08
Dos palabras: ¡Qué calor!
Puedo pasarme una tarde de invierno sin abrigo, no obstante, ¿una mañana con el cabello suelto en verano? ¡A sudar se ha dicho! Acepto que este cuerpo es tan complicado como su dueña.
En fin, estoy buscando la liga para el cabello aquella que guardé en mi mochila el primer día (sí, no me he molestado en sacarle nada salvo los libros de cada día). ¿Cómo es posible que haya desaparecido del bolsillo así como así? Josh no tiene cabello que amarrarse y menos mi papá. ¿Alguien del salón la habrá tomado? Tal vez yo misma la saqué sin darme cuenta. Pero la cuestión ahora es el cuello que se me derrite.
Termino la clase agarrando mi cabello con una mano y, con la otra, anotando los últimos apuntes. El timbre suena anunciando el recreo. Guardo los libros mientras los demás comienzan a levantarse, y estoy al salir también cuando algo salta por encima de mi hombro y aterriza en mi mesa.
Mi reacción es brincar del susto. ¡Casi me caigo con silla y todo! De nuevo. Pero afortunadamente no.
Pestañeo dos veces más y al fin me doy cuenta de que en realidad lo que hay encima de mi mesa no es una rana, sino una banda de goma. ¿Qué rayos?
Desvío la atención cuando veo a Eiden pasar por mi lado. En un rápido movimiento, agarro su brazo y lo detengo.
Él gira y alterna la vista entre la mano con que le sujeto y mi cara. Si las miradas mataran...
—¿Qué?
—¿Por qué me tiraste esto? —Tomo la banda con la otra mano y la levanto.
—Tu calor me molesta —responde, mirándome a los ojos con indiferencia. Pero en cuanto aflojo mi agarre Eiden se escabulle en un segundo
—¿Qué diablos? —suelto por lo bajo, observando la dichosa cosita con ceño fruncido—. Eso es lo más ridículo que he escuchado.
Sin embargo, por otro lado, ya tengo algo para sujetar mi cabello. Termino de ponérmela y sonrío. Improvisado pero perfecto para sobrevivir durante estas horas.
Me levanto dispuesta a salir de una vez cuando, sin querer, coincido con la mirada de Sohan. Estoy pensando que es simple casualidad hasta que noto que no me despega los ojos de encima. Su rostro es casi tan inexpresivo como usualmente lo es el de Eiden... ¿Qué le pasa?
Movida por la curiosidad y cierta molestia, me acerco a él.
—¿Hay algún problema? —modero mi tono al preguntar. Casual y calmado.
Sohan me vuelve a mirar y solo pestañea. Automáticamente dirige su vista hacia la laptop en su mesa.
—¿No me vas a decir por qué me estabas mirando?
Él teclea algo mientras espero por su respuesta.
—No soy el único que te mira.
—¿Qué?
—Te has convertido en el foco de atención en muy poco tiempo. Primero Patterson, luego Trey, incluso lograste sacarle las palabras a Eiden. Todos se preguntan cómo es que la chica nueva se lleva tan bien con estos personajes.
—Soy vecina de los Myers —explico de inmediato—. Es obvio que tengo que conocerlos.
Y estoy dispuesta a dar muchos argumentos más, pero Sohan no muestra ningún interés en seguir esta conversación.
Rodeo lentamente su puesto para quedar detrás suyo y descubrir lo que toma tanta de su atención en esa computadora.
—¿"Las anomalías de Greyson"? —leo el título escéptica.
Sohan se apresura y cierra la tapa para que no siga viendo.
—¿No te enseñaron a no meter las narices donde no te llaman? —suelta molesto y recoge sus cosas para levantarse.
—Tú comenzaste mirándome fijo —defiendo en el mismo tono—. Eso es más grosero.
—Arg... —murmura desviando la mirada—. Eres tan rara como ellos.
Antes de que pueda cuestionarle algo más, sale del salón. Me debato entre perseguirlo o dejarlo estar. Pero opto por lo último porque me urge ir a otro sitio.
¿En dónde se habrá metido ese chico?
—Hey! —me saluda Teo cuando salgo al pasillo—. ¿Por qué la cara seria?
—¿Sabes dónde está Eiden?
Tal vez fui un poco directa. Aunque no soy buena dando rodeos.
—Hablé con él hace un momento. Conociéndole, ya debe haberse escondido en algún otro sitio. No le agradan los lugares concurridos.
Puedo imaginarme el porqué.
—Está bien, entonces, después será... —Me doy la vuelta para regresar, pero inmediatamente me vuelvo otra vez. Mi giro es tan inesperado que el mismo Teo se sorprende—. Oye, ¿sabes algo de un blog llamado: "Las anomalías de Greyson"?
—Bueno, no sé mucho al respecto. Pero lo escribe alguien tras el seudónimo de "Hidden Scientist".
—¿Tienes alguna idea de quién pueda ser esa persona?
No tengo muchas dudas al respecto, no obstante, me gustaría una segunda opinión.
—Apostaría por Sohan.
Y allí está.
—Es que él siempre está anotando cosas y grabando con una camarita que tiene en un casco. ¡Un casco! O sea, ¿quién hace eso?
Contengo la risa mientras Teo prosigue—: Se parece a uno de los aliens de "Toy Story" con la antenita que sostiene la dichosa cosa. —Y ahora sí que suelto una carcajada—. Bueno, el caso es que él tiende a grabar hasta a las piedras, como esperando a que se muevan. A veces da más miedo que Reese.
—¿Reese no es solo... "gótica"? —inquiero, desviándome un poco del tema.
—Sí, pero también hace cosas extrañas. Nunca la he visto durante los recreos y horarios de almuerzo. A veces creo que se fuga de la escuela.
—No creo —comento, aunque no la conozca mucho—. Seguro hace como Eiden.
—Puede ser —asiente.
En eso, el timbre nos interrumpe.
—Gracias, Teo —le digo antes de que se vaya y me guiña un ojo.
Recuesto mi espalda a la pared mientras observo a los demás pasando. Nunca llegué a pensar que mi nueva vida social sería tan confusa. Pero al menos tengo una ahora. ¿Quién lo diría?
—¿Pensando en el significado del universo?
Doy un pequeño salto al escuchar una voz a mi lado. Volteo y veo a Trey. Sus greñas son incunfundibles.
—¿De dónde saliste, hombre? —Me agarro el pecho aún descolocada.
—Estaba volviendo a clase cuando tuve la dicha de encontrar a mi cu... ¡compañera! de clase.
Otra vez hablando raro. Es algo que tienen en común.
—¿Estás aquí afuera por qué las clases son muy insoportables?
—¿A qué te refieres? —frunzo el ceño, con una teoría surgiendo entre ceja y ceja.
—Sé que Eiden es reservado y extraño pero sigue siendo mi hermano. Sé acerca de su... "problemita".
—¿Eso significa que tú también lees...?
—¡¿Yo?! —Se señala a sí mismo con los ojos más abiertos—. ¡No, no! Nada de eso. Podrías decir que tengo súper encanto, pero eso nada más. —Su sonrisa seductora me recuerda a la de Eugene en "Enredados".
—Bueno, entonces...
—Trey —escucho otra voz detrás de mí, y no suena muy feliz. Giro un poco la cabeza y me doy cuenta.
Qué raro se siente estar entre dos gemelos.
—¿Lo siento? —Trey levanta los hombros con inocencia pero la mirada de Eiden sigue siendo severa. Alternar la mirada entre ambos me da la sensación de que estoy viendo a una misma persona con trastorno de identidad disociativo.
Eiden pasa por mi lado como si yo no estuviese ahí y se lleva a su hermano consigo. ¿Su conversación tendrá algo que ver con que Trey me haya dicho que sabía? Espero no estar relacionada al problema.
El sonido de mi teléfono me desconcentra. Es un mensaje de papá.
“Cuando salgas de la escuela, pasa por casa de la abuela. Ella tuvo que recoger a tu hermano porque está enfermo del estómago. Estudia mucho y cuídate de camino. Besos.”
¿Josh enfermo? No entiendo cómo puede ser posible si él y yo comimos las mismas cosas. Afortunadamente la abuela se lo llevó. Debe ser cierto, el enano no miente acerca de su salud.
—¡Ángel! —levanto la vista del teléfono y veo a Teo haciéndome señas para que entre.
Me toma un segundo reaccionar pero me apresuro hacia el aula.
—¿Debería preocuparme que te demores tanto en llegar a clase? —inquiere él caminando hacia su asiento.
—Agradezco infinitamente que me ayudes a no ser castigada —pongo voz grave y hago una reverencia a lo asiático—. Lo bendigo con treinta hijos.
—¡¿En serio que me estás bendiciendo?! —La cara estupefacta de Teo me hace reír a carcajadas hasta que me siento en mi puesto.
Un profesor llega al aula. Aún estoy aprendiendo sus nombres, pero sé que es el profesor de Geografía. En lo que comienza la clase, volteo para sacar los libros de mi mochila.
Ese compañero que tengo detrás mío y yo nos quedamos mirándonos por un eterno segundo. No estoy escuchando lo que piensa ahora mismo. Pero estoy segura de que puedo ver más allá de la inexpresividad implantada en su mirada. Tal vez es porque he conocido bastante de él en poco tiempo. Pero al mismo tiempo siento que sigue siendo un completo extraño. ¿Cómo puede una persona provocarte cosas tan contradictorias? Eiden es como una paradoja andante. Si intento explicarlo con palabras probablemente me enrede más todavía. De todas formas, él aparta su mirada rápidamente. ¿Qué es lo que no quieres que descubra?
Vuelvo a mi posición y abro la libreta para tomar las notas correspondientes. Tomo una respiración profunda e intento concentrarme solamente en la clase.
Debo empezar a limitar ciertas distracciones, me ocupan demasiado últimamente...
Oye, tú.
Se señala a sí mismo confundido y reitero—: Sí, tú.
—¿Qué?
—Toma esto. —Saco un bolígrafo del bolsillo de mi guayabera y se lo entrego.
—¿Y esto?
—Firma aquí. —Señalo al papel en mi otra mano.
—¿Qué es?
—¡QUÉ FIRMES! —grito, y apunto con mi poderosa pistola a su cabeza—. ¡¿TIENES SORDERA?!
Nervioso, garabatea su nombre y me devuelve el bolígrafo. Yo... aprieto el gatillo. ¡Sin remordimientos, eh! Solo que la pistola es nueva, compadres, tengo que probarla.
Su cabello se empapa con éxito. La juguetería no me estafó.
Pero yo sí a ti.
ACABAS DE FIRMAR UN CONTRATO EN DONDE ME LIBRAS DE CARGOS POR CAUSARTE UN AGUDO PADECIMIENTO DE CRUSHES CON LOS PERSONAJES DE ESTA HISTORIA.
...
*Le tiran unos buenos chancletazos por cringosa* 🤣🤣🤣🤣🤣🤣
Perdón. Se me fue el chiste. Se me chispoteó #Dijoelchavo.
Ok, capítulo algo corto. Se suponía que iba a hacer doble actualización hoy pero créanme que últimamente he estado ocupada. Cada vez que me siento a escribir tengo que hacer algo más o no me concentro, etc... Bueno, cosas que a ustedes realmente no les interesan XD.
¿Que les pareció? Hay muchas cosas que explicar, lo sé.
Mañana les traigo el capítulo 9( ˘ ³˘)♥
Gracias por leer, cuídense mucho😷👋.
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