trabajo
Era por la mañana y Lucas y yo estábamos en el despachó del gremio de bailarinas.
-Escucha Anthy, este trabajo es de lo más importante podrías ganar muchos dinero.
-¿Cuánto? - Lucas y mi jefa siempre fueron así de francos y se llevaban muy mal.
- Lo suficiente para no trabajar el restó de tu vida, además te he comprado este hermoso vestido azul junto con estos bellos zapatos azules, pide que lo hicieran una de las diseñadoras de los nobles, espero que lo uses en ese baile. -Me sonreía pero no con amabilidad sino con cara de victoria, si yo con seguía dinero ella también ganaría. - Bueno anda a practicar.
Salí del despacho, y camine hacía la sala de baile pero no puedo hacer nada, es como si toda mi inspiración se fuera, con tan solo pensar que Claude y Zenit estarán allí me da un escalofrío por toda la espalda.
Ya era de noche y camino hacía la casa, estaba deprimida por todo esto.
- Hola Lucas, ya llegué.
- Athanasia, no me puedes engañar a mí te conozco muy bien, ¿Qué te preocupa?, ¿Acaso es lo de tu padre? - Pare en secó. - Puede que pienses que se me olvido, pero eres Athanasia De Alguer Obelia princesa del reino de Obelia, mírate al espejo.- Le obedecí y fue al baño, en el pude ver mi ojos, mi verdadero color de ojos. - Tanto tiempo estando con otro color de ojos se te olvidó, que en realidad tiene unos ojos de joyas, tú eres una princesa que no se te olvide.
Pegue en la cabeza a Lucas. - No te atrevas a volver a decirme princesa, yo soy una princesa ¡No soy Athanasia De Alger Obelia!, solo soy Anthy una huérfana nada más.
-¿Por qué quieres huir?
-Cuando nací mi madre murió por mi culpa, mi padre con rabia intento matarme ese mismo día pero las sirvientes me protegieron, me críe siendo olvidada en ese palacio mi supuesto padre tenía pensado asesinarme en cualquier momento, por eso huí. - Camine hacía la mesa. - Yo nunca seré una princesa con ese hombre como padre.
- Por eso no quieres ir al baile, no quieres que te reconozca. - Se acerca mí y me acarició la cabeza.- Tranquila yo estaré ahí para protegerte.
Seguí practicando mi baile durante todos estos días que se volvieron meses, y ahora solo faltaban dos días para el baile, estaba tan nerviosa mañana sería mi cumpleaños y pasado un día la fiesta, esta sería lo que sentiría la verdadera athanasia.
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