01- Luz en la obscuridad

Las presillas se habían vuelto algo constante en la vida del filántropo.
Stark se despertaba en la madrugada demasiado agitado.

Sus pesadillas siempre tenían como protagonistas a sus compañeros de equipo, en la mayoría de sus sueños uno del equipo moría y Tony no podía hacer nada por salvarlo.
Pero la pesadilla que había sufrido esa noche, fue sin duda alguna la peor que había tenido en todo ese tiempo.

Tony se abrazo al cuerpo de Pepper Potts, la cual dormía tranquilamente; o al menos así era hasta que Stark creo demasiada presión en el abrazo.
Potts se dio vuelta en la cama y quedo de frente con el millonario; este tenía los ojos vidriosos y eso rompió el corazón de Pepper, la cual de manera casi inmediata el abrazo.

—¿Otra pesadilla?.— Preguntó ella en tono suave. Tony asintió mientras se acercaba más al cuerpo de su mujer.

Pepper soltó un suspiro y comenzó a acariciar con cariño el cabello castaño de su amado.

—¿Quién fue esta vez?.— Volvió a preguntar y la mujer sintió como Tony se tensaba.
La respiración de Tony era pesada y en algunas ocasiones la pelirroja podía sentir como él temblaba.

Stark aún estaba algo asustado debido a su sueño y solo atinaba a abrazar a Pepper, no sabía si decirle o no; pero entre ellos dos no habría más secretos.

—Eras tú... Yo no pude salvarte. — Ahora fue el turno de Potts para tensar su cuerpo. La mujer cerro sus ojos por un momento y soltó una suave exhalación para después volver a abrirlos.

Pepper colocó su cabeza sobre el pecho de Tony mientras este comenzaba a jugar con su suave cabello, cosa que a ambos lograba relajar de una manera impresionante.

—Estoy segura de que tú siempre me salvarás, yo confió en ti. — Le dijo ella de manera sincera.
El corazón del filántropo comenzó a acelerarse al escuchar aquellas palabras.

—No me dejes, Pepps. — Murmuró él mientras besaba la cabeza de la mencionada con todo el amor que sentía por ella. La mujer sonrió con ternura, sonrisa que él no noto.

—Jamás te dejaría, Tony. — Ambos cerraron sus ojos dispuestos a dormir.
En esa ocasión Stark ya no tuvo malos sueños; por el contrario soñaba en formar una familia con aquella maravillosa mujer.

Sin duda alguna ella lograba calmarlo con solo unas palabras, no había duda; Pepper Potts era la luz que opacaba toda su obscuridad.

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