RIO

Te podría observar eternamente si fuese inmortal. De vos vengo, soy sedimento de tus aguas hecho hombre y en cenizas nadaré hacia el mar en tu caudal. El viento sudeste, donde yo me encuentre, siempre me traerá tu imagen de crecida y olor a barro. Hoy te extraño en Buenos Aires, pero siempre volveré a buscarte para que seas mi reflejo y me permitas silenciar mis voces y aclarar mis pensamientos. Fuiste testigo y compañero en mis hondas amarguras y mis dulces emociones. Heráclito y Haroldo Conti pensaban en vos como eterno devenir de cambio. Creo yo también, que el río nunca es el mismo río como el hombre nunca ha de ser el mismo hombre, y más si quiere cambiar.

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