?— al reconocer la voz de su hermana menor, Lori preguntó de forma retórica, pero retomando la palabra al instante— Debiste decirle eso a mamá antes, abre la puerta, déjame entrar para ver qué puedo hacer.

Por supuesto, Liby no quería dejar entrar a su hermana en ese momento, y miró alrededor del baño en busca de algo que pudiera servirle como una excusa, pero, aunque había bastantes cosas, ninguna le serviría para salir de la situación incómoda que se formaba fuera del baño. Tratando de sonar confiada, pero también tosiendo un poco para fingir el malestar que mencionó, Liby le dijo a la primogénita que todo estaba bajo control y que ella misma se encargaría de su malestar.

Fuera del baño, Lori no se vio muy convencida por las palabras de la menor, así como por su tono, por lo que incluso cruzándose de brazos mientras algunas otras hermanas ya comenzaban a salir de sus habitaciones, ella amenazó a Liby.

—Abres la puerta, o voy por las llaves del baño y abro yo misma— autoritaria como Lori solía ser en ocasiones, sentenció a Liby con sus palabras.

La peliblanca, incómoda, preocupada y muy alterada con todo lo que sucedía, siguió negándose a dejar que su hermana mayor entrara al baño y brindara la ayuda que ofrecía, principalmente por el bochorno, la vergüenza y la incomodidad que le causaba dejar expuesta su situación en ese momento. No era tonta, aunque de inmediato no lo notó por la sorpresa, apenas unos instantes después supo que es lo que había sucedido con ella y que es lo que tendría que decir sobre su malestar: había tenido su primer periodo.

No era un tema desconocido para ella, o al menos no del todo, sabia lo mas relevante al respecto, y sabía también que en algún momento a ella le pasaría algo así, pero en verdad esperaba que fuera dentro de algunos años, hasta donde sabía nadie de su curso escolar había pasado por eso aún, y en verdad le parecía muy extraño que a su edad eso ocurriera. Incluso recordó como es que su madre tuvo una charla al respecto con las mayores hacia tiempo, y ella estuvo presente para escucharla solo por curiosidad, pero en realidad no tuvo el interés necesario para prestar atención a todo lo que le decían. Y ya que aun era pequeña, su madre tampoco se esforzó demasiado en hacerla entender, era natural pensar que para Liby aún faltaba tiempo para hacerla enfrentarse a esa incomoda charla femenina.

Incluso pudo recordar cómo llegó a escuchar en más de una ocasión a mujeres mayores hablando sobre el tema cuando sus hijas atravesaban por aquella etapa, diciendo siempre frases trilladas, en especial aquella que tanto le parecía absurda: "Ya es toda una mujercita". "¿Acaso eran pitufos antes de eso?" se preguntaba ella con cinismo al escuchar a aquellas mujeres conservadoras expresar de forma tan absurda algo que ella en aquellas ocasiones aun no entendía a cabalidad. Aunque realmente aun no lo hacía.

Aunque recordar aquello le dio tiempo a Liby para tranquilizarse un poco, también dio tiempo a que fuera del baño varias de sus hermanas que ya habían despertado se acercaran curiosas y algo preocupadas después de que Lori, sin dar demasiados detalles al respecto, les explicara lo sucedido.

Después de escuchar dentro del baño como Liby parecía estar vomitando, Lenna incluso amenazó con derribar la puerta si era necesario, fiel a su conducta impulsiva y algo destructiva, pero claramente preocupada por su hermana menor inmediata. Y en cuanto escuchó a Lori bajar las escaleras apresurada mencionando que iría por las llaves del baño, a la peliblanca no se le ocurrió una mejor manera de evitar enfrentarse a dar explicaciones y dejar que todos sepan sobre lo que le sucede que fingiendo un desmayo. Tiró algunos artículos del lavabo de forma dramática y se recostó sobre el suelo pretendiendo que había sufrido el desmayo.

Quien abrió la puerta de forma apresurada y con algo de espuma para afeitar en su rostro, fue su padre, quien al escuchar de la primogénita como es que Liby parecía sentirse mal y estaba deponiendo su estómago, apresuró su paso para llegar hasta ella y tratar de ver si estaba todo bien, mientras su esposa, sin entender bien lo que sucedía ya que estaba bajo la lluvia falsa de la ducha, solo pudo apresurarse a enjuagar su cuerpo para tratar de entender que es lo que sucedía.

Completamente agotada por aquella mala noche que pasó, siendo que no pudo descansar en absoluto, Liby terminó por dormirse en brazos de su padre mientras este la cargaba con la intención de llevarla a su cama y recostarla. Fue obvio para todos que ella fingió el desmayo e incluso aquellos vómitos, pues pese a todo el retrete estaba limpio y nadie escuchó que ella jalara la cadena, pero al notar como ella verdaderamente se quedó dormida, la familia considero que era una buena idea dejarla descansar. Tanto Lynn como Rita habían estado lidiando con mucho estrés por la situación familiar, y ambos sabían que sus hijos estaban pasando por algo muy similar, así que no les sorprendería descubrir que, al despertar, Liby les explicara como lo que sucedió con ella era por culpa de eso, así que decidieron darle espacio y dejarla descansar y con ello calmarse un poco.

***

Al despertar una vez más, Liby se sintió un poco mejor ya que pudo descansar mejor en esta ocasión, pues a pesar de fingir su desmayo, ella simplemente entró en ese sueño por culpa de la mala noche que tuvo. Pero eso no quitaba el hecho de lo que había sucedido, e incluso continuaba.

Tan recuperada de energía como se sintió al despertar, también sintió la incomodidad que la humedad en su ropa interior le causaba. Ese era un día escolar, y al mirar el reloj despertador de su hermano junto a la cama ella supo que no había forma de que sus hermanas y hermano estuvieran en casa, o al menos eso es lo que esperaba.

Podía lidiar con el hecho de que alguno de sus padres, puede que ambos, se hayan quedado en casa con ella para no dejarla sola, pero se sentiría incomoda si alguna de sus hermanas estuviera ahí también, no se sentía cómoda tratando de explicarles que sucedió, después de todo era algo vergonzoso, y que para ella era también extraño por culpa de su edad.

Al notar una pequeña nota junto al reloj despertador, Liby sonrió feliz y complacida al ver que era un mensaje de su hermano. Ella lo amaba con locura, era, de manera casi indiscutible, su hermano favorito, por encima de cualquier hermana y aunque amaba con locura a toda su familia, últimamente sentía que era a él a quien más debía demostrárselo.

Entendía perfectamente como es que todo se había complicado en la familia, al menos en lo que respectaba a Lincoln, pero no le parecía justo que decidieran responsabilizarlo únicamente a él, después de todo no era el único culpable, y aun si lo fuera, la conducta de algunas de sus hermanas comenzaba a parecerle totalmente injustificada.

Después del accidente que Lincoln provocó en las escaleras de la casa, podía entender que Luna siguiera enojada y a pesar de que fue hace mucho tiempo, no quisiera estar cerca de él por mucho tiempo, o en absoluto. Aunque Luna no tuvo más que un hematoma mediano en su espalda producto de su primer impacto contra uno de los peldaños de la escalera, y algunos raspones por la consecuente caída hasta llegar a la planta baja, para ella estar lejos de Lincoln y no hablar con él era una constante.

En realidad, era extraño, pues Luna era quizá la hermana que mas consentía y mimaba a Lincoln de entre todas las mayores, pero a pesar de que hubo una reunión familiar para explicarlo, así como Lincoln voluntariamente ofreció su disculpa y se comprometió a compensarla, Luna no quiso volver a estar cerca de él. Decía que estaba asustada, pero a Liby eso le parecía quizá una excusa.

Cuando Lincoln explicó porque había hecho eso, realmente parecía que tenía sentido, después de todo era cierto que Lori había estado molestándolo desde hacia tiempo, y aunque pidió muchas veces que le dieran espacio, ninguna realmente lo respetó, así que cuando Luna lo hizo sentir perseguido en esos momentos, él simplemente explotó. No fue de la misma forma en que lo hizo con aquel niño que molestaba a Lenna, solo explotó rápidamente soltando un golpe certero en el rostro de Luna.

Aunque era algo que solo Liby sabía, gracias a que Lincoln y ella eran realmente cercanos, no era solo el acoso de Lori el que le había comenzado a enfurecer, era también el hecho de que el chico con el que peleo había comenzado también a acosarlo a él y a su nuevo amigo. Aun no le contaba los detalles, pero incluso sabía que Lincoln dejó de ser amigo de aquel chico negro en su clase.

Sabia que eso no era excusa para lo que su hermano mayor hizo, pero lo que Lori hacía con el tampoco era algo bueno ni tenia excusa, y aun así nadie estaba del lado de Lincoln con eso. Era completamente injusto que lo trataran así. Desde que quiso pasar tiempo a solas para practicar con sus dibujos, Lori comenzó a portarse de una forma muy grosera con él, más aún cuando ocurrió la pelea entre ella y Leni. Después ocurrió lo de Luna y, aunque ella dice que lo ha perdonado, no deja de evitarlo y mostrarse incómoda en su presencia.

Incluso Luan había comenzado a ignorarlo, estaba furiosa con él. Siempre fue obvio para todos que, en el caso de Luan, Luna era su hermana favorita, y por mucho. Aunque Luan solía ser una niña tranquila que prefería estar en su mundo la mayor parte del tiempo, era obvio que siempre que intentaba compartir alguna novedad o comentario, era con Luna con quien siempre iba primero. Así como también solía estar atenta a lo que ella hacia y se divertía escuchándola practicar.

Luna no cambió mucho después del incidente de las escaleras, pero al parecer fue lo suficiente para que Luan pensara que era algo malo y decidiera culpar a Lincoln por ello, y con eso en mente, había comenzado a ignorarlo de forma incluso mas activa de lo que Luna lo hacía. O, mejor dicho, mientras Luna lo evitaba, era Luan quien había comenzado a ignorarlo, culpándolo del cambio en Luna, así como no perdonándolo de ninguna forma por lo que le hizo a Luna.

Por si eso no fuera suficiente, Lori, en su constante y creciente acoso contra Lincoln, había comenzado a celar a Leni con él. Cada vez se ponía de peor humor cuando los veía juntos y había comenzado a evitar que ellos estuvieran a solas, o menos aun juntos, y aunque daba de excusa que tenía miedo de que lastimara a Leni de la misma forma en que lo hizo con Luna, en realidad parecía que simplemente no quería que pasaran tiempo juntos.

Y Lenna, pese a ser la hermana mas cercana tanto a ella como a Lincoln, tampoco parecía perdonar a Lincoln por el incidente. Era cierto que ella había sido testigo de los arranques de Lincoln contra el niño que la molestaba, y sabía que algo no andaba bien con su hermano menor. El niño tranquilo, tierno y amable que conocía era completamente diferente del niño violento que le dio aquellas palizas al Bully. Pese a eso, Lenna no consideraba las disculpas de Lincoln como válidas.

Era verdad que su madre siempre les había dicho que Lincoln las amaba y que siempre las iba a proteger, que jamás les haría daño, pero pese a ser una situación muy puntual, a todas les afectó bastante la forma en que Lincoln violentó a Luna. Y ya que Lenna consideraba que las acciones eran mucho más valiosas que las palabras, consideraba que las disculpas de su hermano menor no eran sinceras pues, a pesar de decirlo, no lo demostraba.

En realidad, Lincoln si lo hacía, se esforzaba por compensar a Luna, pero ya que ella lo evitaba, Lincoln tenía muy poco margen para hacer algo. Y quizá lo peor era ver como en las reuniones de hermanas, no solo lo excluían a él, sino que Lori también había comenzado a decir cosas muy poco agradables a sus espaldas.

A Liby le parecía absurdo como parecía ser que, a todas sus hermanas mayores, en apariencia, se les había olvidado lo buen hermano que era él. Siempre ayudándolas y cuidándolas, y solo pidiendo en un par de ocasiones algo a cambio, algo que no era siquiera mucho pedir, solo tiempo y espacio para estar solo. A ella también le molestó y asustó lo que había ocurrido, pero hablando con Lincoln y recordando todo lo bueno de él, no le pareció complicado perdonarlo, pero a sus hermanas mayores parecía que aquello se les complicaba mucho.

Reflexionando sobre eso, y habiendo leído la nota que dejo Lincoln en el mismo lugar en que la encontró, Liby salió de su habitación compartida sabiendo que todas sus hermanas deberían estar en clases o en la guardería. También mencionaba que sería su madre quien se quedaría con ella, aunque podría ser que al despertar no la encontrara ya que había llevado a todos a la escuela.

La forma en que Lincoln le escribió esa nota la hizo sentirse bastante feliz, y al mismo tiempo la hacia sentirse avergonzada, pues si bien era cierto que no quería contarles a sus hermanas sobre su primer periodo por culpa de la vergüenza, sentía que contárselo a Lincoln era incluso peor. Incluso considero no contárselo en absoluto para evitar lo bochornoso que podría llegar a ser hablar de eso con un chico.

Por otra parte, y tomando en cuenta que su madre estaba en casa, consideraba que contarle a ella sería una buena idea, aunque temía que ella terminara por contarle a sus hermanas. No era tonta, ni tampoco ingenua, sabía sobre el periodo menstrual sin lugar a dudas, o al menos era consciente de su existencia, después de todo algo le habían enseñado en la escuela durante las clases de biología, cuando se hablaba de las diferencias entre las chicas y los chicos.

Y, por supuesto, tenia hermanas mayores a las que había escuchado hablar sobre eso, pero nunca nadie habló a detalle sobre eso con ella, nunca nadie le dio "La Charla" como se le suele llamar, y eso a Liby no le parecía algo malo, después de todo apenas tenía nueve años. Peor aun era el hecho de que prácticamente los tenía recién cumplidos, y aunque no sabía los detalles, al menos sabía que era demasiado joven para tener su periodo. Eso la avergonzaba bastante, y era esa vergüenza la que le hacía sentir aversión por contárselo a sus hermanos, o a cualquier persona en realidad.

¿Pensarían que es rara? ¿La verían como un fenómeno por tener su periodo tan joven? ¿Podría ser eso una enfermedad? Incluso se preguntó si realmente era su periodo, después de todo ella aun no debería estar pasando por eso, quizá ese sangrado y esa sensación era por culpa de otra cosa. La ansiedad por todo lo que esa situación representaba la estaba atormentando cada vez más, y decidida bajó en busca de su madre, esperando encontrarla en su habitación, o en algún lugar de la planta baja.

Pero recién saliendo al pasillo, Liby se detuvo un momento, mirando fijamente en dirección a la habitación que sus dos hermanas mayores, las dos mayores de todas, compartían. Aunque en su mente considerar a Leni en ese aspecto no podía suceder por la situación que ella tenía, si le era fácil asumir que, por su edad, Lori indudablemente debería tener ya mucho tiempo lidiando con ese problema.

Con cierto nerviosismo entró en esa habitación y, tratando de ser cuidadosa al respecto, empezó a hurgar entre las cosas de la primogénita, teniendo una vaga idea de que es lo que buscaba, pero al encontrarlo realmente no supo diferenciar entre los tipos que estaban a su alcance. Ambas eran obviamente toallas femeninas que Lori usaba, pero no eran iguales, unas decían ser diurnas, las otras nocturnas. ¿Acaso debía usar mas de una al día? ¿O es que funcionaban diferente? "Debería investigar más", se mencionó a si misma.

No lo pensó demasiado, tomó algunos de esos productos, los suficientes, y esperando que Lori no notara nada al respecto cuando regresara, al fin bajó con la intención de investigar un poco sobre esos artículos que llevaba en manos.

En la mesa del comedor encontró un poco de comida cubierta con una nota más, ahora de parte de su madre. Al parecer ella había estado en casa con Liby hasta hace no mucho, pero ya que su padre la llamó para pedirle ayuda con algo en el restaurante con urgencia, y ella no despertaba, le dejó el almuerzo en caso de que quisiera comer. También comentó que, debido a la hora, seguramente no regresaría de inmediato a la casa, en su lugar seguramente iría del restaurante a la escuela a recoger a sus hermanas en cuanto terminara de ayudar a su padre.

Aunque estaba decidida a pedirle ayuda a su madre con su problema, igualmente Liby sintió alivio al saber que ella no estaba en casa, lo que le permitía evadir esa incómoda charla al menos por un par de horas más, pues tomando en cuenta la hora que vio en su habitación, en no mas de dos horas, la casa debería empezar a ser ruidosa con la llegada de su madre y hermanas.

Pensando en ello, Liby calentó su comida en el horno de microondas, y de forma algo apresurada, tomando en cuenta la hora, comió y después lavo sus platos sucios, para enseguida ir hasta la computadora. Quería hacer una búsqueda rápida sobre como es que debía usar las toallas femeninas. Fue fácil encontrar información al respecto, aunque en realidad no eran explicaciones muy claras, menos aun detalladas, o no lo suficiente para que Liby sintiera que valían la pena.

Acostumbrada a resolver la mayoría de sus problemas preguntando a sus hermanas, o bien simplemente buscando algún videotutorial, Liby consideró absurdo que todos los videos de muestra que encontraba no mostraban nada claro y solo usaban dibujos o mímicas muy lamentables para explicarlo. En realidad, le tomó mucho tiempo darse cuenta de porque no existía un video mas explícito que sirviera de explicación.

En cualquier caso, habiendo entendido como es que aquello funcionaba, confirmando que borró el historial de la computadora temiendo que alguien la descubriera y armándose de valor para hacerlo, Liby fue hasta el baño una vez más. Con cuidado, cierta incomodidad y bastante vergüenza, ella vistió por primera vez una toalla femenina, notando mas que nada como aquello le parecía demasiado similar a tener algo así como una almohada entre sus piernas.

No podría decir que era una sensación desagradable y tampoco incómoda como tal, solo era una sensación extraña. No es como si ella no hubiera experimentado algo similar en el pasado, era simplemente que se sentía diferente, probablemente porque ese articulo estaba tocando directamente su intimidad, y con ello estorbándole un poco, lo cual se hacía notar especialmente al momento de caminar. Probablemente debió usar las toallas nocturnas, se veían más cómodas.

Tratando de retirar un poco sus pensamientos de eso que acababa de hacer, Liby regresó a su habitación con la intención de hacer algunas tareas pendientes, no solo esperando evitar en su mente el tema que tendría que hablar con su madre, sino también tratando de que al avanzar en sus tareas, su madre no la increpara por holgazana tomando en cuenta lo tarde que despertó ese día, pese a que realmente se sentía mal.

Calculando incluso la hora en que su madre, hermanas y hermano regresarían, ella se dio el tiempo de asear un poco la habitación compartida que tenía. Se entretuvo pensando en cómo aquella habitación era tan dispar, pues mientras que su lado, el cual compartía con Lincoln, era bastante desordenado y caótico, seguramente por que ellos eran dos y sus gustos, aunque parecidos, no coincidían todo el tiempo, el lado de su hermana mayor era bastante más ordenado.

No lo aparentaba, pero en realidad Lenna tenia su lado de la habitación en un orden que, si bien solo ella entendía, también permitía que sus cosas no estuvieran regadas por todo el lugar. Amaba compartir habitación con sus dos hermanos favoritos, pues eso significaba no estar aburrida nunca y ya que ellos tres solían llevarse tan bien, era común que sus juegos terminaran por convertirse en travesuras, instigados por Lenna, todo para que cuando se saliera de control todo lo que hacían, Lincoln ideara algún plan que supuestamente les haría evitar problemas.

Al menos así solía ser antes, pues sus hermanas seguían sin perdonar a Lincoln, o mejor dicho, lo habían comenzado a antagonizar, todo únicamente porque el buscaba tiempo para sí mismo, intentando encontrar algo en lo que era bueno y, sin quererlo, causando reacciones bastante intensas en sus hermanas, específicamente en las mayores. Todo eso para que culminara con todas ellas actuando cada vez peor con Lincoln.

Lori diciendo cada vez con mas frecuencia esos comentarios maliciosos y vengativos, mientras que Luna atosigándolo con buenas intenciones, pero sin poder evitar volverse alguien molesta ante tanta insistencia. Luan, de alguna forma, convirtiéndolo en blanco de bromas crueles sin que nadie entendiera a cabalidad porque ella comenzó a actuar de esa forma, y Lenna teniendo este conflicto con él por decir que las estaba abandonando.

Todo eso era demasiado complicado y también abrumador, tanto como para que Liby en la mayoría de casos prefiriera no interponerse en el camino de ninguna de sus hermanas por miedo a los malestares que eso implicaba, pero sabiendo que, si ella lo pasaba mal, entonces seguramente Lincoln, siendo el blanco de todas esas malas conductas, seguramente la pasaba peor. Por eso siempre estaba a su lado, y de su lado, daba igual en que, ella no dejaría solo a su hermano, era lo único que podía hacer por él.

Además, Lincoln y ella eran especiales. Puede que ya no fueran tan especiales como ella pensó que lo eran, pero no dejaban de serlo. En su mente, Liby aún mantenía la idea de que ellos dos eran la misma persona, estaban unidos de una forma que solo Lola y Lana podrían llegar a entender, eran el uno para el otro y se pertenecían, así que no podía dejarlo solo, así como el nunca la dejaba sola. Después de todo Liby aun debía cumplir con su fantasía infantil sobre ella y Lincoln casándose con sus respectivas parejas para vivir como vecinos y ser los tíos favoritos de los hijos del otro.

Cuando al fin fue hora de que su familia regresara a casa, Liby regresó a su habitación, tratando de lucir mejor y esperando poder convencer a sus hermanas y a Lincoln de que ahora estaba mejor. Incluso se acomodó sobre su cama y, sin tener otra cosa a mano para tomar en ese momento, comenzó a leer uno de los comics de su hermano, o al menos pretendió hacerlo.

Como era de esperar, en cuanto escuchó a la vieja van familiar estacionar frente a la casa, sus nervios se crisparon un poco al notar como enseguida una turba ruidosa de personas subía por las escaleras, claramente en dirección a su habitación. Liby se mantuvo calmada y las recibió tratando de desestimar un poco sus preocupaciones mencionando como de bien se sentía ahora y que en lo de esa mañana seguramente había sido culpa de algo que comió el día anterior.

Como era de esperar, ninguna de sus hermanas dejó de atosigarla hasta que Rita, su madre, entró también a la habitación y les pidió a todos salir para hacerle un pequeño chequeo. Lincoln, preocupado como el resto de sus hermanas, decidió quedarse en la habitación, haciendo uso de su privilegio como habitante de la misma, pero ante la vergüenza de que su madre digiera algo al respecto, Liby le pidió salir. Se sintió fatal al ver como eso pareció herir los sentimientos de su gemelo, pero no estaba lista para dejar que sus hermanas supieran sobre lo que le sucedió, mucho menos Lincoln, porque él era niño.

Sin mucho detenimiento, especialmente notando como su hija parecía estar en verdad bien, Rita solo tomó su temperatura y reviso su garganta, no encontrando inflamación ni enrojecimiento. Ella mencionó sin mucho detalle como despertó en la mañana por que sentía algo en su garganta que le hacia tener arcadas, y eso le provocó el vómito. Rita no lo cuestiono demasiado, mas de alguna de sus hijas había pasado por eso después de tener alguna fiebre durante la noche o estando enfermas, por lo que tenía sentido para ella que ese fuera el problema.

Tranquilamente Liby repitió la explicación de su malestar a sus hermanas cuando, tras irse su madre a preparar la comida, ellas entraron nuevamente mostrándose preocupadas por como incluso había terminado desmayada. Esperando despejar un poco su preocupación, Liby incluso se ofreció a ayudarlas si lo necesitaban en cuanto ella se sintiera mejor, aunque preocupadas le respondieron que eso no era necesario. Era verdad, aun con todo el conflicto que había en la familia, especialmente entre hermanos, Lincoln seguía siendo quien debía atender las peticiones de todas ellas, por lo que Liby, aun si lo hubiera intentado realmente, no habría conseguido que nadie le pida ayuda.

Tratando de alejarse de todo el bullicio que sus hermanas habían comenzado a causar, Liby decidió bajar a la cocina para acompañar a su madre, sintiendo que era muy exagerada la forma en como sus hermanas estaban tratando de tratarla. Era como si la vieran a ella como un bebé, pues no querían siquiera dejarla caminar descalza por la casa, algo que si bien no hacia con frecuencia, tampoco era extraño en ella.

No fue un problema dentro de su habitación, donde podía pisar el suelo sin sentir nada extraño ya que el suelo tenía una delgada alfombra, pero al salir de ahí y tocar el crujiente y viejo piso de madera que estaba en el pasillo, sus pies percibieron el frio de la madera y de alguna forma, ese frio subiendo desde las plantas de sus pies hasta notarlo le causó un pequeño escalofrió que termino por reactivar el malestar en su vientre. Ese dolor tan desagradable y tan notable eran cólicos menstruales, tras aquella búsqueda en la computadora, ahora lo sabía.

Deteniéndose un momento y recargándose en la pared mientras sujetaba su estómago, Liby entendió cuan complicado sería mantener eso en secreto y cuan importante era hablarlo con su madre cuanto antes. Estando ahí a penas unos segundos, sujetando su abdomen, las hermanas menores quienes habían visto lo sucedido se mostraron preocupadas, mientras que las mayores, quizás todas intuyendo el problema, se vieron sorprendidas. Lincoln, por otra parte, se sintió mal por ella, y en verdad quería acercarse y ayudarle si es que había alguna forma de hacerlo, pero ya que ella misma fue quien le pidió salir de la habitación momentos antes, creyó que estaría bien no insistirle.

Cuando la comida estuvo lista y todos estaban ya es sus lugares para comer, Liby tuvo que encontrar la forma de evitar las preguntas y acercamientos de su hermano por saber que es lo que la hacia sentir mal. Era lindo de su parte preocuparse por ella, pero el simple hecho de pensar en que debería decirle sobre lo que sucedía la hacia sentirse muy incómoda y por culpa de ello alejaba a Lincoln en sus intentos de ayudarla, lo que lamentablemente ocasionó que las mayores, sin contar a Leni, decidieran increpar a Lincoln por ser demasiado sofocante con ella.

Como venía siendo costumbre desde el incidente con Luna, Lincoln ya no discutía demasiado con nadie, ni tampoco parecía muy convencido con la idea de defenderse, dejaba que las cosas fueran dichas y se mantenía en silencio, probablemente esperando a que todo pase sin la necesidad de confrontar a nadie. Así mismo pasó esa ocasión, por lo que Liby se sintió muy mal al notar como su hermano, abatido y derrotado, se mantuvo en silencio por el resto del tiempo que compartieron la mesa, incluso cuando ella misma trató de animarlo.

No había sido su intención hacer que sus hermanas lo atacaran una vez más, por el contrario, ella solía defenderlo de esas situaciones, sintiendo molestia por como sus hermanas estaban tan empeñadas en pelear con él, pero lamentablemente esta ocasión ella fue la culpable de hacerlo recibir sus quejas. Sería algo que trataría de remediar después, ya era bastante complicado comer en paz en esa mesa sintiendo el dolor en su vientre y teniendo que soportarlo para tratar de aparentar que no hay problema.

En verdad preferiría no pensar en ello, pero también esa sensación húmeda en su entrepierna era tan incomoda que llegaba a ser desmoralizadora, puede que fuera bastante exagerado decirlo de esa forma, pero a Liby le parecía que un litro completo de líquido podía llegar a fluir desde ella debido a la sensación que tenía. Por ello se sintió apurada por terminar su comida, sin enfocarse demasiado en arreglar las cosas con Lincoln, y poniéndose de pie de su asiento cuanto antes, temiendo manchar su ropa si es que seguía sentada.

Notándola incómoda, su madre incluso le ofreció evitar sus platos sucios y subir directamente a su habitación para descansar, pero Liby desestimó sus propios malestares con tal de no preocupar a su madre. Y en el momento en que entró a la cocina con la intención de lavar aquellos trastes, en la mesa comenzó la palabrería.

Lincoln miró atónito, y también con incertidumbre, como sus hermanas mayores intercambiaban comentarios que se le dificultaban entender. Sus palabras iban de un lado al otro, pero carecían de claridad, por lo que Lincoln no era capaz de entender a que se referían. Volteó a ver a sus padres, esperando encontrar en sus rostros la misma confusión que él tenía, pero en su lugar ellos parecían asentir con total entendimiento de lo que hablaban.

—¿Creen que sea eso?— con cierta expectación y de forma tentativa, fue Luna quien hizo la pregunta.

—Tiene que serlo— le respondió Luan, atenta a sus palabras.

—Pero, ella no ha dicho nada— preocupada, Lori hizo su comentario—, podría ser algo más. Quizá si este realmente enferma.

—Lori tiene razón— con algo de dudas, fue el padre quien habló—, podría ser eso, pero podría no serlo. Quizá su hermana solo está algo enferma.

—Aun no lo sabemos— con cuidado, fue la madre quien agregó—, pero no podemos descartarlo, ¿recuerdan lo que pasó con Lenna?

Al igual que Lincoln, el resto de las hermanas voltearon a ver a la mencionada. Las mayores y los padres claramente entendiendo aquella insinuación, mientras que las mas pequeñas, al igual que Lincoln, sin saber exactamente porque se hizo mención de Lenna. Pero en cuanto ella notó la mirada de su único hermano sobre ella, de inmediato se molestó y espetó a toda su familia mencionando como Lincoln los había escuchado. En seguida todos los mayores voltearon a verlo sorprendidos y de inmediato cambiaron de tema.

Lincoln sintió como ese vacío en su estómago volvía a aparecer, y con ello un pequeño jadeo se escuchó escapar de su boca mientras sus ojos de cristalizaban. No sabía por qué, pero ahí estaba de nuevo esa sensación de ser excluido. No le gustaba que su familia hiciera eso, y recientemente ocurría con cierta frecuencia, pero tampoco estaba dispuesto a discutir al respecto, no quería molestar a nadie con sus lloriqueos, como es que Lori solía llamar a sus quejas. Sintiéndose avergonzado y entristecido, Lincoln continuó con su comida esperando que los alimentos llenaran el vacío de su estómago y tratando de no llamar más la atención.

***

Esa misma noche, Liby estuvo agradecida de que Lincoln le permitiera tomar la cama completa al menos en el tiempo que faltaba antes de que tuvieran que dormir. Preocupado por ella, el peliblanco dejó de lado su costumbre de leer sus comics recostado sobre la cama y en su lugar se agazapó en el suelo, justo al lado de la cama mientras Liby la ocupaba en su totalidad tratando de evitar las incomodidades que sus malestares le causaban.

Lincoln bien pudo ir a otro lado para leer sus comics a gusto, pero prefirió quedarse cerca de su hermana en caso de que ella necesitara algo, incluso cuando ella lo único que quería es que nadie le pidiera nada. Por ello, en un silencio tan absoluto como podía conseguir un niño de nueve años, Lincoln se quedó junto a la cama, únicamente leyendo su comic mientras estaba atento a si su hermana llegaba a sentirse más enferma.

Ambos fueron interrumpidos cuando, sin permiso y sin aviso, Lenna entró rápidamente a la habitación. Ninguno de ellos tuvo queja al respecto, a fin de cuentas, esa habitación la compartían ellos tres y si Lenna quería entrar sin permiso, al menos en el acuerdo que ellos tenían, no habría ningún problema. Al parecer la castaña solo aviso a Liby sobre cómo la reunión de hermanas que tendrían no la incluiría esta vez ya que preferían que descansara para que se pusiera mejor.

Para Liby fue tranquilizador eso, la verdad no estaba de humor para ir a una de esas reuniones. Pero también se sintió mal de como es que Lenna ni siquiera volteo a ver a Lincoln. Desde la primera reunión que celebraron tras que Lori y Leni se reconciliaron de aquella pelea que al principio pareció tan absurda, ellas nunca habían incluido a Lincoln realmente, era algo que tal y como su nombre implicaba, concernía solo a las hermanas.

Liby e incluso Leni abogaron por incluir a Lincoln, pero era verdad que en esas reuniones llegaban a hablar de cosas muy intimas de mujeres en ocasiones, algo que Liby entendía como una excusa valida para no quererlo presente, solo bastaba con verla a ella misma, tan en contra de que sus hermanas se enteren de su situación, pero mas aun en contra de que Lincoln, como un niño, sepa al respecto.

De hecho, pensando en eso, Liby se sintió incomoda una vez mas al estar a solas con Lincoln, temía que si algo pasaba respecto a su periodo y él se enteraba, la vergüenza que sentiría estaría en un nivel que jamás antes experimentó. Armándose de determinación, y aprovechando que sus malestares se habían mitigados bastante gracias a su descanso, Liby se puso de pie y mintió a su hermano mencionando que iría al baño.

Era el momento justo, pues sus hermanas estarían en aquella reunión, y con lo dicho, Lincoln no trataría de acompañarla, así que podría ir a la habitación de sus padres sin levantar sospechas, pero mas aun, sin que nadie se enterara de su problema mientras trataba de explicárselo a su madre. Y ya que consideraba como algo posible y muy vergonzoso el manchar las sabanas mientras dormía, especialmente por dormir junto a Lincoln, era el momento adecuado para hablar.

Con suavidad, tocó a la puerta de la habitación de sus padres, esperando con ello no despertar a la bebé Lisa, quien seguramente en esos momentos estaría ya dormida, y cuando su madre le respondió que podía entrar, entonces la vio sentada en su cama. Aunque esperaba ver a su padre ahí también, al entrar notó algo de ruido en el baño, por lo que supo que, aunque muy poca y limitada, tendría privacidad con su madre para contarle lo sucedido.

—¿Qué sucede, hija?— notando como Liby se veía algo cohibida, Rita le preguntó con calma y de forma maternal, esperando que eso calmara a su pequeña copo de nieve.

—Bueno— aunque dudando, Liby trató de ser directa y concisa al respecto—... ¿recuerdas esas charlas que le diste a las chicas sobre su "primer periodo", mamá?

—Si, cariño, lo recuerdo. Pensé que en esa ocasión no pusiste mucha atención, te veías bastante distraída, aunque tampoco parecías querer irte cuando hablaba de eso con Luan y Luna.

—Pues... ¡sorpresa!— fingiendo su tono aun en medio de sus casi susurros, Liby confesó— Ya lo tengo— y de forma involuntaria, una pequeña risa nerviosa salió de sus labios mientras encogía un poco su cuerpo ante lo pequeña que se sentía en ese momento por culpa de la vergüenza.

Siendo aun muy joven para interpretarlo, Liby perdió la oportunidad de apreciar y entender el rostro de su madre instantes después de su confesión. Aquello era una poesía visual en la que Rita, incapaz de conciliar el orgullo de que su hija haya llegado a ese momento en su vida con la preocupación de que otra de sus hijas tuviera que pasar por eso siendo tan joven. Demasiado joven para su gusto.

Notando como es que su hija se veía cada vez mas incómoda ante su silencio, Rita al fin tuvo la oportunidad de espabilar, y ganándole el orgullo como madre trató de hacer de esta situación una que no fuera tan traumática para su pequeña conejita de las nieves, como lo fue para una de sus hermanas mayores, la mas cercana, quien su primer periodo la dejo bastante traumatizada, al menos por aquello que ocurrió en paralelo.

—Ven aquí, amor— con cariño, Rita instó a su hija a refugiarse en sus brazos, con los cuales la envolvió—, se que esto es algo extraño para ti y seguramente ya habrás notado que no es lo mas normal que te ocurriera algo así a tu edad— o al menos eso ella pensaba, tomando en cuenta la apariencia frágil de su hija, tan contraria a su actitud divertida y tranquila mas habitual—, pero no te preocupes, todo esta bien. Esto es un momento importante en tu vida, y aunque suene raro, estoy orgullosa de ti, ninguna mujer esta realmente preparada para algo así, pero no te preocupes, me tienes a mí para eso.

»Necesitamos hablar sobre esto, y creo que lo mejor será hacerlo fuera de casa, cariño, ya sabes, para evitar que alguien nos escuche. Sube a ponerte algo que te abrigue y después saldremos a dar un paseo.

Ahora sonriendo, especialmente porque su madre la tranquilizó un poco con sus palabras, así como también con su sonrisa afable tan característica, Liby hizo caso a su madre y, siendo cuidadosa con sus pasos bajo el temor de causarse un accidente en la entrepierna, subió hasta su habitación.

—¿Qué fue todo eso?— habiendo esperado a que su hija saliera de la habitación para hacer acto de presencia, Lynn al fin salió del baño, curioso por lo que su esposa habló con la gemela ya que desde el baño, pese a estar cerca, realmente no pudo entender nada.

—Pues, tal parece que a Liby le llegó su primer periodo— respondió ella, después de un largo suspiro que parecía demostrar cierto abatimiento.

—¿¡Llegó el momento!?— con una extraña emoción en su voz, Lynn pareció estar a punto de perder la calma, sintiendo que esto sería igual que con sus otras hijas, donde por mucho que trató de mantener la compostura y ser alguien de apoyo para su esposa al momento de enfrentar esta nueva etapa en la vida de las niñas, él simplemente era un manojo de nervios e incertidumbre al descubrir que sus hijas estaban ya en un punto sin retorno: el cambio hormonal de la menstruación— ¿Cómo pasó? ¿Qué te dijo?

Rita rio suavemente ante la preocupación de su esposo. Aunque algo invasivo con esas preguntas, entendía que él quisiera saber sobre eso, después de todo amaba a sus hijas y aunque no era un gran fan del acontecimiento, él sabía que las cosas cambiarían con Liby a partir de ese momento. Podría ser mucho como lo fue con Luna, o casi nada como lo fue con Luan, pero las cosas inevitablemente cambiarían. Y aunque no entendía como era pasar por eso, aun quería encontrar la forma de mostrarle a sus hijas que él estaba ahí para apoyarlas, si es que ellas decidían recurrir a él.

—Ella solo llegó y me lo dijo— aun sonriendo por ver a su esposo, Rita respondió—, espero que esto no sea tan difícil como lo fue con Lenna— tragando de manera pesada, recordó como de desagradable fue la experiencia de la mencionada con su primer periodo, casi traumática—. Creo que saldré a dar un paseo con ella para hablar sobre esto, ya sabes, lo habitual.

—Esta bien— cabizbajo al recordar lo de Lenna, Lynn asintió a su esposa mientras ella se levantaba de la cama para tomar su abrigo—, solo ten mucho cuidado por favor. Ya es algo tarde y no quiero que les pase algo.

Al entrar en su habitación, notó como Lincoln de inmediato se incorporó, dejando de lado sus comics, listo para ofrecerle ayuda de alguna forma. Por eso amaba a su hermano, y también por eso no entendía como es que sus hermanas mayores fueran tan agresivas con él últimamente, pues Lincoln era tan lindo y amable con todos, un par de arrebatos de su parte, después de tantos años, eran insignificantes ante lo que él siempre hacía por ellas, así que no perdonarlo aún le parecía exagerado a Liby. Pese a eso, ignoró la preocupación de Lincoln cuando este le preguntó si estaba bien, tomando únicamente un abrigo de entre su ropa y vistiéndolo antes de salir de la habitación sin siquiera mirarlo a los ojos. Liby sabía que todo eso era normal y natural, como en aquellas charlas a las que no prestó atención o en clases le explicaron, pero no dejaba de ser vergonzoso, y no quería decir ni hacer nada que hiciera saber a Lincoln sobre eso.

Abajo, su madre la esperaba en la entrada. Aunque no era tan tarde, era ya lo suficiente para que ambas estuvieran ya en sus respectivas pijamas, razón por la cual ambas simplemente vistieron sus abrigos sobre ellas, dejando ver en Rita un pantalón holgado y viejo, pero suave, y una camisa ligera debajo de su abrigo, mientras que Liby vestía su juego de pijama de color gris de dos piezas, el cual tenía un par de conejos bordados cerca del pecho.

—Solo hablaremos un poco— dijo Rita, mientras subían a la van familiar—, trataré de explicarte algunas cosas y te enseñaré algunas cosas que deberás comenzar a usar a partir de ahora, así que, si tienes dudas o si algo no te hace sentir cómoda, necesito que me lo digas de inmediato, ¿de acuerdo?

Demasiado cohibida como para siquiera dejar que su madre la viera al rostro, Liby decidió mirar por la ventana mientras su madre había comenzado a conducir en silencio por el pueblo, ahora oscurecido por la noche. Podía ver el paisaje pasar, notando a penas unas cuantas personas en las calles y sintiendo curiosidad como la Luna parecía estar fija en el cielo, mientras que las pocas nubes que se alcanzaban a ver parecían pasar al igual que el paisaje, pero mucho más lentamente.

La música de la radio sonaba a bajo volumen, permitiendo escuchar el ruido del motor, y las vibraciones de aquel viejo vehículo, al menos por esa noche, lejos de incomodarla, parecían mecerla y tranquilizarla. Fue en ese momento que entendió verdaderamente porque es que Lincoln tenía ese hábito. Así como ella, el resto de sus hermanas nunca entendieron realmente porque es que Lincoln siempre que viajaba en auto miraba por la ventana y se ponía taciturno y distante, pero quizá esa era la razón. Lincoln seguramente solo se enfocaba en sus propios pensamientos mientras veía el paisaje para relajarse, resultaba bastante atrapante en realidad.

—Y... ¿Cuándo ocurrió?

—¿Recuerdas que no quise dejar a Lori entrar al baño?— sin dejar de ver por la ventana del auto, Liby respondió.

—Entiendo, cariño... se que es complicado, pero a la mayoría de chicas les ocurre de forma inesperada. Es normal que te sintieras en pánico y montaras aquel escenario para evitar que entraran tus hermanas. Pero al menos no fue tan desastroso, hay chicas que pasan por eso estando en la escuela, al menos no te pasó eso a ti. Estabas segura en casa, tuviste suerte.

Liby considero aquel comentario de su madre como uno razonable.

—Pero no tuve tanta suerte— con un dejo de decepción en su voz, ella comentó—, estuve buscando información en internet, decían que eso puede ocurrir a los dieciséis años... no a los nueve.

—Es diferente para todas, cariño, no debes preocuparte por eso.

—Pero es raro...

—El primer periodo de cualquier chica es algo extraño, cariño. Son demasiadas cosas ocurriendo al mismo tiempo y es normal que te sientas abrumada. Normalmente las chicas saben sobre lo básico ya que les enseñan sobre eso a cierta edad, pero lamentablemente a ti te tocó ser un poco precoz, pero eso no es algo malo, Liby.

—No es malo, solo es raro...

—No te preocupes, se que no es lo más común pasar por esto a tu edad, pero no tienes que preocuparte. Me habría gustado que estuvieras mas preparada para algo como esto, y lamento que no nos hayamos dado cuenta antes, pero me alegra que hayas hablado conmigo sobre esto. Hay muchas cosas que van a comenzar a ocurrir en tu cuerpo ahora, y creo que sería una buena idea explicártelas un poco.

»Aunque intenté que te fueras, recuerdo que te quedaste en aquella charla que le di a tus hermanas mayores sobre el tema, ¿recuerdas algo sobre eso?

—No mucho. Recuerdo algunas cosas que vimos en clase, pero nada importante. Sabia que iba a sangrar, pero no pensé que sería tanto, además me duele mucho el estomago y me siento sin fuerzas.

Sin rumbo fijo, Rita condujo la vieja van familiar por las calles de su pueblo, tratando de explicarle a su pequeña las implicaciones y cambios que representaba este suceso en su vida y como es que podría lidiar con todo eso. Estaba muy entrada en gastos al igual que su esposo, pero contempló con mucha seriedad la idea de hablar con Lynn para llevarla al psicólogo y que este tema fuera algo que ella pudiera enfrentar.

Lamentablemente esta no era la primera vez que una de sus hijas tenía su primer periodo a una edad muy temprana, y aunque Liby parecía estar bien, recordar lo desastroso que fue ese suceso para Lenna le dejaba claro que no podía confiarse únicamente en la fortaleza de su pequeña. Y aunque confiaba en sus capacidades como madre y mujer, aun así, no quería dejar nada a la suerte. Recientemente su familia pasaba por una situación increíblemente complicada, y si era sincera, la culpa era suya y de su esposo, por llegar al punto en que dieron por sentado la salud mental de sus hijas e hijo.

Si bien Liby, hasta donde sabía, no tenía ningún tipo de problema neuronal, cognitivo ni conductual, así como tampoco problemas de salud física notables, recordar lo difícil que había sido lidiar con todas sus hijas mayores la agotaba bastante. Y esos descuidos causaron problemas, sin duda alguna, aunque no solo sus descuidos fueron malos, pues aquella conducta que solía tener Lenna, tan apática y asocial, era en realidad culpa de ser ella y su esposo padres sobreprotectores. Por eso esta vez contempló con tanto detenimiento la visita al psicólogo, esperando prevenir que sus actos como madre terminen cambiando a su hija como sucedió con Lori, Luna o Lenna.

Habiendo terminado ya con aquella charla superficial sobre la menstruación, y estando en una zona del pueblo algo alejada de su hogar, Rita al fin estacionó la van. Estaban frente a una farmacia, la mas grande del pueblo, y notando como el claro nocturno había refrescado el ambiente, le pidió a su hija esperar en el auto mientras ella compraba algo en esa farmacia.

Liby se extrañó al respecto pues cerca de casa había una farmacia también, a la cual podrían haber ido, aunque ciertamente la que estaba cerca de casa era más pequeña. Pero viendo a su madre entrar en aquel lugar, Liby consideró que era algo bueno que estuvieran ahí, después de todo en la farmacia cercana a su casa alguien podría haberla visto y en ese momento no tenia ganas de hablar con nadie además de su madre. Pero lejos de esperar por ella en el auto, como se lo pidió, Liby prefirió bajar y tratar de acompañar a su madre en las compras que hacía. Quería aprovechar que, pese a sentir aun aquel dolor, la sensación de flujo que la hacia sentir incomoda estaba ausente en ese momento.

Cuando entró pudo percibir aquel peculiar olor a medicamente el cual no le gustaba en absoluto, pero en realidad tampoco le disgustaba, y comenzó a dar vueltas por los pasillos en busca de su madre. En aquellos mostradores y anaqueles había un poco de todo, desde medicamentos de venta libre que eran comunes, hasta objetos para la higiene. Prestando atención incluso pudo ver una rasuradora como la que su padre usaba y la cual en ocasiones ella tomaba para sostenerla entre sus manos mientras la encendía, la sensación de la vibración era graciosa.

Pero su interés se vio enfocado cuando ella llegó a la sección de higiene femenina. La cantidad de opciones era bastante amplia, y aunque en un principio ella simplemente pensó que eran todas iguales, pero diferían en marca, resultaba que en realidad había una gran variedad de esos productos. Con atención miró a cada producto, prestando atención a las pequeñas ilustraciones que mostraban sobre sus envoltorios y quedó a medio camino entre la sorpresa y la fascinación al notar como entre todas esas toallas femeninas, había algunas muy pequeñas y discretas, incluso mas que las que robó de Lori, mientras otras eran bastante grandes, tanto como para que Liby decidiera compararlas de forma burlona con pañales.

Después notó los tampones, y al usar un poco de su entendimiento para imaginar como se usaban, se horrorizó tanto que alzo su voz para emitir un "No", lleno de temor e indignación. "¿Debo meter algo dentro de mi para evitar el sangrado?", sintiéndose abrumada con la idea, Liby se preguntó eso para en seguida escuchar a su madre llamar por ella. Rita la notó cuando ella alzó su voz y estuvo a punto de regañarla por salir del auto y no avisarle, pero Liby corrió hasta ella y mostrando un rostro extraño, le preguntó si en verdad debía usar "esas cosas".

Cuando Rita entendió a qué se refería Liby, fue capaz de aguantar su risa, mas no su sonrisa, ante como la pequeña señalaba con temor al lugar en que los tampones y las copas menstruales estaban. Podía entender que se sintiera en negación ante la idea de usar algo como eso, pero ver a su pequeña tan consternada la hacia reír por la muestra de desconocimiento propia de su edad. Y en seguida se sintió mal por ella, lamentando que su primer periodo llegara a ella cuando seguía siendo una niña tan pequeña.

Estando ya dentro de la van nuevamente, Rita sacó la mayoría de las cosas que llevaba en su bolsa de compras, trataría de mostrárselas una por una a su hija para tratar de explicárselas. Con cuidado, y tomando en cuenta lo ultimo que la pequeña de blanca cabellera le dijo, sacó de su empaque uno de los productos y se lo mostró a su hija.

—Esto es un tampón— comenzó la mujer, teniendo uno de aquellos artículos en cada mano, ofreciendo a su hija tomar uno para que ella misma pudiera manipularlo— y esta es una copa menstrual— dijo, sacando otro producto de su empaque—, ambos se usan introduciéndolos dentro de ti, este contiene el flujo, y este otro lo absorbe, pero tú no debes preocuparte por estos, eres demasiado pequeña para usarlos aún. Pero si tu duda es si duele usarlos, la respuesta es que no, cariño. Al principio pueden ser incomodos, pero con el tiempo encontraras muy reconfortante el uso de un tampón, para así evitar usar una toalla durante todo el día.

En el rostro de Liby se hizo bastante evidente lo aliviada que se sintió al escuchar que no debía usar aquellos productos aún, y por lo que veía tampoco estaba obligada a usarlos en absoluto en el futuro, pero eso ya lo vería con el tiempo.

»La copa menstrual no funciona exactamente igual y usarla es un poco diferente, pero creo que por ahora la imagen de como se usan basta. Dejare que tu sola pienses en eso y cuando te sientas cómoda al respecto me preguntes más sobre eso. Pero— hurgando una vez mas en la bolsa, Rita sonrió—, mencionaste que te dolía el estómago, esos son los cólicos menstruales, cariño, y aunque en general son dolorosos, en nuestra familia suelen ser un poco mas intensos esos dolores, pero aquí tengo la solución a tus problemas.

»Son pastillas para los cólicos, así que cada vez que sientas que el dolor en tu vientre es demasiado, especialmente si esto te ocurre en la escuela, entonces lo tomas y dentro de poco tiempo esos dolores se irán.

Abriendo sus ojos ante la sorpresa por lo que escuchaba, Liby tomó la caja de aquel medicamento que ni siquiera se molestó en revisar su nombre, para enseguida sujetarlo como si de un gran tesoro se tratara. Aunque el dolor en su vientre era notable, mas que nada era incomodo, pero si lo que su madre decía era cierto, ese dolor solo podía empeorar, así que agradecía que existiera algo que pudiera solucionar ese problema.

Con cuidado, calma y sobre todo paciencia, Rita continuó sacando de sus empaques a varios productos que su hija podría llegar a usar en su situación, tratando de explicarle como es que funcionaban, al mismo tiempo que trataba de ser clara al hablar de ese cambio que ella estaba viviendo, la menstruación. Era una conversación difícil de abordar, especialmente porque era muy complicado hablar sobre eso sin la necesidad de ser un poco técnico con los términos. Era algo que había notado con sus hijas mayores, pues, aunque le gustaría mantener todo en un formato simple, Rita sabía que entre más preguntas había al respecto, mas necesario era usar términos específicos y hablar sobre como funciona el cuerpo de una forma muy específica.

Cuando habló sobre eso con Lori o Luna no fue tan complicado, pues a sus edades ellas ya sabían con bastante certeza lo relativo a su feminidad y como es que la biología funcionaba dentro de ellas gracias a sus clases. Por otro lado, Leni fue un caso muy especial que francamente Rita no se vio capaz de enfrentar sola, por lo que tuvo que recurrir a su esposo y a Lori para que le ayudaran. Y ahora estaba Liby, repitiendo en cierta medida lo sucedido con Lenna, pero de una forma mucho mas amena y menos traumática. Era difícil hablar sobre eso sin hacer que la pequeña peliblanca perdiera el interés ante tanta palabrería científica, pero también evitando hacerla sentir que desestimaban su inteligencia al solo usar eufemismos infantiles al respecto.

—Y ahora— agregó Rita, después de una larga conversación con su hija—, iremos a otro lugar. ¿Qué te gustaría comer?

—¡Pizza!— con emoción, Liby respondió casi de manera inmediata a su madre.

De inmediato Rita avanzó en el auto a penas unas cuadras mas antes de llegar a un lugar donde poder comprar aquella comida que su hija mencionó, y esperando a que ella estuviera un poco mas tranquila tras comer un poco, comenzó la segunda charla que tenía en mente, la que era mucho mas sencilla de tener, pero al mismo tiempo podía ser más difícil de aceptar por la pequeña.

—Este momento es especial, hija— declaró Rita—. Se que no lo parece porque con esto vienen momentos que serán incomodos y algo de dolor, pero en verdad lo es, ahora estas pasando por el primer gran cambio en tu vida y, aunque es algo exagerado decirlo de esta forma, esto demuestra que estas creciendo y que ya falta poco para que te conviertas en una señorita. Se que estas algo avergonzada por como sucedió esto, pero quiero que sepas que cuentas conmigo para lo que necesites saber o para lo que quieras contar, así como todas tus hermanas lo están e incluso tu padre. Así que trata de confiar en nosotros cuando tengas dudas sobre estos cambios nuevos.

—¿Cómo crees que lo tomen las chicas?— algo avergonzada y desviando la mirada, Liby presentó tímidamente su pregunta.

—Es un momento especial, como ya te dije, así que seguramente estarán felices por ti, aunque puedo apostar a que, más que nada, estarán preocupadas...

—¿No me trataran diferente?

—Claro que no, cariño. Esto es algo que le sucede a todas las niñas en algún momento, es natural, no es algo que haría a tus hermanas cambiar la forma en que te ven.

—Pero— dudando de como expresarlo correctamente, Liby tuvo que humedecer sus labios un par de veces antes de continuar—... ¿no es raro que me pase esto a mí? En internet decían que debería tener doce o dieciséis años para que esto me pasara, pero yo solo tengo nueve.

Al igual que su único varón, Liby era una niña muy lista y atenta a detalles que para la mayoría serian completamente irrelevantes, lo cual, al igual que Lincoln, la hacían sensible de muchas formas a como es que las personas la veían. A Rita le gustaba pensar que eso ocurría porque ellos eran gemelos y estaban conectados de alguna forma especial, aunque sabía perfectamente que eso era porque siempre estaban juntos y eso significaba que se influenciaban el uno al otro.

—Se que es difícil todo esto, y aunque suene raro, hay mas niñas de tu edad por el mundo que también pasan por esto, cariño. No es algo raro, ni tampoco especial, solo es algo que pasa. Además, tus hermanas jamás te juzgarían por algo tan simple como eso, todas las mayores ya pasaron por esto, así que entenderán lo difícil que será para ti adaptarte, especialmente por tu edad. Puedes contar con ellas, Liby, siempre que tengas dudas de hablar conmigo o con tu padre, puedes hacerlo con ellas, y ten por seguro que ellas te ayudarán. De hecho, creo que seria una buena idea que hables con Lenna al respecto.

—Ella dijo que le gusta cuando le dicen Lynn.

—Si, cariño, lo sé, pero toda la vida la hemos llamado Lenna, es difícil cambiar la forma de llamarla ahora. En cualquier caso, creo que si hablas con ella te sentirás un poco mejor sobre lo que pasa contigo.

—¿En serio? ¿Por qué?

—Pues, digamos que Lenna tuvo una experiencia vagamente similar a la tuya, así que, si le hablas sobre esto, seguro que ella es la que mejores consejos puede darte.

—Bien, pero, ¿podemos ocultarlo de Lincoln? Me da vergüenza que él sepa sobre esto.

Conforme con las explicaciones de su madre, curiosa sobre lo que comentó sobre Lenna, más tranquila ante el entendimiento de que su situación, aunque no era común, tampoco era extraña, pero sobre todo satisfecha después de haber comido pizza hasta el hartazgo gracias a que no estaba ninguno de sus hermanos para devorarla, obligándola a luchar por una rebanada, Liby se sentó junto a su madre y la abrazó, sintiéndose reconfortada después de lo extraño que su periodo a tan temprana edad le había parecido.

Rita, aliviada por la forma en que su hija tomó las cosas respecto a su nueva etapa, admiró un poco mas a su pequeña de solo nueve años, pensando en cuan similares eran ella y su gemelo, el pequeño caballerito de la familia. Entendía que Liby se sintiera extraña de hablar sobre algo así con cualquier persona, especialmente a su edad, pero le enorgullecía lo serenos que eran esos dos en particular, sabiendo lidiar la mayor parte del tiempo con cosas tan complejas como esta. Incluso cuando Lincoln recientemente mostró llegar a su límite y explotó, no podía culparlo del todo, especialmente ahora que, gracias a su forma de ser, había influenciado de manera correcta a su gemela.

Incluso antes de regresar, Rita pensó en como de similares eran sus gemelos cuando, quizá movida por algo de su culpa, Liby pidió que llevaran pizza a la casa para sus hermanas y hermano, mencionando que era injusto que solo ella pudiera comer aquello. Rita incluso rodó los ojos ante lo deslumbrada que estaba cuando, al negarse a comprarla explicándole a su hija que lo de la pizza fue para consentirla un poco por lo que estaba pasando, así como por no tener oportunidad de gastar tanto dinero, la pequeña le aseguró que podía usar sus ahorros para comprarla, mencionando que le pagaría al llegar a casa.

Esas eran el tipo de cosas que Lincoln solía hacer o decir, así que le era difícil resistirse a su pequeño caballerito cuando hacia peticiones desinteresadas como esa. Y siendo Liby igual a él en apariencia, y ahora incluso actuando de esa misma forma encantadora, tampoco fue capaz de decir que no.

***

Aunque le había tomado un par de días animarse a hacerlo, Liby al fin habló sobre lo que sucedió con ella a sus hermanas, pero no lo hizo con todas de inmediato. Quien sería la primera en escucharlo fue, sin lugar a dudas, su hermana mas cercana, aquella con la que estaba cerca en edad, pero al mismo tiempo, al ser mayor que Liby, le generaba la sensación de seguridad, y con la que mas tiempo pasaba desde pequeña, no solo por su situación familiar sino también por compartir habitación con ella: Lenna.

La sorpresa de la castaña fue mucho mas que notoria, incluso un poco dramática, pues de inmediato le preguntó a la peliblanca si estaba bien y le ofreció apoyo moral que le resultó algo invasivo, pero al mismo tiempo muy gracioso viniendo de parte de ella. No es como si Lenna fuera alguien insensible, mucho menos alguien estoica, era solo que desde que se había unido a los equipos escolares deportivos, ella había cambiado bastante.

Su delicada salud, producto de su nacimiento prematuro, la había convertido en una niña enfermiza y débil, razón por la cual estaba la mayor parte del tiempo en casa, pasando incluso sus primeros años escolares sin asistir a clases, recibiendo en su lugar aprendizaje en casa. Esto lamentablemente la había convertido en una chica asocial y poco participativa al momento de entrar a la escuela, limitándose a solo convivir con sus hermanas y hermano. Pero ya que a ella le gustaba pasar tanto tiempo con su padre viendo deportes en televisión y emocionándose tanto como el hombre en cuanto a lo que sucedía en los partidos que presenciaba, sus padres la convencieron de entrar al equipo de futbol escolar, con la esperanza de que eso la ayudara a socializar, la divirtiera y quizá incluso ayudara a mantener activo su cuerpo y con ello mejorar su salud.

Aunque había sido una idea increíble, al inicio no tuvo el impacto que sus padres pensaron que tendría, pues casi de inmediato Lenna se volvió incluso mas retraída en la escuela y con el equipo escolar. Pero no importaba cuanto quisieran hablar con ella al respecto, ni cuan evidente era que algo la molestaba, ella simplemente alegaba que no sucedía nada y seguía asistiendo a las actividades extra escolares. Por eso, cuando la misma Lenna solicitó a su pequeño hermano Lincoln que la acompañara a sus practicas con el equipo, sus padres de inmediato pensaron que eso podría ayudarla a sentirse más confiada y eventualmente integrarse mejor a la escuela. En cierta medida eso pasó así.

Aunque Lincoln estaba ya para ese momento convertido en un niño beligerante, ninguno de sus padres esperaba que sucediera aquel incidente, aunque también estaban algo agradecidos de que ocurriera, pues gracias a ello supieron que era lo que estaba pasando con Lenna. Acompañando a su hermana mayor a las practicas del equipo, Lincoln tuvo una pelea horrible con un niño que era parte de ese mismo equipo. Ya que todos eran niños pequeños aun, en la escuela primaria todos los equipos deportivos eran mixtos, pues las diferencias físicas no eran determinantes aun, además de que la escuela consideraba que eso podría ayudar a una integración mas homogénea, alejada de la individualidad de género.

Cuando se investigó al respecto, ese niño castaño resultó ser alguien bastante engreído que desde el primer día de actividad había molestado a Lenna con comentarios hirientes y despectivos, lo cual la hacía retraerse más y más. Pero ya que Lynn estaba tan feliz de ver a su pequeña ser parte de un equipo, Lenna evitó contárselos y se negó a dejar el equipo no queriendo decepcionar a su padre, pues en su pequeña mente eso era lo único que tenían en común, el gusto por los deportes, así que, si ella dejaba el equipo, él probablemente ya no pasaría tanto tiempo con ella.

Ya que en ese momento Lincoln atravesaba por tantas cosas, simplemente explotó al ver como ese niño un poco mayor molestaba a Lenna, terminando por darle una paliza. Lo peor fue que ese niño bravucón había vuelto un par de veces mas para tratar de atosigar a Lincoln, quien le dio también un par de palizas más. Fue un problema bastante serio para ambos niños, pues si bien ese niño, de nombre Chandler, era un bravucón y merecía un escarmiento por sus actos, las palizas que Lincoln le dio estaban muy lejos de ser justas y se consideraban sin ningún miramiento como violentas y preocupantes. A punto de expulsarlos a ambos fue que los padres de familia optaron por meter a su pequeño niño de blancos cabellos a terapia.

Aunque Lenna tuvo sus propios problemas posteriores a esa pelea de Lincoln, lo cierto es que gracias a ello también consiguió que sus compañeros del equipo comenzaran a hablar mucho mas con ella, agradecidos de que su hermano fuera el primero en plantarle cara al bravucón de la escuela. Esa cercanía con el resto de sus compañeros de equipo causó en ella una mayor confianza al ser parte de sus prácticas, y ya que, pese a su estado de salud, Lenna siempre fue muy buena en su coordinación y resistencia, comenzó a sobresalir entre sus compañeros, lo cual había empezado a alimentar poco a poco su ego a base de halagos y cumplidos de parte de todos.

Es solo un ciclo escolar Lenna se había convertido en la chica que mas resaltaba en los equipos a los que pertenecía, siendo que se había inscrito a muchos más, y con ello también había convertido su actitud tímida y silenciosa en presencia de extraños, en una muy ruidosa y asertiva. Pero ya que también era una niña completamente comprensiva y orgullosa, solía ser quien alentaba a sus compañeros a mejorar, convirtiéndola también en la pieza clave para mantener a todos con un buen estado anímico gracias a sus discursos confiados y llenos de apoyo.

En realidad, ese cambio solo era parte de lo que la gente en la escuela o fuera de la casa había notado, pues todo eso Liby ya lo conocía de antes. Lenna siempre había sido así de enérgica y de dominante, no por nada era ella quien la comandaba, así como a su hermano, a hacer todo tipo de travesuras y locuras cuando eran mas pequeños, simplemente era demasiado tímida para mostrarse así en público.

—¿Cómo fue para ti?— con curiosidad, pero quizá mas que nada algo de morbo, Liby preguntó.

—Fue horrible— contaba la castaña, mostrando su habitual energía al expresarse—, lo odié por completo— y entonces abrazó a su hermana menor—, pero no te preocupes, te voy a ayudar con esto, al menos tu no tuviste que pasar por lo mismo. A mí me sucedió en la escuela hace unos dos años.

—¿Dos años? ¿¡También tenias nueve cuando te pasó!?— muy sorprendida, y algo identificada, Liby expresó su pregunta.

—Si, yo estaba en la escuela. Me había sentido mal toda la mañana, pero ya que esa tarde tocaba hacer practica con el equipo de futbol traté de que no descubrieran que me dolía el estómago. Mientras estábamos en un partido tranquilo, alguien pateo el balón y me dio directamente en el vientre, me dolió tanto que tuve que ir al baño.

»Al principio me asusté muchísimo, además del dolor, sentí algo extraño, así que me senté en la taza del baño, pero noté que estaba sangrando mucho. Yo no sabia nada sobre eso aún, así que me asusté mucho y empecé a llorar. Creí que el golpe me había lastimado demasiado. Incluso pensé que iba a morir.

Liby, divertida por la forma en que Lenna le contaba aquello, entendiendo que no se tomaba en serio esa anécdota, rio suavemente por imaginarse a su aguerrida e imponente hermana, llorar al ver un poco de sangre.

»Al final no supe que hacer y solo me quede en el baño llorando pensando que me iba a morir por culpa de jugar futbol. Una chica del equipo intentó ir al baño después de un rato y me escuchó llorar, así que llamó al entrenador y me preguntó que pasaba desde fuera del baño. Cuando le dije él fue inmediatamente por la enfermera escolar y, aunque no quería que nadie se enterara, al día siguiente todas las chicas del equipo sabían lo que había pasado.

—¿Comenzaron a molestarte por eso?

—No, para nada. Ninguna de ellas dijo nada malo, y los chicos creo que no sabían que es lo que pasó realmente, solo pensaron que era una llorona, fueron muy amables todos, pero yo me sentí humillada. Era raro que me pasara eso cuando era una niña, y cuando mamá habló conmigo sobre eso en verdad quería que eso desapareciera, pero al final terminé por acostumbrarme.

Como era costumbre, Lenna no mostraba una sensibilidad ni empatía, aunque sea mínima en sus palabras, incluso cuando hablaba de algo que en realidad había sido traumático para ella cuando era pequeña, pero lo que si mostraba era mucha preocupación por Liby. Inmediatamente después de contar, y en cierto grado también de desestimar, su propia historia, Lenna se enfocó en asegurarle a Liby que todo estaría bien y que podía contar con ella para esas cosas, si es que necesitaba algo.

Agradecida, y aumentando un poco la admiración que tenía por Lenna, Liby aceptó con gusto el ofrecimiento de Lenna, incluso cuando al final eso significaba hablarlo con el resto de las chicas, las mayores. Platicarlo con Lenna había sido algo que surgió de ella por iniciativa, pero hablarlo con Lori o Luna no le parecía aun tan cómodo, pero de todas formas lo hizo pues no era solo Lenna quien le dijo que eso será algo bueno, fue su madre también.

Esa misma noche, y perdiendo rápidamente el bochorno ante la forma en que sus hermanas mayores tocaban el tema, Liby habló sobre su situación y se mostró bastante reacia a que algo sobre eso se mencionara fuera de esa reunión de hermanas. No quería que Lincoln lo supiera, pues eso la avergonzaba sobremanera, y ya que en realidad sus hermanas mayores se sentían en una situación muy similar para con el peliblanco, en realidad admitieron que ninguna planeaba hacerlo.

La charla esa noche fue increíble para Liby, la hicieron sentir tan tranquila con lo sucedido, especialmente por su preocupación ante que tan normal era todo eso por su edad, que ella sintió la extraña presión en su pecho, producto de la angustia, desvanecerse. Pero algo que la sorprendió es que, mientras las mayores hablaban, en particular Lori y Luna, surgió un tema que pareció ser evidente para todas en esa reunión, pero que, como ya había sido costumbre, no consultaron con el único varón de la descendencia.

Cuando Rita escuchó de sus hijas aquella petición, le fue imposible no consultarlo con su esposo, pues aquello sonaba razonable, pero al mismo tiempo muy complicado y engorroso. Lori consideraba que, ahora que Liby tuvo su primer periodo, era momento de darle algo de privacidad. Lenna había tenido que lidiar con esa transición compartiendo habitación con Lincoln, y creían que sería una buena idea evitar eso para todas las hermanas.

Era ya en cierta medida vergonzoso para todas pasar por eso con Lincoln en casa, y esperaban que él, siendo un niño pequeño aun, no se enterara pronto para evitar en la medida de lo posible preguntas incómodas. Pero a Lenna le había costado hacer que eso no fuera evidente, así que ahora que también Liby pasaba por eso creían que sería cuestión de poco tiempo antes de que lo descubriera, y ninguna estaba realmente lista para eso.

Lynn, considerando los sentimientos y preocupaciones de sus hijas, se puso inmediatamente del lado de ellas, haciéndole ver a Rita que, si bien su edad era aun una apropiada para compartir habitación, Lincoln debería dejar de habitar con Lenna y Liby para darle espacio a ellas. No suponían que habría problema con eso, después de todo, pese a ser tan consentido; al menos hasta hace no mucho, Lincoln siempre fue también bastante independiente, por lo que podían dejar a Liby y Lenna compartir la misma habitación y solo cambiar a Lincoln.

La idea inmediata de los dos adultos fue, hasta cierto punto, la mas predecible: hacerlo compartir habitación con Lucy y las gemelas, ya que de esa forma podría cuidar de ellas y tanto Rita como Lynn podrían hacer mas espacio en su propia habitación sin temer que al sacar a sus hijas mas pequeñas pudiera resultar en una situación estresante. Pero Lori se negó rotundamente.

Lori quería que Lincoln dejara de dormir con cualquiera de las niñas, sin importar su edad, pues a fin de cuentas lo que sucedió con Liby terminaría pasando eventualmente con las otras niñas, así que lo ideal seria simplemente mandar a dormir a Lincoln solo. Algo tan drástico habría sido descartado por los padres de la familia de no ser porque incluso Luna y Luan apoyaban eso, siendo que hasta Lenna tenia su postura en ese cambio.

Los padres tuvieron que darle muchas vueltas al asunto, pues, aunque en la casa había forma de ajustar el espacio para su numerosa descendencia, se veía muy complicado evitar que Lincoln no fuera parte de las reubicaciones de las habitaciones, especialmente porque la casa, pese a tener el espacio, no tenia las condiciones. Había habitaciones suficientes, pero en realidad esas habitaciones no estaban listas para recibir a niñas que durmieran ahí y les dieran un espacio propio digno como hasta ahora lo habían hecho.

Les tomó mas de un mes hacer cuentas y organizarse lo suficiente para saber cómo distribuirían ahora a sus hijas e hijo, así como ajustar sus gastos para arreglar poco a poco las habitaciones hasta tener un lugar digno para todas sus hijas que, siendo sinceros, ya habían dado por sentado siempre compartirían habitaciones de manera numerosa, lo cual no era una situación sostenible.

Era una locura separar a Leni de Lori, y eso toda la familia lo tenía bastante claro, pero a la segundogénita no pareció molestarle la idea de compartir habitación con una hermana más, al menos por un tiempo. Pero ya que los padres aún se sentían culpables por dejar en Lori casi toda la responsabilidad de Leni, eligieron que sería Liby quien dormiría con ellas mientras se hacían las remodelaciones, para evitar que Lori deba preocuparse por alguna de las pequeñas.

Luna se haría cargo de las gemelas ya que ellas, pese a estar peleando la mayor parte del tiempo no se separaban nunca, y eso era especialmente cierto a la hora de dormir. Mientras que Luan y Lenna se harían cargo de Lucy, dejando a Lisa aun compartiendo habitación con sus padres, lo cual los dejaba mas tranquilos ya que ella era aun un bebé. De esa forma estarían distribuidas las tres únicas habitaciones en condiciones que la casa tenía además del dormitorio de los padres, mientras que se hacían las remodelaciones pertinentes en las dos habitaciones restantes con la intención de que una vez listas, todos recibieran un cambio de habitación nuevamente.

Pero, como ya comenzaba a ser costumbre en los padres, dieron por sentado a Lincoln en todo eso, concentrándose únicamente en como distribuirían a sus hijas, lo cual causó que no tuvieran donde ubicarlo para evitar que comparta espacio con las niñas. Fue entonces que la idea del cuarto de blancos surgió, era un lugar pequeño y frio, además de mal iluminado, pero con algo de cambios menores podría ser un lugar increíble para que un niño tenga privacidad.

Cuando hablaron con sus hijas, ellas incluso comenzaron a hacer planes sobre cuál sería la distribución de las habitaciones una vez todas estuvieran listas y disponibles, con Lori pidiendo inmediatamente la habitación mas grande, que estaba junto al baño. Ya la habitaba junto a su hermana menor, pero quería asegurarse de que siguiera estando en su posesión, algo que ninguna de las hermanas cuestionó ni le molestó. Estando todas ellas conformes y emocionadas por los cambios venideros, solo quedaba hablar con Lincoln al respecto.

Fue complicado, empezando por Liby quien insistió en que no le digieran la razón por que la avergonzaba, y asegurando que ella lo haría cuando estuviera lista, fue al único varón de los hijos al primero que sacaron de su habitación. Eventualmente reubicarían poco a poco a sus hijas mientras las obras en las habitaciones empezaban, pero ya que todas ellas estaban tan desesperadas por ello, hablaron con Lincoln y le explicaron que ahora debería dormir en el cuarto de blancos, y que, a cambio de su mesada para acelerar el proceso, harían que ese pequeño lugar se volviera suyo, remodelándolo un poco para que no fuera tan feo, frio y oscuro.

Lincoln al principió se negó, temiendo por aquel hueco en el techo que daba al ático, el cual generaba la sensación de ser visto y hacia que cualquiera de las chicas, así como él, se sintieran incomodas en ese pequeño espacio. Pero cuando Lynn, haciendo alarde de su poca habilidad con ello, tapó aquel hueco como pudo, Lincoln no tuvo mas remedio que aceptar mudarse al pequeño y apretado lugar.

La ropa, los muebles, el piso, nada ahí era acogedor, pero lo que mas preocupaba a Lincoln era que nadie le explicaba por qué es que debería dormir ahí ahora. Por su parte, a Liby le parecía divertida la expresión de Lincoln al estar en ese pequeño lugar, se veía que tenía miedo de dormir solo. "Es un llorón" comentó Lenna, mientras veían a Lincoln desde la entrada de aquel pequeño cuarto, recibiendo algunas palabras de sus padres. El comentario la hizo cerrar un momento sus ojos al expresar una sonrisa enorme, pero al abrirlos nuevamente se sintió mal, su gemelo, al verla, mostró un rostro completamente devastado.

Visión Interna II

Sin importar cuanto tratara de luchar contra ello, Lincoln era incapaz de superar el permanente vacío que habitaba ahora en su estómago. El miedo, el arrepentimiento, la vergüenza, el hastío, el rencor, el odio, la ira, ¿Cómo era posible que, si todos esos sentimientos estaban alojados justamente en su estómago, sintiera ahí un vacío imposible de llenar?

Creía que todo podría mejorar en algún momento, y se esforzó bastante para conseguirlo. Sus disculpas fueron solo el primer paso, en verdad trató de compensar a sus hermanas por su comportamiento anterior, especialmente a Luna y a Lori, pero nada de lo que hacía era suficiente.

La castaña, de forma justificada, estaba permanentemente evadiendo a Lincoln, le temía, y eso lastimaba al pequeño niño, pues de entre todas sus hermanas era justo Luna quien mas le consentía y cariño le mostraba. Pero ahora ella no quería siquiera voltearlo a ver, mucho menos hablar, y en ocasiones el simple acto de compartir espacio parecía ponerla en una situación incómoda y la alteraba.

Y la forma en que Lori había comenzado a esforzarse cada día con más ahínco en expresarle su descontento solo terminó por enfatizarse con el incidente de Luna. Algo que comenzó como un suave enojo por parte de sus hermanas mayores debido a que el las descuidó un poco, se convirtió en un ataque resentido por parte de Lori. Y después de que Lincoln causara aquel accidente con Luna, el resto de sus hermanas mayores simplemente se unieron a aquel enojo sobre él.

Por supuesto, Leni estaba exenta de aquellos tratos y de aquellas rencillas pues, en general, ella estaba muy poco enterada de cosas que pudieran estresarla, tratando de evitar que vuelva a su comportamiento más destructivo. Y de la misma forma su gemela, Liby, estaba siempre de su lado. Incluso cuando lo que ocurrió con Luna también la hizo enojarse, ella volvió rápidamente a hacerle compañía.

Pero eso no restaba cuan solo se sentía ahora. Lori, liderando a las mayores, se había encargado de aislarlo bastante, pues mientras ella seguía hablando con él, lo cierto es que solo le escupía veneno, y lo peor era que sucedía en dosis cada vez más letales. Leni, aun ajena al conflicto principal, se veía afectada por todo el ambiente, una excusa perfecta para que, aun queriendo pasar tiempo con Lincoln, Lori se lo impidiera. Luna, temiendo por la conducta explosiva de Lincoln, le evitaba al máximo, mientras que Luan, incapaz de perdonar lo que hizo con Luna, optó por ignorarlo totalmente, hasta el punto en que el pequeño se vio en la necesidad de llorar ante la indiferencia de su hermana mayor. Y Lenna, fiel a su peculiar modo de ver las cosas, se negaba a perdonarlo, alegando que no había hecho aun lo necesario para recibir ese perdón, pues según ella las acciones hablan más que las palabras.

Pero Lincoln lo intentó, quería disculparse y hacer las pases con todas. Pero, ¿Cómo se supone que lo haga si ahora ninguna le daba la oportunidad? Y lo peor era ver a sus padres desvivirse por como ellas pasaban por tantas cosas, mientras a él le pedían una y otra vez que esperara, que dejara de lado lo malo que le pasa por mantener a sus hermanas apoyadas en sus malestares y travesías.

De toda su familia, Lincoln solo podía refugiarse en su siempre amable y juguetona gemela, pues desde el incidente de Luna, incluso pasar tiempo con sus hermanas menores se había vuelto algo complicado ya que aparentemente Lori temía que las lastimara a ellas también. Podía entenderlo, pero le gustaría que le dieran la oportunidad de demostrar que hablaba en serio cuando decía que lo sucedido con Luna fue un accidente, un evento puntual que ocurrió desafortunadamente.

Incluso así, todo lo que le quedaba era hacer caso a sus padres y esperar, esperar a que ellos tuvieran tiempo de preocuparse por él, esperar a que no le pidan anteponer a sus hermanas y dejarle sentirse también triste y enojado, esperar a que Lori entienda que aun la quiere y que espera hacer las pases con ella, esperar a que Leni entienda que no es él quien se aleja de ella sino Lori quien se interpone, esperar a que Luna supere su miedo y le permita mostrarle lo arrepentido que está, esperar a que Luan alguna vez vuelva a ser la de antes y esperar a que Lenna deje de ser tan necia y entienda que si las cosas entre el y Luna no se arreglan, no es porque él no lo intente.

Tantas cosas sucediendo y tantas miradas juzgándolo como el culpable de los problemas lo tenían agotado y completamente abatido. Lo peor era que no tenía ningún lugar al cual acudir, pues en la escuela ya no tenía un espacio para si mismo. Después de las peleas con el bravucón de Lenna, el chico comenzó a acosar a Lincoln y ya que Clyde se juntaba con él, también se volvió blanco de sus burlas.

Ya era bastante malo ser el blanco de las burlas de un niño mas grande y privilegiado que él, pero notar como ahora por culpa suya su amigo Clyde era también acosado lo había roto un poco más. Había odiado que las cosas ocurrieran de esa forma, pero cuando Chandler comenzó a alentar a Clyde a molestarlo también a cambio de dejarlo en paz, en realidad Lincoln no se sintió traicionado ni tampoco tan mal. Era lo justo, después de todo había sido su culpa que Chandler lo comenzara a molestar, por ello creyó que era justo que, para librarlo de ese acoso, ahora debiera aguantarlo a él también.

Pero con eso Lincoln dependía ahora únicamente de su gemela, y así como ella en el pasado era la sombra del niño, llegando a atosigarlo por no dejarle solo, era ahora Lincoln quien estaba permanentemente al lado de su hermana, sabiendo que de no estarlo no tendría con quien hablar, que sin ella estaría solo, y que estando solo sus pensamientos se llenarían de culpa y escenarios negativos que le hacían doler el estómago y sentirse triste.

En verdad pensó que podría lidiar con todo eso siempre y cuando su gemela permaneciera a su lado, o mejor dicho, le siguiera permitiendo estar a su lado. Ella era la única que no le había dado la espalda hasta ese momento, y confiaba en que jamás lo haría, pues ella misma había dicho ya en muchas ocasiones que ellos estarían juntos por siempre. Podría ser algo tonto, pero en aquella situación tener esa certeza le daba a Lincoln mucha tranquilidad.

Y entonces, aquella mañana ella comenzó a comportarse de forma extraña. Estaba esquiva y algo malhumorada, aunque realmente no fue grosera con él o con nadie, pero Lincoln podía notarlo y lamentablemente, tan temeroso de quedarse solo, y tan acostumbrado ya a que le dieran la espalda, fue incapaz de ver que el cambio en su hermana menor era general, hacia todas sus hermanas también, y no solo a él. Pero a sus ojos ella solo le estaba tratando diferente a él.

Montó una cantidad de excusas en su cabeza tratando de convencerse de que todo estaría bien, que no había hecho nada malo y que Liby jamás lo abandonaría, no seria como los demás. Pero después de la escuela ella seguía siendo esquiva con él, y ahora era incluso evidente que era algo mas notorio cuando se trataba de él en comparación a como era con sus hermanas. La hora de la comida lo confirmó, cuando sintiéndose preocupado por ella, él solo consiguió que sus hermanas lo reprendieran una vez más. Pero esta vez Liby no le defendió.

Ese vacío en su estomago se agrandaba a cada momento que pasaba, pues a pesar de ser solo unas horas las transcurridas, a Lincoln en verdad le parecía que Liby le evitaba cada vez más. Esa misma noche ella dejó la habitación aun con malestares y, al volver, solo tomó un abrigo y volvió a salir ignorando su acercamiento. No sabía que es lo que sucedió, pero esa noche ella salió con su madre y al regresar trajeron pizza, y todo pareció estar mejor. Pero los días siguientes y por mas de un mes ella se comportó de esa misma manera esquiva y poco comunicativa.

La mente del pequeño trabajaba a marchas forzadas tratando de entender que hizo mal. Arruinó las cosas con Lori, con Luna y con Luan, era obvio que si Liby se estaba alejando era porque él hizo algo malo. Pero no podía descubrir que fue lo que hizo, y tampoco podía consultarlo, pues cuando quería hablar con Liby ella mantenía esa actitud silenciosa y esquiva, como si quisiera evitar hablar con él, por momentos incluso evitaba voltear a verlo a la cara. Incluso las noches se habían vuelto tan complicadas por culpa de como aquel vacío en su estomago le impedía dormir, y al no dormir lo único en lo que pensaba era en que es lo que hizo mal para molestar a Liby.

Finalmente llegó el día. De la nada y sin algo que lo justificara, sus padres le dijeron que debía cambiar de habitación. No solo eso, debía mudarse al pequeño y feo cuarto de blancos, solo. No importó que él alegara miedo por aquel hueco en el techo, pues su padre lo tapó de inmediato y de forma improvisada para quitarle ese derecho a réplica. Así mismo no podía dormir con ellos ya que las más pequeñas dormían ya ahí, y el resto de sus hermanas no querían compartir habitación con él.

Mientras trataba de convencer a sus padres de no hacerle eso, la mente de Lincoln se desbarataba tratando de entender porque lo sacaban de la habitación. No quería causar mas problemas, pero estaba tentado a preguntar si era porque ya no le querían, algo que hace tiempo rondaba su mente ante el completo desinterés que ellos mostraban por sus malestares y preocupaciones. Pero cuando estuvo ya en aquel pequeño cuarto, invadido por cosas de todos y que no dejaba ningún lugar cómodo donde dormir, mientras sus padres le daban las explicaciones finales de lo que supuestamente harían con aquel lugar gastándose su mesada para ello, Lincoln volteó esperanzado a la puerta de aquel feo cuarto de blancos.

Sabía que Liby y Lenna le seguían mientras él casi lloraba tratando de convencer a sus padres de que no lo hicieran dormir solo en el lugar mas tétrico de esa casa. Quería ver a su hermana dándole una mirada tranquilizadora, mostrándole algún apoyo, puede que, incluso ofreciéndose a dormir con él, como normalmente lo haría, cualquier cosa que demostrara que aun le importaba. Pero no obtuvo nada de eso.

Entre los ecos lejanos en los que las voces de sus padres se convirtieron mientras hablaban de alguna nimiedad, Lincoln vio a Liby riendo alegremente junto a Lenna. No había necesidad de ser muy perspicaz para entender que ambas se reían de él. Lincoln estaba sufriendo por un cambio que él no quería y que le causaba estrés y ansiedad, y aunque esperaba desinterés de sus padres y de todas sus hermanas, al menos de Liby esperaba algo de comprensión. Pero no la obtuvo. Ya no importaba pensar en que es lo que había hecho mal, o como había molestado a Liby, pues ahora le parecía evidente que no tendría solución, ella seria ahora igual que el resto de sus hermanas, indiferente a sus problemas.

Las comisuras de su boca se desplomaron en una mueca bastante lamentable, mientras que su estómago parecía haber desaparecido por completo, siendo sustituido ahora por ese vacío perpetuo que tantos malestares le había causado últimamente. Ya no importaba saber porque lo querían sacar de su habitación, ya no importaba si sus padres le querían o no, ya no importaba si se esforzaba por arreglar las cosas con sus hermanas, ya no importaba saber que hizo para que Liby se moleste con él.

Estando destinado ahora a dormir en ese lugar, Lincoln se dio cuenta que todas esas cosas ya no importaban en absoluto. Lo único que todas esas preocupaciones del chico tenían en común eran precisamente el propio Lincoln, y ya que ahora era obvio para él que no le importaba a nadie de su familia, entonces las cosas que estuvieran relacionadas con él tampoco importaban.

Incapaz de siquiera causar la menor de las preocupaciones en sus padres al verlo con su respiración tan agitada y su expresión tan descompuesta, Lincoln al fin se quedó verdaderamente solo en ese cuarto oscuro, sintiendo que las paredes de aquel lugar se cerraban sobre él. Sin hacer nada de lo que sus padres le pidieron para acomodarse y dormir mas cómodamente en aquel lugar, Lincoln simplemente hizo un ovillo en la esquina libre de aquel lugar y trató con todas sus fuerzas de no llorar, regulando su respiración. Sabía que, si lloraba, alguien lo escucharía, y estaba convencido de que si eso ocurría seguramente le increparían por ello antes que tratar de consolarlo. Lincoln estaba ahora verdaderamente solo.

***

Este OS esta dedicado a la usuaria  lyncitacry por permitirme usar su historia como inspiración, así como también te invito, apreciado lector, a visitar su perfil y leer su historia: "El Primer Periodo de Linka", la cual no mencione antes para evitar spoilers.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top