Te escribo desde una cafetería que apenas encontré hoy, es pequeña.  La dueña tiene un gusto maravilloso en todo; como en tantas muchas veces, no te traje porque sé que no serías capaz de apreciar con el mismo fulgor las cosas que yo admiro o amo.  Este lugar es lo más cercano a  y estabilidad que conozco. 

Sé que te molesta que te repita que me recuerdas a alguien que yo solía conocer,  él se quedaba con la mirada inerte en la lejanía y a ratos llego a creer que sonríes igual que él,  muchas veces intente atraparlo pero ni siquiera su nombre pude conservar.

Nos veíamos en los días más fríos y nublados,  muchas veces le pedí que se desprendiera de mí cuando en realidad,  yo era la que estaba atada a él.  Porque las cosas no podían funcionar siempre,  no funcionaban en un principio y tampoco conel pasar del tiempo.

Te encontré a ti en la punta del pilar de escombros que es tu vida, me apropie de cada una de las partes que conforman tu ser y allí te adheriste a mí.  Gran error.