Final
Final (1/2)
— Tenemos que hacerlo, cariño... — El bicolor habló despacio. Sabía que el peliverde estaba en desacuerdo — Si queremos, y tenemos, un bebé... hay que mudarnos.
—... — Shoto tomó la mano de su pareja. — Esta casa fue nuestra primera casa... Aquí crecimos, aquí creció Melody...
— Lo siento, amor... — Abrazó al peliverde. — Te entiendo, es nuestra casa...
Izuku se apartó del abrazo y se dirigió a la habitación de su hija. La contempló dormir. Sonreía. Parece que tenía un lindo sueño.
— Tengo que pensarlo...
Era ya madrugada, algunas horas después de esa discusión. La tricolor se había levantado a buscar un vaso de agua al baño. Sin embargo, sonidos dentro de él la hicieron cambiar de opinión.
— ¿Mamá...? — la tricolor abrió lentamente la puerta, encontrándose con el peliverde sentado en el suelo. — ¿Por qué lloras?
Melody se acercó al pecoso y lo abrazó.
— Hija... mamá está un poco triste ya que... algo que ha intentado por mucho tiempo... — Izuku abrazó más fuerte a su hija, oliendo el champú de la tricolor. El olor a bastón de caramelo de su hija lo reconfortaba. —... no lo ha logrado.
— Pero... papá y mamá me han enseñado a ser perseverante. Deberías seguir intentándolo.
— Melody, cariño... — El peliverde no quería que su hija lo viera llorar — Hay algunas veces en la vida donde... hay que rendirte...
— No deberías rendirte, ma...mi...
La tricolor se quedó dormida en los brazos del pecoso. Izuku dejó a su hija en su cama y se acostó junto a ella.
— Mi niña...
La puerta se abrió mostrando a un agotado Shoto. El bicolor se acercó a Izuku que seguía abrazado por su hija.
— Salió negativo...
El bicolor suspiró. Con su mano, secó las pequeñas lágrimas que se asomaban en el rostro de su esposo.
— Paremos de intentarlo... — El bicolor habló suavemente, intentó animar a su esposo. — Pero, ahora... ya no nos mudaremos. Eso es algo bueno...
— Sí... tal vez.
— ¡Mamá! — La tricolor corrió hacia el peliverde, saliendo del jardín de niños. Izuku alzó a su hija, girándola delicadamente en el aire.
— Hola, mi amor — Una ronda de besos fue repartido por la cara de la pequeña — ¿Cómo te fue, linda? ¿Hiciste nuevos amigos?
— Una niña nueva llegó. Es mitad rusa, mitad japonesa. Victoria y yo jugamos a las escondidas. — A Izuku le encantaba escuchar a su hija hablar de su día. Preocupaciones de una preescolar, mucho más divertido que las de un adulto.
Caminaron hacia el auto e Izuku le propuso un trato. Llegarían a la casa, Izuku prepararía algo para comer mientras Melody se cambiaba a una ropa más cómoda, luego Izuku la llevaría a un lugar y más tarde irían al cine junto a Katsuki, los mellizos, Eijiro y Shoto.
La tricolor aceptó gustosa.
Melody dejó su mochila
¿A dónde la llevaría su mamá?
— Wow...
Al llegar, la casa consistía en diseños victorianos, demasiado elegante por así decirlo. La casa era muy grande, de unos tres pisos de altura.
Decidieron entrar y quedaron sorprendidos. Las escaleras estaban compuestas por porches adornados con madera torneada, para Melody parecía que estaba dentro de un hermoso castillo, pero parecía más cómo una mansión gótica, aunque la tricolor no lo veía de esa manera.
Sus ventanas demasiado grandes, llenas de hermosos vidrios de colores que seguramente los rayos del sol darían un excelente toque. La casa es asimétrica, el techo era de un tono azul y afuera de la casa era un inmenso palacio, Melody estaba más que impresionada, sus ojos irradiaban felicidad pura e Izuku disfrutando la emoción de su pequeña.
Lo que más le encantó era el jardín. Un inmenso y hermoso jardín.
— ¿Te gusta, hija? — Izuku le preguntó, hincado a la altura de su hija.
— ¿Qué sí me gusta? ¡Me encanta! ¡Es hermosa! — Melody corrió hacia el gazebo — Deberíamos venir con papá y almorzar en ese quiosco.
El peliverde caminó hasta donde estaba la tricolor.
— ¿Y si... eso pasará todo los días? — preguntó dulcemente. Melody se quedó mirándolo confundido. — ¿Qué pasaría si nos mudáramos aquí, y desayunamos en el gazebo? ¿Y almorzamos allá en el jardín, como un picnic? ¿O plantaría con tu padre jazmines y violetas mientras tú juegas con... no sé, un cachorro?
— Mamá... ¡Me encantaría! — Exclamó feliz.
Final (2/2)
— Mami, ¿En dónde va esto? — La tricolor corrió donde el peliverde con una caja en las manos.
— En la caja de allá, cielo. — Izuku apuntó a una esquina de la cocina, donde había una gran caja. — Meli-mel, ¿Ayudarías a Eri a mover las cajas en el armario de su habitación?
La tricolor asintió y caminó hacia la habitación de la albina. Eri abría las cajas para ver lo que había dentro, encontrándose con ropa, juguetes, libros y cuadernos antiguos de la U.A, cosas de Shoto e Izuku de la adolescencia, etc.
Al cabo de minutos, Melody encontró una caja que miro con cautela.
— ¿Qué encontraste? — Eri preguntó, acercándose a ella de rodillas. La albina, al ver lo que había en la caja, exclamó: — ¡Shoto! ¡Izuku!
Se trataba de fotos y un USB, en el cual contenía vídeos de Shoto e Izuku jóvenes. Fotos de la boda, su graduación, vacaciones, en la escuela, todo.
Fotos de la primera cita, de la propuesta, su primera noche juntos, una cita debajo de las estrellas, su primer desayuno en la cama, de todo...
— ¿Recuerdas ese día? — El bicolor le mostró una foto al peliverde
— Por supuesto. Obtuviste tu licencia y el mismo día le robaste el auto a Enji y tuvimos una escapada romántica. Salimos de Musutafu todo un fin de semana.
— ¿Recuerdas el baile en el mirador, a la luz de la noche? — Izuku asintió, besando a Shoto.
— Sacaron muchas fotos cuando eran jóvenes...
Melody seguía viendo fotos y videos en el USB, además de las instantáneas. 3 o 4 años de pareja en fotos y videos.
— Para su cumpleaños número 17, tu padre me regaló una cámara instantánea y mucha película. Esta... — rebuscó en la caja — fue la última foto que saqué.
Era una foto de su casa al mudarse. Se puede ver a Eri, bastante joven, sentada en el suelo junto a la pareja en su casa vacía.
— Esta foto fue la última película.
Eri subió a su habitación lentamente. Observó como la casa se veía igual que en la foto: vacía. La cocina, la sala de estar, su habitación... vacías.
Bajó junto a su cámara, la colocó en un trípode, siguiendo el mismo ángulo de la foto anterior.
— ¿Quieren la última foto de su casa, imitando la primera?
La familia aceptó encantada. Eri colocó el temporizador y se sentaron en el suelo.
Esta casa mostró todo el crecimiento de nuestra familia, desde que Shoto e Izuku eran incluso adolescentes. Bailes en la cocina, desayunos en la cama, peleas en la sala, la creación de Melody, el crecimiento de Melody...
Su primera risa, su primera palabra, sus primeros pasos, su primer día de escuela, su primer resfriado.
Melody creció en esa casa...
Ver esa casa y recordar con nostalgia todas las risas, y bailes y anécdotas que hicieron a Melody, Melody.
Pero, al igual que los hijos, ellos tenían que dejar el nido...
Despedirse de la casa es despedirse de una etapa, despedirse de la pequeña Melody y de los "padres primerizos"...
Fin.
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